martes, 23 de julio de 2019

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA ÁLCARAZ.
“LAS ZORRAS DE TODOS SANTOS”.
Inenarrable y raro caso lo que sucedió en Todos Santos no hace muchos años...fue muy sonado en La Paz y en todo el Estado de Baja California Sur, que algunos guardan en su memoria todavía.
Las luces del taxi conducido a prudente velocidad por Demetrio, rompían las tinieblas de aquella noche invernal, dejando atrás como sombras fantasmales el caserío dormido del paradisiaco poblado de Todos Santos, de exuberantes y hermosas palmeras, perfumado a mango maduro, limoneros y brisa de mar. El taxista iba hundido en sus pensamientos...atenta la mirada escudriñando la distancia...ya iba llegando justo a la salida del hermoso Todos Santos, cuando sus ojos vieron frente al vehículo en la carretera a dos zorras peleándose...
Demetrio, por más esfuerzos que hizo por frenar a tiempo su vehículo no pudo evitarlo, ¡y atropelló a las zorras!...pasó sobre los animales, y él no comprendía lo que pasaba...lo que sentía bajo su vehículo al pasar sobre ellas, no correspondía a dos pequeños animales, sino a un bulto más grande...detuvo su taxi a un lado de la carretera y pensó que les cortaría la colita a las zorritas para ponerle una al espejo del vehículo de su esposa y la otra colita para su taxi; decidido, lámpara en mano, bajó del carro y su sorpresa fue mayúscula, no podía dar crédito a lo que sus desorbitados ojos miraban...
¡Eran dos mujeres desnudas las que estaban tiradas inconscientes y no dos zorras!... ¡Esto no puede ser!, decía incoherente llevando sus manos a las sienes... ¡pero si eran dos zorras las que atropellé!, la gente que empezó a llegar, claro que no le creyeron. Desde luego que intervinieron ambulancias y autoridades, y cuentan los que lo vieron que el forense que atendió a las encueradas determinó que el caso estaba muy raro, porque las lesiones no correspondían a golpes de vehículo, si no a arañazos, pero mientras eran peras o manzanas, al chofer lo llevaron al Ministerio Público, por lesiones y ataque peligroso. Lo de las zorras y de las mujeres desnudas, quedó en el misterio...fue un caso muy sonado en La Paz, que salió en los principales diarios en la década de los 90. Quizás usted estimado lector escuchó algo de esto y aun lo recuerda.
Una amiga muy estimada, me contó que ese día que salió la noticia en los periódicos de las zorras atropelladas y de las mujeres encueradas, ella no sabía nada del insólito caso y que fue a visitar a su hermana al hospital porque le hicieron una intervención quirúrgica; y que ella sorprendida le contó que le pareció muy raro que una perra muy grande, o algo así como loba, anduviera buscando salida entre los cuartos del hospital, que desesperada se metió a su cuarto olfateando su cama, y salió tronándole las tetas, unas con otras, que nunca iba a olvidar la mirada del animal.
Al rato, llega su hermano a la visita también y traía el periódico con la noticia de las zorras y las mujeres encueradas, y lo estaba leyendo su hermano, cuando iba entrando una enfermera y al escuchar el raro caso, contestó airada... “Eso no es posible, ¿cómo pueden creer eso en pleno siglo XX?, de que alguien se pueda convertir en zorra, ¡no es verdad!”. Y que una paciente que estaba en la cama siguiente de cabellos güeros, le contestó... “Si es posible, mi papá se convierte en León”, y la pobre enfermera casi se le cae el suero de sus manos... “¿Cómo está eso?, ¿para que se tiene que convertir en león su papá?”, “Pues él dice”, dice la joven encamada, “que es mejor cuatro patas que dos, que más rápido para agarrar un venado o un chivito por ahí”.
“y yo he visto cómo mi padre se convierte en León”. Ya se ha de imaginar estimado lector cómo quedó la enfermera con este cuento, porque la muchacha dijo el señor del periódico, dio pelos y señales cómo le hacía su papá y salía hecho un rugiente animal. Pero eso, yo no lo voy a contar porque no quiero meterme en camisas de once varas. Lo cierto es que el chofer del taxi juraba que él atropelló a dos zorras peleándose y le resultaron dos mujeres encueradas...pero nadie le creyó y de todos modos lo sentenciaron.
…Por el placer de escribir…recordar…y compartir…
LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA ÁLCARAZ
“DON GUILLERMO ARRAMBIDEZ ARELLANO...FUE UN GRAN ESCRITOR QUE LE CANTO A SUDCALIFORNIA... SE PIERDE EN EL TIEMPO Y EL OLVIDO”.
Su obra literaria “ UN ROMANCE, CUENTOS Y NARRACIONES DE BAJA CALIFORNIA”, no debe perderse en el polvo y el olvido...pudiera volver a editarse para que las generaciones nuevas conocieran su valioso contenido de este magnifico libro, que escribió Don Guillermo Arrambidez Arellano, de bonitos cuentos y narraciones apegados a la realidad, todos ellos de característico ambiente regional que demuestra su profundo amor a esta tierra que lo recibió con los brazos abiertos la tarde de otoño de 1949, cuando La Paz, era aquella Paz paradisíaca, de ensueño, de susurrantes palmeras, de molinos de viento y de barcos mercantes; así como de tantas cosas bellas que se perdieron, pero que no por eso deja de ser hermosa y tranquila todavía.
Este libro, “UN ROMANCE, CUENTOS Y NARRACIONES DE BAJA CALIFORNIA SUR”, escrito con el corazón como un canto poético a esta tierra bendita de Dios, por Don Guillermo Arrambidez Arellano y que como un tesoro tengo en mis manos, me ha transportado a aquella Paz de antaño cuando alguna vez, también yo fui niña haciéndome recordar aquellos momentos maravillosos de la vida que yo viví. El libro se editó con el propio esfuerzo de don Guillermo con un tiraje de 2000 ejemplares en Septiembre de 1976, y en su deleitante contenido de una riqueza cultural inigualable, con fluida y amena prosa, además del prólogo escrito por el desaparecido lamentablemente, el reconocido cronista, escritor y periodista, profesor Carlos Domínguez Tapia, y por el desaparecido también Doctor Francisco Carballo Lucero.
Los cuentos y narraciones del libro son: “Polvo del camino andado”; es un retrato de su vida plagada de sufrimientos y también de gratas experiencias.
“El ultimo guaycura”; es una hermosa leyenda de la sierra de la Laguna.
“Lugarda”; describe el temple y arrojo de la mujer sudcaliforniana.
“Kitu Li gua”.
“Un romance a Baja California” (poema).
“Se los tragó el desierto”.
“Baldomero y su perro”.
“El guardabosque”.
“Un viaje a Vizcaino”.
“Las ballenas”.
“La isla de Santa cruz”.
“Un viaje a la Giganta”.
“La ultima pesca”.
“Cuando las lluvias vienen”.
“La chela” y;
“Del diablo el espinazo”. Obras que la pródiga pluma de Don Guillermo les dio vida basados sobre hechos y vivencias reales; para deleite del lector, identificándose como poeta, cuentista y hacedor de historias, y que lo hicieron merecedor del triunfo en el concurso literario de la XX Vigésima Olimpiada Territorial celebrada en La Paz el 20 de noviembre de 1967, con el cuento “Isla de Santa cruz”; y en la misma fecha y género, volvió a triunfar en Santa Rosalía con el cuento “Baldomero y su perro”. También el municipio de Tijuana lo premió con un galardón nacional en un concurso de ensayo histórico con un trabajo monográfico “Breves apuntes sobre Baja California Sur”, así como también obtuvo el primer lugar en la “entrevista inconclusa a Don Guillermo Escudero”. Durante cinco años consecutivos obtuvo los primeros lugares en las olimpiadas territoriales.
Don Guillermo Arrambidez Arellano nació el doce de marzo de 1919, en San Pedro de las Colonias Coahuila, estudió ingeniería civil y periodismo en la Ciudad de México, así como el idioma inglés en esta ciudad de La Paz, con Anita Walker. Llegó a esta tierra el 29 de noviembre de 1949, y se desempeñó en las funciones técnicas dentro de la gerencia de la Secretaría de Recursos Hidráulicos. Era aficionado a la fotografía, escribía en los diarios locales, y en la revista “Proa”. En la ciudad de Zamora, Michoacán Don Guillermo fue maestro y daba clases de fotografía y dibujo constructivo en la secundaria. Conoció palmo a palmo toda la península de sudcalifornia, cuando eran pedregosas brechas, en su famoso e histórico comando, que anduvo que la Segunda Guerra Mundial y el que se encuentra en un museo en Estados Unidos, y le escribió una monografía, la que quedó inédita. El señor Arrambidez se distinguió además de escritor, poeta y periodista como una persona caritativa y humanitaria con un alto espíritu de servicio.
COMO UNA PROPUESTA, LA PROXIMA JORNADA DE LITERATURA REGIONAL QUE ORGANIZA LA UABCS, PUDIERA LLEVAR SU NOMBRE COMO UN MERECIDO HOMENAJE.
Don Guillermo, en 1950, contrajo matrimonio con la señorita Micaela Vargas Castro, quien le dio 9 hijos: Rosa Inés, Guillermo, Marta Beatriz, María del Carmen, Carmen Guillermina, Lilia y Delia, Marco Antonio y Rene de Jesús. Una aciaga tarde de otoño, 11 de noviembre de 1994, la madre tierra cobró su tributo. Don Guillermo se fue a dormir el sueño de los justos. El 29 de noviembre de 1949, en otoño llegó a La Paz, y el once de noviembre de 1994, en otoño dejó de existir, dejando un gran legado literario en Baja California Sur.
“KITEY – LIGUA”.
Por Don Guillermo Arrambidez Arellano.
Los escudriñan tés ojos de aquel hombre, largamente quedaron prendidos con la vista en aquella azulada forma, que brumosamente y apenas perceptible, destacaba hacia el Noroeste en la inmensidad del mar.
Tal vez hacia a la fecha mil lunas o más, no sabríamos decirlo; desde cuando él y parte de su tribu, dejaron las playas de sus islas en busca de nuevas tierras, que según las tradiciones de sus antepasados se localizaban a incontables jornadas rumbo hacía donde el astro rey asoma diariamente.
Así fue, Kitei Ligua y su gente, un buen día se embarcaron en sus balsas de madera fofa y siguiendo las corrientes marítimas del Océano Pacífico e impelidos por los vientos alisios, una docena o más de embarcaciones se hizo a la vela en aquella aventura que los llevaría a las costas de una América que aún no tenía nombre y que permanecía sumida en la noche de los tiempos ignotos, esperando cual virgen núbil la conquista de los seres racionales.
Kitei Ligua, era casi un niño cuando emprendieron el viaje: su padre el cacique Kasi-Ligua había decidido emigrar de sus nativas islas en busca de la supervivencia; le siguieron sus guerreros, las mujeres, adolescentes y niños. Ellos, principalmente los hombres, eran expertos marinos y frecuentemente hacían prolongadas incursiones en las vastedades del mar. Curtidos por las inclemencias y privaciones, con entereza y naturalidad afrontaban las tempestades que en forma de huracanes, propias del trópico azotaban en sus mares.
Las embarcaciones, construida con madera de balsa sorteaban los embates del mar remontando las grandes olas sin oponer resistencia, y expertos al fin, los navegantes se aventuraron a la conquista del océano. Durante el prolongado viaje muchos habían muerto, entre ellos el propio Kasi-Ligua que no pudo resistir para llegar al final de la jornada. Pero así como murieron, también nacieron en el viaje muchos infantes. Las embarcaciones en forma de balsa de gruesos troncos del mismo material fofo y de gran flotabilidad, se fueron convirtiendo en pequeñas islas flotantes pues el follaje de los cocoteros y plantas tropicales que habían llevado en la travesía, cubrían de maleza a las balsas. Las fuertes precipitaciones pluviales los favorecían, y la exuberancia de las zonas tórridas se manifestaba en medio de aquella naturaleza germinante.
El sustento lo sacaban del mar; grandes pescadores como eran, se proveían del alimento que el océano inagotablemente les brindaba. Para estos tiempos y después de la muerte de Kasi-Ligua vino a sucederle Kitei Ligua, a estas fechas ya un hombre, forjado en la lucha por la vida ruda y curtiente. Su tribu un pueblo de origen melanesio o tal vez polinesio de los mares de Oceanía, tras de miles de lunas habían traspuesto las enormes distancias oceánicas, hasta llegar a estas costas de Baja California en esas épocas recién salida de las profundidades de un mar del pleistoceno. Tal vez hacía ya un millón de años en que las prominencias montañosas habían sido islas, ahora tierra firme y maciza de una península habitable, más la fauna y la flora aún pertenecía a la era de lo antediluviano. Aún se escuchaba el berritido del mamut y en el espacio se contemplaba el majestuoso vuelo del Ptero Dáctilo. La región con un tema completamente tropical, propiciado por las abundantes lluvias, tenía una naturaleza virgen con sus diversas manifestaciones de exuberancia que florecía en todos los aspectos.
Kitei Ligua hizo sombra con sus manos a los ojos y con alegría comunicó a los suyos la presencia de tierra en lontananza. Poco a poco aquellas diminutas islas flotantes se fueron acercando a la costa, una costa de hermosas playas y frondosos bosques que esperaban al viajero para ser holladas por su planta ofreciendo su virginidad sin restricciones al osado aventurero que llegaba. Desembarcaron y se uncieron a la tierra, a sabiendas de que una vez en ella, jamás saldrían del país de misterioso encanto que ata y aprisiona dulcemente al emigrante. Así fue, aquella tribu, desembarco en el extremo meridional de la península y se fue poblando esa tierra antes inhabitada. Tribu nómada al fin, se fue adentrando en el continente descubierto, en el que encontraron abundante caza y frutas silvestres para el sustento diario. Transcurrieron los siglos, muchas lunas, Kieti Ligua se fue a reunir con su padre Kasi Ligua y en la misma forma vinieron y se fueron más y más caciques. Se multiplicó la tribu olvidándose en la bruma de los tiempos sus hábitos antepasados, y ahora siendo pericues, eran nómadas, cazadores, pescadores y recolectores de frutas. La tierra siguió siendo pródiga, las lluvias abundaban y las frutas silvestres y animales montaraces estaban al alcance de la mano de aquellos hombres. Mas he aquí, que un día, al explorar hacía el norte, se encontraron con otros hombres que al igual que ellos habitan estas tierras. El recelo recíproco les hizo contender y se suscitaron las guerras, guerras primitivas de la edad de piedra, del paleolítico, en las cuales no por ser primitivas, dejaban de ser salvajes y sangrientas. El sacrificio humano, por la condición del hombre, es decir, salvaje y guerrero, regaba los campos con su sangre dolorosamente.
Los encuentros bélicos se sucedían en la disputa por la posesión de la tierra y de sus frutos. Una contienda interminable en la que tan luego se ganaba como luego se perdía, más las derrotas no arredraban a los contendientes y tras las treguas venían nuevamente las batallas.
Los pericues en esta forma se vieron obligados a vivir enclaustrados en la parte sur de la península. No podían salir por el mar pues sus artes de navegantes se habían quedado en el olvido, y tierra adentro, no podían seguir, pues los guaycuras y demás tribus les cerraban el paso. Así vivieron al amparo de la naturaleza. Tal vez adoraban a un Dios o a varios, no se sabe, pues su mensaje pintado en las rocas no se ha podido descifrar y aun los petrográficos ha guardado permanentemente ese mensaje en el misterio...indudablemente que aquellos pericues así como guaycuras, cochimies y demás tribus han dejado en esas pinturas la historia de sus antepasados, de sus derrotas y triunfos en la guerra o sencillamente hechos de su vida cotidiana.
Los descendientes de Kitei Ligua asombrados vieron un día, la llegada de los hombres blancos y barbados que dominaban el fuego y las bestias. Tras de luchar con denuedo sucumbieron con el avasallador avance de la civilización y a estas alturas de la época presente, no queda ni tan solo el deluido vestigio de lo que fueron aquellas razas, es decir en el aspecto humano. De aquellas razas que tuvieron la dicha de contemplar los albores de esta Baja California domeñada por la nueva sangre de sus hijos, los nuevos californios que abriéndose paso, gallardos van al ritmo veloz de las épocas modernas.
Kitei Ligua, tal vez yace en el reino eterno del más allá, extasiado en la contemplación del nuevo panorama desafiante y bravío de estas tierras de Ibó en que reinara Calafía.
….Esta crónica fue publicada hace más de 15 años, en los principales medios de comunicación masiva, y por su contenido histórico y cultural se repite….
…..POR EL PLACER DE ESCRIBIR…RECORDAR…Y…COMPARTIR...
LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR: MANUELITA LIZARRAGA ÁLCARAZ
DON SIMON ROMERO GERALDO...UN DIGNO SUDCALIFORNIANO...Y SUS GRATOS RECUERDOS.
Aquel 12 de marzo de l9l9...La Paz, poco apoco se iba levantando de sus escombros, ya que había quedado devastada a consecuencia de uno de los más terribles ciclones que se tenga memoria en la historia de Sudcalifornia , ocurrido después de dos trombas que aparecieron en el mogote y que reventaron en el cerro a un lado de la colina del sol, el l5 de Septiembre de l9l8...y esa mañana del l2 de marzo 1919, casi de primavera, en el hogar formado por los señores José C. Romero. Descendiente del honorable capitán que hizo historia en la marina mercante, don Yofo Romero. Muy estimado en Sudcalifornia y de doña Ramona Geraldo de Romero... Vio la luz primera, irrumpiendo con su fuerte llanto, el niño que nacía a la vida, para alegría de sus padres, y, a quien por nombre pusieron Simón.
El pequeño Simón dio muestras de su clara inteligencia desde sus primeros pasos... 7 Añitos tenia Simón cuando azoto la península en 1926, otro huracán, aunque no de las proporciones del de l9l8... Los asombrados ojos de Simón en compañía de amiguitos y familiares contemplaban los estragos del meteoro...árboles y ruedas de molino de viento derribados en el suelo, embarcaciones fuera de su lugar, y no pasaba a mayores, la gente estaba acostumbrada a construir fuertemente sus casas, ya fueran de madera y horcones con techumbre de palma, las que amarraban en troncos de arboles derribados ex profeso, o con anclas enterradas en el suelo fuertemente con chicotes, mecates o riatas, o las casas construidas de piedra y ladrillo con techos de tejamanil y vigas de palma que existían estos vendavales tan comunes en la península, y las aguas broncas corrían por donde debía de ser, por los arroyos, ahora, los arroyos están construidos, y va a ser un asesinato masivo cuando azote un huracán, como sucedió con Liza.
Simón curso la primaria y secundaria en la escuela uno, ahora Miguel Hidalgo...Sus maestros que recuerda con cariño fueron Carlota Sosa y Silva, esposa del ilustre Braulio Maldonado, Refugio Gutiérrez, y la inolvidable Jesús Rolland entre otras, de acuerdo a las costumbres de la época, se vio en la necesidad de trabajar para contribuir a la economía familiar.. Siendo su primer trabajo en el taller mecánico de los señores Ruffo…Luego de un tiempo, entro a trabajar al gobierno, cuando gobernaba el territorio el general Rafael M. Pedrajo. Como monitor de educación física, después se fue a San Antonio donde dirigió el equipo de béisbol de Míster Piersse, formo parte del equipo Los realeños de San Antonio, como catcher; allí, dijo, tuvo la fortuna de conocer y de tratar a la estimada periodista, escritora y poeta, dona Dominga G de Amao y su familia.
Acompañando de su amada esposa, doña Delia Barraza de Romero. Don Simón continúo diciendo que luego entro a trabajar al gobierno, del periodo del general Agustín Olachea, quien gobernó el territorio durante 10 años, pero en realidad gobernaba desde la ciudad de México y casi no estaba aquí en la Paz, tenía interinos. Como chofer del secretario de gobierno o proveeduría de ese entonces... Que fueron muchos los aciertos del gobierno del general Olachea., pero fueron más los desaciertos... Por ejemplo, con gran tristeza los sudcalifornianos vimos caer el hermosisimo y antiguo edificio construido en 1862 La Torre Eiffel y que fue de gran renombre y prestigio comercial en esta entidad, derribada por orden del General Olachea y que con parte de sus materiales, hizo construcciones de chiqueros de puercos en sus ranchos. Añadiendo, que donde fue la Ford, por el malecón, durante el gobierno del General Francisco J. Mujica, mando construir un moderno gimnasio muy bonito para la gente del pueblo, adornado con unas grandes estatuas de indios Guaycuras del tamaño de casi dos metros cada uno, labrados de piedra, y desaparecieron, se los llevaron...también iban a hacer una gran alberca en el mar y todo esto mando destruir el General Olachea, y le vendió el edifico a Quintanilla, así se las gastaban en ese tiempo. Recuerda también que el General Mujica, mando construir un gran hospital, moderno y muy bien equipado en el Carrizalito de Santiago y lo destruyo también Olachea, por que era contrario de Mujica, uno era Cardenista y el otro Callista.
Desde entonces dijo, se usaba este revanchismo, que lo bueno que venia a hacer un gobernante, viene otro con otras ideas lo destruye, y lo único que pasa es que el perjudicado es el pueblo. Con el material de este hospital, Olachea construyo parte de caimancito en 1946 y de su casa; que es está en la que estoy viviendo con mi familia dice Don Simón, así como la casa de mas atrás para los sirvientes, fueron las primeras casas construidas por este barrio donde era puro monte, en la década de los 50”s; aquí vivió la mama del General Olachea Doña María Avilés, donde por cierto espanta dijo, sale una mujer vestida de blanco, se sienta en el borde de la cama y se mete al baño. Son varios los espantados a través del tiempo. Esta casa fue vendida por el General Olachea a Don Simón en 1953, la que fue diseñada al igual que el caimancito, por el arquitecto Herrera y Pompello.
Don Simón trabajo en el gobierno hasta su jubilación. Recuerda los fuertes ciclones del 34 del 41 y del 54 donde salieron a repartir más de una docena de camiones cargados de lonches y a sacar carros atascados. El 59 hubo otro ciclón desbastador en La Paz, desde ese año no hubo huracanes hasta 1976, cuando el fatídico liza, donde murieron varias de decenas de miles de gentes de personas, que al igual que hoy estaba asentadas en los arroyos ante la negligencia de las autoridades. Don Simón Romero, fue miembro activo del FUS dice que el único idealista que respeto el Fus, fue el General Félix Ortega romero, Y que no se lograron los ideales que se buscaban porque nos mandaron un gobernante Nativo pero también era militar y tenía los dos cargos al mismo tiempo, por eso no gobernaba aquí, si no desde la ciudad de México. ; Y que gracias a Don Francisco King Rondero, con su medio tan importante de comunicación la XENT radio La Paz que fue la voz y expresión del pueblo en esa histórica lucha, y al eco de California, así como a una pléyade de sudcalifornianos, se logro esa gesta heroica que culmino en Loreto 70 y el logro de convertir el territorio en Estado gobernado por gente nativa o con arraigo en esta tierra de Baja California Sur.
Don Simón descendiente del Yofo Romero ama profundamente esta tierra...tierra de sus ancestros.....y en ocaso de su vida, ve con tristeza que se nos escapa de las manos.... ¿Qué les estamos dejando a nuestros descendientes?, se han perdido muchos valores y costumbres. Recuerda con nostalgia aquella Paz de antaño cuando las familias se reunían en la plazuela o en el kiosco del malecón, y que hasta se andaban riendo solos de felices que éramos,....aquella Paz de serenatas a la luz de la luna perfumada a flores y azares y brisa del mar...a aquella Paz de tantas cosas gratas y bellas que se perdieron...ahora, es muy bella también dijo, pero como que vivimos mas deprisa andamos todos tensionados y ya no nos conocemos unos a otros por que hemos progresado, y el precio del progreso salta a la vista.
Don Simón Romero contrajo matrimonio en 1948 con la señorita Delia Barraza Contreras quien le dio el reglo más hermoso de su vida:6 hijos a quienes educaron con ferviente amor, bajo las normas más estrictas de la educación, y son profesionistas al servicio de su Estado: Simón Gustavo, José Miguel, Delia María, Teresita del Niño Jesús, Gabriel Aurelio y María del Consuelo, quienes le dieron 16 nietos y nueve bisnietos y en compañía de su esposa los llenan de alegría alrededor de las rechinadoras poltronas...en el ocaso de su vida.
….Por el placer de Escribir… Recordar… Y… Compartir….
Esta crónica fue publicada en los diferentes medios de comunicación nocivos hace más de 15 años.
LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR MANUELITA LIZARRAGA ÁLCARAZ
“LOS CUATRO MOLINOS...MI ABUELA... LA LLUVIA... EL PERRO Y LA NIÑA”.
• PONENCIA PRESENTADA EN LA CUARTA JORNADA DE LITERATURA NACIONAL, ORGANIZADA POR LA UABCS.
¡Abuelita...abuelita, ya está chispeando y tronando! – si, parece que va caer un aguacero...- ay nanita no vamos a alcanzar a llegar a los mangos a los cuatro molinos...al escuchar esto, mi perro viejo el pachuco, se metió bajo la carretilla que mi abuelita empujaba...nanita nanita, don Gilito y doña Chepita Arreola van a espantar la lluvia. - ¿por qué dices eso muchacha? – Porque allá andan a la carrera en el patio recogiendo la ropa en el tendedero, y usted ha dicho que así se espanta la lluvia. – si, pero a esta lluvia ya no la espantan porque ya la tenemos encima. ¡Y se soltó el aguacero!, ¡que hermosura! ...mire abuelita el molino de la huerta de Don Luis Dibene, parece que se va caer con el viento. – si, se les olvidó “manearlo”, ¡corre muchacha, hay que refugiarnos en esa barda, bajos las ramas de esa mata de mango que salen por ella! Dijo mi abuelita atascándose el sombrero hasta las orejas...que lindo lucían los verdes ojos y las rubias trenzas de mi abuelita bajo el sombrero!, abuelita, ahí es con el Mayor Torres y tiene un perro prieto muy bravo y grandote.- No le hace, correremos el riesgo, porque si nos regresamos, capaz de que te da el patatús, allí esperaremos a que amaine la lluvia. Me metí bajo los largos ropajes de mi abuela con aquel perro que temblaba echado a nuestros pies. – nanita, se me antoja una taza de café de grano con galleta marinera o birote de la tienda de don Luis Dibene. - ¡ahora se aguanta!, quería comer mangos y aquí estamos bajo la lluvia, muchacha antojadiza.
Los racimos de mangos sazones de con el Mayor Torres...tocaban nuestras cabezas...ni se te ocurra pellizcar esos mangos, porque entonces si que nos echan el perro, además dañarías la mata cortando la fruta verde. – si no más alce la mano para rascarme la cabeza.- mjj....mientras llovía, bajo aquellos ramajos una humareda salía...mi abuelita, a la luz de los relámpagos se fumaba su cigarro del tigre, acallando los ladridos del perro, tras aquella barda el estruendo de los truenos en el cielo. Parece que aun percibo aquel calorcito humano y aquel aroma a limpio, a ceniza y tabaco que despedía el cuerpo de mi nanita. (Porque mi abuelita lavaba sus refajos y la ropa blanca con cenizas, o cernada). Cuando la lluvia cesó, el perro se sacudió, y todas empapadas pero felices, continuamos el camino rumbo a los cuatro molinos. Los sapos y ranas croaban a nuestro paso...parecían crisálidas las gotas de lluvia en las hojas de los árboles iluminadas por el sol que empezó a salir para más tarde ocultarse. Me entretenía viendo la rodada de la llanta de madera de la carretilla, y las pequeñas huellas del pachuco, las de mis pies descalzos, así como a las de la abuela que iban dejando plasmadas en el lodo. ¡Muchacha camina con cuidado que te vas a chalpear de lodo las canillas!
¡Que bella lucía La Paz en el ayer!, más aun en aquella tarde de lluvia. Había más de 1250 molinos de viento y huertas por todos lados. Los molinos los había de lámina y de madera especial con las que los construyó el señor Borrego, quien vivía en Serdán y Ocampo, así como también construía carretas y carretones; bueno, eso decía mi tía Chuy. Las familias antiguas en su gran mayoría tenían sus huertos familiares plantados de frondosos árboles frutales, yerbas medicinales, flores y hortalizas, un hermoso molino de viento y su pila y acequias de riego. Las tierras eran fértiles y generosas y redundaban en abundantes cosechas de aquellos frutos de la región.
Los cuatro molinos con sus cuatro pozos de 20 metros de profundidad, su pila de 15 metros con capacidad de 60.000 litros cúbicos de agua, fueron las huertas mas populares y de mayor importancia en La Paz, plantadas de árboles frutales donde la gente del pueblo podía consumir la fruta, hasta regalada, y en los hogares, los floreros y fruteros en los centros de la mesa del comedor, lucían hermosos mangos, aguacates, guayabas buchonas, rosas y blancas, granadas, limones, limones reales, naranjas, naranja lima, lima chichona, guajilote, guanábanas, etc. Para los niños de aquella época y también para las familias era un espectáculo maravilloso ver los cuatro molinos, y todos los molinos de La Paz, girando a un solo tiempo, dando vueltas con el viento, principalmente con las ráfagas del tradicional coromuel, escuchar el tong tong de la bomba de pichancha que jalaba el agua por tubería de 3 pulgadas, y caer el chorro a la pila; luego el agua salía por las acequias de riego para las otras huertas.
Después de aquella hermosa lluvia, al fin llegamos a los cuatro molinos. Mientras la abuela y el huertero cortaban la fruta y llenaban la carretilla, el perro y yo chapoteábamos el agua y me trepaba a los árboles entre los pájaros, a comer frutos a placer; mientras el perro camelaba unas tusas en los troncos de los árboles. “Ojalá que el pachuco logre pillar esos animales que tanto daño hacen”, dijo el huertero con la carretilla hasta el tope de preciados frutos bajo los árboles. Después de un rato, mi abuela, el perro y yo descansábamos chapoteando el agua en las acequias. – oiga abuelita, usted que tiene tanto conocimiento, sabe de casualidad ¿a quien se le ocurrió poner estas huertas tan bonitas que además que a los niños hacen felices a tanta gente? La dulce ancianita no esperaba la pregunta, y con la boca toda embijada de mango, ya que el jugo de éste le escurría hasta por los codos, y yo pues no se diga, ésta se quedó pensativa mientras pelaba una roja y jugosa granada, y luego dijo – pues me la pusiste dura muchacha, pues yo no conocí a quien sembró estas tierras, pero en una de las reuniones en casa de tu tía Chuy, escuché que tu tío Billi platicaba con unos señores acerca de los cuatro molinos, y según decían que un ingeniero nacido en Alemania llamado Maximilain Hash Willy, siendo muy joven llegó a esta hermosa tierra de La Paz en la primera década del siglo pasado, a trabajar en la administración de la tenería Suela Viosca.- a esa que entran muchas carretas cargadas de leña, suelta feos olores y echa tanto humo día y noche por esa gran chimenea?.- eguale, la misma, allí trabajan mas de 200 gentes, que ganan el sustento para sus familias, curten y arreglan mas de 300 pieles diarias para la fabricación de calzado y otras cosas, y hasta la mandan para los Estados Unidos y Japón, bueno eso es lo que dicen.
Bajo los árboles frutales, enmarcado con el girar de los molinos de papalotes, trinar de pájaros cantores, croar de sapos, ranas, y aquel ambiente perfumado a tierra mojada, flores y frutas, escuchaba emocionada, aquella plática de mi sabia abuelita. – decían que el señor Hash fue un hombre muy emprendedor y se enamoró de estas tierras. Según la plática que escuché, compró estas cuatro manzanas que en aquel tiempo eran puro monte, con el fin de sembrarlas como lo estas viendo. -¿Nanita, y había coyotes, indios y animales salvajes aquí?. – antiguamente si los hubo, ya que de los californios fueron estas tierras. Pero en el tiempo en que compró este señor Hash, debió haber habido sólo liebres, chacuacas, víboras, iguanas y cachorones además de la vegetación propia de la región. La gente que trabajaba en la tenería le ayudó al señor Hash a desmontar los solares, luego éste mandó perforar estos cuatro pozos de agua que estás viendo ademados de ladrillo, además de estos cuatro grandes molinos de viento que sacan el agua y va a caer a la pila para que a través del sistema de riego a estas huertas dan vida y verdor, y nosotros, así como las familias sudcalifornianas nos llena el estomago a bajo costo y nos regocija el alma.
Aquella tarde, los cuatro molinos giraban y giraban y en ese momento se escuchaba una gritería por el arroyo de la calle 5 de Febrero, mugir de animales y una gran tropelía ¡Nanita que ese estruendo!, son recuas de ganado que los rancheros van arriando rumbo al muelle fiscal para ser embarcado y llevados a otra parte.- ¿y eso por qué abuelita? – es que el ganado de Baja California Sur tiene gran demanda y preferencia por la sabrosura y calidad de su carne. Ya que este se alimenta además de la pastura propia de la región, con orégano y damiana. Mi perro viejo el pachuco, también tenía su juego; estaba con un ojo al gato y otro al garabato, escuchaba atento aquella plática, y después de haber matado la tusa, andaba correteando mariposas y cigarrones en las acequias, y demás charcas que había dejado la lluvia.- te estaba contando “coyote” (así me decía mi abuelita de cariño), lo que este gran señor hizo en estas tierras. Cuando don Maximiliano inauguró estos cuatro molinos dio una gran fiesta a la que asistió toda la población de La Paz, distinguiéndose el Gobernador de aquel entonces Coronel Agustín Sanjinés y el Presidente Municipal de La Paz un señor Ruffo. ¡Qué bonita estaría esa fiesta abuelita!, me hubiera gustado estar allí. – eso fue hace muchos años, tu madre no nacía todavía.
Los señores que estaban comiendo caguama con tu tío Billi bajo las bougambilias, uno de ellos terció en la plática y quitándose el sombrero dijo, “cuenta mi tío Salomón que cuando él estaba chico conoció a ese extranjero, y era reguena gente que además e sembrar estos cuatro molinos de árboles frutales fue el primero que trajo cerveza a La Paz. Se la mandaban de su tierra en barricas de madera en los buques de vela, los que tardaban mucho tiempo en hacer la travesía y el señor Hash regalaba la cerveza entre sus amigos. – hay abuelita, deveras que tiene usted fino el oído y buena la memoria, pues nada se le olvida, por eso es que tanto me gusta platicar con usted. ¿Será que tiene buena memoria porque le da el golpe al cigarro del tigre? – ¡que cigarros del tigre ni que ocho cuartos!...decía e Billi que este señor Maximiliano se vio en aprietos cuando trajo la cerveza pues no había hielo aquí en La Paz. Tuvo que fabricar el hielo encargando el equipo a su tierra natal, y también regalaban el hielo, siendo él el primero en fabricar hielo en La Paz. – puchi nanita, entonces este señor además de bueno, trabajador e inteligente era muy rico, éste si que no era cicatero. – si, era muy rico y no era muerto de hambre pero su mayor riqueza la llevaba por dentro. - ¿Cómo está eso abuelita? – son valores que ahorita tu no vas a entender, pero que algún día comprenderás. Además de la riqueza de alma de este señor, llegó a tener ranchos con grandes extensiones de tierra donde pastaban alegremente más de 2000 cabezas de ganado. Fue exportador de perlas y trabajó la minería, dándole trabajo a mucha gente. – mi abuelita, ya se había comido más de cinco mangos y tenía lavadas un puño de guayabas buchonas, para darles mate, luego dijo. ¿Te acuerdas de la hermosa casona gris, frente al kiosco, donde tanto te gusta jugar en las resbaladillas y en las blancas arenas buscando caracoles? ¡Claro que me acuerdo! Pues esa casa, dijo tu tía Chuy que fue una de las primeras que construyeron aquí en La Paz y el que las mandó hacer fue nada más y nada menos que el señor Hash. En esa casona ha vivido gente muy importante del territorio.
La tarde empezó a morir...ya teníamos un barrigón de mangos, guayabas y otras frutas...jugueteábamos los pies dentro del agua que generosa caía a chorros en la pila y corría por las acequias...a la distancia se divisaba el huertero que no recuerdo su nombre pero si su noble sonrisa y tierno mirar bajo el sombrero de palma de alta copa...éste venía cargado de guajilotes pasaditos y otros frutos. Moviendo la cola, el pachuco salió a su encuentro ¡córrele abuelita acábeme de contar que pasó con este señor que nos dejó tantos árboles frutales e hizo tantas cosas buenas en estas tierras!, ¿se murió o qué? – pues eso si que no lo sé, porque decían que le dio el mal de amores, se enamoró de una mazatleca y nada se supo de él. ¿Y qué es el mal de amores? – ¡ya muchacha preguntona!, no esta usted para saberlo, todo a su tiempo. – abuelita, se acuerda que cuando fuimos a las verduras, a las huertas de don José Briseño, para allá por el rumbo del arroyo del palo, también estaba lloviendo mucho y me contaba cosas muy bonitas?. – si, si me acuerdo, por cierto que llevamos canastos y no llevamos la carretilla porque se atasca en las arenas del gran arroyo del palo, pero cuando fuimos con don Jesusito, el Sinarquista, a las flores y a la alfalfa para las gallinas, ahí si llevamos la carretilla ¡y cuántas chacuacas y liebres nos salieron al paso entre los romerillales!
Que hermosas flores había con el sinarquista...y que chulos claveles y azucenas se daban, pero a mi mamá le encanta poner en los floreros: sempazuches, margaritas, rosas, cineas, cucarachas, y muchachas viejas. ¿Cuándo vamos a volver a las huertas de don Julián Rivera a las sandias y los melones abuelita?- ya habrá tiempo, cuando vuelva a llover tan bonito como este día y que nos pueda acompañar tu mamá porque nomás se la lleva en la casa trafiqueando todo el día.
Aquel bello crepúsculo después de una tarde de lluvia se empezó a sentir...el huertero no estaba ya...y la penumbra entre los árboles ya se miraban en aquellas huertas de los cuatro molinos...el perro estaba inquieto cansado de tanto jugar, y los molinos giraban y giraban aventando chorros de agua. – abuelita, ya se está haciendo oscuro y dicen que aquí espantan. – a ver como está eso. El perro paró las orejas pelando grandes los ojos. Dice mi papá que aquí sale un hombre sin cabeza y un perro prieto arrastrando cadenas. - ¡que hombre sin cabeza ni que ocho cuartos!, ya párele de preguntar que tarde se nos hace y tu madre está esperando la fruta.
Empujando la carretilla cargada de frutas emprendimos el regreso. Sapos y ranas entre las charcas croaban, y hasta los grillos cantaban...los cuatro molinos, bellos recuerdos...ahora, esos cuatro molinos son como fieles centinelas, cuidan y arrullan el sueño eterno de sudcalifornianos ilustres que descansan en la rotonda y a los viejos pergaminos que guardan gran parte de nuestra historia regional, desde los inicios de la conquista en el archivo histórico de La Paz que tan digna y merecidamente lleva el nombre de uno de los más brillantes historiadores de esta bella península...Profesor Pablo L. Martínez.
La Paz fue la ciudad de los molinos de viento.
….Por el placer de escribir Recordar… Y… Compartir…

miércoles, 10 de julio de 2019

Las "Gallinas",o El Rosario, El Valle Perdido, y La Sin Rival, históricos y legendarios pueblos mineros , también, decía Doña Minga de Amao, que fueron de Don Manuél de Ocio, y por esas inmediaciones estaba el Real de Santa Ana, ella nació en el Rinconcito, por el valle perdido, que en el Rosario, exquisito Mezcal de la mejor calidad se producía, por <el Señor Mendoza, no recuerdo su nombre, pero me parece que me dijo Don Simón, si alguien lo sabe por favor corríjame..cuando anduve por estos bellos lugares hace mas de 20 años, todavía quedaban ruinas de los alámbiques que se usaron en la antiguedad para elaborar el tequila, nada mas que para mi mala suerte, se me acabó el rollo de mi cámara...me pudo mucho..
.Eran los tiempos aquellos...evocadora gráfica del recuerdo....Felicidades a todos ellos..
zalatales en los pedregales..ellos están como fieles centinelas retando al tiempo..y estan enclavados con sus profundas raíces en las rocas milenarias y misteriosas, los zalates o higos silvestres fué el alimento por excelencia además de la exquisita pitahaya , entre otros, de los antiguos californios, y muchas generaciones después de ellos..!como no recordar, ! pero si parece que los escucho, los veo, y me los estoy comiendo...en los años 50s, todavía, bajaban La Paz,  rancheros y se paraban en las esquinas con su alegre pregón !!zalates de la sierra, mexcal tatemado, miel de panal, bellotas, y piñones de la sierra de la laguna, a precio que dan risa!! y salía mi abuela y mi madre canasto en mano seguida del montón de chamacos, y desde luego el perro el pachuco por delante, a escoger a placer de aquellos exquisitos manjares, que a los niños nos parecían deliciosos..y ambas mujeres, se metían la mano al seno, y sacaban el monedero el que era un pañuelo hecho ñudo retacado de monedas de plata, de aquellas 0.720, que hacían un alegre tintineo al caer al suelo..!que recuerdos..estos hermosos zalatales que provocan mis evocadores recuerdos, y exaltan la imaginación, y me parece vr trepados en ellos , pizcando para el alimente diario, a los antiguos y dignos Californios ..ellos, los zalatales estan en la curva casi para bajar la cuesta del bello , histórico y legendario San Juan de Los Planes..
.Como tristes lamentos se escucha el silvar del viento en el histórico y legendario pueblo minero El Valle Perdido, llevando sus ecos por montes y serranías, que en imploración perpetua claman al cielo un poca de lluvia..aunque sea una pertinaz llovizna ..ecos que parecen decir..muerte , ruinas y desolación ,,dejó en estas pródigas tierras de gente noble y trabajadora, la ambición depredadora del hombre de otros tiempos, y la mina La Sin Rival parece contestar..asi fué, y así será, porque no tienen llenadera....y el Señor árbol terciando en aquellos ecos que el viento lleva, parece contesta..."aunque me partió un rayo, me niego a morir..
.Bella crepúsculo en la hermosa, legendaria e histórica Bahía de La Paz, BCS,..después de un maravilloso atardecer, cada vez distintos, nunca repetidos....preámbulo de un ocaso de ensueño..
Esta fué la laguna de oxidacción ..se ve bonita, alegremente pasta el ganado, y se ve craramente el fluído que salía de la planta tratadora en el 2000....recuerdo que escuché en radio a un locutor, "que el ganado tenian tumores en los intestinos, y fístulas en el hígado, debido a la alimentación, y quise comprobar , y fuí a hacer un reportaje, tomé varias fotos, y por cierto, nunca se publicaron..bellos recuerdos..
LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“ LA MUJER DE BLANCO...Y DEL RELICARIO...DE LA COLA DE LA BALLENA”.
Desde temprana hora, y a altas horas de la noche, también son varios los espantados por esos lugares...aterrorizados dicen que en noches de plenilunio, se ha visto salir del rumbo de la cola de la ballena, una alta mujer de ropajes largos, blancos y vaporosos...de cabellos largos y ondulados, tan negros y brillantes como la noche, y colgándole al cuello un relicario...dicen que camina lentamente haciendo tanteos a los lados como si buscara algo...las personas que la han visto, la siguen con la mirada creyendo que es algo real; y de repente empieza a flotar en el aire perdiéndose entre los manglares rumbo al mar.., también en noches serenas y obscuras blanquea la etérea y alta figura de la mujer que flota en el aire. Dicen las personas que viven en Chametla que ya son varios los que la han visto, a través del tiempo volándole al viento los largos cabellos negros.
¡Párate, párate, ten cuidado vas a atropellar a esa mujer! Le dijo la señora Teresita a su esposo, cuando viajaban rumbo a Santa Rosalía como a las 4 de la mañana, hace ya algunos años. Dice que vio salir a la muchacha por la cola de la ballena, flotándole con el viento los cabellos, los largos ropajes blancos y del cuello pendía un relicario. Que se les atravesó casi casi frente al carro, que la mujer caminaba lentamente, y de repente empezó a perder el suelo metiéndose entre los manglares. Aseguró que ella no creía en aparecidos, pero desde que vio aquello, le piensa dos veces para pasar de noche por ese rumbo del zacatal...de donde antaño dicen que cualquiera se convertía en lechuza o tecolote... la señora Josefina que vive en Chametla, dice que en una ocasión que venían a La Paz, a temprana hora cuando las penumbras empiezan, su sobrino Roberto venía en la caja del pick up, y de repente el muchacho gritó espantado “!frenen, frenen, van atropellar a esa mujer!”, al escuchar el grito, su esposo, pegó el fuerte frenón, pero nosotros no mirábamos nada, solo el muchacho aterrorizado porque el carro atravesó la figura de la mujer de blanco, y ésta continuó flotando como si nada, perdiéndose entre los manglares rumbo al mar, que tardó mucho tiempo el muchacho en recuperarse.
Dice la señora Josefina que la gente de Chametla que han visto esta aparición le piensan dos veces para pasar de noche por allí; y los que tienen que pasar caminando, van con el alma en un hilo, rezando y corriendo ese tramo de la cola de la ballena, porque sienten el ambiente muy pesado, como que los vigilan, como que los van siguiendo, que hasta se les enchina la piel y el cuero cabelludo. Por su parte, Don Pepe dice que hace algunos años, una noche que llovía a cántaros viajaba de La Paz rumbo a El Centenario, y al pasar por la cola de la Ballena, de repente salió una mujer de ropajes muy blancos andaba como perdida en medio del aguacero, volteaba para todos lados. El, luego luego paró el vehículo para prestarle ayuda; pero cuál sería su sorpresa que la mujer pasó frente a él como si no lo hubiera visto y se cruzó la carretera rumbo a los manglares, él la siguió todavía un trecho sin imaginarse que no fuera de éste mundo gritándole, “¡señorita, señorita, ¿qué anda haciendo tan noche con este aguacero?, suba, le doy un raite!”. Pero para su sorpresa la mujer empezó a perder el suelo y a desvanecerse entre los manglares. Dice don Pepe que era una figura etérea, y que de pilón el carro se le atascó porque hizo la parada en terreno fangoso a un lado de la carretera; y metido dentro del vehículo hecho bolita por el miedo tuvo que esperar varias horas hasta que alguien pasara y le prestara ayuda. Fue una experiencia aterradora, que no a cualquiera se la cuenta porque no se la creerían y se reirían de él.
Al escuchar tantas experiencias vividas sobre ésta aparición por diferentes personas, en distintas épocas, me puse a investigar y pregunté a la voz de los ancianos como es mi costumbre; dice doña Dolores Carballo, hermosa muchacha antigua del Barrio El Manglito que cuando era ella muy niña, su padre don Pilar Carballo, tenía varios botes o embarcaciones, entre ellos “EL KINO” ya que se dedicaba al comercio marítimo entre los poblados aledaños, a la pesquería de perlas, entre otras cosas. Que contaban los mayores, que por aquella época se perdió aquí en La Paz una señorita de familia acomodada, que pasaron muchos días y no la encontraron. Una tarde, su padre don Pilarillo, llegó de uno de sus viajes, con la novedad de que andando él navegando por el rumbo de Chametla se divisaba encajado entre los manglares el cuerpo, al parecer de una mujer de ropajes blancos y largos, y de cabellos muy negros. Luego luego, don Pilar dio parte a las autoridades correspondientes, pero lo desagradable del asunto fue que le dieron la comisión de que él sacara el cuerpo de la mujer de entre los manglares; y así lo hizo. Se trajo el esqueleto a La Paz, en su barco el Kino. Doña Lola, no recuerda a que familia pertenecía la muchacha ni el nombre, y si era la que se perdió, lo único que recuerda es a su padre que no podía comer por varios días y se retorcía de asco, y que su mamá, Doña susanita le decía “a no ves Pilar, para que ya no te andes metiendo en otra”; y él contestaba “era mi deber mujer”. Continua diciendo Doña Lola que eso es lo que sabe sobre la mujer de blanco de la cola de la ballena, que no puede asegurar que sea la misma que por allí se aparece.
Por otra parte, don Siriano Sandoval, también joven de la tercera edad, lamentablemente ya fallecido, pero que me dejó su testimonio hace tiempo sobre este asunto. Dijo que él era tataranieto de don Rosario Sandoval y Rafaela Carlón, fundadores de El Zacatal; dice segundos fundadores porque cuando él tenía como seis años, su abuelo se lo sentaba en las piernas, y señalando todos los sembradíos que había, le decía “mira Siriano, cuentan los mayores que antes que nosotros aquí fue el primer asentamiento de los padres Jesuitas, quienes quería fundar la parroquia de Nuestra señora de La Paz; pero debido a las hostilidades de los Guaycuras se fueron más allá, y ese pozo de agua que ves allí ademado de raíz de mezquite, contaba mi abuelo que lo hizo el Padre Juan de Ugarte, que se lo contaron los mayores. El Zacatal, era más antiguo que La Paz, fue una gran hacienda muy próspera donde se producían dátiles, higos, alfalfa, uvas y una diversidad de frutas y verduras que cubrían las necesidades de la época. Continua diciendo don Siriano que El Zacatal colindaba con los Ranchos La Floresta, Chametla, el Porvenir, y el Progreso; todo eso era muy hermoso. Había muchos guajolotes, gallinas, pájaros canores de todos, conejos, liebres, venados y gatos monteses había mucho que pescar y cazar, el mar se salía desde el kilómetro diez o la piedra colorada hasta El Centenario. Donde por cierto en la piedra colorada sale un perro prieto aullando muy feo arrastrando una cadena.
Agregó don Siriano, que en la cola de la ballena a un ladito de la carretera había un ojo de agua dulce, o un venero, que salía a chorros y se llamaba el agua de León porque bajaban los leones a beber agua. Que se hacía un estero muy grande que se juntaba con el mar y se metía por el caserío. Que la gente tenía que echarle ramas para pasar por él. Que en esa época, los habitantes de Chametla y de El Zacatal, vivían aterrorizados porque al caer la tarde, entre las penumbras, salía en el estero un gran perro prieto con los ojos muy brillantes y el hocico babeante, que nomás caía el sol y las gentes se metían a sus casas, ni un alma quedaba afuera. Que en una ocasión, cuando él tenía doce años lo mandaron a La Paz a comprar panocha y otras cosas; desde luego iba a caballo, pero cuando venía de regreso por entre aquellos pedregales y brechas, acuérdase de pronto del perro prieto y le metió espuelas en los ijares al caballo para ganarle a la oscuridad, porque forzosamente tenía que atravesar por el estero por donde ahora está la cola de la ballena. De repente, se le pararon los cabellos; divisó a lo lejos el perro prieto, el que era grandísimo más grande que un Pasquín, y se fue perdiendo por entre los manglares, y casi inmediatamente se le emparejo al galope del caballo una mujer de largos ropajes blancos y cabellera negra volándole al viento y colgándole al cuello un escapulario, pero que él no sintió miedo como cuando vio al perro prieto, sino que por el contrario, se sintió fortalecido y que él le dijo a la mujer “buenas tardes señora”, pero que nada le contestó, como que si ni lo hubiera visto y rebasó al caballo, y ante sus sorprendidos ojos la mujer se fue flotando en el aire delante del caballo, perdiendo el suelo, metiéndose entre los manglares; dice que estuvo muchos días enfermo y su abuela le daba te de palo de Brasil para el susto.
Por si las dudas, si usted tiene que pasar de noche por la cola de la ballena, abra bien los ojos y vaya rezando, no se vaya a topar de frente con la etérea figura de la mujer de blanco y del relicario.
Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…