martes, 17 de marzo de 2015

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA


“DON ENRIQUE CUNNINGHAM GASTELUM...Y...EL BOOM DEL COMERCIO EN LA PAZ DE AYER “



            Don Enrique Cunningham Gastelum... Un ocho de septiembre, día de la natividad de María Santísima...nació a la vida eterna...sus ojos se cerraron para siempre...cabalga en las brumas del tiempo, en el viaje sin retorno. Entre crespones y hermosos arreglos florales, el inerte cuerpo de aquel próspero comerciante descansaba en el tétrico ataúd...los labios de su amada esposa, Doña María, su inseparable compañera de toda la vida, en silencio musitaba plegarias rogando por el eterno descanso del alma de Don Enrique...plegarias  a las que se unieron su hijo Jorge, su nuera Blanca y sus nietos Roberto Enrique, Oliver Estuardo y Blanca María; así como sus hermanos, demás familiares y amigos, quienes le acompañaron en el cortejo fúnebre al Panteón Municipal de Los San Juanes, donde fue sepultado el anterior sábado 9 por la tarde de aquel año.

            Los recuerdos danzaban en mi mente en medio de oraciones y de rostros condolidos por la irreparable pérdida de persona tan apreciada y valiosa. Don Enrique Cunningham Gastelum proveniente de honorable y reconocida familia, nació en la histórica población de Loreto, la primera capital de las Californias el 2 de noviembre de 1918; siendo el mayor de once hermanos. Con una preclara inteligencia, a pesar de sus escasos estudios, fue un hombre muy trabajador y emprendedor de exitosos negocios que dieron trabajo y sustento a innumerables familias, siempre con el invaluable apoyo de su esposa la todosanteña María Salgado de Cunningham y quienes estaban próximos a cumplir 55 años de matrimonio. Una cálida tarde de verano, Don Enrique y Doña Mary llegaron con un bagaje de esperanzas e ilusiones a cuestas para sepultar sus raíces y su corazón, cuando era aquella Paz tranquila, de romance, de perlas y de molinos de viento.

            En el evocador kiosco cuando estaba construido sobre el malecón y sin escalera, el que era el punto de reunión de la gran familia sudcaliforniana, Don Enrique y Doña Mary, fueron los primero en La Paz en iniciar el negocio de los raspados de frutas naturales y de sabores de color. También fundaron la funeraria La Paz, “La estrella polar”, la que luego fue Casa Cunningham así como El bebé de Cunningham, El bebé del valle y Tienda la bola; negocios que fueron el auge comercial de su época.

            Por la década de los 50 la gran tienda popular estaba siempre abarrotada de gente...el comercio en todo su apogeo en La Paz de Antaño...aquel aglutinamiento de personas se empujaban a codazos unas a otras, gritando con apremio, amenazando con echar abajo las puertas de cristal de la gran tienda del pueblo la que era una novedad, y la que vendía una diversidad de mercancías nacionales e importadas de diferentes partes del mundo, ya que su dueño el señor don Enrique Cunningham  viajaba constantemente a Japón, España y Estados Unidos así como al interior de la república para realizar las compras personalmente y ofrecer al pueblo sudcaliforniano, los artículos mas novedosos de la mejor calidad a precios increíbles.

            ¡diez pares de chanclas de hule orca pollo!, gritaba la gente, cuatro chamarras, dos crinolinas, diez cortes de tela, cuatro cobijas, etc. Entre atropellones y empujones logre meterme entre aquella multitud, no se sabia quien compraba y quien despachaba...enmarcada con el ruido que hacían el abrir y cerrar de las cajas registradoras y las sumadoras mecánicas. Asombrada entre aquel griterío de gentes donde todos querían ser atendidos y los empleados corrían para todos lados despachando, también yo me puse a despachar sin ton ni son, mi primer cliente fue don Daniel Arce, compraba por mayoreo y me asuste cuando empezó a pedirme los artículos por docenas y centenas...le iba despachando haciendo montón en el mostrador y en el piso, sin saber precios. De pronto, me encuentro a un señor muy atento que desde hacia rato sorprendido me miraba, y le  pregunte los precios de las mercancías para elaborar la nota y hacer las cuentas, y me dio precio por precio sumando la venta, 22.400 pesos de aquellos. No lo podía yo creer y el dueño de la tienda menos; y de pronto me pregunta el señor Cunningham, ¿señorita, quien es usted?. Hay perdone usted, le conteste, ando buscando al dueño de este negocio, para que me de trabajo; pero como vi tanta gente pues me puse a atender a este señor; y me contesta don Enrique muy sonriente. “anda buscando trabajo y ya vendió todo eso, esta usted contratada!”. Don Daniel Arce se dedicaba a la fayuca vendía en las rancherías, el era de La Purísima por el Norte del Estado.

            Antaño, todo los productos del macizo continental eran traídos en barcos japoneses de gran calado que algunos entraban por San Carlos, luego trasladaban las mercancías a La Paz por los caminos de tercería (no había carretera todavía), en camiones de líneas internacionales Tijuana. Así como por vía aérea, Aeromexico, Transmar de Cortes y barcos de cabotaje que atracaban en el muelle fiscal. Preciosas telas de seda traían, así como porcelana, cristalería fina y un sinfín de productos que abastecían las necesidades de las gentes del ayer. Las costureras tenían mucho trabajo eran unas verdaderas artistas que así contribuían al gasto familiar y de esa manera estaban mas vigilantes de sus hijos. Don Enrique Cunningham y su esposa doña María Salgado de Cunningham, mis padrinos de graduación, magnificas personas que se distinguieron por su calidad humana y como jefes fueron muy queridos y respetados por su personal. Unos cuantos meses labore como empleada de piso en el Bebe, y  luego para impulsar las ventas de casa Cunningham me mandaron con doña Mari. ¡Que preciosidades se vendían en esa tienda!. Ubicada en Independencia Y Revolución, contra esquina de la plazuela, a  un lado de la parroquia y frente al antiguo correo. ¡es inolvidable! Cristalería cortada, como juegos de licoreras y perfumeros juegos de te japoneses vajillas, mantelería, así como mantillas españolas bordadas a mano, perfumería de marcas exclusivas así como ropa fina y corsetería, además de equipo para novias y ropa en general. Joyería de oro de catorce y 18 kilates con monturas de perlas naturales sudcalifornianas. Llegaban los pescadores y le vendían  a doña mari los frascos de perlas a granel en 30 y 50 pesos el frasquito, y me encantaba poner las perlas en una concha de abulón a 10 y 20 pesos cada perla. ¡es para no creerse!, cuanto se vendia en esa epoca, abundaba el dinero, el turismo se iba derechito al bebe de cunninghan y a casa cunningham la que recuerdo desde mi infancia se llamaba la “estrella polar”.

             En la década de los 50, el valle de santo domingo estaba en su auge...el trigo, el algodón...los agricultores venían a hacer sus compras a La Paz y vaciaban las tiendas, especialmente casa cunningham y el bebé., tenían preferencia por la chamarra y el pantalón levis que ya vendian el numero 501, así como el pantalón mexicano de la marca EL venado. Camisas vaqueras, cintos y sombreros, así como botas. La bota minera era muy solicitada por los rancheros así como los sombreros, entre tantas cosas propias para sus necesidades. El bebe de cunningham era la tienda mas popular por su calidad, surtidos y precios. El dólar en ese entonces estaba a 12.50 de aquellos pesos y el salario mínimo a catorce 40. Yo trabajaba por comisión sobre venta al dos por ciento y sacaba hasta 35 pesos diarios. En el bebe de cunngingham todo se vendía barato. Calcetines para caballero 3 por doce cincuenta. Medias cannon 3 por 12.50 fondos dos por 12.50 chancla de hule a dos por 1 peso...etc. don Enrique y doña mari, siempre les dieron muy buen tratos a sus empleados, así como estímulos, quienes trabajaban muy contentos para ellos. Don felipito murillo querido e inolvidable amigo, y compañero de trabajo, siempre estaba a mi lado así como su hijo Germán un magnifico administrador y que decir de las compañera de trabajo del ayer.

            La fecha mas importante en el bebé de Cunnningham y que era esperada por la población por la barata que ponían, era el cinco de mayo, su aniversario...( el apoteosis) y la afortunada madre que daba a luz a su hijo ese día, don Enrique y doña mari les obsequiaban su canastilla bien surtida de ropa de la mejor calidad para el bebe, además le llevaba el mariachi y eran los padrinos del niño que bautizaban. Así fue como es que tiene varios ahijados por aniversarios el bebe, entre ellos, a la educadora, María Enriqueta Lucero Alvarez, quien lleva el nombre de sus padrinos, María y Enrique. El boom del comercio en La Paz que se perdió...las modas...las crinolinas... las serenata con mariachi a la luz de la luna, la cola de caballo, serenatas en el kiosco y la plazuela... con las orquestas del momento de Don Rafael Castro y de Don Luis Gonzalez...y en la bahía apenas se empezaba a ver una que otra lancha con motor entre los veleros... y los pescadores felices hasta se reían solos...había unos cuantos presos en el sobarso tiempos que ya se fueron...pero, entraron los ferris, se abrieron carreteras, el progreso trajo aparejada la crisis en que estamos....mas de 800 presos en la cárcel, la juventud perdida en las drogas, desintegración familiar, perdida de valores, entre otras cosas. Creo que algunos comerciantes del ayer, y los antiguos sudcalifornianos suspiran por ese boom comercial que se perdió.

…Y aquel comerciante de mente tan brillante no necesitaba saber leer y escribir para ser un gran empresario y un admirable ser humano… Cabalga en las brumas del tiempo…


“…Por el placer de Escribir… Recordar y Compartir…”



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