sábado, 11 de marzo de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIO POR
MANUELITA LIZARRAGA.
…AQUEL VIEJO PESCADOR…

El inconfundible pitido del histórico barco mercante “El Viosca” que atracaba en el legendario muelle fiscal aquel amanecer de jueves de cuaresma, inundo la ciudad de La Paz… Aquella Paz aún dormida de los años aquellos… Y el aromático café recién colado en talega de manta, el crepitar de tizones encendidos en la cocina, entre ostros ruidos, me sacó del sueño... Corrí la cortina de mi ventana, y a través de ella, somnolienta aun lo partir… Polencho, mi hermano de crianza, aquel viejo pescador del legendario barrio “El Manglito”… Como era su costumbre, iba a pescar a la hermosa bahía de La Paz, a tomar de ella lo que generosa ofrecía en abundancia: el alimento diario a todos los pescadores del ayer quienes tenían y tienen la sabiduría y el arte para pescar heredado de los mayores por generaciones.
En las penumbras de aquel amanecer, como luciérnaga el cigarro encendido en su boca lo delató… Él no quería despertarnos… Bajo el paliacate amarrado en su frente salían los aun negros cabellos… En su rostro de tés morena curtida por el sol y la brisa del mar se reflejaba la bondad entre los surcos de su piel… El peso de la vela y canalete de la canoa sobre sus hombros, su morral de lonche y los apeos de pesca en una mano, porque con la otra sostenía lo que llevaba en los hombros, y con el pantalón remangado hasta las rodillas, las huellas de sus presurosos pies calzados con huaraches de suela de llanta iban quedando plasmados en el camino, perdiéndose en la distancia, ya casi saliendo el alba… Aquel célebre pescador iba en su canoa que tenía fondeada frente al palmara traer el alimento para el viernes de cuaresma.
Como era la costumbre, al caer la tarde al regreso de la escuela nos fuimos mi hermanita María de Jesús  y yo a bañar al mar bajo el palmar a esperar el regreso de Polencho… Y sentadas en la palma doblada que caía sobre el agua, mis ojos de niña atibaban la distancia buscando el regreso de aquel viejo pescador… ¡De pronto lo descubrí!... Era un espectáculo maravilloso que quedó grabado en mi mente para siempre… Y que me deleita el recordarlo… Aquella hermosa tarde crepuscular de jueves de cuaresma, tijeretas y gaviotas inundaban el cielo regresando a sus nidos llevando en su pico el alimento para sus polluelos… En la lejanía rompían las olas la barca que a vela tendida como saeta se deslizaba en el mar empujado por aquel histórico y legendario airecillo de leyenda “El Coromuel”… y Él, personaje tan querido de mis recuerdos, venía parado en la barca  con la camisa volándole al viento, y con el nudo del paliacate en la nuca el marcado con un crepúsculo dorado de ensueño, casi casi para el ocaso.
¡Qué alegría cuando atracó la canoa en el palmar del Manglito! ¡Llegó Polencho, llegó Polencho! Gritábamos mi hermana y yo sentadas en la palma doblada chapoteando con los pies en el agua, y el muy contento nos dijo “me fue muy bien gracias a Dios, traigo: una caguama para la comida de mañana viernes de cuaresma, garropa y cabrillas para freír en el desayuno, y callo de hacha y almeja Catarina para la cena; se quedan aquí cuidando la canoa porque voy a la casa por la carretilla”… Y aquella inolvidable carretilla iba cargada hasta las cachas, con la caguama volteada aletas pa' arriba, las cuatro cabrillas grandes, dos enormes garropas, un canasto retacado de callos de hacha de media luna y redondos, así como uno de almejas. Dos mantarrayas grandes a las que nomás les mocho la cola y tres pericos y Polencho los dejó tirados en la orilla “para que se los coman los pelicanos, tijeretas y gaviotas”, dijo y fondeo la canoa. Porque han de saber mis estimados lectores y lectoras, que en ese tiempo no se comía ese pescado en La Paz, igual que el tiburón, nomás se le sacaba el hígado y se le cortaban las aletas y se tiraban para que comieran las aves. Para que queríamos eso, si teníamos tanto y de las mejores especies; ah pero en cambio tenemos la bahía inundada de marinas y yates que contaminan el mar; y nomas suspiramos porque ahora ni mantarrayas tenemos.
Eran los tiempos aquellos de ventarrones en que se decía: “Febrero loco y Marzo otro poco”, y aquel airoso amanecer de viernes de cuaresma, era fiesta en casa. Polencho muy temprano, de una hachazo en la cabeza mató la caguama y como era su costumbre le puso un vaso para agarrar la sangre, luego le puso limón y sal y se lo tomó sin respirar; luego la destazo. Mi madre ya tenía todo listo para prepararla. Las varillas en el patio para asar el pecho y el garapacho ya estaban puestos y el traste para que cayera el aceite también… Mientras los tizones ardían y se hacían brasas el pecho era preparado con pimienta, orégano y limón; también molían ajo y lo embarraban. ¡Eran unos olores en todo el barrio!, y desde luego estaban custodiados por mi perro viejo el pachuco… Y el aceite de la caguama nomas chirriaba en el traste, el que era usado para bañar el pecho, y para guisarla. El hígado se cocía y luego se picaba, le ponían limón y sal y se botaneaba… y mientras el pecho y el garapacho se asaban en el patio con el pachuco alrededor, en la olla grande de peltre previamente encalada, se cocía en poquita agua con sal y especias de olor, ajo, orégano y cebolla el trasero y los cuartos de la caguama; y las mujeres picábamos las verduras: cebolla, chile verde, tomate y ajo, todo muy finito para que se perdiera en la carne y soltara el jugo y se mezclaran los sabores decía mi madre, mientras amasaba para echar las tortillas de maíz. Después de cocida la carne del animal era desmenuzada; gruesecita y picada en cuadritos y la bañaban con pimienta y orégano; luego en la misma olla en que se coció ponían el aceite de la caguama, se echaba toda la verdura a guisar a que soltara el hervor, luego le echaban los chiles jalapeños, los chicharos y ejotes se sazonaba con sal y pimienta y se mezclaba la carne, agregándole poco a poco el caldo, nada más a que la cubriera; y al pecho se le quitaba los azotillos y la carne y todo se picaba y echaba a la olla a que nada más soltara el hervor… ¡Y que caguama señores!… En ese tiempo no se acostumbraba ni ponerle vino ni cerveza, todo era al natural, que también ahora con esos ingredientes es muy sabrosa.
Mi madre ponía en la mesa los limones partidos y el agua de tamarindo, y el garapacho ya limpio, ¡Y le vaciaba aquel exquisito guisado de caguama! Como palomas nomas volaban las tortillas que iban surgiendo de aquellas benditas manos al comal y de ahí a la mesa, y toda la familia y algunas comadritas alrededor de ella disfrutando aquel exquisito manjar traído por aquel viejo pescador y elaborado por mi adorada madrecita, toda una experta en el arte culinario. La grasa de la caguama la hacían chicharrón y el aceite lo guardaban para curar la tos y freír el pescado, luego el garapacho servía para tirar la basura o para los juegos de los chamacos, eso si no se lo acababa el pachuco ruñéndolo. Luego dijo mi madre “con las aletas y la cabeza de la caguama voy a cocinar el domingo una exquisita sopa en chilito colorado y hasta aceitunas le voy a poner”… Así era ella; de cualquier cosa hacia un manjar a veces hacia la caguama en bistecs rancheros, y como había tanta, pues la carne la secaban para la machaca igual que los callos de hechas, los meros y las garropas… Estoy segura que no me lo van a creer, pero se los juro por el pachuco que así era en La Paz.
…La camisa la volaba el viento… Con su pantalón arremangado hasta las rodillas y con su paliacate amarrado en la frente, las huellas de sus huaraches de lías y suelas de llanta iban quedando plasmadas en el polvoriento camino rumbo al mar… Inolvidable Polencho… Aquel viejo y celebre pescador… Florencio Espinoza Tapiz fue su nombre y acudió al llamado del señor un 29 de octubre del 2002 a la edad de 82 años, y toda su vida fue pescador del barrio el Manglito… No lo puedo evitar… La voz se me quiebra y el llanto me gana… Dios guarde su alma querido e inolvidable hermano y amigo y nosotros tu recuerdo.

…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir….




viernes, 10 de marzo de 2017


Atardecer de ensueño en La Paz... Atardecer de contrastes...
LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“la mujer del anillo que sube a los taxis...y luego desaparece”.


·        Son muchas las personas espantadas que cuentan sus experiencias después del ciclón Lisa en distintas partes de la ciudad

Muy seguro, el taxista llegó aquella mañana a las importantes oficinas públicas; preguntó por fulano de tal, éste salió a atenderlo y el chofer le dijo, “anoche llevé a su esposa rumbo al panteón, y me dio este anillo para que se lo entregara, y que usted me pagara el servicio”...dijo el chofer; el hombre, al ver el anillo, espantado contestó...”!pero si es el anillo de mi esposa!... ¡Claro!, dijo el señor, ella me lo dio y dijo que pagara el corte”.

“Pero...pero...pero es que,” y el esposo volteaba para todos lados, sorprendido, “¿Qué pasa?”, dijo el chofer desconcertado...y balbuceando, dejando caer las palabras una a una el funcionario dijo “Es que a ella se la llevó el ciclón Lisa hace años...nunca se encontró su cadáver”, contestó el sorprendido esposo, enmudeciendo de pavor con los ojos desorbitado y aquel anillo en sus manos que sentía que le quemaban. Desde luego que el taxista no podía creer lo que estaba escuchando... ¡Pero si fue algo tan real!, decía el chofer desplomándose en un sillón que estaba cerca...cuénteme le dijo el asombrado esposo.

“...Fue por la colonia Francisco Villa, dijo, era una noche iluminada por la luna...tal vez eran las diez u once, no recuerdo bien, de pronto un suave vientecillo empezó a soplar y la luna caprichosa se ocultaba entre las nubes oscureciendo a ratos la noche la que quedaba en penumbras...transitaba en el taxi rumbo a su hogar hundido en sus pensamientos, pensando quizá en los amorosos brazos de su esposa, en sus pequeños hijos ya dormidos a esa hora y en una sabrosa cena, como era la costumbre...ya iban llegando al arroyo que forzosamente tenía que pasar, por donde se contaban que pasaban tantas cosas inexplicables pero como él es incrédulo, no sentía miedo...de pronto, los fanales del vehículo alumbraba a corta distancia a una mujer que apareció de la nada, alta y delgadita, que le hacía señas para que se detuviera, la cabellera y largos ropajes le volaban suavemente con el viento, se escuchaban muchos aullidos de perros que hacía que se enchinara la piel....paró el vehículo y le preguntó... ¿A dónde la llevo señorita?...Al panteón contestó ella, con melodiosa voz...él se quedó sorprendido por la hora que era y la distancia, pero como es profesional de su oficio, con gusto le dijo, “Suba usted”.

La joven iba vestida de azul y llevaba un paquete o envoltorio bajo el brazo, la muchacha se recogió un poco el vestido y subió acomodándose en el asiento trasero...él la miraba por el retrovisor...era hermosa, de cabellos tan negros que hacían resaltar la tez blanca, demasiado blanca a su parecer, casi calavérica, de su rostro, el que enmarcaba sus ojos grandes cargados de tristeza a punto del llanto... no miraba de frente, más bien iba cabizbaja...sus labios eran carnosos y pálidos  y una larga cadena de oro con un crucifijo colgaba de su cuello perdiéndose entre los senos; y en su dedo de la mano izquierda llevaba un anillo de matrimonio.

En el marco de una noche de luna y lastimeros aullidos de perros, el taxi con su macabra carga transitaba a esas horas de la noche, rumbo al panteón...árboles y caserío dormido como sombras fantasmales...durante el trayecto, el chofer y la hermosa iban en silencio...un silencio que lastimaba...un silencio de ¡muerte!, el quizó romper aquella tensión, y le preguntó, nada más por preguntar, Disculpe, ¿va a visitar a algún familiar enfermo?, la bella no contestó y él respetó su silencio, ya no insistió. Después de un tiempo que al chofer le pareció eterno llegaron a la puerta del panteón de Los San Juanes...

¡la luna se volvió a ocultar entre el nuberío!...el viento sopló más fuerte como levantando arenilla, meciendo los árboles llorones que parecían gemidos dentro del panteón, los perros de los alrededores aullaban también y los goznes de las puertas del panteón rechinaron como con un gran dolor, abriéndolas misteriosamente...entonces, la joven desesperada, como que el tiempo se le acababa bajó del taxi de prisa, preguntó al chofer cuánto era, el respondió...y sucedió lo que menos pensaba, ella se quitó la argolla de su dedo y le dijo con una voz que quería ser melodiosa, pero se iba transformando en cavernosa...”No tengo dinero, pero llévele a este anillo a mi esposo fulano de tal, que trabaja en el lugar zutano, salúdelo de mi parte y que por favor le pague el corte”...

Y la joven vestida de azul, de los ojos grandes y tristes, se metió al panteón rechinando las puertas al cerrarse y desapareció como flotando entre los lóbregos y señoriales mausoleos, dejando al chofer muy sorprendido; pero aun así a él no le entró ningún mal pensamiento, porque si así hubiera sido, quizás hasta muerto del miedo se hubiera quedado...puso el anillo en el tablero sin darle mucha importancia, se regresó rumbo a su casa bostezando porque el sueño le ganaba y otro día fue a la mencionada oficina a cobrar su trabajo y a entregar el anillo sucediendo como ya se narró.

...y por las polvorientas callecitas de aquella Paz dormida, el taxi con su macabra carga transitaba rumbo al panteón a altas horas de la noche.



…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…


LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“...Y SE LO CARGO EL CHAMUCO...A PILARILLO...EN EL LLANO DE  LOS BURROS”.


            En el legendario Manglito, barrio de pescadores ribereños por tradición...también se cuentan leyendas, cuentos y anécdotas de antiguos habitantes fundadores de este popular barrio...Don Pilar Carballo, llamado cariñosamente “Pilarillo”, tronco de prestigiada familia en La Paz, persona muy estimada de gratos recuerdos, se dedicaba al comercio mercante su barco “El quino”, entre otros que llegó a tener...surcaba los mares del Golfo de California intercambiando mercancías en los lugares más alejados del la península. E incursionó también en las armadas perleras, la pesca del tiburón y en el comercio establecido. A Don Pilarillo lo rodeaba la leyenda...cuando niño, protagonizó un hecho espeluznante.

            En La Paz de antaño, cuando sus pobladores eran pocos, principalmente en el Manglito, no había vecino que no supiera esta historia de Don Pilarillo. “!Por eso está tan largo este fregado muchacho porque hasta un remolino lo levantó varios metros del suelo y luego lo dejó caer pegando el ‘costalazo’, por eso se le aplanaron las sentaderas”...le decían los mayores, a cada travesura que hacía...esa era otra anécdota de Don Pilarillo Carballo...!Y no anden de vagos ni se salgan de la escuela, porque se los va a cargar el chamuco!, como le pasó a Pilarillo con el burro prieto...eran otras de las amenazas obligadas de los mayores cuando los niños no obedecían y meterlos en cintura...cuento que corría de boca en boca y que miedo sentían los niños...tenían que andar derechitos porque temían que les fuera a salir el mentado burro prieto que le salió a Pilarillo y su palomilla.

            Y como en aquel tiempo había mucho monte y arroyos cubiertos de vegetación en tiempos de lluvia, se prestaba a que los niños tuvieran temor y era una buena medida tomada por los mayores para hacerlos obedecer a través del temor, respeto y cariño, y lo que le pasó a Pilarillo, les venía a la medida. En los campos pesqueros, o bajo los palmares, a la luz de las fogatas mientras los pescadores tenían la piola tendida en la espera de que picara un pargo, garropa, mero o robalo en amena charla salía a colación entre otras cosas, lo que le pasó a Pilarillo por andariego y desentendido...o en las cantinas entre fumarolas y al calor de las copas y del disfrute de botanas gratuitas de almeja y callo de hacha de los que abundaban en la bahía, el tema obligado entre chistes y carcajadas era “...Y se cargó el chamuco a Pilarillo Carballo y su palomilla”, en el marco de aquellas famosas peleas a patadas y puño limpio que protagonizaban los leones del Esterito y los Manglitenses, nomás volaban las camisas, los paliacates, las navajas y también los cabronazos, y al finalizar la pelea entre aquella rueda de pescadores, muy dignos se daban la mano. Generalmente el pleito era por las hermosas mujeres de sus barrios; al final, quedaron  mujeres del Esterito en el Manglito y viceversa. ¡Qué tiempos!






            En noches de invierno, en tiempos de equipatas...mientras la pertinaz llovizna repiqueteaba en los techados...a la luz de los faroles y de los tizones encendidos alrededor de la encalada hornilla entre aromas de café de granito acompañado de gorditas con manteca de res...contaban los mayores que antiguamente el respeto y el cariño a los mayores era sagrado, principalmente a los padres y a los maestros. El maestro tenía autoridad para seguir a los niños cuando salían de la escuela y vigilar que se fueran derechito a su casa, y si el chamaco agarraba para otro lado, a cintarazos se los llevaban a su casa. O cuando el niño no quería ir a la escuela, el maestro lo sacaba hasta debajo de la cama y si al chamaco se ponía rejego o matrero a cuerazos se lo llevaba...eran pocos los niños rebeldes que había y pocos también los reprobados.

            Pero como siempre hay de todo en todas las épocas, los maestros del ayer no contaban con el travieso Pilarillo que le encantaba tirar pa’l monte a montar burros. Pilarillo era un niño diferente. Muy inquieto y desentendido, ¡que hasta se lo cargó el chamuco! Y en otra ocasión lo levantó un remolino varios metros del suelo y lo dejó caer dando un buen costalazo, que hasta las sentaderas se le aplanaron. Todos estábamos muy emocionados alrededor de la hornilla, y la lluvia continuaba cayendo más fuerte y la abuela pegándole una larga chupada a su cigarro continuó diciendo...Pilarillo era un niño fuerte, cubría su ensortijado y negro cabellos con un sombrero de palma; y bajo el sombrero podía verse los ojos muy pelones donde brillaba la inteligencia...de la bolsa trasera del pantalón de mezclilla le colgaba su inseparable resortera, y en la otra bolsa, le colgaba también un calcetín retacado de catotas y catotones...muy buen mozo el fregado muchacho pero muy desentendido y travieso que hasta le sacaba canas verdes a sus padres y a sus maestros...!si hasta lo levantó un remolino!...puchi nanita, ¿a poco había escuelas en ese tiempo?, claro que había y buenas escuelas con buenos maestros como los hay ahora; Pilarillo y su palomilla estaban en la escuela 48...- ¿Aquella pa’lla lejos, que está por el camino real, por donde está la tenería de alta chimenea y que pita tres veces al día?. - ¡Eguale!, en esa escuela, hacen bonitos bailes donde van las muchachas a lucir sus vestidos largos, y los jóvenes su pantalón  de casimir inglés, gabardina, rayón o mezclilla.

            La lluvia continuaba repiqueteando y la abuela continuó diciendo...Antes todo aquello era puro monte, y Pilarillo y su palomilla se daban maña para que el profe no los viera y se escapaban a la hora del recreo a montar a pelo a los burros, en el monte de los burros, y hacer cuanta diablura se les ocurría...era muy buen jinete el carajo chamaco, ¡había tantos burros en La Paz!, que hasta ese lugar se llamaba el campo de los burros, allí es donde le encantaba a Pilarillo corretear y jinetear los burros.  Una cálida mañana, no se esperaba Pilarillo lo que le iba a pasar...escapó él  y su palomilla a la vista del profesor, y se internaron en el monte como ya era su costumbre...y cuentan los que saben mucho que a los chamacos les extrañó que todo estaba en silencio...se respiraba un ambiente muy raro...y por ningún lado se miraban los burros...las chacuacas, liebres y demás pájaros salían espantados...las hojas de los árboles ni se movían...ese silencio ya no le empezó a gustar a Pilarillo quien pelaba los ojos camelando para todos lados...

            “...Oye Pilarillo, ¿no se te hace muy raro esta soledad y este silencio?”, le dijo uno de sus compañeros...y rascándose la cabeza, “Pos si”, dijo Pilarillo, “que extraño que los burros no están”, al tiempo que acariciaba nerviosamente la resortera como poniéndose alerta...pero de pronto, Pilarillo peló tamaños ojos gritando “!miren muchachos, allá está un burro prieto tras los lomboyales. – que raro, ese burro prieto no lo habíamos visto por aquí”, dijo otro de los niños. El burro prieto era muy grande y comía tranquilamente, brillaba su pelaje como un charol con el sol. Los chamacos emocionados agazapados entre las ramas lo estaban camelando, cazándolo, pecho en tierra, se fueron acercando poco a poquito... como Pilarillo y su palomilla ya estaban diestros en ese oficio de un espectacular salto Pilarillo ya estaba montado en el burro...el burro era manso, apenas se movió...luego saltó otro niño, luego otro, y luego otro, ¡y otro más!...los chamacos no lo podían creer el burro se hacían más largo a como los niños saltaban sobre él...tan largo era que los cinco de la palomilla de Don Pilarillo cupieron en él...!era la locura para los inquietos chamacos!.

            El último niño montado, le clavó los talones en las enancas, y éste empezó a caminar a la voz de “¡Chu-chu arre burrito!”...dicen los que vivieron aquella época que un griterío se escuchaba entre los matorrales del campo de los burros...los muchachos jubilosos se paseaban en el burro prieto...éste los fue llevando, sin que se dieran cuenta, y de pronto...¡¡estaban volando!!, el burro prieto se elevó con los seis chamacos... ¿cómo que voló el burro abuelita?, preguntamos todos a un tiempo llenos de espanto, - Si, voló el burro prieto y ya en el aire, empezó a rebuznar echando lumbre por los ojos y el hocico y los chamacos a gritar desesperado y soltando el burro una apeste a azufre, dejó caer a Pilarillo y a su palomilla por el rumbo del barrio El choya, cayendo entre unos choyales, quedando los niños con las sentaderas espinadas, y además zurrados. Más tarde, unos vecinos los encontraron todos tuturucos y de inmediato los ayudaron...en un principio la gente no les creía lo que les pasó pues éstos hablaban puras incoherencias...estuvieron varios días enfermos y quitándoles las espinas y dicen que gritaban “!ya me quiero ir a la escuela antes de que se enoje el profesor!”.

            Después de varios días, al fin Pilarillo y los demás niños se recuperaron del susto que les dio el chamuco, y cuentan que a partir de entonces fueron los niños más disciplinados, puntales en la escuela, trabajadores y obedientes, eran el ejemplo en la Escuela 48 y en todo lugar; y se les quitó la maña de irse a vagar al monte...!uy abuelita, que mandando querías que te hiciera!, dijimos todos a un tiempo...

            ...Y a Pilarillo y su palomilla se lo cargó el chamuco en el monte de los burros...



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LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“GRACIAS AL GENERAL LAZARO CARDENAS DEL RIO...FUE LA RECUPERACION ECONOMICA DEL PAIS.”

  • 79 aniversarios de la histórica expropiación petrolera…

            El día 18 de Marzo de 1938, será notable en la historia de México por haberse realizado en esa fecha la expropiación, por causa de utilidad pública, de las empresas petroleras extranjeras que se habían declarado en rebeldía en contra de las leyes mexicanas, que estaban obligadas y se habían comprometido solemnemente a respetar. Dicho acto histórico lo ejecutó el gobierno revolucionario presidido por el señor General Don Lázaro Cárdenas del Río, con apoyo en la Constitución, en las leyes dimanadas de ella, y con el aplauso unánime del pueblo mexicano; produciendo un efecto positivo en el mundo tal acontecimiento de expropiación petrolera y defensa de la soberanía nacional.

            El petróleo es una sustancia mineral depositada en grandes yacimientos en el subsuelo de algunos estados, especialmente en los del litoral del Golfo de México, Tamaulipas y Veracruz. Esta sustancia tan indispensable en la vida moderna fue conocida primeramente por los indígenas, antes de la conquista española y la utilizaban como medicamento o en sus ritos primitivos. Tampoco fue desconocida por los españoles, pues en las “Leyes de Indias” y en las ordenanzas de minería se hace mención de los betunes y jugos de la tierra, cuya propiedad decía el Rey de España, juntamente con las minas es de mi real corona.

            Consumada nuestra emancipación política del trono español, la propiedad del suelo y del subsuelo de México pasó nuevamente a ser del dominio de la nación; representada ésta por su legítimo gobierno. Así lo comprendieron los gobernantes anteriores, a Don Porfirio Díaz, y así lo practicaron; pero este nefasto presidente en su afán de proteger a las empresas extranjeras quienes lo llenaban de adulaciones, otorgó concesiones y ventas vergonzosas y concedió y excenciones a empresas cuya presencia en México, lejos de serle favorable, tenía que acarrear muy serios conflictos a la economía, al bienestar, y a la tranquilidad nacional. Causa de guerras, de males y conflictos diversos fueron las compañías extranjeras que en mala hora solapadas por un pésimo presidente como Porfirio Díaz que aborrecía a los indios mexicanos, y quien decía “QUE EL MEJOR INDIO, ERA EL INDIO MUERTO”, siendo que ellos eran legítimos propietarios del suelo mexicano, y que Porfirio Díaz permitió que se apoderaran de nuestra riqueza petrolera, entre otras cosas, con el alcaguetaje de la inversión extranjera y tal parece que en la actualidad estamos viviendo lo mismo, o vamos a vivir lo mismo, porque amenazan privatizarla.

            Nuestros visionarios constituyentes que forjaron la carta magna de 1917, con Carranza a la cabeza, y que el costo fue muy alto, el suelo de México fue regado con la sangre de millones de mexicanos, tuvieron buen cuidado de declarar el artículo 27, en el que se respaldó Lázaro Cárdenas para hacer valer la ley aquel histórico 18 de Marzo de 1938, pero antes, el seis de octubre de 1936, PROMULGO LA LEY DE EXPROPIACION POR CAUSA DE UTILIDAD PUBLICA, sin la cual la expropiación petrolera no hubiera tenido base legal. No fue expropiación petrolera la que realizó, puesto que esa riqueza ya era propiedad de la nación. Expropió los bienes de los extranjeros pagando en su justo precio como lo marca la ley. En ese día memorable, el pueblo de México y otras naciones se volcaron dando su apoyo al presidente en defensa de la soberanía nacional. Las compañías extranjeras que se dedicaban a la explotación del petróleo en México, no tenían sobre él, derecho de propiedad, sino meras concesiones que les permitieron explotar los yacimientos mexicanos. En tal virtud, México no expropió el petróleo, únicamente recuperó su propiedad, que temporalmente estaba en manos extranjeras.

            Aquel memorable 18 de marzo de 1938 el zócalo se vio invadido de miles de mexicanos...enternecía ver a los niños con sus alcancías, la gente más humilde pasaban y se iban quitando anillos, aretes, cadenas, medallas y toda clase de alhajas, dejándole al Tata de Jiquilpan los montoncitos que iban creciendo, para pagar la deuda...hubo lesionados que dejaban sus muletas, bicicletas, puercos, gallinas, señoras elegantes que entregaban sus abrigos de mink y sus medias de seda...era la respuesta del pueblo de México a su presidente. La historia de México registra numerosos hechos gloriosos, pero entre ellos, hay cinco cuya enorme significación ha sido trascendentes a través de los años quedando impreso de manera perenne en la memoria de todo mexicano:

            El 16 de Septiembre de 1810, que marcó la independencia de México teniendo como guías a Don Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y pavón, además de otros gloriosos insurgentes. El 15 de Julio de 1867, en que fue restaurada la República después de la tenaz lucha que el benemérito de las Américas Don Benito Juarez sostuvo contra los invasores franceses, y trajo como resultado la caída del impero de Don Maximiliano. El 20 de Noviembre de 1910 en que Don Francisco I. Madero, el mártir de la democracia dio principio a la revolución social mexicana. El 05 de Febrero de 1917, en que se promulgó nuestra carta magna, LA CONSTITUCION; la que según ha sido reformada más de 900 veces de acuerdo a los intereses del gobierno en turno, que tal parece que la reforman para despojar de su riqueza al país, como sucedió con el artículo 27 por citar alguno. Y el 18 de Marzo de 1938, en que no sólo se realiza un acto de ingente justicia, sino que se sientan las bases de una patria independiente en su vida económica que a partir de entonces luchara porque México y los mexicanos seamos dueños de la riqueza que el país posee, y cuya explotación esté orientada hacia el fortalecimiento de la Nación y hacia el logro de un imperecedero anhelo: LOGRAR LA FELICIDAD DEL PUEBLO MEXICANO como lo demandó el generalísimo Iturbide en la independencia de México.

            La expropiación petrolera es en el calendario cívico una fecha gloriosa. 18 de Marzo de 1938, pero en la sucesión de los acontecimientos históricos de México, viene a ser la culminación de una serie de hechos que para la mayoría de las personas han pasado inadvertidos. El primero de ellos se sitúa en 1925, cuando el Joven General Lázaro Cárdenas de solamente 30 años de edad, que había madurado en las filas de la revolución se hizo cargo de la comandancia militar de las Huastecas, que comprendía región petrolera. Esto permitió a quien con el tiempo había de  ser presidente de la República se diera cuenta directa de forma inicua trataban a los trabajadores, de los ilegales procedimientos que empleaban para adueñarse de las tierras donde estaban los pozos productores del petróleo y de la soberbia con que los magnates petroleros extranjeros se comportaban respecto a nuestras leyes, lesionando en repetidas ocasiones la dignidad nacional. También la oportunidad fue propicia para demostrar que nuestro presidente “EL TATA LAZARO”, era insobornable, porque al contrario de Porfirio Díaz, no cedió ante los halagos ni ante los cuantiosos obsequios de los empresarios extranjeros (de estos hombres que no les importa las adulaciones ni los halagos necesita la patria hoy en día). Otro hecho histórico, fue la expedición de la Ley Cardenista, “LEY DE EXPROPIACON POR UTILIDAD PUBLICA PROMULGADA EL 06 DE OCTUBRE DE 1936”, esta ley tiene como fundamentos la defensa de los intereses nacionales y la aplicación de un criterio de justicia social. El General Lázaro Cárdenas basó su gobierno en la acción revolucionaria de las masas y en la fiel interpretación de la Ley. Fue un presidente que unió la sinceridad de la promesa con la realidad de la ejecución.

            Lázaro Cárdenas, a la edad de 40 años fue electo presidente de la República Mexicana por la voluntad de la mayoría con 2 millones 268,567 votos, siendo éste una de las votaciones mas copiosas que registra la historia democrática de México. El Tata Lázaro, nació en la ciudad de Jiquilpan de Juarez, Michoacán, en mayo de 1885, procede familia muy modesta pero muy honorable. Quedó huérfano a temprana edad, apenas terminó la primaria, cuarto en ese tiempo (lo que demuestra, que tal parece que entre más estudios y licenciados son los presidentes, más despojan al país de sus bienes). Lázaro Cárdenas tuvo que trabajar de muy niño para ayudar a su familia y se dedicó a aprender tipografía. En 1913, cuando apenas tenía 18 años, después del asesinato de Don Francisco I. Madero y Pino Suarez, se lanzó a la revolución. Las operaciones de su vida militar están en su hoja de servicio que acusan 20 años ininterrumpidos al servicio a favor de la revolución. Su obra como gobernador de Michoacán está grabada en la gratitud de su pueblo, y su labor como presidente de México ha trascendido y seguirá trascendiendo en la historia para ocupar en ellas numerosísimas páginas pendientes de escribirse.

            Después de Cuauhtémoc, de Morelos, de Juarez y de Madero, no ha tenido México un presidente de espíritu más equilibrado y perfecto; un ser con todas las características del hombre, que ese soldado del pueblo, paladín y defensor de sus derechos, que se llama Lázaro Cárdenas del Río. Cárdenas heredó del primer héroe y mártir mexicano, Cuauhtémoc, el estoicismo ante los grandes peligros y problemas de sus patria; de Morelos, posee la visión exacta del porvenir de sus hermanos los desheredados; de Don Benito Juarez, la constancia, el tesón y la fuerza en una labor que requiere no abandonarse un instante; y de Madero recogió ese fuego que arrebata a su corazón exaltados ímpetus, y que lo hizo ir de lugar en lugar viviendo con los pobres alentando sus anhelos y sembrando entre ellos la semilla de un mañana más próspero y feliz.

            En un momento de ardor los estrategas publicitarios de los norteamericanos, tratando de subestimar la decisión del presidente Cárdenas, en sus medios de comunicación dijeron que el petróleo se había expropiado de acuerdo con el Presidente Wilson. La respuesta de aquí para allá, fue muy contundente. Los encargados de responder las pedradas externas, comisionaron a una conocida dama especialmente para que en una cena formal que se dio en una de las embajadas, dejara caer por allí que el gobierno, había recibido mensajes del alto comando alemán, en el sentido de que si les daban paso los mexicanos por aquí para invadir a los norteamericanos, nos devolverían las tierras que nos robaron en 1847: Arizona, Nuevo México, Texas y Alta California. Esto bastó para que los cerebros de la guerra fría y de quienes pretendían menospreciar el gesto heroico de Cárdenas del Río se pusieran en paz.



…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…




viernes, 3 de marzo de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“LA TACONUDA...LEYENDA DEL BARRIO EL MANGLITO”.


         A la tenue luz de los faroles, alrededor de las lumbreantes hornillas, contaban los mayores que por el popular barrio El manglito...barrio de pescadores por tradición, en el solar de los Abaroa se aparece LA TACONUDA. A través de los años fueron muchas las personas que se han espantado en el barrio. Cuenta la leyenda que desde la época de La colonia, en noches plateadas por la orilla del mar, donde ahora es el astillero y donde siempre se ha llamado El palmar de Abaroa, de entre los palmares salía quejándose lastimeramente una mujer altísima volándole al viento la  cabellera tan larga y tan negra como la noche, vestida de largos ropajes blancos y zapatos de altos tacones, quien caminaba lentamente recostándose de trecho en trecho sobre la empalizada de la cerca de la familia Abaroa, y quienes la escucharon, dicen que decía con voz de ultratumba, quejándose lastimeramente...ayyy...ayyy... se fueron y me dejaron...el navío levó anclas...ay que será de mi.
         Cuentan que fueron varios los osados que se atrevieron a preguntarle qué le pasaba y si podían ayudarla, creyendo que era cosa de este mundo...pero que la joven continuaba muy altiva su camino como si no los hubiera visto...entonces se daban cuenta que era una alma en pena y corrían despavoridos.
         En época revolucionaria, cuentan que elementos de la tropa, así como del partido contrario, fueron varios los desconcertados al ver pasar de repente entre los dos bandos, al fragor de la artillería a la misteriosa mujer de altos y ruidosos tacones que hasta polvo levantaban en el camino, y de repente perdía el suelo, como elevándose a la vez que desaparecía. Quienes tuvieron el infortunio de toparse con la taconuda, dicen que nunca le vieron el rostro, que iba vestido de largos ropajes blancos y calzaba zapatos de altos tacones, con lo que hacía mucho ruido. La taconuda, decían los que la vieron, que subía por la calle Encinas partiendo casi desde  la orilla del mar, daba vuelta por la calle Abasolo recostándose sobre el cerco de la misma manzana y se metía precisamente por el zaguán de Doña Quico Abaroa (q.e.p.d.) y se pasaba por los otros solares y paredones hasta bajar por el palmar del Manglito, perdiéndose entre las pangas de los pescadores.
         La taconuda era el tema en las tertulias familiares y el era “el coco” para los niños y adultos a quien toda la vida en diferentes épocas del año la vieron, principalmente en las noches de  plenilunio, casi casi después de escucharse el lastimero llanto de la Llorona...y dicen que, tenían que tomarse té de palo de brasil para el mal de espanto. La taconuda por el barrio del Manglito, a través de los tiempos ha sido la leyenda que ha circulado entre las familias de ese pintoresco barrio de pescadores. En aquellos años, cuando los jóvenes salían a los bailes, a las tardeadas en el kiosco del malecón y la plazuela amenizadas por las orquestas de Don Rafael castro y Don Luis Gonzalez, entre otros músicos de la época, tenían que regresar temprano a sus hogares, y venían con el Jesús en la boca, no fueran a encontrarse de repente con La taconuda o a escuchar el lastimero grito de la Llorona, como a muchos les había pasado ya. Fueron varios los pescadores que en las madrugaditas aquellas se toparon con la taconuda entre los palmares, principalmente en noches de luna. Cuentan los antiguos que no hace mucho tiempo la taconuda volvió a las andadas...varias personas la vieron, si no que le pregunten al Guilo.
         Cuenta Polencho el pescador, que él ha pasado muchas experiencias de este tipo de aparecidos, pero que nunca se había espantado tanto como cuando una madrugadita de aquellas, como era su costumbre iba al mogote a pescar, que de repente se soltó un aguacero, y salió de prisa de entre las pangas  la taconuda, quien  se quedó metida entre los palmares, pues no pudo salir a que se escucharan el fuerte taconeo de sus zapatos debido a la lluvia,  él ya había escuchado de esta leyenda, y  por curiosidad le buscaba el rostro pero por más que lo intentó no pudo vérselo, ya que la larga y negra cabellera la cubría casi toda, chorreándole el agua de la lluvia entre los cabellos y los largos ropajes, que eran como una etérea visión,  que mejor se hizo como que no la había visto, pero que llevaba el corazón en un hilo.
         ...En las noches de Luna...en el Barrio El Manglito, puede aparecer en cualquier momento, con su triste lamento y el ruidoso taconeo de sus zapatos...La taconuda, con sus largos ropajes blancos y negra cabellera al viento.


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LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“EL ANTERIOR SIETE DE MARZO DEL 2003, NACIO A LA VIDA ETERNA EL AMERITADO MAESTRO CESAR HUGO PIÑEDA CHACON”.


·        Maestro tenías que ser...camino de la esperanza
·        Casi siete décadas de entrega absoluta en la labor magisterial.
·        Por sus incontables méritos...el Museo Regional de Antropología e Historia, debía de llevar su ilustre nombre.
·        Fue fundador del Club de Exploradores “Huaxoros”, y que dio pie al Movimiento Scouts de Baja California Sur, al cual dedicó 25 años de su vida.
·        Fue merecedor de más de 130 reconocimientos destacando en variados campos de la educación y la cultura.
·        Fue el creador de los escudos estatal y municipal.
·        En el campo de la pintura y el diseño, se puede apreciar su obra pictórica; así como su labor en la difusión y el impulso a los valores sudcalifornianos.
·        Fue precursor en la consolidación de la apertura en 1981 del Museo Regional de Antropología e Historia así como de otras instituciones similares.
·        En sus escritos sobresalen poemas, narrativas, más de doce guiones educativos sobre temáticas como: las pinturas rupestres, la sierra de la laguna, la historia de la Ciudad de La Paz, entre otras.


El anterior siete de Marzo del dos mil tres, nació a la vida eterna el ameritado e ilustre sudcaliforniano profesor Cesar Hugo Piñeda Chacón, motivo por el cual dedico este sentido homenaje, a quien con su dedicación y esfuerzo labró el futuro de incontables generaciones de profesionistas, moldeando su personalidad y forjando su carácter, y segura estoy que el pueblo sudcaliforniano comparte este sentir y valora en su justa dimensión la obra educativa de tan distinguido maestro.

Profesor Cesar Piñeda Chacón, maestro no es aquel que sólo ha cumplido con sus diarias tareas impuestas por la sociedad, maestro es aquel, que como él, motivado por una mística de servicio entregó lo mejor de sí mismo, de sus conocimientos y valores morales, y que proyectó su tarea a la comunidad. ¡Estos valores fundamentales que identifican y le dan sustento al servicio educativo ha sido el sello indiscutible de su personalidad....! ¡MAESTRO TENIAS QUE SER! ....¡MAESTRO DE VOCACION!... ¡MAESTRO AUTENTICO!

El profesor Cesar Hugo Piñeda Chacón, vio la luz primera en esta ciudad de La Paz el 28 de Noviembre de 1912, cuando estaba en su auge la extracción de la madre perla, la ganadería, minería y la pesca. Siendo sus padres Don Filemón Cecilio Piñeda Contreras y Victoria Chacón Meza de gratos recuerdos. Cabe destacar que Don Filemón fue reconocido poeta autodidacta sudcaliforniano, de quien su hijo Cesar Hugo heredó el gusto por la lectura y manifestaciones culturales.

Eran tiempos revolucionarios en el país, y por consiguiente en esta entidad, con una población de 40 mil habitantes en todo el distrito sur en aquella época, cuando surge la figura revolucionaria del General Félix Ortega Aguilar, y entre tiros de escopetas y sobresaltos, el pequeño César daba sus primeros pasos. Su infancia transcurrió en la tranquilidad de aquella Paz de los años 20, de molinos de viento, huertos familiares y barcos mercantes entre tantas otras cosas  de evocadores recuerdos, disfrutando de sus bellezas naturales, de la unidad familiar, compartida con sus nueve hermanos. Apenas tenía Cesar Hugo  diez añitos, cuando la infancia se despide con un doloroso acontecimiento; su padre Filemón falleció en Mayo de 1922. Cesar Hugo se fue forjando y moldeando su carácter en el yunque de la vida misma, y gracias a la inteligencia y abnegada entrega de una madre que supo educarlo en el hogar, aprendió a ser autosuficiente y a autoestimarse.

El ilustre maestro, a sus noventa años de edad y con el corazón repleto de satisfacciones, recordaba con veneración a su inolvidable maestra de primaria en su feliz infancia, Zarina Cota; y con especial cariño a toda la gente que enmarcó el trayecto del sendero de su luminosa y fructífera vida.
Los estudios primarios los realizaron en su ciudad natal; y para poder continuar a nivel más avanzado, hubo de viajar a la ciudad de México en donde tuvo la suerte de incorporarse a la escuela a través de la cual se le facilitó tomar cursos de pinturas en la prestigiada escuela San Carlos. Dado su interés de complementar su formación, tomó un curso de oratoria con el maestro Manuel Bernal; al término de este periodo formativo, Cesar Hugo se dirige a Michoacán como profesor rural.

Son los convulsionados años de la guerra cristera la que le dejó muy amargos recuerdos; esta fuerte y conmovedora experiencia continuaba viva en su memoria y en su corazón recordaba con nostalgia a los cientos de campesinos que salieron a despedirle y a pedirle que no se fuera. Habían pasado tres años y en ellos de la animadversión a la admiración;  sus logros son una de esas satisfacciones que solo quien tiene el poder de darse a los demás con generosidad, puede lograr, y esta generosidad marcó su vida. Después de tantas experiencias y satisfacciones como maestro rural a su regreso a su tierra natal, a esta hermosa ciudad capital La Paz, integrado a la docencia, se da a la tarea de buscar nuevas alternativas; por lo cual introduce el esculturismo en el salón de clases, y posteriormente se le encomienda la tarea de diseminarlo en todo el Estado.

Los jóvenes de ayer y de hoy le reconocen su valioso aporte al cual los hace parte de esta valiosa experiencia formadora que trascendió en la historia educativa de Sudcalifornia. El profesor Piñeda Chacón por su permanente lucha y tenacidad en el trabajo de difusión educativa y cultura fue merecedor de más de 130 reconocimientos destacando en variados campos. Casi siete décadas de labor magisterial, y los frutos de su entrega se aprecian en un sinnúmero de destacados alumnos que no olvidan esta valiosa formación. En el campo de la cultura y el diseño se puede apreciar tanto su obra pictórica como su labor en la difusión y el impulso a los valores sudcalifornianos. Fue asimismo el creador de los escudos estatal y municipal del Estado de BCS.

El profesor Cesar Piñeda Chacón fue además fundador del Club de Exploradores Huaxoros que dio pie al movimiento Boys Scouts en Baja California Sur, dedicándole más de 25 años de su vida. Es también esta actividad en la que se rescata y conoce el patrimonio cultural dispersos en las  zonas rurales la que provee el material con que se inicia el Museo territorial, y a partir de éste se crea el Patronato para la Preservación del Patrimonio Histórico  Cultural de Baja California Sur, A.C. el cual da la pauta para que finalmente se consolide en 1981 el Museo Regional de Antropología e Historia. En sus escritos sobresalen poemas, narrativas, entre las que se cuentan: “La leyenda de las clavellinas”, así como  la realización de más de doce guiones educativos sobre temáticas tan distintas como las pinturas rupestres, la sierra de la laguna, la historia de la ciudad de La Paz, rescate de los valores culturales de las comunidades rurales de Baja California Sur, entre otras.

Su participación activa en eventos sociales y culturales favoreció el desarrollo de instituciones gubernamentales y privadas como : El Club de Leones, Colegio Anáhuac, Mutualista Unión, Seminario de Cultura Mexicana, A. C, Sala Ibo, entre otras. Han pasado los años y los inviernos escarcharon sus cabellos, y después de la misión cumplida más allá de las metas, pasó su vida al calor de su hogar rodeado de su familia quien mentalmente continuaba activo recordando con veneración a su adorada esposa María Consuelo Geraldo de Piñeda quien hace algunos años se le adelantó en el camino y le dejó el regalo más  hermoso de su vida, además de su recuerdo, seis hijos: César, Víctor, Hugo, Aldo, Luis y Victoria, quienes le dieron la dicha de nueve nietos, bisnietos, así como nueras y yernos. El profesor Piñeda Chacón hasta sus últimos momentos continuaba alimentándonos con su riqueza espiritual con su ejemplo de lucha positiva, creativa y honesta por las causas nobles de la educación y la cultura, por los valores trascendentes que nos permite ver con mayores esperanzas el futuro de la niñez y la juventud....DESCANSE EN PAZ.

Esta semblanza fue publicada hace más de quince años en los prestigiados medios de comunicación el sudcaliforniano, revista compás, y en contacto directo del centro de radio y televisión canal 10.

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