sábado, 10 de diciembre de 2016

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ

“EL PARPADITO Y SU CARRETILLA...EN LA LEYENDA DEL BARRIO EL MANGLITO DEL BARRIO EL MANGLITO”... UN PERSONAJE DE LEYENDA


             Con el cielo tachonado de estrellas, cuando los habitantes del manglito aún dormían, arrullados por el murmullo del mar y las palmeras doblándose por el viento, el chirriar de la carretilla del “parpadito” se escuchaba en las callecitas del vecindario, rumbo a la mojonera y al palmar, y la gente tranquilamente después de la dura jornada diaria se daba vueltas en sus camas entre los tibios ropajes al escuchar entre sueños el ruido de la carretilla que con presurosos pasos empujaba el “parpadito”, seguida por ladrido de los perros y enmarcado con el canto de los gallos, sin faltar desde luego su fiel compañero el perro “el mojocuán”.


            En la alborada, bajo aquel hermosos palmar del barrio el manglito, inundado el ambiente de ricos aromas a lisa y pechos de caguamas asados,  el “parpadito” se sentaba en el paredón donde estaba la palma “cuata” y la palma doblada que caía al mar...en espera de los felices pescadores, quienes regresaban con su barca hasta los bordes de las mejores especies y se atracaban a la orilla de aquel inolvidable palmar, y el “parpadito” con ellos se ponía a negociar. Rafael Cruz fue su nombre...hombre noble y muy trabajador, estimado y respetado por la gente del pueblo...siempre se distinguió por su bondad...le gustaba tener muchos amigos y de la vida disfrutar nadie sabia su historia...una soleada mañana de invierno con dos niños de la mano, al barrio del Manglito lo vieron llegar...y la gente de aquel ayer, de gran corazón con los brazos abiertos lo recibió.

            A Doña Paulita Carballo, distinguida señora del barrio el Manglito, el “Parpadito” la mano le tendió, y  bajo su protección, en su casa se quedó...cariñosamente la gente del pueblo lo empezó a llamar “El parpadito”, pues precisamente parpadeaba continuamente y por ello el apodo. El parpadito con su carretilla, muy temprano el pescado fresquecito y la caguama destazada por el caserío del poblado salía a vender...”precios justos y calidad” era su lema...pues antes puro pescado de calidad consumían los sudcalifornianos. Los madrugadores locatarios del mercado Madero, lo tenían en gran aprecio...fue el primero que en una carretilla llevaba pescado a ofrecer al publico consumidor de las madrugaditas aquellas de La Paz antigua...las gentes con sus canastas o morrales tejidos de palma y morrales ixtle acudían al mercado Madero como era la costumbre a abastecerse del alimento diario. En esa época no se usaban refrigeradores.
           
            Entre aquellos aromas a humo de cigarro, pan calientito y café de grano, en el mercado Madero, estira y afloja de precios, afiladas de cuchillos de los carniceros, cajones de frutas y verduras por aquí y por allá, sobre todo el calor humano donde todos nos conocíamos en La Paz que se perdió, irrumpía el parpadito con su carretilla ofreciendo el pescado fresquecito y descamado, antes ni se usaba que lo vendieran en filetes, pues se vendía entero y la gente aprovechaba también el hueso y cuero del pescado para hacer exquisito y nutritivo caldo o un estofado...”!!Pargos colorados para el caldo...cuartos y pechos de caguamas baratos!!” era el alegre pregón en el mercado y en las callecitas de aquella Paz romántica y de ensueño.

            ...Así fue transcurriendo la vida del “parpadito” en el legendario barrio el manglito...el barrio de la pesca, la caguama, el callo de hacha y la almeja...barrio de pescadores por tradición...la brisa del mar fue escarchando sus sienes...y el paso del tiempo dejó también surcos en su rostro...respetando la noble sonrisa que siempre lo distinguió entre la gente que lo apreciaba. Aparte de su trabajo, el “parpadito” fue un padre ejemplar, creció a sus hijos con el producto de su esfuerzo, con la venta de caguama y pescado en su carretilla...hijos, que como las aves dejan el nido, emprendieron el vuelo dejándolo solo. Pero don Rafael Cruz, el “parpadito”, nunca estuvo solo...tenia por familia a toda la linda gente del legendario barrio el manglito, los pescadores, pelícanos y gaviotas, así como su amigo el perro el “mojocuan”, además del cariño inapreciable de doña Esperanza García Carballo, y doña Paulita Carballo quienes lo apoyaron siempre...su cabecita se tornó en copo de nieve...con un paliacate anudado al cuello, enfundado en un overol de mezclilla, y calzado con huaraches de llanta, tarareando alegremente una canción, que no se entendía cuál; empujaba la carretilla llevando el alimento diario a los hogares sudcalifornianos sin distingos de clases sociales.

            En una mañana de verano, cuando sus pasos eran ya lentos y su espalda encorvada estaba ya, así como la nieve en sus cabellos, y su rugoso rostro denotaba el paso del tiempo transcurrido, el ruido de la carretilla no se escuchó mas...la gente en sus camas se daba vueltas y vueltas y la carretilla no pasó nunca mas...el fiel perro, el “mojocuan”, en su tapete junto a la carretilla en la puerta del hogar del “parpadito”, de tristeza languidecía...su amo, el popular “parpadito” del barrio el manglito no se levantó mas... con una sonrisa la gente lo encontró, y con su cabeza plateada parecía que dormía...si, dormía el sueño de los justos... Los caritativos pescadores del barrio El Manglito encabezados por Doña Esperanza García Carballo (Doña Pona), le dieron cristiana sepultura...Quizás en el más allá el “parpadito” empujaba su carretilla...

“…Por el placer de Escribir… Recordar y Compartir…”



Este trabajo fue publicado, hace más de 10 años en el periódico “El sudcaliforniano” revista “Compás” y programa de radio “Contacto directo”

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