lunes, 23 de julio de 2018

LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ.
DOMINGA G. DE AMAO...PERIODISTA, POETA Y ESCRITORA...FLOR DEL CAMPO PENINSULAR.
• EN SU 106 ANIVERSARIO DE SU NATALICIO.
• NACIO A LA VIDA ETERNA EL 20 DE JULIO 2005
• UN JARDIN DE NIÑOS LLEVA SU ILUSTRE NOMBRE… DOMINGA GONZALEZ MORALES… EN LA COLONIA MANUEL MARQUEZ DE LEON ENTRE OTRAS COSAS…
• PONENCIA PRESENTADA POR MANUELITA LIZARRAGA EN LA SEPTIMA LITERATURA REGIONAL ORGANIZADA POR LA UABCS, JORNADA QUE LLEVO SU ILUSTRE NOMBRE
Aquella noche de plenilunio...20 de Febrero de 1912...en el pintoresco pobladito “El rinconcito”, junto al valle perdido, jurisdicción del Real de San Antonio Baja California Sur, el hogar del matrimonio formado por el ganadero Don Simón Wenceslao González y Antonia Morales Avilés, se cimbró con el llanto de la niña que nacía a la vida entre las morenas manos de la comadrona del pueblo...llanto, que como el alegre trinar del ruiseñor cantándole a la vida se confundió entre el eterno silbar de la alta chimenea del mineral del triunfo y los ruidos propios del mina “La Sin Rival” de las inmediaciones del valle perdido alegrando el corazón de sus padres y a la que por nombre pusieron DOMINGA.
Álgidos tiempos revolucionarios y políticos se vivían en todo el país, y por consecuencia en el territorio peninsular...armadas perleras inundaban el mar...grandes vapores europeos fondeaban en la bahía en busca de las perlas del mejor oriente...los pueblos mineros, la ganadería y el comercio marítimo estaban en gran actividad...y en ese marco, entre sobresaltos y tiros de escopeta la amorosa madre mecía la cuna de cacaixtle que colgaba de las vigas del techo, arrullando tiernamente a la niña Dominga, que dentro de ella dormía. Ese año de 1912, el vicepresidente de la República Mexicana José María Pino Suarez visitó La Paz. Dominga daba sus primeros pasos cuando en 1913, la nación mexicana se estremecía con la noticia del asesinato del presidente de México, Don Francisco I. Madero y del vicepresidente Pino Suarez, consternando a la población de La Paz originándose la revuelta entre Orteguistas y Federales.
A temprana edad, Dominga dio muestra de su preclara inteligencia ante el regocijo de sus padres y su hermano Pedro...entre el polvo del valle perdido y la bruma del tiempo quedaron plasmadas las pequeñas huellas de Dominga, así como las voces y risas cantarinas de sus juegos infantiles que se las llevó el viento entre praderas, campos y serranías. En aquel marco de movimientos armados en la Península, la niña crecía... y así, se promulgó la Constitución de Nuestra carta Magna en 1917 contando Dominga apenas con cinco añitos. Su padre, don Simón Wenceslao tenía la ilusión de que sus hijos tuvieran una mejor educación, por lo que les llevaba hasta su hogar personas preparadas para que les enseñaran; pero la fatalidad se ensañó en aquél hogar, y una fría tarde de invierno, el padre de Dominga falleció cuando ella aún era muy pequeña.
Doña Antonia, su madre, mujer de temple y luchadora tuvo que hacerle frente a la vida y se trasladó a Cabo San Lucas en busca de trabajo y del amparo de su familia. En ese año de 1920, sucedió un hecho histórico en La Paz; por plebiscito, resultaba electo por el pueblo el primer gobernador, Don Agustín Arriola Martínez quien dio gran impulso a la educación y al desarrollo de Baja California Sur entre otros rubros; mientras que Dominga cursaba su primaria en Cabo San Lucas, lugar que le parecía tan bello a la niña, ya que la casa mas bonita, grande e importante de ese lugar de pescadores, era la de las “golondrinas”, propiedad de Don Julio Gómez Ritchie, quien fue el inventor de licor de damiana; allí estaba una agencia de correo con sus diligencias tiradas por briosos corceles y en sus alforjas traían la correspondencia desde La Paz, lo que tardaban 15 días y llamaba la atención de la niña ya que era gran amiga de la familia Gómez Ritchie y sobre todo de las 9 niñas que don Julio tenía. Entre aquellos arroyos perfumados a damiana, orégano y brisa del mar, Dominga pasó su primera infancia en Cabo San Lucas jugando en las orillas de las playas con los lobos marinos y las focas, deleitando su mirada contemplativa con el avistamiento de ballenas, y sintiendo gran pesar cuando los japoneses las cazaban y arponeaban indiscriminadamente, así como saqueaban los mares de las especies mas finas y mataban el tiburón para comerciar con su aceite; pero también gozaba al ver pasar los grandes vapores rumbo a San José del Cabo donde cargaban mucho ganado, frutas, guacales de cacaixtle repletos de quesos, verduras y productos propios de la región. A la niña le encantaba disfrutar y sentarse en las vértebras de ballenas que acostumbraban los habitantes de Cabo San Lucas poner como bancos en las banquetas así como jugar en el hermoso médano y aquel barco quemado donde había cantidad de caguamitas, acompañándole en sus juegos infantiles sus inseparables amiguitas, Mercedes y Martha Ceseña.
Doña Antonia, madre de Dominga y Pedro, preocupada por la educación y superación de sus hijos se trasladó a La Paz, la que le pareció a la niña muy hermosa, con su bahía de cristalinas aguas inundadas de embarcaciones de vapor y vela, así como de molinos de viento y huertos con arboles frutales y donde Dominga continuó su primaria en la escuela 48, la que estaba ubicada en la casa de la familia Amao en Revolución y Juárez, siendo su maestra Lupita Avilés. Luego continuó estudiando en la escuela No. 2 y de las compañeras que recuerda, son a las hermanas Ruibal, Laura, Elena, María Luisa y Carmen quienes con gran entusiasmo estudiaban música como era la costumbre con el profesor Tereso Hernández. Hermosos recuerdos guarda Doña Dominga de la ameritada maestra Rosaura Zapata Cano de quien fue muy amiga uniéndoles un gran cariño ya que impulsó sus inquietudes artísticas, siendo Dominga integrantes de la estudiantina que se presentó en el Teatro Juárez. La profesora Concepción Casillas Seguame, así como Soledad, su hermana, también fueron sus maestras. Dominga, desde temprana edad sentía inquietud por las letras, ya escribía versos a sus maestros y a su adorada madrecita en esa época, adoraba el libro “Aladino” que Rosaura Zapata le regaló enviándoselo desde la Ciudad de México ya que mantenía correspondencia constante y directa con la emérita maestra.
En aquella Paz tranquila y hermosa, de molinos de viento, de música y de romance donde todos sus habitantes eran como una familia, Dominga rodeada del cariño de su familia, maestros y amigos arribó a la edad de las ilusiones. Y el amor llegó a su vida despertando aún más el ruiseñor que llevaba en su corazón para cantarle a la vida, a su pueblo, a la juventud, a la niñez, al amor y las buenas costumbres a través de sus versos...ella recuerda que durante un viaje que realizó en compañía con su madre al “Boleo” en Santa Rosalía cuando estaba en todo su apogeo la extracción de cobre por compañías francesas Dominga conoció a su primer y único amor transformando su vida, el joven ganadero Don Loreto Amao, quienes después de un bonito romance apegado a las buenas costumbres de la época se unieron en matrimonio en San Antonio, Baja California Sur, donde radico por muchos años hogar que Dios bendijo con 4 hermosos retoños: Alba, Cesar, Otto y Loreto Hugo; empañando su felicidad la muerte del pequeño Cesar a la edad de 5 años. El inmenso amor a su esposo e hijos, y de forjar los valores vitales de la familia, nutre la sensibilidad y calidad humana de Dominga y surge en su alma la poesía interna fluyendo la inquietud por prepararse combinando sus deberes de virtuosa esposa y abnegada madre, y estudia periodismo por correspondencia desde su hogar, coronando sus esfuerzos al recibir su credencial de periodista en 1961 otorgado por el Instituto de Capacitación del Periodista de la Ciudad de México.
Como abnegada hija cuidó de su madrecita hasta su ancianidad cerrando sus ojos en el lecho del sueño eterno. Apoyada siempre moralmente por su esposo, con quien compartió su vida más de 60 años, y quien falleció casi a los 92. Fue Dominga una dinámica periodista que sin recibir retribución alguna inundó los diarios de la época con sus colaboraciones informando a la comunidad oportunamente el diario acontecer, durante doce años. Estos fueron los medios en que ella colaboró: El Sudcaliforniano, La Voz del Sur, Tabloide, Guaycura y Nueva Era. En San Antonio dirigió el Instituto para la Infancia y la Familia siendo la primera presidente de DIF. Dominga fue del entusiasta grupo Fundadores de la Asociación de Prensa y Radio en 1967 (APYR), ampliando sus relaciones, colaborando en las revistas “Letras de California” (de Tijuana B.C.); “Palestra” y “California Gráfica”. Por su constancia y amor a las letras a Dominga G. De Amao en el año de 1987 las mujeres Profesionistas y de negocios le rinden un merecido homenaje en el Hotel Gran Baja, con la ceremonia de las “velas”, nombrándola “la mujer del año”, y otorgándole una constancia de reconocimiento. En el carnaval de 1992 doña Dominga es nombrada Valor Cultural del Año, lo que le dio gran satisfacción estimulándola a continuar escribiendo y cultivar ese natural arte dentro de su alma; y fluye la escritora, cantándole a la vida, a su tierra, a la juventud, a la niñez y escribe aportando a la sociedad en general sus dedicaciones y las flores de su pensamiento en las obras literarias: “Madrigales y cuentos”; “Confidente”; “Añoranzas”, “Arcoíris”, “Íntimo”, “Ocasos”, “Colección de cuentos cortos para niños”, “Antología”, “Ramillete”, “Dedicación familiar”, “Raulito y su abuelo”, “Ensayo nuestras raíces”, y la edición penúltima publicada el 21 de enero de 1999 a sus 87 años de edad escrito a su tierra natal “San Antonio”; obras editadas sin el apoyo gubernamental con su propio esfuerzo y el de su familia brindándole gran satisfacción y justo orgullo que sus libros se leen en las bibliotecas de Monterrey y Ensenada así como de esta ciudad capital; libros que doña Dominga obsequia a sus familiares y amigos donde da a conocer sus pensamientos, sus versos, crónicas y relatos definiendo los sentimientos para que los suyos se unan en el ideal de vivir en apego a sus raíces, respeto a la naturaleza y a un mejor mañana. En reconocimiento a sus méritos la Universidad Autónoma de Baja California Sur a través del Seminario de Investigación en LITERATURA REGIONAL, QUE DIRIGE DIGNAMENTE EL DOCTOR RUBÉN SANDOVAL, LE RINDIERON UN MERECIDO HOMENAJE EN EL MES DE MAYO DE 1999 DEL SIGLO PRÓXIMO PASADO, EN LA PRESENTACIÓN DE LA VII JORNADA DE LITERATURA REGIONAL QUE LLEVÓ EL NOMBRE DE DOMINGA G. DE AMAO, Y LA QUE FUE TODO UN ÉXITO DONDE PRESENTARON SUS PONENCIAS PRESTIGIADOS ESCRITORES SUDCALIFORNIANOS. SU BIÓGRAFA MANUELITA LIZÁRRAGA ALCARAZ EXPUSO LA PRESENTE SEMBLANZA
En San Antonio Baja California Sur, la biblioteca lleva su nombre, DOMINGA G. DE AMAO, como un homenaje al ruiseñor de aquella histórica tierra minera fundada por don Manuel de Ocio hace casi tres siglos. Por las empedradas callecitas de San Antonio existe la casita de adobe pintada de blanco arropada de perfumadas enredaderas donde felizmente vivió doña Dominga G. De Amao con su esposo e hijos y fue fuente de inspiración desde donde, cual ruiseñor, le cantaba a la vida a través de su escritura y de sus versos...en aquellas paredes de adobe quedaron plasmadas de voces y recuerdos de doña Dominga, quien fue fuente de inspiración del ameritado maestro Néstor Agúndez Martínez dedicándole en su libro “huellas de nuestro tiempo” editado en 1977 en el capitulo 5 “la voz del paisaje, un verso titulado “desde la cuesta”, a la estimada poetisa y amiga doña Dominga G. De Amao.
Cual reptil ondulando en la colina
Va el camino entre cactus y hondonadas
Bajo el sol, en las noches estrelladas
Y en la tarde que al orto se encamina.
Desde la cuesta el valle se domina
Las formas de Cerralvo calcinadas
Eternamente de olas coronadas
Entre el bermejo que unge la neblina.
Descendemos cual pájaro asustado
A la arteria de un pueblo hospitalario
Que es joyel en el monte aprisionado.
Es noble cual asceta solitario
Bregando con esfuerzo denodado
El pregona su afecto milenario.
...El invierno cuajó su cabeza de blancos y florecidos lirios...de su rostro, se esfumó la lozanía de la primavera...fundiéndose en el crisol de su arte literario, en el otoño de su vida, fluyendo once libros de amenas narraciones de Nuestra historia regional...en el ocaso, Doña Dominga nos ofrece su rostro sonreído como una margarita, y nos regala un libro más “Manojos de leyendas sudcalifornianas”...doña Dominga, con la satisfacción del deber cumplido, a través del cristal de su ventana, en la tranquilidad de su hogar...allá en su querido San Antonio, donde aun cantan las cigarras, brotan las amapolas y demás flores del campo, rodeada del cariño de sus 3 hijos, 17 nietos, 36 bisnietos, y 14 tataranietos y demás familiares y ve transcurrir el paso de los días, meses y años, leyendo, cultivándose enmarcada con el alegre trinar de los pájaros cantores...quizás musitando sus labios un mundo de oraciones con ese espíritu joven que siempre la ha caracterizado, envuelto en el ropaje de una muchacha antigua, dirá “señor mis pasos son ya lentos y el camino se acorta...poco a poco me vas acercando a ti”... ¡muchas felicidades doña Dominga G. De Amao!, gracias por concederme el privilegio de contarme entre sus innumerables admiradoras y amigas.
La estimada escritora falleció el 20 de Julio del 2005 a las dos quince de la madrugada en su tierra natal, el histórico San Antonio, donde después de ser velada en esta ciudad capital se ofreció una misa de cuerpo presente en la iglesia de San Antonio, y luego sepultada en su tierra. Se oficiaron de acuerdo con sus deseos tres misas por tres domingos consecutivos a partir del 24 de Julio, y el novenario en su memoria, inició el martes 26 del mismo mes, en donde fuera su hogar hasta su muerte, en esa localidad. Descanse en paz.
…Por el placer de escribir...Recordar…Y compartir…
*ESTA CRONICA FUE PUBLICADA HACE MAS DE 20 AÑOS, EN LOS PRINCIPALES MEDIOS DE COMUNICACIÓN MASIVA, Y CON MAYOR PRESTIGIO EN LA CIUDAD DE LA PAZ*

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