viernes, 24 de febrero de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“DON FRANCISCO INDALECIO MADERO GONZALEZ...A 144 ANIVERSARIO DE SU NATALICIO...Y LA REVOLUCION EN MEXICO”.
  • 22 DE FEBRERO DE 1913...104 ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO 





            Los espíritus más fuertes y eminentes se han asombrado hasta el éxtasis de la ideal perfección de Don Francisco I. Madero. Es el hombre que se atrevió a romper las férreas ataduras del “porfirismo”. Tanto más fuerte cuánto que por su apariencia eran los lazos de felicidad de paz y de concordia que unían al pueblo mexicano. ¡Hay del que intentara tocarlos siquiera! Su vida fue breve pero fecunda en beneficio del pueblo de México. Don Francisco I. Madero vivió escasamente 40 años. Nació el 30 de octubre de 1873 en Parras de La Fuente, Coahuila. Sus padres fueron el opulento capitalista Don Francisco Madero y Doña Mercedes Gonzalez. Realizó su educación primaria y algunos más en el lugar de su nacimiento con los jesuitas de Saltillo; permaneció otro tiempo en Valtimore, Estados Unidos; y luego, cinco años en el Liceo de Versalles, Francia, continuando después en la misma nación para asistir a la escuela de altos estudios comerciales hasta terminarla. Recorrió las principales naciones de Europa y regresó a Norteamérica donde estudió en la Ciudad de Carolina el idioma Inglés. Tenía entonces apenas 20 años. Volvió al lado de su familia empezando a desarrollar trabajos agrícolas en San Pedro de las colonias. Trabajos inteligentes para los que introdujo semillas y maquinaria, que hicieron prosperar las regiones de la laguna, del nazos y tlahualilo. Hasta ahí su vida no es sino la de cualquier burgués acomodado más o menos instruido y diligente.

            Hay que agregar para diferenciar ya profundamente la vida de Madero, de la de muchos ricos ignorantes, holgazanes y egoístas, que él tuvo empeño en establecer instituciones de beneficencia que sostuvo con su propio peculio. Centros de educación primaria para niños campesinos, que costeó la carrera en colegio de la región o extranjeros a jóvenes que tenían notorias aptitudes para el estudio. Que en su propio hogar encontraban albergue niños desamparados, y que los enfermos tenían atención médica y medicinas gratuitas proporcionadas por él mismo. Don Francisco logró el progreso económico de esa región y el bienestar general de sus habitantes. La vida de Madero se puede dividir en cuatro décadas de esta manera: los primeros 10 años para vivir en el hogar paterno, otros 10 años para estudiar y viajar; los siguientes para trabajar y hacer el bien a sus coterráneos y su última década la entregó hasta la muerte al servicio de su patria, he aquí una vida perfecta, hasta en la distribución de su tiempo. Poco antes de cumplir 30 años el señor Madero, el dos de abril de 1902, presenció en Monterrey aquel zafarrancho sangriento, con que el General Reyes disolvió un movimiento democrático, este suceso excitó su sensibilidad y definió su vocación; inclinándose desde entonces a trabajar activamente por la causa de la democracia en México.

            El señor Madero, el hombre culto, trabajador, generoso, no pudo ver ni con serenidad ni mucho menos con indiferencia que una función cívica fuera objeto de una horrible carnicería. Y desde ese momento se propuso poner su inteligencia y su corazón al servicio de la nueva causa. En el año de 1905, aprovechando las elecciones municipales de San pedro de Las colonias, y de gobernador en Coahuila, congregó a sus amigos y formó con ellos el “PARTIDO DEMOCRATICO INDEPENDIENTE” y fundó también el semanario “EL demócrata” en donde empezó a escribir artículos de enérgica censura contra las autoridades dictatoriales de Porfirio Díaz. Ensanchando el radio de sus actividades políticas y para hacer triunfar una candidatura  independiente al gobierno de Coahuila, buscó la colaboración de ciudadanos entusiastas que después de harían famosos en su lucha por derrocar a Porfirio Díaz: Don Venustiano Carranza, Don Serapio Aguirre, Doctor Rafael Cepeda, Doctor José María Rodríguez y el licenciado Aguirre Benavides, pero no era la lucha democrática la que haría triunfar la causa del pueblo; se impuso la dictadura, y todos los que se habían congregado en la justa pacífica fueron perseguidos por las autoridades no escapando el propio Madero, quien se convenció de que no eran las elecciones las que vendrían a cambiar la faz de las cosas.

            Sin desalentarse por estos primeros fracasos, Madero siguió estudiando el problema político de México, y producto de estos estudios fue el libro que escribió y publicó al empezar el año de 1909, con el título de “LA SUCESION PRESIDENCIAL DE 1910”, libro que fue como una clarinada, en la que su autor habría de tomar parte activísima, su libro fue escogido con beneplácito por los hombres independientes preparando el terreno que pretendía, cual era la formación de un gran partido nacional que pudiera hacer frente y arrollar por  su fuerza moral y numérica a los imposicionistas oficiales del gobierno de Porfirio Díaz desde luego formó el primer Club Antirreelecionista en San Pedro de las colonias, ayudado por su hermano Alfonso y los señores Alejandro Martínez Ugarte, Catarino Benavides y Gabriel Calzada, poniéndose en contacto con otras muchas personas de la capital y de los diversos estados de la República. Considerando Don Francisco I. Madero que no era San pedro de las colonias el punto más adecuado para dirigir desde allí las actividades que tendrían que abarcar a toda la nación arregló sus negocios particulares y se trasladó a la Ciudad de México, en donde fundó el Partido Antirrelecionista. No pretendía el señor Madero que dicha agrupación llevara la vida que más o menos activa que el entusiasmo de sus afiliados quisieran y pudieran darle.

            A parte de ramificar aquella institución por donde quiera, de crearle un órgano periodístico de celebrar mítines y manifestaciones, se dispuso a hacer él en persona una gira por las principales ciudades del país para hablar al pueblo y sacudir la consciencia de la gente, adormecida con el sopor del decantado progreso porfirista.

El 18 de Junio de 1909 inició su primera gira acompañado de su esposa y del ingeniero Félix. F. Palabisini, tocando primeramente la ciudad y puerto de Veracruz, en donde fundó un club y habló al pueblo. Siguió a Yucatán y desembarcando en Progreso y continuó para Mérida, lugar en donde encontró la franca ayuda de dos ilustres ciudadanos: el licenciado José María Pino Suarez, y el señor Alfredo Cámara Vale; el licenciado Pino Suárez era periodista, hombre de honradez acrisolada de espíritu de lucha que por la constate defensa que hizo de la justicia y de las clases humildes era muy estimado en toda la península y sumamente popular. De Mérida siguió Madero a Campeche, luego a Progreso, Tampico y de allí a Monterrey y finalmente a San Pedro de las colonias, en la que terminó su primera gira fundando clubes y agitó fuertemente el espíritu popular con su verbo sencillo y convincente desprovisto de las galas oratorias. El gobierno porfiriano no se alarmó con esta primera gira del señor Madero; no le dio ninguna importancia, jamás creyó que su fuera adquirida en 30 años de dictadura fuera destruida con las peroraciones de un hombre oscuro sin reputación militar o política. Más o menos lo dejó obrar, sin desatar sobre él la consigna de hostilizarlo fuertemente. Pero en Diciembre decidió el señor Madero realizar la segunda gira, esta vez por los Estados de la región del pacífico y salió de México acompañado de su esposa, del licenciado Roque Estrada y de su taquígrafo, toco Guadalajara en donde fue aclamado por sus partidarios de manera entusiasta y se siguió a Colima. En esta segunda Gira ya el gobierno porfirista empezaba a preocuparle la popularidad que Madero adquiría y dispuso que se le molestara en todos los lugares de su tránsito, amedrentando también para que no fueran a escucharlo. Se le tildaba de loco en los periódicos gobiernistas a aquel hombre decidido y patriota a quien la posteridad ha llamado con toda justicia EL APOSTOL DE LA DEMOCRACIA. En Colima se le empezó a hostilizar abiertamente impidiéndole imprimir volantes para anunciar al pueblo sus mítines. Se le negaba además localidad para verificarlo y finalmente se le impedía con ayuda de la policía que fuera escuchado por sus simpatizantes así el señor Madero emprendió su tercera gira por el resto del país, lo que vino a desencadenar en elecciones fraudulentas de Don Porfirio Díaz, y por consiguiente los inicios de la Revolución Mexicana de 1910.





…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…




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