lunes, 3 de diciembre de 2018


LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ.

“BUSCANDO ESTRELLAS...UN CONCURSO TRADICIONAL EN LA PAZ...BELLOS RECUERDOS”.


            Motivo de sana convivencia familiar, fueron los tradicionales concursos de aficionados “buscando estrellas”; organizado por Cerveza Sol, Peñafiel y La Superior transmitido por reconocido medio electrónico de la localidad...y como conductores del programa los carismáticos e inolvidables Gustavo y Víctor Manuel Gutiérrez Gonzalez. El primer lugar se llevaba el gran premio de ¡500 pesos! Era un dineral de aquellos billetes buenos “cueros de rana”. Los votos eran las corcholatas de peñafiel, cerveza sol y superior

         Era aquella Paz de la música y el romance, por la década de los 60, época de oro de La Paz que se perdió. Terminaba la moda del permanente, e iniciaba la cola de caballo, los bonitos peinados cardados que parecían tanques de guerra, duros por el spray...las modas de las crinolinas, las había muy bonitas de encaje, de tira bordada, de Tul, y de popelina, y algunas hasta se almidonaban...los vestidos largos y  a media pierna, amplios, rectos, chemis, mumus, y la falda de medio paso...cuánto se batallaba con las rayas de las medias, ya que se movían los ligueros, y la raya se iba para un lado...los danzones, música romántica del recuerdo,  el mambo, el rock and roll, luego el twist, en fin tiempos de ensueños en aquella Paz de serenatas y de barcos de cabotajes, cuando nos conocíamos todos, y la gran familia sudcaliforniana se reunía en el kiosco del malecón a disfrutar las tardeadas así como en el jardín Velasco.  Estaba en su auge el Valle de Santo Domingo con la producción del algodón y el trigo, había mucho movimiento en el muelle fiscal. Todavía se usaban las embarcaciones de remos y vela...empezaban a entrar los motores fuera de borda, y los pescadores se resistían a adquirirlos. Recuerdo que el primer motor que sacó fiando en La Perla de La paz Fito el pescador, le costó 15.000 pesos. No lo ajustó bien a la panga y se le fue al fondo del canal... Fito guardo la vela y los remos, andaba echando curricán en la bahía, presumiendo su motor y de repente éste se le fue al fondo del mar y por allá voló la canoa al garete...en que aprietos se vio Fito remando con las manos hasta llegar a la orilla del palmar...fue una anécdota muy comentada entre los pescadores del Manglito y el Esterito.

         Y precisamente, este cómico suceso, fue el comentario obligado mientras escuchábamos en aquel fresco corredor arropado de perfumadas enredaderas el programa de aficionados “buscando una estrella”, programa que reunía a toda la familia y vecinos de los alrededores, el que inició en el merendero Los Pinos, donde ahora es una prestigiada tienda de ropa, en Degollado y Madero. Este programa aglutinaba a todos los habitantes de La Paz, y del territorio; principalmente de los barrios el Manglito, Esterito, Centro, Choyal, Arroyo del Palo o Pueblo Nuevo...y empezaba a nacer la colonia Los Olivos. Cada jueves el pequeño radio Hitachi de batería era el centro de atención en el seno familiar...a las 8 de la noche debía estar en casa todo mundo para disfrutar el programa de aficionados, en compañía de toda la familia y hasta de los vecinos, o de lo contrario en la explanada del malecón y luego continuaba el baile en la Mutualista. Después se realizaba el concurso buscando estrellas en el Casino Moctezuma, el que estaba ubicado en Bravo y Héroes de Independencia...este Casino fue construido especialmente para este fin.

         Todos éramos tan felices aquí en La Paz...hasta nos andábamos riendo solos...bueno, también ahora lo somos pero de distinta manera, como que la gente ya no sonríe como antes, quizás porque vivimos muy de prisa y no había tantas preocupaciones como ahora... no había devaluaciones ni inflaciones...ni se mencionaban esas palabras los pescadores ribereños eran libres como el viento, y por lo tanto dueños del producto de su trabajo...vivíamos como en un ensueño, todavía era la época de las ilusiones, todo era color de rosa. ¡Que emoción cuando presentaban a los concursantes, y que rechifla cuando les tocaban la campana!... “los estrambólicos”, eran los cómicos del momento así como el llanero y el destartalado quienes subían la foro a bailar, y a ponerle sal y pimienta aquella fiesta !que cante el “caballero incógnito”!...y se soltaba el griterío, aquellos ruidos que se escuchaban aplausos, taconeos y tamborileos en las mesas...!que salga el Javier Solís, Carlos Lizárraga!, a quien no lo olvidan todavía algunas muchachas del ayer, que por cierto ya peinan canas al igual que yo, porque según era muy atento y bailador, además de que cantaba muy bonito y tenía fama de que no dejaba muchacha sentada...y el mariachi Uruapan, además de las orquestas de Don Rafael Castro y Don Luis Gonzalez le daban vuelo a los instrumentos musicales acompañando al “quemado de Todos Santos”, así como Conrado Mendoza, nativo del lado de San Pedro, la Cututina Uruchurto, y aquellas muchachas que nunca faltaban a estos eventos y que cantaban tan bonito, y  que a una de ellas le  decían la Lucha Villa, la inolvidable Chula Angulo, Gloria Tamayo la que cantaba como un ruiseñor, Alma Vázquez, María Antonieta Lucero, los muchachos Avilés, Guillermo Green, y como olvidar a Dorita Muñoz, y la chula Angulo quien además le cantaba a  los presidentes de la República Mexicana cuando estos visitaban La Paz...era todo un espectáculo, los recibían en el aeropuerto.

         Y como no recordar la entusiasta participación de Rafael Chávez y su hermano, Gloria y Maritoña Tamayo, el Olímpico , los Meza Alcalá, el Tevano y aquellas dos hermanas que llegaban barriditas de San José del Cabo y hacían su parada en la casa de los “medios malos”, Rosita Cota y su hermana entre tantas personas que escapan a mi mente, que hicieron la emoción y sana alegría familiar de aquellos tiempos, contribuyendo a impulsar la cultura y el amor a nuestro terruño peninsular y a sus gentes a través de la canción, ranchera, romántica, boleros, etc., y de la música mexicana tan nuestra. Después del concurso, y que algunos salían todos campaneados terminaba con un gran baile popular, donde la muchachada le daban vuelo a las crinolinas y le sacaban chispas al piso con el taconeo, amenizados por las orquestas del momento de don Rafael Castro y Luis Gonzalez, ante la vigilante mirada de los padres de las jóvenes, abuelos o chaperones...todavía se usaban los chaperones...y quienes no faltaban en este bonito concurso buscando una estrella, además de la gran familia sudcaliforniana, entre los que recuerdo, eran franco de la Peña, la estimada señora doña Lidia Beltran de Gómez y sus hijos, que no se perdían un concurso...familia Quijada Marquez, Castro Hirales, Peralta, Mora, Aldama, quienes se distinguían siempre en primera fila gritando porra al ritmo del campanero.

         En la gran final, en ocasiones venían a apadrinar a las nuevas estrellas algunos artistas de renombre... Emilio Gálvez, Chelelo y Paco Michel de la canción vernácula otra vez, vino a tocar el gran Venus Martínez, le gustó tanto La Paz que se quedó, quizás fue porque comió ciruelas y pitahayas del mogote; fue director de la Orquesta del Gobierno del Estado para fortuna nuestra. En el patio de la casa de Mario Cota se hacían los ensayos...también en el waikikí y Jaliciense a las doce del día citaban a los concursantes...era una alegría en ese barrio, estaba inundado de notas musicales y hermosas canciones...siempre había música, ensayaban las orquestas de don Rafael Castro y Don Luis Gonzalez, con los concursantes...la gente no tenía tiempo para estar triste.

         Ojalá que se retomara esta costumbre y se organizaran programas tan bonitos como estos, de buscando una estrella que era motivo de sana convivencia familiar, e impulsaba las aptitudes artísticas de las juventudes...buscando una estrella, un concurso en La Paz que se perdió.


…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…








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