martes, 23 de julio de 2019

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA ÁLCARAZ.
“LAS ZORRAS DE TODOS SANTOS”.
Inenarrable y raro caso lo que sucedió en Todos Santos no hace muchos años...fue muy sonado en La Paz y en todo el Estado de Baja California Sur, que algunos guardan en su memoria todavía.
Las luces del taxi conducido a prudente velocidad por Demetrio, rompían las tinieblas de aquella noche invernal, dejando atrás como sombras fantasmales el caserío dormido del paradisiaco poblado de Todos Santos, de exuberantes y hermosas palmeras, perfumado a mango maduro, limoneros y brisa de mar. El taxista iba hundido en sus pensamientos...atenta la mirada escudriñando la distancia...ya iba llegando justo a la salida del hermoso Todos Santos, cuando sus ojos vieron frente al vehículo en la carretera a dos zorras peleándose...
Demetrio, por más esfuerzos que hizo por frenar a tiempo su vehículo no pudo evitarlo, ¡y atropelló a las zorras!...pasó sobre los animales, y él no comprendía lo que pasaba...lo que sentía bajo su vehículo al pasar sobre ellas, no correspondía a dos pequeños animales, sino a un bulto más grande...detuvo su taxi a un lado de la carretera y pensó que les cortaría la colita a las zorritas para ponerle una al espejo del vehículo de su esposa y la otra colita para su taxi; decidido, lámpara en mano, bajó del carro y su sorpresa fue mayúscula, no podía dar crédito a lo que sus desorbitados ojos miraban...
¡Eran dos mujeres desnudas las que estaban tiradas inconscientes y no dos zorras!... ¡Esto no puede ser!, decía incoherente llevando sus manos a las sienes... ¡pero si eran dos zorras las que atropellé!, la gente que empezó a llegar, claro que no le creyeron. Desde luego que intervinieron ambulancias y autoridades, y cuentan los que lo vieron que el forense que atendió a las encueradas determinó que el caso estaba muy raro, porque las lesiones no correspondían a golpes de vehículo, si no a arañazos, pero mientras eran peras o manzanas, al chofer lo llevaron al Ministerio Público, por lesiones y ataque peligroso. Lo de las zorras y de las mujeres desnudas, quedó en el misterio...fue un caso muy sonado en La Paz, que salió en los principales diarios en la década de los 90. Quizás usted estimado lector escuchó algo de esto y aun lo recuerda.
Una amiga muy estimada, me contó que ese día que salió la noticia en los periódicos de las zorras atropelladas y de las mujeres encueradas, ella no sabía nada del insólito caso y que fue a visitar a su hermana al hospital porque le hicieron una intervención quirúrgica; y que ella sorprendida le contó que le pareció muy raro que una perra muy grande, o algo así como loba, anduviera buscando salida entre los cuartos del hospital, que desesperada se metió a su cuarto olfateando su cama, y salió tronándole las tetas, unas con otras, que nunca iba a olvidar la mirada del animal.
Al rato, llega su hermano a la visita también y traía el periódico con la noticia de las zorras y las mujeres encueradas, y lo estaba leyendo su hermano, cuando iba entrando una enfermera y al escuchar el raro caso, contestó airada... “Eso no es posible, ¿cómo pueden creer eso en pleno siglo XX?, de que alguien se pueda convertir en zorra, ¡no es verdad!”. Y que una paciente que estaba en la cama siguiente de cabellos güeros, le contestó... “Si es posible, mi papá se convierte en León”, y la pobre enfermera casi se le cae el suero de sus manos... “¿Cómo está eso?, ¿para que se tiene que convertir en león su papá?”, “Pues él dice”, dice la joven encamada, “que es mejor cuatro patas que dos, que más rápido para agarrar un venado o un chivito por ahí”.
“y yo he visto cómo mi padre se convierte en León”. Ya se ha de imaginar estimado lector cómo quedó la enfermera con este cuento, porque la muchacha dijo el señor del periódico, dio pelos y señales cómo le hacía su papá y salía hecho un rugiente animal. Pero eso, yo no lo voy a contar porque no quiero meterme en camisas de once varas. Lo cierto es que el chofer del taxi juraba que él atropelló a dos zorras peleándose y le resultaron dos mujeres encueradas...pero nadie le creyó y de todos modos lo sentenciaron.
…Por el placer de escribir…recordar…y compartir…

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