LA
DAMIANA ES SUDCALIFORNIANA.....PORTENTOSO REGALO DE LA NATURALEZA.
Es lamentable que esta
portentosa planta de la damiana, la estén depredando despiadadamente. Así lo
denuncian habitantes de las comunidades rurales, donde crece la damiana en
abundancia, así como el orégano. Si no le ponen remedio a esta depredación,
corre el riesgo de desaparecer del suelo sudcaliforniano entre una variedad de
plantas medicinales, como la gobernadora, la jojoba, entre otras. Ojala que las
autoridades competentes tomen las medidas necesarias y orienten a la gente del
campo como deben de cortar la damiana, y aprovechar este recurso en su propio
beneficio, sin que tengan que acabar con ella.
El exquisito y relajante
aroma a damiana en flor acariciaban nuestra nariz a la vera del camino, donde
custodiada como reina, por una mata de corcho o colorinas, un casalochuzo, un
palo zorrillo, y una mata de lomboy, estaban unas hermosas mata de damiana que
nos cautivo con el perfume de sus anaranjadas florecitas salpicadas por la
lluvia, aquella preciosa tarde de negros nubarrones camino rumbo al rancho “El
Mequital del Coyote”, (San Ramón) propiedad del doctor Benjamin Elías Andrade
Lizarraga. Disfrutando de su grata compañía y amena charla, así como de la de
su esposa Aurelia e hijos, entre anécdotas del digno ranchero sudcaliforniano y
bellos recuerdos compartidos de nuestras
abuelas, enmarcados con el chipi chipi de la pertinaz llovizna, el campo
perfumado vestido de verdes y floridos ropajes, al fin llegamos al rancho donde
el aguacero se soltó a raudales.
Guarecidos bajo el techumbre
de palma de los amplios corredores, del alto edificio de rojo ladrillo de estructura
estilo californiano, paladeábamos una tasa de aromático té de damiana
acompañadas de tortillas de harina con machaca machucada en la piedra, así como
de queso de chiva, el tema desde luego entre otras cosas fue la damiana, y
recordar las recetas de los antiguos. Los niños con sumo interés escuchaban la
conversación, al igual que nosotros cuando fuimos niños.
Los antiguos californios
legítimos pobladores de estas tierras, seguramente que dieron buen uso de la
afrodisiaca damiana, y conocían sus propiedades curativas, ya que ellos eran
incansables caminantes; al venado y al borrego cimarrón lo seguían hasta que lo
cazaban, además eran recolectores de raíces y frutos silvestres, así como
pescadores, y los nativos del sur tenian varias mujeres, forzosamente debían
usar damiana para vigorizarse amen de otras propiedades curativas. En la época
de las perlas los buzos de las armadas usaban la damiana como vigorizante y
revitalizador, ya que las aguas del golfo entre más profundas son más frías,
y tenían que buscar la madre perla por horas
en el fondo del mar. En su equipo no debía faltar el concentrado de damiana
para reconstituirse, para los trabajos pesados como la minería, también los
mineros se vigorizaban con su té de damiana.
En tiempos de la colonia,
así como en Europa usaban el té negro, aquí en los ranchos sudcalifornianos es
clásico el té de damiana acompañado con gorditas de masa de maíz, chimangos o gorditas de harina con panocha y queso. El
té de damiana era una tradición entre las familias paceñas. Al ranchero
sudcalirfoniano la esposa lo conciente
con su té de damiana cuando regresaba cansado después de largas
caminatas en busca del ganado, el que a veces no estaba bien comido a causa de
sequías, y se quedaban pegados los pares; entonces el ranchero tenia que
caminar largas jornadas para ayudar al ganado dándole té de epazote para que
pudiera parir, y ellos a su vez se tomaban su concentrado de damiana para
resistir el cansancio.
En tiempos de secas cuando
no existía el mascarrote ni el concentrado y había que mantener al ganado con
viznaga, cholla, cardones y con lo que tenían a la mano, el ranchero pasaba un
trabajo agotador cortando con todo arte la cholla y la viznaga que no llevara
puntas que pudiera afectar el ganado.
Cuando por las noches a
veces acompañado por su mujer e hijos con hachones encendidos se alumbraba,
serruchaban en el monte para cortar la rama seguida por la manada de animales
quienes iban comiendo lo que a su paso les iban cortando. !Que espectáculo tan
bonito se vería en aquellas épocas malas del sufrido ranchero sudcaliforniano,
pero que contaba con afrodisiaca damiana para fortalecerse.
Como olvidar aquellas tardes
lluviosas alrededor de las hornillas entre las naguas de los mayores quienes a
la luz de los faroles contaban cosas tan maravillosas de cuentos de piratas,
tesoros, espantos y costumbres
familiares, donde siempre hervía el jarro de los remedios de la abuela, y
saboreando el té de damiana o café prieto endulzado con panocha acompañado de
galletas marineras, decían que la
damiana tiene grandes propiedades curativas para todos los padecimientos
originados por debilidad nerviosa, enfermedades de la vejiga y sobre todo de
los órganos sexuales, especialmente esterilidad en la mujer, impotencia en el
hombre producida por excesos. Estas plantas
decían, es de gran utilidad para combatir
la espermatonea, orquitis, nefritis, diabetes y afecciones cardiacas.
La damiana tonifica el
cerebro y posee propiedades afrodiciacas, así decía mi abuelita, la recomiendan
a mujeres estériles y hombres impotentes por su gran concentrado de vitamina E,
así como evita los efectos nocivos del tabaco sobre el pulmón. Existían
viejecitos que llegaban a los cien años, y según ellos, se debe su longevidad a
que toda su vida han tomado el te de damiana con panocha.
En el rancho San Ramón,
ahora el Mezquital del Coyote, el agua de la lluvia caía a cantaros sobre el
techado formando arroyuelos en el suelo, lo relámpagos iluminaban el cielo y
los sapos y ranas croaban....en la encalada hornilla crepitaban los tizones
encendidos...la niña pregunto ?que es impotencia sexual tía melita? Todo a su
tiempo no esta usted para saberlo muchacha preguntona. Así decía mi abuelita.
La damiana la recetaba la
abuela para la impotencia sexual y todas las enfermedades mencionadas de la
siguiente manera: en el jarro de los remedios ponía un cuarto de litro de agua,
y cuando esta estaba en ebullición le ponía una cucharadita de hojas de damiana
y otra cucharadita de gobernadora le agregaba cinco hojas de naranjo y la
dejaba hervir dos minutos, luego la dejaba entibiar tapando y se tomaba sin
endulzar una vez en ayunas y otra al acostarse, por largo tiempo hasta que se
vieran los efectos los que eran lentos pero seguros. Decía ella que las mujeres
parían muchos hijos porque los órganos estaban vitalizados con damiana. Con razón
en aquel tiempo había mujeres que hasta
los cuarenta y cincuenta años todavía parían, tenían de 20, 18, 16, 14, 12, 10
y 9 hijos, las familias eran numerosas porque las parejas tomaban su té de
damiana. Eran otros tiempos.
El tradicional té de damiana
acostumbrado en la cena, la abuelita lo hacia poniendo un litro de agua en la
olla o jarro, y cuando estaba hirviendo, le echaba un puñito de damiana, lo que
agarraba con los cinco dedos, lo tapaba, y lo sacaba de la lumbre para que no
hirviera la damiana, lo endulzaba con panocha, y lo acompañábamos con tortillas
de harina, machaca de burro cuando
había, o con queso. En el armario de la
abuelita siempre tenia un garrafón de cuatro litros de aquellos de vidrio verde
con una orejita, con vino de uva de la región, del que hacían por el
norte, retacado de damiana machacada con
todo y flor, decía ella que era eficaz
medicina para la impotencia y la esterilidad, que levantaba a un muerto;
que se tomaba una copita en ayunas de
ese vino fermentado en damiana, y sabia
exquisito, al tiempo un muchachero tenían las mujeres.
Gracias al industrioso Don
Julio Gómez Ritchie, la damiana tiene fama mundial, internacionalmente, es
sudcaliforniana. El invento el licor de damiana, daba trabajo a muchas
familias, contribuyendo al desarrollo y engrandecimiento de nuestra prodigiosa
tierra peninsular.
La lluvia empezó a amainar,
y el airecillo arranco el perfume a las flores del campo imponiéndose el de
orégano y damiana además de la tierra entre otros aromas, las aguas corrían
caudalosas en los arroyos llenos de gozo salimos a disfrutar esos maravillosos
momentos de la naturaleza que fortalecen el espíritu. De pronto el perro boxer
que también nos acompañaba empezó a ladrar llamando nuestra atención; las aguas
arrastraban un indefenso guitlacoche el que los niños restablecieran para luego
regresarlo a su hábitat, bajo la lapida celeste tachonada de estrellas
iniciamos el regreso a casa entre aquellos aromas a damiana y demás flores del
campo, canto de grillos y croar de sapos y ranas.
LA
DAMIANA, ES SUDCALIFORNIANA.... no en toda parte abunda; no se debe permitir su
extinción. Con la debida orientación de parte de autoridades competentes en la materia,
pudieran hacerse industrias familiares con la damiana, y demás plantas medicinales
y beneficiarse la gente del campo.
“…Por
el placer de Escribir… Recordar y Compartir…”
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