jueves, 1 de febrero de 2018

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“LA CONSTITUCION DE 1917...EN SU PRIMER CENTENARIO...LA CIUDAD DE QUERETARO FUE EL ESCENARIO HISTORICO”.
LA CONSTITUCION ES LA BIOGRAFIA DE UN PAIS. EN CUANTO A LA DE MEXICO, SE PUEDE DECIR QUE EN CADA UNO DE SUS ARTICULOS PALPITA LA HISTORIA NACIONAL ENTERA.
El 22 de Octubre del año de 1814, en Apatzingán, apuntó el alba de la vida institucional democrática y republicana que disfruta México. En esa población michoacana se firmó el decreto constitucional para la libertad de la América mexicana, en el que palpitan los pensamientos libertarios del gran Morelos y de los próceres que, con el más ardiente patriotismo lo secundaron en la tarea de proporciones gigantescas de conquistar la libertad, aún a costas de sus vidas. Roto el ritmo de la contienda por la desaparición de los más connotados insurgentes, también que quedó destruida la vigencia de la constitución, sin que por ello dejaran de vivir en las mentes y corazones de los mexicanos en anhelo de ser libres. Desde entonces, una sucesión de hechos tenebrosos de sangre, traición, prevaricaciones, y crueldades que culminaron hasta con la mutilación del territorio patrio, engendró en el animo de los hombres liberales y progresistas, la decisión de erguirse, valerosos para repeler aquella situación hacer brillar otra vez el nuevo día de una verdadera Independencia.
Vino el Plan de Ayutla y con su triunfo la instauración del Congreso que forjó la Constitución del 57 en la que se plasmaron los mandatos con sentido humano que provocaron la furia de los conservadores hasta comprometer la patria poniéndola bajo la férula de naciones extranjeras que apoyaban como gobernantes a personas de igual origen. El indómito Don Benito Juarez García, y quienes lo secundaron, enfrentando todas las vicisitudes de una contienda desigual, alcanzaron la victoria, manteniéndose frente a todas las acometidas del elemento conservador. Se hizo la paz por uno de aquellos adalides del 5 de mayo quien, habiendo llegado al poder, olvidó su origen y llenó de ignominia su gloria de soldado, dejando que en México imperara la injusticia en todas sus manifestaciones durante 30 años, razón por la que fue derrocado al influjo del mártir de la democracia Don Francisco Indalecio Madero, el visionario, el apóstol de la bondad y de la democracia, quien ya ungido por el pueblo ocupó la primera magistratura.
La más horrenda traición lo hizo su víctima y Victoriano Huerta pisoteando la ley y tratando de borrar todos los principios de moral cívica, se enfrentó a la furia popular que en Coahuila, tuvo su caudillo y héroe que supo encabezar nueva lucha hasta instaurar la ley y reivindicar todos los derechos ultrajados. Ese caudillo fue Don Venustiano Carranza quien con su carácter de gobernador constitucional del Estado de Coahuila, puso en alto la insignia de la legalidad y con su ejemplar firmeza de carácter, la sostuvo fuertemente en sus manos, en medio de los más rudos vendavales de la política llevando al país a una nueva vida al darle la Constitución que está en vigor, y para cuya estructura dio cita en Querétaro a hombres de toda la República quienes arribaron por todos los caminos llevando al constituyente su amor a México el bagaje de su experiencia en la vida los dolores del necesitado, y el anhelo de forjar un México feliz, libre y próspero para siempre.
Fue muy solemne la instauración del congreso el 1 de diciembre de 1916, un día antes, se había elegido la mesa directiva y presentado su respectiva protesta; quedando integrada de la siguiente manera: presidente, Luis Manuel Rojas; vicepresidentes Cándido Aguilar y Salvador Gonzalez Torres; secretarios, Fernando Lizardi, Ernesto Meade Fierro, José M. Truchuelo y Antonio Ancona Albertos; prosecretarios, Jesús López Lira, Fernando Castaños, Juan de Dios Bojórquez y Flavio A. Bojórquez. Después de la declaratoria de instalación, el Presidente designó una comisión para recibir al primer jefe de la nación, Don Venustiano Carranza quien se hallaba en las puertas del Congreso.
Entre aplausos muy nutridos, penetró Don Venustiano Carranza y tomó asiento a la izquierda de la Presidencia. Se le concedió el uso de la palabra, y con su voz grave y clara, da lectura al discurso con que hace entrega de su proyecto de reformas a la Constitución de 1857. El párrafo siguiente de su discurso memorable y de gran significado muestra la patriótica intención que motivo al señor Carranza al convocar en todo el país al congreso constituyente.
“NO PODRE DECIROS QUE EL PROYECTO QUE PRESENTO ES OBRA PERFECTA, YA QUE NINGUNA QUE SEA HIJA DE LA INTELIGENCIA HUMANA PUEDE ASPIRAR A TANTO. PERO CREEDME SEÑORES DIPUTADOS, QUE LAS REFORMAS QUE PROPONGO, SON EL FRUTO DE MI PERSONAL EXPERIENCIA Y LA EXPRESION DE MIS DESEOS HONDOS Y VEHEMENTES PORQUE EL PUEBLO MEXICANO ALCANCE EL GOCE DE TODAS SUS LIBERTADES, LA ILUSTRACION Y EL PROGRESO QUE LE DEN LUSTRE Y RESPETO EN EL EXTRANJERO Y PAZ Y BIENESTAR EN TODOS LOS ASUNTOS DOMESTICOS”.
Después de prolongados y nutridos aplausos en congreso entró de lleno en la discusión y estudio del articulado constitucional. Las comisiones de reforma que presidió el General Francisco J. Mújica y Machorro Narváez, trabajaron día y noche. Los dictámenes se presentaron después de una labor ardua y consistente. Así transcurrieron las sesiones mañana y tarde de aquel memorable mes de Diciembre de 1916. A veces había también sesiones nocturnas, el tiempo era bien aprovechado. En aquel tenso ambiente entre fumarolas y aromático café surgían los artículos que provocaron las mayores controversias, el tercero, el 27, 123, y 130. La asamblea abordó los grandes problemas los que más interesan al elemento revolucionario de México: la educación, los derechos del trabajador, la nacionalización de la tierra y la propiedad del subsuelo, las garantías sociales y todas las conquistas por las que se han luchado y costaron tantas vidas de mexicanos en el transcurso de la revolución.
Quedó la obra consumada en un plazo de 60 días, teniendo tres sesiones varias veces. El constituyente forjó la carta magna de Querétaro. Algunos de sus artículos se votaron a las tres de la mañana, tocándole por ventura al ilustres general Francisco J. Mújica presidir la primera comisión dictaminadora, tocándole por lo mismo redactar el resto del dictamen respectivo y además fundamentar el artículo tercero en medio de un torbellino, de una atmósfera demasiado caldeada, que a veces parecía que se iba a venir a bajo el teatro Iturbide, recinto de las liberaciones constitucionales. En ese memorable día, en la Ciudad de Querétaro el General Mújica abordó la tribuna para sostener el dictamen de la gran Comisión. Su potente voz se dejó escuchar categórica y solemne para decir que la importancia de ese momento era más interesante que los días del movimiento armado, porque se estaba defendiendo el porvenir de la niñez y con ello el futuro de la patria. Y levantando a un más fuerte la voz, dijo “de una vez por todas hay que salvar a la niñez de las garras del clericalismo, dándole una educación laica y completamente gratuita”. La oportuna y decisiva intervención del constituyente Mújica determinó que fuera aprobado el artículo tercero constitucional que define la educación mexicana. Así como el artículo quinto, séptimo, 16, 13, 123 y 130 entre otros.
Nuestra carta magna, esa constitución cumple hoy 5 de febrero su primer centenario, y aunque fue vituperada y combatida por propios y extraños se ha impuesto en la consciencia universal como la norma más sabia y justa de un pueblo en marcha hacía la superación de la vida en todos sus aspectos.
Gracias a hombres como Benito Juárez, Don Venustiano Carranza y una pléyade de visionarios constituyentes, entre ellos Salvador Álcaraz Romero a través de los tiempos se forjaron las constituciones de reforma de 1857 y nuestra carta magna de 5 de febrero de 1917 que han sido ejemplo, y que han regido al país…
…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…

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