“DEL JARRO DE LOS REMEDIOS DE LA
ABUELA...LAS BONDADES DE LA ALBAHACAR”.
En las encaladas hornillas los tizones
crepitaban aquella fresca mañana de primavera y el jarro de los remedios de la
abuela...hervía inundando la cocina de agradables aromas a yerbas medicinales,
entre aquellos humos donde se miraba el bello rostro de mi abuelita tras el
petril de la hornilla, en aquel añorado hogar... ¡ Abuelita, abuelita, pero que
bonitos olores salen del jarro de los remedios!, estoy cociendo albahacar, dijo
ella, ¿y para qué es buena la albahacar abuelita?, y sacándose el cigarro de su
boca, lanzando despreocupadamente unas fumarolas al aire, dijo la albahacar es
una planta muy bondadosa que sirve además de condimento en la cocina, para
curar muchas enfermedades. Su uso data de miles de años; a través de
generaciones se han pasado los conocimientos sobre las bondades de las plantas
medicinales, pero ahora estamos hablando de esta aromática y maravillosa planta
tan popular y que no deben de faltar en los jardines de la casa y de las que se
usan las flores más altas, las hojas y sus semillas para curar diferentes
males.
Con las plantas medicinales, sobre todo
la albahacar, se benefician las personas de escasos recursos y las acaudaladas
también, pero para que de resultado curarse con yerbas naturales, que en
su mayoría son la base de la otra medicina, es muy
importante la alimentación sana y las buenas costumbres de vivir. Contaban los
mayores que la albahacar es una planta de leyenda, que en otras partes del
mundo aha sido venerada como yerba sagrada, considerándole con poderes
protectores en la vida y en la muerte; y que en algunas partes del mundo
rociaban en sus casas o negocios con agua del albahacar para alejar las malas
vibras y atraer la prosperidad...decían también que el naturista romano Plinio
y los medicos árabes defendieron la albahacar como gran curandera. Y los chinos
la usaban en la antigüedad para los males del estómago, riñones y trastornos de
la sangre, en fin, la albahacar se usa casi para curar cualquier dolencia
imaginable, recuperación del parto, resfriados, estreñimientos, convulsiones,
calambres, sordera, depresión, delirio, diarrea y disentería, entre otras.
Los tizones seguían crepitando, y del
jarro salían aquellos olores y la abuelita continuó diciendo que la albahacar,
por ejemplo, si es cierto que no cura la sordera, pero es maravillosa para
aliviar la inflamación y dolor de oído, de la siguiente manera: compuesta con
ajo y ruda, se calienta un sartén, luego
se apaga, se pone una hojita de albahacar, un dientito de ajo machado y una
ramita de ruda; las tres cosas se envuelven en un algodón y así calientito se
pone dentro del oído como tapón y obra maravillas. La albahacar sirve también
para los trastornos intestinales y para expulsar aire y parásitos, así como
para regular la menstruación en las mujeres. El aceite de albahacar es
excelente para expulsar los parásitos; los indios decían que la albahacar
aplicada a la piel destruye bacterias y que usaban el aceite para tratar los
granos en la cara, como el acné; y es estimulante del sistema inmunológico;
para irritaciones en la garganta, se hacen gargarismos de la infusión; la que
se prepara de la siguiente manera: se pone en una taza veinte gramos de hojas
secas o frescas del albahacar y se le agrega agua hirviendo, se tapa y se deja
reposar por diez o veinte minutos para que suelte las propiedades medicinales y
se toman tres tazas al día.
El sabor de la albahacar, continuó
diciendo la linda muchacha antigua, es exquisito, aromático, sabe a menta y
ligeramente apimientado. La semilla de la planta son como navajas, se usan para
limpiar los ojos y hasta las cataratas quitan, según dicen. Este cocimiento que
estoy haciendo en el jarro de los remedios, añadió mi abuelita contiene un
puñado de albahacar y yerbabuena, otro puñado de cojollitos de nicle, y
guayabo, y una pizca del yerba del indio; es para tu Tío Lao que está enfermo
de diarrea con fuerte dolor de estómago, que hasta se dobla, por eso le agregué
yerba del indio. Tu Tío se va a tomar tres tazas en el día por tres días y
quedará curado, desde luego no tiene que tomar grasas ni picantes, solo dieta
blanda. Terminó diciendo mi inolvidable y sabia abuelita...mi perro viejo, el
pachuco, nos quedamos pasmados, con todo lo que sabía mi comunicativa abuelita
y muy serios nos fuimos saliendo de la cocina, quedando atrás aquellos aromas a
plantas medicinales confundiéndose con los humos de los tizones, del cigarro,
de mi nanita.
“…Por
el placer de Escribir… Recordar y Compartir…”
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