LA PAZ QUE SE PERDIÓ
POR MANUELITA LIZÁRRAGA
ANECDOTARIO PACHUQUERO DE LA PAZ… PARAISO DE MIS RECUERDOS…
MI PERRO VIEJO EL PACHUCO…MI ABUELA Y LA LLUVIA…
El torrencial aguacero que
repiqueteaba en el tejado, truenos rayos y centellas no lograban apagar el
fuerte de la niña a altas horas de la madrugada en aquella cálida habitación de
la añorada casa de piedra iluminada por los relámpagos donde los niños dormían plácidamente
entre las enaguas de la abuela… y el perrito el pachuco echado en su tapete a
los pies de la cama estaba con un ojo al gato y otro al garabato, atento a ver
que iba a pasar; mis padres dormían en la otra habitación, y mi sabia abuela al
ver la niña que tanto lloraba dijo: “a esta niña seguramente le duele el oído por
eso es que llora tanto”.
Mi nanita se levantó, y el
pachuco con ella; prendió la lámpara en el buró, tomo la lámpara de mano, se
puso su sombrero y salió al patio en medio de aquel aguacero, corto albahaca,
ruda, y trajo un diente de ajo de la cocina; las hojas de albahaca y ruda así
como el diente de ajo medio machacado lo calentó en el tubo de la lámpara;
luego tomo un algodón y con el dedo le puso aceite de oliva e hizo dos tapones
con aquello, y calientito se lo puso en los oídos a la niña… como por arte de
magia la criatura dejó de llorar y se quedó profundamente dormida… la abuela se
quitó la ropa mojada y se froto el cuerpo con aceite calientito; el perro se sacudió
porque también estaba empapado y mi nanita lo secó con un trapo y el chucho se
echó en su tapete y todos continuamos durmiendo arrullados por la lluvia.
¡Qué bello amanecer! La casa de
piedra quedó en medio de la laguna la que estaba inundada de cigarrones y
mariposas, croaban los sapos y ranas y a sus alrededores las blancas y hermosas
flores de los toloaches y las margaritas estaban salpicados por la lluvia, así
como las anaranjadas flores de las malvas, golondrinas blancas y rojas, todas
tan medicinales bordaban la perfumada tierra que todo en conjunto ¡olía tan
hermoso! Y mi hermanita María de Jesús y yo gozosas trepadas en el balcón de la
ventana disfrutábamos aquel espectáculo que ante la mirada contemplativa de
niñas de escasos 5 y 7 añitos nos parecía maravilloso…!el pachuco saltando en
la laguna entre aquel bullicio de sapos y ranas queriendo agarrar cigarrones y
mariposas!... pero el pachuco murió engañado, porque no pudo agarrar ninguna,
lo único que pescó fue un señor catarro, pero eso no le preocupaba al perro porque
sabía que mi abuelita lo iba a curar; y si, luego luego le pusieron su collar
de alambre de cobre con siete limones tatemados, y a los pocos días ya estaba
bueno y sano, listo para otra… decía el pachuco.
…y entre truenos y relámpagos el
llanto de la niña rompió el silencio de aquella habitación donde los niños dormían…
y el perro saltaba en la laguna queriendo pillar mariposas y cigarrones…
“… y como dijo el pachuco…”… por
el placer de escribir…recordar…y compartir…
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