LA PAZ QUE SE PERDIO
MANUELITA LIZARRAGA ÁLCARAZ
MANUELITA LIZARRAGA ÁLCARAZ
“LA SUDCALIFORNIANA DOÑA LUCIA SOSA Y SILVA GONZALEZ...MUJER EJEMPLAR
• NACIO EL 15 DE SEPTIEMBRE DE 1917, FECHAS HISTORICAS, DIA DEL GRITO DE INDEPENDENCIA DE MEXICO Y AÑO DE LA PROMULGACIÓN DE NUESTRA CARTA MAGNA, LA CONSTITUCION DE 1917., EN QUERETARO…. NACIO A LA VIDA ETERNA EL 15 DE ENERO DE 2014.
• ELLA, ADEMAS DE OTRAS VIRTUDES, FUE ESPECIALISTA ENLA ELABORACION DEL TRADICIONAL DULCE DE PITAHAYA… ARTE QUE SE VA CON ELLA.
Doña Lucia Sosa y Silva de Winkler, fue festejada con motivo de su 96 aniversario de vida, por sus hijos, nietos y demás familiares, mediante solemne misa de acción de gracias celebrada el anterior 15 de Septiembre en el santuario de Guadalupe, y oficiada por el reverendo padre Arturo; uniendo sus plegarias, y dando gracias al creador familiares y amigos por el feliz acontecimiento y en la que sus hijos le entonaron las tradicionales mañanitas. Después de la ceremonia religiosa, a Doña Lucia, sus hijos le ofrecieron en su hogar exquisito banquete acompañado de bebidas refrescantes en el marco de una bonita noche mexicana en la que estuvo de manifiesto la alegría y la unión familiar.
En ese marco de fiestas patrias, la encantadora muchacha antigua, dijo, que ella es descendiente directa de sus bisabuelos fundadores del barrio El Esterito; los yaquis, quienes vinieron de lejos con las alforjas repletas de conocimientos, esperanza, y fe en esta hermosa tierra de las perlas y de la abundancia. Don Manuel Cienfuegos, de oficio ladrillero y buzo de chapuz; y de Doña María Ignacia Chávez de oficio partera. Dice que ella nació el meritito 15 de Septiembre de 1917 allá en el rancho el Pozo de Rodríguez fundado por su tío Don Ramón Sosa y Silva Sandoval, al finalizar el siglo 18. Sus padres fueron Alfonso Sosa y Silva Flores de oficio leñador y carbonero, quien murió a la edad de 120 años. Que nomás quedó dormidito como un pajarito en su cama; y su mamá fue Doña Magdalena González Cienfuegos, una mujer ejemplar dice, de quien está muy orgullosa y la recuerda con inmenso amor, admiración y respeto, ya que fue una maestra que dominaba además de todas las artes y virtudes que adornan a la mujer, la sabiduría, la ciencia de la educación y las buenas costumbres por las que ella se guio toda su vida, acatando y respetando sus buenos consejos y ejemplo, lo que ha sido la base para ella formar la gran familia que Dios le regaló.
Dice Doña Lucia que ella es la segunda de 8 hermanos: Manuela, Alfonso, Eufemia, Antonia, Belem, Concepción y Fernando. A quienes bajo el cabo del hacha con muchos esfuerzos estrecheces y sufrimientos sus padres los formaron, ya que su él toda su vida fue leñador y carbonero. En canoas llevaba a vender la leña y el carbón a La Paz, así como también la intercambiaba por productos básicos a los pescadores que pasaban por esos lugares o a los botes mercantes que se dedicaban al comercio marítimo en aquella época, había ocasiones que el producto de su trabajo no alcanzaba para cubrir las necesidades del rancho, de lo que no se podía adquirir como fósforos, velas, petróleo, granos, panocha, café, harinas, entre otras cosas; porque carne la había en abundancia; a veces a falta de reses se comían hasta los leones, los gatos monteses, iguanas, liebres, palomas, venados, pero carne había y el pescado lo tenían a montones; nomás estirando la mano; era una vida muy bella en el rancho el pozo de Rodríguez, dice, es evocador recordar a su madre Doña Magdalena, tocando la guitarra y cantando mientras realizaba alguna labor. Ella no recuerda violencia familiar en el hogar de sus padres ni en el suyo propio, no había necesidad de llegar a eso, dice, porque se mantenía el respeto mutuo entre sus padres, y la obediencia. Si ellos tuvieron problemas, nunca se dieron cuenta los niños, asi era la educación antes, los niños no debían de enterarse de los asuntos de los mayores y crecieron sin preocupaciones por problemas que no entendían de los mayores, como deben crecer los niños.
Ahora, dice, hasta psicólogos necesitan para encauzar su vida; y es tan sencillo evitar llegar a eso, no teniendo hogares desintegrados, evitando la violencia, dándoles mucho amor y seguridad, a los hijos, en ellos mismos, y unos cintarazos a tiempo; el niño crece sano y seguro de sí mismo. Que ellos fueron muy pobres, pero muy felices, y muy unidos. Esa noche de fiestas patrias del 15 de Septiembre, mientras la muchachada bailaba alegremente al compás de las notas musicales y Doña Lucia saboreaba exquisitos tamales, continuó diciendo que recordar es vivir...aquellos días maravillosos de la cosecha de la pitahaya en Rodríguez eran únicos...venían personas de todas partes en sus canoas a cosechar pitahayas y a elaborar el tradicional dulce ahí en el rancho de Rodríguez. Se hacían grandes cantidades de dulce y al final se repartían a partes iguales, hasta diez latas por familia les tocaba.
Era toda una fiesta ver llegar, y regresar las canoas llenas de familia, pero sobre todo la visita de sus abuelos y bisabuelos era maravillosa. Por las tardes, después de la dura jornada diaria reunían a todos los niños y demás familiares y les contaban tantas cosas muy interesantes y les enseñaban costumbres, recetas medicinales, la historia de la familia, como habían llegado a estas tierras y por qué: y le parecía tan interesante lo que su bisabuelo el yaqui Don Manuel Cienfuegos de los fundadores del barrio El Esterito les contaba: que ellos llegaron de tierras lejanas atraídos por la recolección de la orchilla y el buceo de perlas...venían en el mismo barco en que venía Don Antonio Ruffo Batagglia, quien venía vestido de manta blanca y traía mucho dinero; venía vestido así, porque no había telas de color; y Don Manuel vestía también de manta, pero la diferencia es que él no traía dinero, nomás su conocimiento y muchas ganas de trabajar en esta tierra bendita de Dios; que fue el primer ladrillero en La Paz después de los padres jesuitas, y elaboró los ladrillos para construir la casa Ruffo y la mayoría de las construcciones coloniales antiguas que aún existen en La Paz. Fue recolector de la orchilla, y buzo de chapuz en busca de la perla de las que sacaron muchas y las vendía a los señores Ruffo.
Con evocación continua diciendo Doña Lucia que su bisabuela Doña María Ignacia Chávez era partera de las buenas, tenía un arte y ciencia para traer a los niños al mundo conocimiento aprendido de sus mayores. A la mayoría delas personas antiguas del Esterito ella las trajo al mundo. Como no había hilos en aquel tiempo o eran muy escasos, ella misma hacía del maguey, de algodón o cierta palma los cordeles para amarrar ombligos de los recién nacidos y con cera de tamal, hacían sus propias telas y les metían mechas del mecate que preparaba y con la flama ardiente la utilizaba para cortar y cauterizar la tripa umbilical; nunca usó tijeras ni otros instrumentos. La parturienta se colgaba agarrada de fuertes mecates amarrada de los orcones del techo y así nacía la criatura y jamás se le murió alguna madre o hijo. Doña Lucia a la edad de 17 años se caso con Don Nicolas Winlker y en su barca la generala salió de Rodríguez y se vinieron a vivir a este puerto de la paz...a los 18 años nació su primera hija, Guadalupe y a los 53 años de edad le nació la 11ava hija, Lucia, bendijo el creador con 11 hijos, Guadalupe, Lidia, Francisco, Manuela, Nolberta, Nicolas, María y Jesús, Carlota, Josefa, Jesús Rey Lucia y todos su partos fueron muy sanos a grito mexicano en su propia casa, con la ayuda de la partera a la costumbre de antes.
Su esposo Don Nicolás Winkler fue un hombre ejemplar y maravilloso dice, excelente esposo, y padre de familia. Durante 25 años fue buzo de escafandra y después fue cabo de vida es una persona, que tiene una bonita historia. Dice Doña Lucia que le da gracias a Dios que le ha permitido vivir tantos años colmándolas de salud ya que a su edad todavía no padece ninguna enfermedad y se siente vigorosa y feliz al ver su familia tan contenta y unida que vive de la pensión que su esposo le dejo ya que el falleció hace dos años, y al amparo de sus hijos, sus 34 nietos, 21 bisnietos, y dos tataranietos que Dios le regaló.
….Por el placer de escribir..Recordar…Y…Compartir…
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