LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“EN TU CUMPLEAÑOS...PARA TI
AMIGA DE SIEMPRE...MATILDE V. ABAROA...ESTAS GRATAS REMEMBRANZAS”.
Querida
Maty....se me inundó de dicha el corazón ese día de tu cumpleaños...hasta
parecía que escaparía de mi pecho...y ¡cuánta
alegría sentí al verte allí tan contenta rodeada de tus lindas hijas!, demás
familia y amigos en ese grato convivio familiar...y al entonarte las mañanitas
en los primeros minutos del día cinco de abril, no pude evitarlo, y los ojos se
me rasaron de lágrimas...y a través de ellas, en un instante pasaron por mi
mente aquellos momentos tan felices que compartimos juntas de nuestra infancia,
de aquella Paz hermosa, tranquila de molinos de viento y de tantas cosas
bellas; y me hizo recordar que alguna vez también fuimos niñas, con pobrezas y
todo, ¡pero que felices éramos!, al igual que otros niños del ayer, fuimos las
niñas más ricas del mundo, de ese mundo maravilloso comparado con el de ahora,
en que los niños son adultos y no son dueños de su voluntad ya que la
televisión los gobierna.
No amiga, ni se compara con aquellos juegos recreativos en
los patios inundados de aromas de los ricos guisados que nuestras madres hacían
y que escapaban de la cocina, y en que la mente trabajaba y se convivía con los
demás niños: como el matarile, la cuerda, a la matatena, la lotería, la oca,
los encantados, el milano, la naranja dulce, entre tantos otros, y que decir de
las narrativas de nuestros mayores con cuentos y leyendas, así como
transmitiendo conocimientos empíricos a través de generaciones, para de alguna
manera tenernos quietos pero que te hacían trabajar la mente. No cabe la menor
duda que no hay nada más hermoso que la niñez, con todo lo emocionante de esa
etapa, es sinónimo de felicidad del estado natural del ser humano.
Si, Maty amiga...aunque nuestras sienes se van cubriendo de
fina escarcha, también fuimos niñas, y aunque los juegos infantiles ahora son
distintos, para los que vivimos una niñez normal ¡que grato nos resulta
recordar a nuestros padres resolviendo todos los problemas! Esa noche
maravillosa de tu cumpleaños quizás no pude expresarte todo lo que sentía en
ese momento porque la emoción me embargaba y a través de ti mis ojos miraban en
el pasado a aquella linda niña de ojos juguetones de mejillas sonrosadas,
amplia sonrisa de calcetas y moños, tan noble y buena amiguita, compañera de
aulas y de juegos en nuestra querida escuela la Rosendo Robles. Tengo el
privilegio de ser tu amiga, desde el segundo año de primaria ¡y cuantas cosas
compartimos “En la chango Robles”! como le decían, y que dirigía tan dignamente
la ilustre, celebre y anecdótica profesora Jesús Rollánd, con aquellos
inolvidables maestros y compañeritos del ayer que al igual que nosotros hoy ya
son felices abuelos o quizás algunos ya rindieron cuentas al creador. Si amiga,
en esos momentos, estaban mis pensamientos, en todo aquel ambiente que
compartimos juntas, la hermosa bahía de La Paz, la escuela, los patios de
nuestras casas, las cocinas de nuestras madres con aquellos aromas, y qué decir
de nuestra juventud. Los festejos del día del niño en la escuela Robles, eran
únicos, tan sencillos y sin gasto alguno para nuestros padres, un paseo a las
cristalinas y opalinas aguas de la bahía de La Paz, cuando todavía eran de la
gran familia sudcaliforniana, era lo máximo, durante todo un año esperábamos
esos momentos del día del niño, porque a pesar que crecimos prácticamente a las
orillas de las playas entre los palmares, no era lo mismo, que compartir con
todos los niños de la escuela y los maestros ese gran día tan largamente
anhelado.
¡Al palmar precisamente!, donde reventaban sus olas hasta
los troncos de las palmeras y los pescadores felices atracaban sus pangas
atascadas hasta los bordes de aquellos productos del mar, que era el alimento
diario de numerosas familias. Cuántos clavados nos tirábamos del pango “El
Quino” de Don Pilarillo Carballo y de la palma doblada que caía al mar.
Llevábamos de lonche una campesina, o torta…que era un birote o una semita con
un trozo de carne, frijol o huevo, y una vita y la profe nos llevaba un canasto
de tamales y un carro de paletas y para qué queríamos más si estábamos tan
felices todo el muchachero metidos en las aguas sacando almejas y cayos de
hacha o jugando en las blancas arenas atascadas de caracolitos y conchitas. ¡Cómo olvidar aquella ocasión
cuando llegaste tan contenta a mi casa!,
y yo jugaba trepada en el gran árbol, y tú me jalabas los pies a punto de
tumbarme diciéndome ¡bájate, no seas tonta, mi mamá está haciendo tortillas de
harina y mi tía le mandó de San Antonio un bote de mantequilla de rancho! Al
escuchar eso, de un salto ya estaba en el suelo y jubilosas emprendimos la
carrera cruzando el solar que separaba a nuestras casas.
Y aquella otra ocasión cuando nos trepábamos en los grandes
garapachos de caguamas ¡ya que había tantas!, y nos aventábamos de los
paredones hasta el mar...pero, entre tantas cosas para mí, inolvidables es
aquella en que nos pusieron una buena reatera y como me gusta recordarla.
Aquella tarde pasaba por tu casa a recoger un bonito vestido de percal que me
hizo tu querida tía Chepita Abaroa. Estabas tú en la banqueta de tu casa muy
arreglada porque irías a una fiesta, y al verme preguntaste ¿a dónde vas?, voy
con tu tía Chepita por un vestido, y sin más me seguiste, y en el camino
hicimos planes y nos metimos al mar con todo y ropa...yo iba descalza pero tú
hasta con calcetines y zapatos te aventaste al agua, estaba tan bonita la
tarde, y el agua cristalina que blanqueaba la arena en el fondo del mar y los pececillos
con los rayos del sol parecían cascadas doradas bajo el agua. Se nos fue el
tiempo volando, mientras que en tu casa te buscaban para la famosa fiesta, y nosotros felices nadando, pero cuando ya
nos hartamos de estar en el agua salimos asustadas porque era ya tarde y como
que agarramos consciencia de lo que habíamos hecho, y tu vestido y zapatos
nuevos estaban mojados y yo hasta con todo y refajo estaba empapada tirititando
de frío urdiendo que íbamos a decir.
Íbamos muy asustadas y tú llegando a la puerta de tu casa
empezaste a llorar haciendo un escándalo. ¡me empujaron los chamacos al agua, decías
gritando!, y tu mamá nomás sonaba la cuarta... ¡que chamacos ni que ocho
cuartos!, decía y zas se escuchaba el cintarazo, mientras yo pegaba la carrera
rumbo a mi casa donde ya me esperaba el vasito de agua endulzada sobre la mesa para
el susto, después de la cueriza...ni del vestido me acordé...pero quién nos
quitaba lo bailado, ¿no?, ay amiga, que tiempos tan maravillosos los que nos
tocó vivir...en que las mamás dedicaban por completo sus esfuerzos al hogar, y
los niños nos ocupábamos de vivir la niñez con obligaciones y derechos y los
padres se desvivían por la manutención de la familia, eso, en algunos casos ya
pertenecen a un pasado, que ante la emancipación del mujer difícilmente
volverán.
Hoy Maty amiga, muchos
hogares se encuentran vacíos durante el día y que papá y mamá trabajan fuera de
casa y se reúnen sólo por la noche preocupados por el consumismo para
proporcionales a sus hijos comodidades, cosas materiales, descuidando quizás un
aspecto muy importante, la formación interior del niño que en algunos casos
crece vacío como lo está su casa, comparando el ayer y hoy, nosotras niñas al
fin, que ricas éramos con tan poco y tanto a la vez. Siendo que ante las
situaciones tan diferentes que hoy viven los niños sus pensamientos son
distintos a los de los pequeños de ayer. Los papás del siglo pasado tenían el
control de la vida de sus niños, y no sólo en cuestiones graves, sino también
en cosas preventivas como el de no permitirle salir a la calle sin una persona
mayor y estar al pendiente de sus amistades y compañías, ni el niño ni la niña
tenían poder de decisión. La disciplina, la obediencia, y respeto a los mayores
estaba sobre entendida. ¡Si hasta el bendito se les rezaba a los abuelos y
padrinos!, pero no por ser antes otra época los peligros estaban lejos de la
niñez, los roba chicos, decían, siempre han existido, y era el coco para
obedecer y no andar en la calle, o sino, la amenaza de la madre ¡te va a partir
un rayo! O ¡se va abrir la tierra y te va a tragar!, y que temor sentíamos, y
presurosas obedecíamos. Así que Maty, amiga, la niñez actual aunque parece de
venida de otro planeta, se ve feliz...el primer rasgo característico de esta
generación es que a los pequeños, sus papás los visten desde recién nacidos con
ropa de colores oscuros de actualidad: ya no se ven pañales, chambritas,
baberos, gorritos y zapatitos en los patios en los tendederos, que antes se
miraban tan tiernos.
Y a medida que los niños empiezan a caminar, ellos mismos
escogen sus atuendos inspirados en desfile de moda infantil o en la ropa que
usan los menores que aparecen en televisión. Estos detalles son quizás los más
significativos de este tiempo. Ser moderno significa estar a la moda. Estoy
segura amiga que gracias a esa madre tuya, maravillosa, que fue Doña Quico
Abaroa una mujer tan sabia, una maestra en el arte de la costura, el tejido y
tantas otras cosas, es que tienes tú, una mente creadora, heredaste sus
virtudes y de tus manos surgen hermosísimas obras artesanales, conocimiento artístico
que transmites a tus innumerables generaciones de alumnos; y el que te forjaste
en aquella Paz de antaño ejercitando tu mente creadora. ¡Qué diferencia!;
cuando los pequeños ya pueden hablar de corrido, incursionan como sabios en los
diversos juegos electrónicos, el Nintendo, por ejemplo, y comen ansias por
tener entre sus manos el Internet, poco leen, poco inventan, mucho menos crean,
y nada investigan, por eso su mente se mantiene sin entrenar, lo que más les
atrae está en las computadoras y los celulares, ahí la información aparece cual
cascada, y esto provoca que su escaso criterio se vayan formando con figuras y
opiniones ajenas a la cultura de sus padres y la enseñanza de sus maestros.
Todo lo que me ha hecho recordar y reflexionar este hermoso
día de tu cumpleaños. Siento con gran tristeza sin temor a equivocarme que a la
niñez de hoy le ha tocado vivir la época más peligrosa que la humanidad
recuerde, es aterrador saber de pequeños que desde los siete años ya conocen la
droga, es espantoso ver en los diarios fotos de niños que fueron arrebatados a
sus familias cuyo destino puede ser la pornografía infantil, el tráfico de
órganos, o solo Dios sabe cuántos peligros más.
Para finalizar amiga, Maty, solo te digo por tu valiosa
amistad, por aquellos días maravillosos de nuestra feliz infancia, que me regalaste,
y de momentos tan gratos compartidos...no alcanzarían las páginas de este
prestigiado diario para escribir tantas cosas de aquella Paz de antaño... ¡muchas
felicidades amiga!
…y en aquella Paz de antaño,
las niñas jubilosas jugaban en los árboles y en la hermosa bahía de La Paz…
…Por el placer de escribir…recordar…y
compartir…
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