LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR MANUELITA LIZARRAGA.
“AQUELLOS MARINOS...INTREPIDOS HOMBRES DEL MAR. DE AYER Y DE HOY”.
POR MANUELITA LIZARRAGA.
“AQUELLOS MARINOS...INTREPIDOS HOMBRES DEL MAR. DE AYER Y DE HOY”.
• EN HONOR DEL LEGENDARIO E INTREPIDO ESCRITOR Y PERIODISTA FERNANDO JORDAN…QUIEN EN SU BARCA EL URANO PALMO A PALMO LEVANTO CRONICA DE TODA LA PENINSULA…LEGANDONOS UN LIBRO MAS…”EL MAR ROXO”.
El ejemplar trabajo diario de nuestros hombres del mar del ayer y de hoy, su valor y sacrificio, son los mejores ejemplos en los que la juventud deben abrevar diariamente para fortalecer sus acciones y su espíritu y son también el mejor ejemplo para los marinos de hoy, que portan con dignidad y gallardía los uniformes y las insignias en defensa de Nuestra Soberanía Nacional. Vaya pues, como un sencillo homenaje esta modesta crónica del recuerdo, con la figura de afamados barcos y hombres temerarios que se enfrentaron a diversos sucesos, y fraguosos embates ciclónicos, iluminados quizás con la luz de San Thelmo, a través de la historia náutica en nuestros mares peninsulares. También un recuerdo para aquellos hombres que encontraron en el fondo de los mares su eterna mortaja.
Ellos...los hombres intrépidos...los Guaycuras, Ichitues, Cochimies y Pericues, eran libres como el viento...en su rústica balsa construida por ellos mismos, con tres, cinco o siete troncos de corcho amarrados fuertemente con cordeles de pita y pieles de animal, retaban las embravecidas olas en busca del alimento diario, así como de las perlas que para ellos no tenían valor alguno y las utilizaban solo para adornarse...perlas que fueron descubiertas por Fortún Jiménez y su tripulación compuesta por 38 marineros cuando después de dar muerte al capitán Becerra, por accidente, en el barco “La Concepción”, en el año de 1534, ante el estupor de los naturales llegaron a esta hermosa bahía de La Paz, la Isla de las Perlas para ellos, despertando su codicia y bajos instintos, violando a las mujeres californias lo que motivó el enojo de los guaycuras matando a los primeros 20 europeos, logrando salvarse 18, entre ellos el joven marino Francisco Preciado quien llevó algunas perlas, y las noticias a los europeos, despertando el interés y la codicia de Hernán Cortés.
Para los californios legítimos dueños de estas tierras, fue fatídico aquel 03 de mayo de 1535 que arribaron a La Paz tres navíos: El Santa Águeda, El Santo Tomás y el San Lázaro, comandados por el ambicioso y cruel conquistador Hernán Cortes, quien después de abordar una barca de seis remeros, pisó tierra californiana en un asoleado mediodía tomando posesión de la Santa Cruz dando como señal con su espada en la tierra y en los árboles que allí se encontraban, levantando el acta el escribano de su majestad, Don José de Castro, en favor de la corona Española. En 1565 fue inaugurada la línea marítima Manila Acapulco bajo la dirección del fraile Agustín Andrés de Undaneta con la nao de china para el comercio transoceánico quien estableció la ruta más apropiada para los galeones de Filipinas, inaugurando el primero de los galeones llamado El San Pablo. Desde esa fecha miles barcos surcaron los mares el mismo camino durante más de 250 años. La ruta recorría de Manila a las costas de América hasta los 40 grados y de allí descendía hasta los litorales de la Nueva España para terminar en Acapulco.
Después, atraídos por sus perlas y sus riquezas se lanzó a la conquista de esta perla tan bella, la tierra California, una muchedumbre de alucinados, muchos de ellos, marinos de renombre, como Fernando de Alarcón, Francisco de Ulloa, quien naufragó en Malarrimo perdiéndose para siempre; Juan Rodríguez Cabrillo, Juan de Iturbe Vázquez de Coronado, Sebastián Vizcaíno y Francisco de Ortega entre otros. También inundaron nuestros mares piratas holandeses, los pichilingues que tenían como base la bahía que lleva su nombre Pichilingue, con sus leyendas de piratas, tesoros y aparecidos, y el legendario pirata Cronwell que asolaba nuestros mares y que ocultaba sus tesoros en paredones y en las blancas arenas de la bahía transportando su galeón con el aire fresco de la tarde, que dio origen al tradicional nombre del aire del Coromuel...los corsarios ingleses Francisco Drake y Tomas de Covendish, quien un 14 de noviembre de 1587, después de una paciente asechanza, abordó, saqueó e incendió en aguas de Cabo San Lucas el galeón más poderoso de la Flota Española “El Santa Ana”, que navegaba cargado de riquezas procedente de las islas Filipinas en su ruta hacia Acapulco, matando 190 españoles y salvándose otros 190 pasajeros, entre ellos el almirante Sebastián Vizcaino quien con la ayuda de los sobrevivientes y algunos pericues lograron apagar lo que quedaban del barco incendiado, lo repararon y después de 3 meses pudieron regresar a su tierra llevando las malas nuevas.
Este incidente motivó a que el rey Felipe II, ordenara que se artillara en algunos puntos estratégicos de la península, comisionando para efecto al almirante Sebastián Vizcaino quien al llegar a este puerto de La Santa Cruz, quedó extasiado con la belleza y tranquilidad de sus aguas, sus peces, sus perlas y las muestras de júbilo con que lo recibieron los naturales, motivo por el cual le dio por nombre a esta tierra LA PAZ. Transcurrió mas de siglo y medio para que se iniciara la colonización formal de la california, y en tal acontecimiento figuran los 3 navíos, La Capitana, Limpia Concepción; La almiranta Señor San José y San Francisco Javier conducidos por el almirante Atondo y Antillón quien transportaba al precursor de la conquista californiana, al padre Eusebio Kino con el estandarte de la virgen de Guadalupe, dos religiosos mas y 24 marineros, de quienes al pasar por la Isla San José se quedaron sorprendidos, ya que le salieron al paso a nado, unos indígenas y abordaron la embarcación y le hicieron reverencia persignándose a la imagen de la Virgen de Guadalupe y la Cruz.
En octubre de 1697, llega a Loreto en el navío El Santa Elvira el padre Juan María de Salvatierra, el conquistador espiritual. Entre la tripulación que venían con el, además de don Esteban Rodríguez Lorenzo seis de ellos eran connotados marinos. Muchos años navegó el Santa Elvira en nuestros mares, y aunque ni de su casco ni su velamen quedan señales, si en la memoria de todos los peninsulares debe estar presente el espíritu del venerable buque insigne del soldado misionero, así como en todas las islas, en todas las bahías, en todos los puertos, en todas las radas de nuestra media península. Suceso imborrable en las páginas de nuestra historia, según el profesor Jesús Castro Agúndez en su libro “Historia de Baja California”, lo es también la construcción del primer barco en La Paz, por don Francisco de Ortega; quien después de bautizar algunas islas, naufragó en la bahía desvaratándose la embarcación, y construyó aquí en La Paz otras con maderas de la región para continuar navegando; en 1709 los piratas ingleses con una flotilla capitaneada por Wooders Rogers, asaltaron los galeones de Manila en Cabo San Lucas y se apoderaron del barco español Nuestra Señora de la Encarnación, y se quedaron acechando al otro galeón, El Begonia, de 900 toneladas quien con sus poderosos cañones hicieron huir a los piratas, llevándose el bergantín Encarnación, y el que luego fue rebautizado por los piratas como “Batchellor” y fue su primer piloto Alejandro Selkir, Robinson Krusoe, el que llegó a La Paz en ese mismo año después de que fue abandonado por los corsarios frente a las costas de Chile, en la isla de Don Juan Fernández, donde vivió años en contacto con la naturaleza y en compañía de un negro; el segundo barco construido de forma cálao en el heroico Mulegé, con maderas de la región “El Güéribo” y mezquite por el atlante e industrioso maestro y apóstol jesuita Juan de Ugarte resultando una magnifica embarcación mejor que todas las otras que habían navegado en el Golfo de Cortés, y aún en España y a la que bautizó con el nombre de “TRIUNFO DE LA CRUZ”, por que la botó al agua el 14 de Septiembre de 1720 día de la exaltación de la santa cruz, y en la que navegó el padre Ugarte en Varios viajes de exploración hasta el río Colorado con la finalidad de constatar si la California era isla o península. Y navegó así mismo a La Paz junto con el padre Jaime Bravo y por tierra desde Ligüí el Padre Guillen para fundar la misión de Nuestra señora del Pilar de La Paz en Noviembre de 1720. En otro tiempo, hubo en Loreto un departamento de Marina con una balandra La Capitana, capitaneada por el capitán don Esteban Rodríguez Lorenzo que cobraba el quinto para el rey además de otras tantas cosas y servida por 22 marineros, dicha embarcación conducía los periódicos y correspondencia de la época. Hasta la expulsión de los jesuitas en 1768, se construyeron 4 barcos en la península. Vaya pues para estos misioneros un rendido homenaje que nos trajeron a estas tierras californianas además del evangelio, la cultura, entre otras cosas, las vías de comunicación marítima y terrestre. De 1750 a 1760 ocurrió el primer levantamiento agrario en la península. Los indígenas de la misión de Santiago exigían que se les entregaran las tierras alegando que ellos las habían abierto al cultivo y les correspondía su usufructo. Se apoderaron de un barco, cruzaron el golfo y una vez en tierra los aprehendieron.
A raíz de la expulsión de los misioneros de los dominios españoles en el barco La Concepción, se establece en California el sistema político gubernamental y se abren comercialmente al mundo las rutas marítimas de la entidad. Testigos fueron los barcos holandeses que regresaron ya no en plan de bucaneros, sino armados para el buceo de la concha madre perla. También los buques moscovitas que cargaban sal para sus establecimientos de Alaska; veleros escandinavos a la captura de las ballenas que casi las exterminan; traficantes de pieles de morsa y lobos marinos; navíos europeos que transportaban el cobre de las minas del Boleo en Santa Rosalia...grandes embarcaciones horchilleras, procedentes del viejo continente que arribaban a las costas de Bahía Magdalena al acaparamiento de miles de toneladas de la planta parásita, la orchilla, de la cual extraían la pintura para teñir de púrpura, las vestiduras reales y eclesiásticas. ¡Sudcalifornia mía, cuanto te saquearon! ¡Con las vergonzosas concesiones extranjeras y entreguistas sin dejar contribución alguna para nuestra nación! Cuidado con las concesiones extranjeras, antes de concederlas conozcan nuestra historia, y las fallas que tuvieron los contratos que hicieron en el pasado y que tal parece se están repitiendo, al pasar de dueño en dueño tierras y mares.
Cabe destacar, en 1769, llegó a La Paz desde París, en el galeón de Manila una expedición de científicos con el objeto de observar el paso de Venus por el disco del sol, tal acontecimiento ocurrió el 03 de junio del año mencionado, y uno de los científicos el Abate Jean Chappe, enfermó contagiado de las enfermedades que azotaban en la región y falleció siendo sepultado en San José del Cabo. Los barcos “El Auracano” y “El Independencia” en 1822, atacaron San José del Cabo y Loreto quienes sufrieron la matanza y saqueo de estos feroces piratas ingleses, encarnizados enemigos de los españoles, una tentativa más de apoderarse de Baja California. Huyeron el gobernador, los misioneros y los principales vecinos hacia Comondú después de encargar el mando militar al alférez José María Mata y don Fernando de la Toba quienes al frente de 15 hombres con gran valentía rechazó a los piratas y rescató parte del botín que habían hecho los asaltantes y después de tenaz lucha los extranjeros huyeron en el Auracano. Aprovechando el valiente José María Mata para ese 7 de marzo de 1822 proclamar la Independencia en Loreto acompañado del Alcalde Juan Higuera y de los vecinos. Por esos álgidos años, se empezó a poblar La Paz, y Don Antonio Ruffo Battaglia de oficio panadero, ya surcaba estos mares peninsulares en su barco El San Antonio...en 1830 se abrió el puerto de La Paz con la aduana marítima, y su fondeadero, que fue el repunte comercial y económico del territorio.
Otra tentativa de apoderarse de Baja California en Septiembre de 1846 cuando se presentaron barcos enemigos en La Paz enarbolando la bandera norteamericana ante la cobardía del jefe político Francisco Palacio Miranda lo que sorprendió a los habitantes de la época, pero luego luego surgiendo el espíritu de defender el suelo patrio, se reúnen en Febrero de 1847 en el real de Santa Anita nombrando jefe político a don Mauricio Castro, hombre del mar, destacado en la política y por su patriotismo en la defensa del suelo peninsular y la soberanía de México.
El 29 de marzo de 1847 arribó en San José del Cabo la Corbeta Ports Mouh sometiendo a las autoridades, impuso la rendición del pueblo y sus bienes para los Estados Unidos haciéndoles jurar neutralidad hizando la bandera de su país y lanzando un manifiesto esclavista. El trece de abril el mismo barco atracó en La Paz y fueron apresados unos cuantos barcos pequeños. Enterados el gobierno de México de la traición de Miranda designó comandante principal en Baja California al capitán Manuel Pineda quien con unos cuantos oficiales y rancheros muleginos defendieron la península de los americanos que llegaron en las fragatas Dale y Libertad el 02 de octubre de 1847 haciéndoles correr vergonzosamente. Durante la guerra de 1847 con ayuda de mexicanos traidores y que termino hasta el siguiente año inundaron los mares del golfo de California diversos barcos europeos, entre ellos “El Ohio” que transportó a la alta California a mas de 300 personas vende patrias, a la cabeza iba el coronel Palacio Miranda el Juez de primera instancia y el vicepresidente de las misiones.
Otro ataque filibustero sufrió La Paz en 1853 por el pirata William Walker en el Barco La Carolina quien al desembarcar procedió a aprehender al jefe político Espinosa quien también de una manera cobarde y entreguista reaccionó, y se posesionaron de las oficinas públicas llevándose los archivos y nuevamente el capitán Pineda y los habitantes de La Paz atacaron a Walker hasta con palos, arpones y piedras, causándole seis bajas al enemigo, y retirándose Pineda y su gente por falta de parque. El seis de noviembre de 1853, entró a La Paz un buque filibustero que llevaba a bordo al coronel Juan Clímaco Rebolledo ignorando este lo que pasaba cayó en poder de los filibusteros. Después de arduas batallas los sudcalifornianos lograron sacar huyendo nuevamente a los extranjeros que intentaban una vez mas apoderarse de esta península. En 1855 hubo otro intento de apoderase de La Paz ...dos barcos norteamericanos el “Archibal Grace” y “Rebeca Adams” así como una balandra mexicana al mando de Juan Napoleón Zerman los barcos iban tripulados por 85 hombres, todos extranjeros excepto uno que era mexicano, venían armados hasta los dientes y traían dos cañones. Con engaños querían desembarcar en tierra, pero el capital Cristóbal Llanuza y el gobernador Blancarte no se lo permitieron. El recuerdo del pirata Walker estaba fresco en la memoria de los habitantes de La Paz y fueron rechazados a cañonazos, rendirlos, encarcelarlos y regresarlos a juicio a Mazatlán. Los barcos y demás bienes fueron confiscados y puestos a la venta lo que alivió de alguna manera la pobreza que había en Baja California Sur después de las guerras de 1847 y de tantos ataques. En 1865 La Paz fue invadida por los franceses, interviniendo en su defensa de nuestra soberanía, el General Manuel Marquez de León y Don Clodomiro Cota, entre otros héroes sudcalifornianos.
Ahora, es diferente, aquellos hombres idealistas, bragados, defensores de nuestra soberanía duermen el sueño de los justos...ahora estamos invadidos silenciosamente a través del billete verde que compra conciencias. Sino, un vistazo a los Cabos y a la mayor parte de la península en las playas más bellas y donde los mexicanos no tienen accesos y hasta con perros y a punta de balazos son sacados, y lo que es peor, los edificios antiguos están cayendo en manos de los extranjeros... ¡que tristeza ya se murió don Idelfonso Green y tantos héroes sudcalifornianos! Los primeros barcos de vapor construidos en la época del porfiriato, en las costas del océano pacifico y del golfo de California, lo fueron el Mavari y el precursor fabricado por los señores Don Alejandro Abaroa, aguerridos capitanes de los siete mares, y carpintero de rivera, así como sus hijos Juan y José, perdurando hasta la fecha por mas de cinco generaciones el astillero Abaroa. El Mavari, así como la bonita formaron parte de la escuadra revolucionaria que rescató a La Paz y al entonces territorio del régimen huertista, y que fue sustituido por un gobierno de perfil Maderista. En la época revolucionaria, navieros paceños como don Eduardo Labastida y Fernando Moreno tomaron parte activa en dicho movimiento popular con su barco el Culiacán que fuera cañoneado en desigual combate por un ataque huertista, pero los citados armadores, fieles siempre a la causa del pueblo, lejos de abandonar la empresa adquirieron otro navío para continuar en la lucha, llamándolo el Francisco I. Madero.
A partir del triunfo de la revolución se intensifica el enlace peninsular al macizo continental con la presencia de aquellos históricos barcos mercantes que surcaron los siete mares guiados por las estrellas y por la brújula, que apoyados por naves de la armada de México, y teniendo su base en este puerto fueron durante años la única vía de la cual recibíamos víveres y productos diversos para nuestra supervivencia así como informaciones y noticias de allende del mar de cortes. Además de que se fue poblando la península de lindas gentes de Sonora, Nayarit, Sinaloa y hasta del extranjero uniendo sus costumbres a las nuestras contribuyendo al engrandecimiento y desarrollo cultural, político social y económico de esta entidad. Aquellos barcos inolvidables que con sus inconfundibles pitidos anunciaban su llegada y partida inundando de alegría a los habitantes de La Paz, el Sonorita, el Progreso, El Raúl, El Churruca, El Don Lorenzo, El Tornado, El Santa Teresa, El Blanco, El San Antonio, El Don Lorenzo, El Araguan, El San Luciano, el Progreso, el Edna Rosa alias “La Señorita”, y en el que llegamos mi familia y yo a La Paz, El Viosca, El Arturo, Los Corrigans, El Estrella Costera, El Anita, El Spruce, El Providencia, El Magallanes, El Salvatierra quién transportó a más de 300 familias sinarquistas procedentes de Acámbaro Michoacán en 1942 para fundar el valle de Santo Domingo, María Auxiliadora concretamente. Un homenaje también a todos los pescadores de los tradicionales barrios El Manglito y El Esterito y de toda la península...así como a Don Pilar Carballo “Don Pilarillo” que navegaba en todos los puntos intermedios de la península en su barcaza el “Kino” con la fayuca de intercambio de mercancías como panocha, tequila, azúcar de terrón, petróleo, granos y semillas, hilos, botones, hilazas, veladoras, elaboradas en la fabrica de don Ramón Briseño, por la vía marítima en las comunidades de Los Dolores, la Soledad, Ángel de la Guarda, San Evaristo, El burro, San Juan de La costa, etc., así como incursionó también en las armadas perleras y la pesca del tiburón, además también del histórico y legendario don Estanislao Cota “Tanayo” quien hizo historia en La Paz con las armadas perleras y pesca de tiburón además que era el banco para muchos comerciantes en La Paz.
Recordar con gratitud también a aquellos aguerridos capitanes que dirigieron los mencionados buques, y que hicieron historia en el Golfo de California: José María Rivera, Florentino Angulo Amador, Guadalupe Gómez Llanos, Luis Hernández Sandoval, Manuel Meza, Carlos Murillo Corral, Eduardo García López, Felipe Armas, Don José Petit, Gumercindo Robinson, Raúl Tapiz, Ramón Ganelón, Miguel García, Rosendo Robles, Adolfo Romero El yofo, Macario y Teodoro Agruel, Santiago y Lorenzo Romero, Salomé Flores, Amado Castillo, Alberto Higuera, Extrulfo Peña, Lázaro Acuña, Pablo Romero, Juan Martínez, las familias Meza y Murillo de Santa Rosalía que tripularon los Corrigans II, III, y IV y Don Francisco rivera entre muchos más que escapan a la memoria. Justo es recordar también a Don Lencho Sánchez con su puesto de chocomiles, raspados y campesinas, que fue muy importante para los trabajadores en el movimiento de cabotaje de la época así como el Güero Gilberto de la Torre del Vigía, y a los carretoneros que movían las mercancías de carga y descarga. Inolvidable es también que forman parte del folklor sudcaliforniano, la popular doña Marianita, el popocha, el chunique, etc. El 14 de noviembre de 1964 fue un cambio trascendente en La Paz inicia el supuesto progreso y se acabó para siempre el movimiento en el muelle fiscal quedando la Torre del vigía con su campana y gallardetes en silencio...toda una época de la marina mercante, y el cabotaje que fue el puntal del progreso en Baja California Sur a través del muelle fiscal desde la segunda década del siglo XVIII hasta 1964, en que llegó el primer transbordador a La Paz “La Paz” inicio de la decadencia en cuanto a valores, el arribo de gente de todas partes con sus costumbres y conocimientos, el negocio de la fayuca, el boom comercial, se empezó a sentir la delincuencia y a llenarse las cárceles y poco a poco se acabó aquella tranquilidad...la gente ya no dormía en las banquetas con las puertas abiertas. Al transbordador La Paz le siguieron el Díaz Ordaz, El Benito Juarez, El Puerto Vallarta, El Mazatlán, El Coromuel, El Loreto, El Azteca, El Guaycura y El Salvatierra barcos que según la federación eran para el pueblo sudcaliforniano y que ya se vendieron como se han vendido tantas otras cosas. En 1990 por un tiempo funcionaron los catamarán en el muelle fiscal, pero dejaron de funcionar por inoperantes, inversión hecha por don Isidro Rodríguez Ruiz. En 1991 llegó el transbordador Kass Kristina, pero en igual forma ya no funcionó. El 19 de septiembre de 1991 llegó el barco de carga para contenedores al muelle de altura de Pichilingue, después de un año se retiró por falta de carga.
En 1997 nace la Administración Portuaria Integral de BCS, SA de CV, empresa concesionaria del Gobierno Federal para administrar y operar los puertos del Estado. Los resultados están a la vista. Se abre el cabotaje en el Puerto de Pichilingue con los puertos de Lázaro Cárdenas y Manzanillo. Se consolidan las rutas entre La Paz con Mazatlán, Topolobampo y Guaymas. Llegan nuevas navieras como Baja Ferris con sus buques tipo rorro; navieras turísticas arriban en el invierno en sus buques desde Alaska, navegando en aguas nacionales desde el puerto de San Carlos hasta el de Santa Rosalía; al puerto de San Carlos arriban grandes buques mercantes a la carga de productos agrícolas a granel, carga general y contenerizada, ya que este puerto es el segundo en importancia en la costa occidental de la península. Es puerto alterno a la flota pesquera de altura más importante del país, la atunera y la de pez espada, de donde zarpan a la mar vía la pesca, después de descargar y avituallarse. El puerto de Cabo San Lucas acantona a la flota de pesca deportiva más grande del pacífico (americano y asiático). A los puertos de San Juan de la Costa, Isla San Marcos y Santa María arriban buques del porte de las 50.000 toneladas o más, a la carga de granel, mineral, fosfórica y yeso principalmente.
Muchas felicidades a todos aquellos hombres del mar de ayer y de hoy de sudcalifornia y del mundo entero.
Ellos...los hombres intrépidos...los Guaycuras, Ichitues, Cochimies y Pericues, eran libres como el viento...en su rústica balsa construida por ellos mismos, con tres, cinco o siete troncos de corcho amarrados fuertemente con cordeles de pita y pieles de animal, retaban las embravecidas olas en busca del alimento diario, así como de las perlas que para ellos no tenían valor alguno y las utilizaban solo para adornarse...perlas que fueron descubiertas por Fortún Jiménez y su tripulación compuesta por 38 marineros cuando después de dar muerte al capitán Becerra, por accidente, en el barco “La Concepción”, en el año de 1534, ante el estupor de los naturales llegaron a esta hermosa bahía de La Paz, la Isla de las Perlas para ellos, despertando su codicia y bajos instintos, violando a las mujeres californias lo que motivó el enojo de los guaycuras matando a los primeros 20 europeos, logrando salvarse 18, entre ellos el joven marino Francisco Preciado quien llevó algunas perlas, y las noticias a los europeos, despertando el interés y la codicia de Hernán Cortés.
Para los californios legítimos dueños de estas tierras, fue fatídico aquel 03 de mayo de 1535 que arribaron a La Paz tres navíos: El Santa Águeda, El Santo Tomás y el San Lázaro, comandados por el ambicioso y cruel conquistador Hernán Cortes, quien después de abordar una barca de seis remeros, pisó tierra californiana en un asoleado mediodía tomando posesión de la Santa Cruz dando como señal con su espada en la tierra y en los árboles que allí se encontraban, levantando el acta el escribano de su majestad, Don José de Castro, en favor de la corona Española. En 1565 fue inaugurada la línea marítima Manila Acapulco bajo la dirección del fraile Agustín Andrés de Undaneta con la nao de china para el comercio transoceánico quien estableció la ruta más apropiada para los galeones de Filipinas, inaugurando el primero de los galeones llamado El San Pablo. Desde esa fecha miles barcos surcaron los mares el mismo camino durante más de 250 años. La ruta recorría de Manila a las costas de América hasta los 40 grados y de allí descendía hasta los litorales de la Nueva España para terminar en Acapulco.
Después, atraídos por sus perlas y sus riquezas se lanzó a la conquista de esta perla tan bella, la tierra California, una muchedumbre de alucinados, muchos de ellos, marinos de renombre, como Fernando de Alarcón, Francisco de Ulloa, quien naufragó en Malarrimo perdiéndose para siempre; Juan Rodríguez Cabrillo, Juan de Iturbe Vázquez de Coronado, Sebastián Vizcaíno y Francisco de Ortega entre otros. También inundaron nuestros mares piratas holandeses, los pichilingues que tenían como base la bahía que lleva su nombre Pichilingue, con sus leyendas de piratas, tesoros y aparecidos, y el legendario pirata Cronwell que asolaba nuestros mares y que ocultaba sus tesoros en paredones y en las blancas arenas de la bahía transportando su galeón con el aire fresco de la tarde, que dio origen al tradicional nombre del aire del Coromuel...los corsarios ingleses Francisco Drake y Tomas de Covendish, quien un 14 de noviembre de 1587, después de una paciente asechanza, abordó, saqueó e incendió en aguas de Cabo San Lucas el galeón más poderoso de la Flota Española “El Santa Ana”, que navegaba cargado de riquezas procedente de las islas Filipinas en su ruta hacia Acapulco, matando 190 españoles y salvándose otros 190 pasajeros, entre ellos el almirante Sebastián Vizcaino quien con la ayuda de los sobrevivientes y algunos pericues lograron apagar lo que quedaban del barco incendiado, lo repararon y después de 3 meses pudieron regresar a su tierra llevando las malas nuevas.
Este incidente motivó a que el rey Felipe II, ordenara que se artillara en algunos puntos estratégicos de la península, comisionando para efecto al almirante Sebastián Vizcaino quien al llegar a este puerto de La Santa Cruz, quedó extasiado con la belleza y tranquilidad de sus aguas, sus peces, sus perlas y las muestras de júbilo con que lo recibieron los naturales, motivo por el cual le dio por nombre a esta tierra LA PAZ. Transcurrió mas de siglo y medio para que se iniciara la colonización formal de la california, y en tal acontecimiento figuran los 3 navíos, La Capitana, Limpia Concepción; La almiranta Señor San José y San Francisco Javier conducidos por el almirante Atondo y Antillón quien transportaba al precursor de la conquista californiana, al padre Eusebio Kino con el estandarte de la virgen de Guadalupe, dos religiosos mas y 24 marineros, de quienes al pasar por la Isla San José se quedaron sorprendidos, ya que le salieron al paso a nado, unos indígenas y abordaron la embarcación y le hicieron reverencia persignándose a la imagen de la Virgen de Guadalupe y la Cruz.
En octubre de 1697, llega a Loreto en el navío El Santa Elvira el padre Juan María de Salvatierra, el conquistador espiritual. Entre la tripulación que venían con el, además de don Esteban Rodríguez Lorenzo seis de ellos eran connotados marinos. Muchos años navegó el Santa Elvira en nuestros mares, y aunque ni de su casco ni su velamen quedan señales, si en la memoria de todos los peninsulares debe estar presente el espíritu del venerable buque insigne del soldado misionero, así como en todas las islas, en todas las bahías, en todos los puertos, en todas las radas de nuestra media península. Suceso imborrable en las páginas de nuestra historia, según el profesor Jesús Castro Agúndez en su libro “Historia de Baja California”, lo es también la construcción del primer barco en La Paz, por don Francisco de Ortega; quien después de bautizar algunas islas, naufragó en la bahía desvaratándose la embarcación, y construyó aquí en La Paz otras con maderas de la región para continuar navegando; en 1709 los piratas ingleses con una flotilla capitaneada por Wooders Rogers, asaltaron los galeones de Manila en Cabo San Lucas y se apoderaron del barco español Nuestra Señora de la Encarnación, y se quedaron acechando al otro galeón, El Begonia, de 900 toneladas quien con sus poderosos cañones hicieron huir a los piratas, llevándose el bergantín Encarnación, y el que luego fue rebautizado por los piratas como “Batchellor” y fue su primer piloto Alejandro Selkir, Robinson Krusoe, el que llegó a La Paz en ese mismo año después de que fue abandonado por los corsarios frente a las costas de Chile, en la isla de Don Juan Fernández, donde vivió años en contacto con la naturaleza y en compañía de un negro; el segundo barco construido de forma cálao en el heroico Mulegé, con maderas de la región “El Güéribo” y mezquite por el atlante e industrioso maestro y apóstol jesuita Juan de Ugarte resultando una magnifica embarcación mejor que todas las otras que habían navegado en el Golfo de Cortés, y aún en España y a la que bautizó con el nombre de “TRIUNFO DE LA CRUZ”, por que la botó al agua el 14 de Septiembre de 1720 día de la exaltación de la santa cruz, y en la que navegó el padre Ugarte en Varios viajes de exploración hasta el río Colorado con la finalidad de constatar si la California era isla o península. Y navegó así mismo a La Paz junto con el padre Jaime Bravo y por tierra desde Ligüí el Padre Guillen para fundar la misión de Nuestra señora del Pilar de La Paz en Noviembre de 1720. En otro tiempo, hubo en Loreto un departamento de Marina con una balandra La Capitana, capitaneada por el capitán don Esteban Rodríguez Lorenzo que cobraba el quinto para el rey además de otras tantas cosas y servida por 22 marineros, dicha embarcación conducía los periódicos y correspondencia de la época. Hasta la expulsión de los jesuitas en 1768, se construyeron 4 barcos en la península. Vaya pues para estos misioneros un rendido homenaje que nos trajeron a estas tierras californianas además del evangelio, la cultura, entre otras cosas, las vías de comunicación marítima y terrestre. De 1750 a 1760 ocurrió el primer levantamiento agrario en la península. Los indígenas de la misión de Santiago exigían que se les entregaran las tierras alegando que ellos las habían abierto al cultivo y les correspondía su usufructo. Se apoderaron de un barco, cruzaron el golfo y una vez en tierra los aprehendieron.
A raíz de la expulsión de los misioneros de los dominios españoles en el barco La Concepción, se establece en California el sistema político gubernamental y se abren comercialmente al mundo las rutas marítimas de la entidad. Testigos fueron los barcos holandeses que regresaron ya no en plan de bucaneros, sino armados para el buceo de la concha madre perla. También los buques moscovitas que cargaban sal para sus establecimientos de Alaska; veleros escandinavos a la captura de las ballenas que casi las exterminan; traficantes de pieles de morsa y lobos marinos; navíos europeos que transportaban el cobre de las minas del Boleo en Santa Rosalia...grandes embarcaciones horchilleras, procedentes del viejo continente que arribaban a las costas de Bahía Magdalena al acaparamiento de miles de toneladas de la planta parásita, la orchilla, de la cual extraían la pintura para teñir de púrpura, las vestiduras reales y eclesiásticas. ¡Sudcalifornia mía, cuanto te saquearon! ¡Con las vergonzosas concesiones extranjeras y entreguistas sin dejar contribución alguna para nuestra nación! Cuidado con las concesiones extranjeras, antes de concederlas conozcan nuestra historia, y las fallas que tuvieron los contratos que hicieron en el pasado y que tal parece se están repitiendo, al pasar de dueño en dueño tierras y mares.
Cabe destacar, en 1769, llegó a La Paz desde París, en el galeón de Manila una expedición de científicos con el objeto de observar el paso de Venus por el disco del sol, tal acontecimiento ocurrió el 03 de junio del año mencionado, y uno de los científicos el Abate Jean Chappe, enfermó contagiado de las enfermedades que azotaban en la región y falleció siendo sepultado en San José del Cabo. Los barcos “El Auracano” y “El Independencia” en 1822, atacaron San José del Cabo y Loreto quienes sufrieron la matanza y saqueo de estos feroces piratas ingleses, encarnizados enemigos de los españoles, una tentativa más de apoderarse de Baja California. Huyeron el gobernador, los misioneros y los principales vecinos hacia Comondú después de encargar el mando militar al alférez José María Mata y don Fernando de la Toba quienes al frente de 15 hombres con gran valentía rechazó a los piratas y rescató parte del botín que habían hecho los asaltantes y después de tenaz lucha los extranjeros huyeron en el Auracano. Aprovechando el valiente José María Mata para ese 7 de marzo de 1822 proclamar la Independencia en Loreto acompañado del Alcalde Juan Higuera y de los vecinos. Por esos álgidos años, se empezó a poblar La Paz, y Don Antonio Ruffo Battaglia de oficio panadero, ya surcaba estos mares peninsulares en su barco El San Antonio...en 1830 se abrió el puerto de La Paz con la aduana marítima, y su fondeadero, que fue el repunte comercial y económico del territorio.
Otra tentativa de apoderarse de Baja California en Septiembre de 1846 cuando se presentaron barcos enemigos en La Paz enarbolando la bandera norteamericana ante la cobardía del jefe político Francisco Palacio Miranda lo que sorprendió a los habitantes de la época, pero luego luego surgiendo el espíritu de defender el suelo patrio, se reúnen en Febrero de 1847 en el real de Santa Anita nombrando jefe político a don Mauricio Castro, hombre del mar, destacado en la política y por su patriotismo en la defensa del suelo peninsular y la soberanía de México.
El 29 de marzo de 1847 arribó en San José del Cabo la Corbeta Ports Mouh sometiendo a las autoridades, impuso la rendición del pueblo y sus bienes para los Estados Unidos haciéndoles jurar neutralidad hizando la bandera de su país y lanzando un manifiesto esclavista. El trece de abril el mismo barco atracó en La Paz y fueron apresados unos cuantos barcos pequeños. Enterados el gobierno de México de la traición de Miranda designó comandante principal en Baja California al capitán Manuel Pineda quien con unos cuantos oficiales y rancheros muleginos defendieron la península de los americanos que llegaron en las fragatas Dale y Libertad el 02 de octubre de 1847 haciéndoles correr vergonzosamente. Durante la guerra de 1847 con ayuda de mexicanos traidores y que termino hasta el siguiente año inundaron los mares del golfo de California diversos barcos europeos, entre ellos “El Ohio” que transportó a la alta California a mas de 300 personas vende patrias, a la cabeza iba el coronel Palacio Miranda el Juez de primera instancia y el vicepresidente de las misiones.
Otro ataque filibustero sufrió La Paz en 1853 por el pirata William Walker en el Barco La Carolina quien al desembarcar procedió a aprehender al jefe político Espinosa quien también de una manera cobarde y entreguista reaccionó, y se posesionaron de las oficinas públicas llevándose los archivos y nuevamente el capitán Pineda y los habitantes de La Paz atacaron a Walker hasta con palos, arpones y piedras, causándole seis bajas al enemigo, y retirándose Pineda y su gente por falta de parque. El seis de noviembre de 1853, entró a La Paz un buque filibustero que llevaba a bordo al coronel Juan Clímaco Rebolledo ignorando este lo que pasaba cayó en poder de los filibusteros. Después de arduas batallas los sudcalifornianos lograron sacar huyendo nuevamente a los extranjeros que intentaban una vez mas apoderarse de esta península. En 1855 hubo otro intento de apoderase de La Paz ...dos barcos norteamericanos el “Archibal Grace” y “Rebeca Adams” así como una balandra mexicana al mando de Juan Napoleón Zerman los barcos iban tripulados por 85 hombres, todos extranjeros excepto uno que era mexicano, venían armados hasta los dientes y traían dos cañones. Con engaños querían desembarcar en tierra, pero el capital Cristóbal Llanuza y el gobernador Blancarte no se lo permitieron. El recuerdo del pirata Walker estaba fresco en la memoria de los habitantes de La Paz y fueron rechazados a cañonazos, rendirlos, encarcelarlos y regresarlos a juicio a Mazatlán. Los barcos y demás bienes fueron confiscados y puestos a la venta lo que alivió de alguna manera la pobreza que había en Baja California Sur después de las guerras de 1847 y de tantos ataques. En 1865 La Paz fue invadida por los franceses, interviniendo en su defensa de nuestra soberanía, el General Manuel Marquez de León y Don Clodomiro Cota, entre otros héroes sudcalifornianos.
Ahora, es diferente, aquellos hombres idealistas, bragados, defensores de nuestra soberanía duermen el sueño de los justos...ahora estamos invadidos silenciosamente a través del billete verde que compra conciencias. Sino, un vistazo a los Cabos y a la mayor parte de la península en las playas más bellas y donde los mexicanos no tienen accesos y hasta con perros y a punta de balazos son sacados, y lo que es peor, los edificios antiguos están cayendo en manos de los extranjeros... ¡que tristeza ya se murió don Idelfonso Green y tantos héroes sudcalifornianos! Los primeros barcos de vapor construidos en la época del porfiriato, en las costas del océano pacifico y del golfo de California, lo fueron el Mavari y el precursor fabricado por los señores Don Alejandro Abaroa, aguerridos capitanes de los siete mares, y carpintero de rivera, así como sus hijos Juan y José, perdurando hasta la fecha por mas de cinco generaciones el astillero Abaroa. El Mavari, así como la bonita formaron parte de la escuadra revolucionaria que rescató a La Paz y al entonces territorio del régimen huertista, y que fue sustituido por un gobierno de perfil Maderista. En la época revolucionaria, navieros paceños como don Eduardo Labastida y Fernando Moreno tomaron parte activa en dicho movimiento popular con su barco el Culiacán que fuera cañoneado en desigual combate por un ataque huertista, pero los citados armadores, fieles siempre a la causa del pueblo, lejos de abandonar la empresa adquirieron otro navío para continuar en la lucha, llamándolo el Francisco I. Madero.
A partir del triunfo de la revolución se intensifica el enlace peninsular al macizo continental con la presencia de aquellos históricos barcos mercantes que surcaron los siete mares guiados por las estrellas y por la brújula, que apoyados por naves de la armada de México, y teniendo su base en este puerto fueron durante años la única vía de la cual recibíamos víveres y productos diversos para nuestra supervivencia así como informaciones y noticias de allende del mar de cortes. Además de que se fue poblando la península de lindas gentes de Sonora, Nayarit, Sinaloa y hasta del extranjero uniendo sus costumbres a las nuestras contribuyendo al engrandecimiento y desarrollo cultural, político social y económico de esta entidad. Aquellos barcos inolvidables que con sus inconfundibles pitidos anunciaban su llegada y partida inundando de alegría a los habitantes de La Paz, el Sonorita, el Progreso, El Raúl, El Churruca, El Don Lorenzo, El Tornado, El Santa Teresa, El Blanco, El San Antonio, El Don Lorenzo, El Araguan, El San Luciano, el Progreso, el Edna Rosa alias “La Señorita”, y en el que llegamos mi familia y yo a La Paz, El Viosca, El Arturo, Los Corrigans, El Estrella Costera, El Anita, El Spruce, El Providencia, El Magallanes, El Salvatierra quién transportó a más de 300 familias sinarquistas procedentes de Acámbaro Michoacán en 1942 para fundar el valle de Santo Domingo, María Auxiliadora concretamente. Un homenaje también a todos los pescadores de los tradicionales barrios El Manglito y El Esterito y de toda la península...así como a Don Pilar Carballo “Don Pilarillo” que navegaba en todos los puntos intermedios de la península en su barcaza el “Kino” con la fayuca de intercambio de mercancías como panocha, tequila, azúcar de terrón, petróleo, granos y semillas, hilos, botones, hilazas, veladoras, elaboradas en la fabrica de don Ramón Briseño, por la vía marítima en las comunidades de Los Dolores, la Soledad, Ángel de la Guarda, San Evaristo, El burro, San Juan de La costa, etc., así como incursionó también en las armadas perleras y la pesca del tiburón, además también del histórico y legendario don Estanislao Cota “Tanayo” quien hizo historia en La Paz con las armadas perleras y pesca de tiburón además que era el banco para muchos comerciantes en La Paz.
Recordar con gratitud también a aquellos aguerridos capitanes que dirigieron los mencionados buques, y que hicieron historia en el Golfo de California: José María Rivera, Florentino Angulo Amador, Guadalupe Gómez Llanos, Luis Hernández Sandoval, Manuel Meza, Carlos Murillo Corral, Eduardo García López, Felipe Armas, Don José Petit, Gumercindo Robinson, Raúl Tapiz, Ramón Ganelón, Miguel García, Rosendo Robles, Adolfo Romero El yofo, Macario y Teodoro Agruel, Santiago y Lorenzo Romero, Salomé Flores, Amado Castillo, Alberto Higuera, Extrulfo Peña, Lázaro Acuña, Pablo Romero, Juan Martínez, las familias Meza y Murillo de Santa Rosalía que tripularon los Corrigans II, III, y IV y Don Francisco rivera entre muchos más que escapan a la memoria. Justo es recordar también a Don Lencho Sánchez con su puesto de chocomiles, raspados y campesinas, que fue muy importante para los trabajadores en el movimiento de cabotaje de la época así como el Güero Gilberto de la Torre del Vigía, y a los carretoneros que movían las mercancías de carga y descarga. Inolvidable es también que forman parte del folklor sudcaliforniano, la popular doña Marianita, el popocha, el chunique, etc. El 14 de noviembre de 1964 fue un cambio trascendente en La Paz inicia el supuesto progreso y se acabó para siempre el movimiento en el muelle fiscal quedando la Torre del vigía con su campana y gallardetes en silencio...toda una época de la marina mercante, y el cabotaje que fue el puntal del progreso en Baja California Sur a través del muelle fiscal desde la segunda década del siglo XVIII hasta 1964, en que llegó el primer transbordador a La Paz “La Paz” inicio de la decadencia en cuanto a valores, el arribo de gente de todas partes con sus costumbres y conocimientos, el negocio de la fayuca, el boom comercial, se empezó a sentir la delincuencia y a llenarse las cárceles y poco a poco se acabó aquella tranquilidad...la gente ya no dormía en las banquetas con las puertas abiertas. Al transbordador La Paz le siguieron el Díaz Ordaz, El Benito Juarez, El Puerto Vallarta, El Mazatlán, El Coromuel, El Loreto, El Azteca, El Guaycura y El Salvatierra barcos que según la federación eran para el pueblo sudcaliforniano y que ya se vendieron como se han vendido tantas otras cosas. En 1990 por un tiempo funcionaron los catamarán en el muelle fiscal, pero dejaron de funcionar por inoperantes, inversión hecha por don Isidro Rodríguez Ruiz. En 1991 llegó el transbordador Kass Kristina, pero en igual forma ya no funcionó. El 19 de septiembre de 1991 llegó el barco de carga para contenedores al muelle de altura de Pichilingue, después de un año se retiró por falta de carga.
En 1997 nace la Administración Portuaria Integral de BCS, SA de CV, empresa concesionaria del Gobierno Federal para administrar y operar los puertos del Estado. Los resultados están a la vista. Se abre el cabotaje en el Puerto de Pichilingue con los puertos de Lázaro Cárdenas y Manzanillo. Se consolidan las rutas entre La Paz con Mazatlán, Topolobampo y Guaymas. Llegan nuevas navieras como Baja Ferris con sus buques tipo rorro; navieras turísticas arriban en el invierno en sus buques desde Alaska, navegando en aguas nacionales desde el puerto de San Carlos hasta el de Santa Rosalía; al puerto de San Carlos arriban grandes buques mercantes a la carga de productos agrícolas a granel, carga general y contenerizada, ya que este puerto es el segundo en importancia en la costa occidental de la península. Es puerto alterno a la flota pesquera de altura más importante del país, la atunera y la de pez espada, de donde zarpan a la mar vía la pesca, después de descargar y avituallarse. El puerto de Cabo San Lucas acantona a la flota de pesca deportiva más grande del pacífico (americano y asiático). A los puertos de San Juan de la Costa, Isla San Marcos y Santa María arriban buques del porte de las 50.000 toneladas o más, a la carga de granel, mineral, fosfórica y yeso principalmente.
Muchas felicidades a todos aquellos hombres del mar de ayer y de hoy de sudcalifornia y del mundo entero.
…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…
*Esta crónica fue publicada hace más de 15 años en el periódico sudcaliforniano a dos planas, revista compás, en el programa de radio contacto directo XENT radio La Paz*
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