LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“MAESTRO AUTENTICO...MAESTRO
DE VOCACION...DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE”.
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EL MAESTRO AUTENTICO DE VOCACION ES EL SER MAS
HUMILDE, EL MAS SENCILLO Y MODESTO EN LA VIDA DE LOS SERES HUMANOS...Y ES QUIEN
TIENE LA RESPONSABILIDAD MAS IMPORTANTE SOBRE LA TIERRA PORQUE SIN EL LOS SERES HUMANOS NO PODRIAN FORJAR SU PROPIO
DESTINO.
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OFICIALMENTE EL DIA DEL MAESTRO FUE INSTITUIDO EL 15
DE MAYO DE 1918 DURANTE EL GOBIERNO DE DON VENUSTIANO CARRANZA.
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COMO UN HOMENAJE, Y EN MEMORIA A LA ILUSTRE MAESTRA
MARIA DE LOS ANGELES CONTRERAS (ANGELITA) QUE DESCANSA EN LA GLORIA ETERNA, A
MI HIJO LIC. MANUEL PAZ GUTIERREZ LIZARRAGA Y A TODOS LOS MAESTROS DE
SUDCALIFORNIA Y DEL MUNDO ENTERO.
…A vosotros más grandes
cuanto más pequeños,
De ojos visionarios y mirar de ensueño,
Maestros de brazos abiertos, de brazos en
cruz,
Que amaron la vida, la verdad, la luz,
Maestros oscuros seguid dando luz,
Maestros de ayer…de hoy y de siempre,
Pilar y eslabón fundamental del saber,
Maestro tenías que ser…camino de luz,
Camino de la esperanza…
Esta celebración
data de 1917 en San Luis Potosí originada por un grupo de alumnos
agradecidos quienes se reunían cada 15
de Mayo con su maestro llamado Isidro, muy querido y respetado precisamente
para festejar su día de San Isidro Labrador. El ambiente que originaba aquel
grupo de alumnos propiciaron las buenas intenciones que echaron raíces en los
corazones de generaciones que pasaron por las manos del maestro Isidro
influyendo quizás para festejar la fecha del 15 de Mayo, día de San Isidro
Labrador, a todos los maestros mexicanos. Maestro tenías que ser...camino de la
esperanza.
RECORDAR ES
VIVIR...MAESTROS SON USTEDES LOS INTERMEDIARIOS DEL PASADO EL PRESENTE Y EL
FUTURO...CAMINITO DE LA ESCUELA BELLOS RECUERDOS.
“...Los lentes
del viejito no los vayas a quebrar porque entonces el pobrecito no tendrá con
que mirar”: ...y la morena y fuerte mano
sobre la mía tan pequeña aprisionando el gis sobre el pizarrón o el lápiz sobre
el cuaderno, de aquella inolvidable mujer de voz de trueno...profesora Anita
Valdivia, giraba y giraba al tiempo que cantaba plasmando unos lentes enseñando
a la niñez la letra “o”...para enseñar la letra “u” cantaba el columpio de
lulú...las casitas, el ratoncito y así sucesivamente hasta enseñar las vocales,
las que iban quedando grabadas para siempre; sembrando con amor en nuestro
cerebro las primeras semillas del conocimiento y la luz del entendimiento.
¡Pero como no
recordarlo, eran mis primeros seis añitos de vida!, si sentía una dicha tan
grande al regresar a aquel añorado hogar después de clases, en aquella casita
de madera y techumbre de palma pintada toda de blanco, encalada, inundada de
perfumados y floridos laureles, arropada de enredaderas de llamarada, camote y
el manto de la Virgen, y encontrar a mi adorada abuelita en el lavadero
tarareando los lentes del viejito y el columpio de Lulú al tiempo que
restregaba la ropa blanca enjuagada con cenizas; y es que la fuerte voz de la
profesora Anita se escuchaba a varias cuadras a la redonda; y también aprendían
las vocales los vecinos y los que iban pasando por aquella escuelita Rosendo
Robles, “La chango Robles”, dirigida tan dignamente por otra luchadora social
profesora Jesús Rolland Pineda, quien fue nombrada directora sin tener una
escuela y para poder ejercer su vocación de enseñar daban clases de aquí y allá
en espacios improvisados en algunas casas particulares; y con ingenio, mucho
esfuerzo y la ayuda conjunta de padres de familias, autoridades y comerciantes
de la época logró fundar su propia escuela, por la década de los 50 en 5 de
Febrero y Madero, la Rosendo Robles, donde se formaron generaciones de
magníficos ciudadanos; y a petición de ella se le puso a la escuela ese nombre,
porque el único mérito del capitán Rosendo Robles es que fue su amigo muy
estimado.
Al tiempo, por
ser insuficiente el antiguo plantel “La cayuya” como cariñosamente le decían se
propuso conseguir una escuela más grande y funcional solicitándola al candidato
en ese tiempo para la presidencia de la República Mexicana licenciado Adolfo
López Mateos, logro que cristalizó al ser éste Presidente de México, la escuela
capitán de altura Rosendo Robles, debe con justicia llevar el nombre de la
emérita profesora Jesús Rolland porque ¿qué cosa había que no lograra la
maestra en mención en bien la niñez? Sus anécdotas y hechos hablan por sí solos
de ella, entre otras cosas, es aquella célebre
frase “AQUÍ ENTRE NOS” y muchas más...recuerdo con nostalgia cuando aquella
pelota de voli que se rompió durante el encuentro con otras escuelas y yo
preocupada esperaba el regaño o castigo; “El coco” era que lo encerraban a uno
en la dirección era según lo peor que nos podía pasar y andábamos derechitos,
pero para mi sorpresa al verme tan acongojada la profesora Rolland se acercó a mí
y palmeándome la espalda me dijo con esa dulzura que la caracterizaba “no te
preocupes, el balón se rompió , fue un accidente, lo más importante fue lo que
dejó en ti”
A mis escasos once años no comprendía lo que
me quiso decir, pero a través de los años esas sabias palabras han resonado en
mi de una manera positiva; así como las enseñanzas de maestros tan queridos
para mí y nunca olvidados: Euximio Beltrán, Beatriz Flores, Luisita Angulo,
Pilar Flores de Pérpuli, Manuel Beltrán, entre otros que escapan a la memoria. Sí;
inolvidables maestros de hoy de ayer y de siempre...barro y esencia de esta
tierra peninsular son el factor decisivo del progreso de la nación, son los
forjadores del alma nacional por la educación que imparten a las masas.
Cómo olvidar
aquellas aulas frías, y asientos duros...pero llenos de calor humano, respeto y
sabiduría, donde además de tantas otras cosas se enseñaban valores, que
formaban integralmente al niño, y quedaban indelebles para siempre en ellos...a
la hora de clases nada más la voz del maestro se escuchaba, ¡que maestros! Se
hacían obedecer y que manera tan amena de aconsejar y de explicar la clase con
aquella paciencia tan de ellos. Luego dictaban un resumen después los alumnos tenían
que explicar ante todo el grupo lo que habían aprendido de las clases de
historia, y demás ¡que clases!, tenían una narrativa que transportaban al
alumno y lo hacían vivir aquellos momentos históricos y sentir los personajes
que se narraban, y que nos hacían palpitar el corazón hasta sentir plasmada
nuestra identidad nacional.
Las clases de
urbanidad y civismo las hacían como obras de teatro donde los propios alumnos
escenificaban los personajes entre tantas otras cosas. Al alegre tintineo de la
campana bajo las frondas de los árboles se llevaban a cabo los actos cívicos y
el himno nacional se entonaba completo, con todas sus estrofas. Se fomentaba el
honrar a nuestros héroes que nos dieron patria y libertad así como a nuestro
lábaro patrio, a los mayores y a nuestros gobernantes entre tantas otras
enseñanzas que hacían consolidar el sentimiento nacional como lo debe de ser en
la actualidad.
Como olvidar
aquellos ejercicios acompañados de caligrafía que hacíamos una y otra vez desde
segundo año de primaria.
1.- ama y respeta
a tu bandera como a tus padres
2.- el respeto al
derecho ajeno es la paz
3.- si quieres
ser cuando grande buen ciudadano, desde pequeño pórtate bien con tus mayores
4.- si quieres
ser buen niño y buen mexicano se obediente con tus mayores y honra a tu bandera
5.- la disciplina
el estudio y obediencia es la base del triunfo en la vida.
Palabras que repetíamos
una y otra vez y que se ponían en práctica
quedando grabadas para siempre.
Venerados
maestros que nos dieron tanto a cambio de sentir la satisfacción de que su
esfuerzo no fue en vano, pero aquella valiosa enseñanza que desprendieron de su
propio ser poniendo el alma y que no está escrita en los libros se guarda como
una joya muy valiosa en el corazón. Si recordar es vivir...es evocar aquellos
momentos vividos en la escuela al cobijo del venerado maestro... cuando a media
mañana con ansiedad esperábamos el vuelo de la campana llamando al recreo, para
disfrutar al aire libre con los compañeritos de aula aquellos juegos infantiles
tan sanos, a la cuerda a la matatena, la lotería, la naranja dulce, la víbora
de la mar, etc., tan importante para la formación integral del niño, mientras
ustedes maestros estaban con un ojo al gato y otro al garabato siempre al
pendiente del alumnado. Maestros de ayer de hoy y de siempre que dejaron en el
magisterio su juventud su esfuerzo y talento arando el cerebro de la niñez
mexicana sembrando la semilla del conocimiento y con sus consejos y ejemplos
marcaron la senda a seguir. El maestro después de Dios de nuestros padres era y
debe ser la persona más querida y venerada su palabra y enseñanza deber ser
ley. Es el gran amigo y protector del niño es el puntal seguro para su formación,
esa formación que se lleva por dentro y queda indeleble en nuestro ser, que no está
escrita en el papel es como una coraza que da seguridad para enfrentarse a la
vida.
Mis respetos a
todos los maestros de vocación de ayer, de hoy y de siempre quienes se encargan
de transmitir la herencia cultural de la humanidad ¡Muchas felicidades! Maestro
tenías que ser...camino de la esperanza.
...Por el placer
de escribir…Recordar…Y compartir…
*Esta crónica fue
publicada hace más de 15 años en el periódico sudcaliforniano, revista compás,
en el programa de radio contacto directo XENT radio La Paz*
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