LA PAZ QUE
SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
ALCARAZ
“63 AÑOS HAN TRANSCURRIDO DE
LA MUERTE DE FERNANDO JORDAN JUAREZ”.
·
EL PRESTIGIADO, ESCRITOR Y PERIDODISTA, FERNANDO
JORDAN, CONTINUA A LA ESPERA DE QUE SUS
RESTOS MORTALES, DESCANSEN EN LA ROTONDA DE LOS ILUSTRES.
·
DEJO UN LEGADO, EN SUS MARAVILLOSOS LIBROS, A
SUDCALIFORNIA.
·
LE CANTO A
ESTA BELLA TIERRA, A TRAVES DE SU FLUIDA PLUMA, Y NOS REGALO UN HERMOSO POEMA,
A ELLA, CALAFIA…. AUNQUE UN POCO ENTREGUISTA, PERO MUY BELLO EL POEMA, ASI COMO
VARIOS LIBROS ENTRE OTRAS COSAS.
Fue
un periodista que dió paso a la historia y la leyenda... “EL OTRO MEXICO”...
“CRONICAS DE UN PAIS BARBARO”... “EL MAR ROXO DE CORTEZ”... “TIERRA
INCOGNITA”... así como el sentido poema a CALAFIA...fueron las obras literarias
que escribió con el corazón Fernando Jordán Juárez. Durante su estancia en esta
ciudad de La Paz. Asqueado del quehacer periodístico, dejó de hacerlo, según
carta dirigida a su amigo Boss, para convertirse en agricultor y adquirió,
además del rancho de San Juan de La Costa, el predio de Las garzas, donde
sembraba verduras y legumbres.
¿QUIEN
SE QUEDO CON EL PREDIO LAS GARZAS DE FERNANDO JORDAN? Su perro el “Wiski”, fue
su fiel compañero.... en su bote “El Urano y el Jeep Willi”, recorrió las
costas de California, brechas, serranías, en compañía de sus amigos, el piloto
aviador César Atilo Avente y el ingeniero José Héctor Salgado y escribió una
serie de reportajes de lo que ante su mirada contemplativa iba descubriendo,
centímetro a centímetro de Sudcalifornia, surgiendo el libro EL OTRO MEXICO.
Eran
las tres de la tarde de aquel catorce de mayo de mil novecientos cincuenta y seis
en esta ciudad de La Paz...la ciudadanía se consternó con la tremenda noticia…“Fernando
Jordán el periodista se suicidó”...la noticia corrió de boca en boca y el gentío
se arremolinó en el lugar de los hechos...en la planta alta de la antigua y
hermosa mansión de estilo colonial ubicada en Revolución entre Hidalgo y
Morelos. Las autoridades de la época, entre ellos el Che Avente, derribaron la
puerta de la habitación de Fernando Jordán y ante sus ojos se presentó el fatal
espectáculo. Sobre su cama, cubierto con una blanca sábana de los pies a la
cabeza, estaba el cuerpo inerte del periodista que ha dado paso a la leyenda,
antropólogo y escritor de gran prestigio...como un rojo clavel desflorado tenía
en el corazón sobre la sábana motivado por el balazo que se cegó su valiosa
vida para siempre.
¡Pero
Cómo!, decía la gente sorprendida...no puede ser que se suicidara y estuviera
cubierto desde los pies hasta el rostro y en su mano la pistola calibre .44
bajo la sábana...y se preguntaban, ¿se mató y luego se tapó? ... ¿ o quedó
algunos instantes vivo y le dio tiempo para cubrirse y metió la manos bajo la
sábana? La gente del barrio El Esterito, entre ellos Doña Lucía Sosa y Silva,
quién estuvo en el lugar de los hechos dijo que “el cuerpo estuvo tendido tres
días en espera de los familiares. Lo cierto es que la duda quedó para siempre y
en el aire y dió paso a la especulación y la leyenda.
Era
aquella Paz tranquila y hermosa de los molinos de viento, de floridos y
perfumados jardines, de barcos de cabotaje, gente risueña y de tantas cosas
gratas...una tarde de primavera de 1949 en el marco del alegre graznar de
gaviotas y palmeras susurrantes, mochila
al hombro, procedente de la ciudad de México, llegó a esta hermosísima Bahía de
La Paz, Fernando Jordán Juárez, el intrépido periodista, después de un
altercado con su amigo Boss Don Regino Hernández Llergo, motivado por un fuerte
señalamiento que hizo Jordán acusando al régimen de venderse al mejor
postor...por equipaje traía su inseparable máquina de escribir, el corazón
pletórico de dicha, de amor, y su mente creadora cargada de ideas positivas, de
poesía, dispuesto a entregarse con todo su ser a esta tierra que los recibió y
que él amó desde el mismo instante que puso sus plantas en ella... por espada
traía la combativa pluma y una arracada en su oreja izquierda lo distinguía. Un
misterio fue siempre en su equipaje su inseparable compañera MARINA...su
muñeca.
Fernando
Jordán nació en la ciudad de México el 26 de abril de 1920...año funesto en la
historia nacional...Don Venustiano Carranza, Adolfo de la Huerta, y Alvaro
Obregón fueron asesinados...un año antes, en el mes de abril, fue asesinado
también Don Emiliano Zapata. Sus padres fueron Don Amado Jordán Sánchez de la
Barquera, militar y maestro de esgrima, y la señora Elena Juárez Villegas. Sus
orígenes se remontan a la tierra de las
diosas...Teotihuacán. Fernando Jordán trabajó desde muy joven en la CONCANACO,
con el objeto de superarse, aprendió francés y fue de la primera generación de
egresados de las vocacionales el Instituto Politécnico Nacional... Luego
ingresó a la politécnica escuela de antropología e historia donde se inició en
el periodismo estudiantil, teniendo la oportunidad de codearse con los
renombrados antropólogos y arqueólogos de la época como Daniel Rubín de la
Borbolla, Pablo Martínez del Río y Eduardo Noriega, entre otros.
Fernando fue fundador de la revista ACTA
ANTROPOLOGICA y ayudante del profesor en la materia de teoría de las
religiones. Contrajo nupcias con la antropóloga sueca Barbroc Dahigrin, con la
que procreó dos hijos; Eric e Ingrid. Inquieto y andariego, como era, Fernando
fue hasta a Acapulco cuando aquella
ciudad todavía no era turística y el viajar para ese lugar era toda una proeza.
Recogió cientos de ejemplares de variados y hermosos caracoles, los que
obsequió al Cónsul de Chile en México, el poeta Pablo Neruda.
Con la inquietud de conocer nuevos lugares, condujeron a
Fernando Jordán a otros terrenos. Realizó viajes a las islas de Revillagigedo y
a Chiapas, recorrió el río Grijalba en un cayac, la taraumara, Chihuahua, y
estuvo en Guaymas, Mexicali, donde escribió EL OTRO MEXICO y en esta ciudad de
La Paz, donde se encontró con su destino...la muerte...su vida fue breve, pero
la vivió apasionada e intensamente. Muchas cosas de él siguen siendo un
misterio, y hay mucho que escribir de este periodista incógnito que le escribió
tan bello a esta bendita tierra de Dios. A finales de 1945 se presentó con el
señor Fernando Mora, director del diario La Prensa, y le pidió trabajo como
periodista, iniciando como “hueso”, auxiliar de redacción...luego cubrió la
fuente policiaca en la que destacó por su sensibilidad...después fue reportero,
y estuvo presente en el descubrimiento de los restos de Hernán Cortés,
llevándose la nota principal a ocho columnas.
Poco tiempo estuvo Jordán en La Prensa con su pluma
combativa y luego trabajó en la revista Mañana, cuyo director fue el señor
Regino Hernández Llergo, a quien Fernando llamó cariñosamente Boss, y quién
después de leer sus reportajes quedó gratamente complacido y lo contrató por
siempre en su revista Mañana desde Marzo de 1948. Y la duda sigue latente,
¿Fernando se mató o lo mataron? Una noche de 1949, en las oficinas de la recién
fundada revista Impacto, su director Don Regino Hernández Llergo discutía
airadamente con Jordán “¡Basta de heroísmo!”, le dijo, “sus notas han ido
demasiado lejos, afectan a quién nadie debe afectar, así que mejor chitón”.
Fernando había hecho fuertes señalamientos al revelar los
sucios negocios de un alto funcionario
que había entregado el control de importantes recursos naturales a
inversionistas extranjeros. Hernández Llergo soportó la indignación y justo
reclamo de Jordán y le propuso que hiciera un viaje...su destino fue Baja
California Sur, a quien le entregó el corazón plasmado en la mejor obra
literaria de aquellos tiempos y hasta los actuales, y que vale la pena que la
lean las generaciones nuevas EL OTRO MEXICO, donde como buen cronista y
escritor describe centímetro a centímetro la península.
Fernando Jordán Juárez llegó a este puerto de La Paz de 29 años y falleció el 14 de mayo de
1956 a la temprana edad de 36 años, en la plenitud de su vida. Su muerte fue
muy sentida y sigue siendo un misterio...sus restos mortales están sepultados
en el panteón municipal de Los San Juanes, junto a la tumba del hijo de su
amigo Che Avente quien falleciera en un lamentable accidente aéreo, tres días después.
…Y aquel intrépido escritor
y periodista, de la ciudad de México llegó a La Paz un día, a la evocadora Paz
aquella… y por equipaje, traía en su mochila al hombro, su máquina de escribir,
y su combativa pluma, acompañado siempre de su muñeca MARINA, la que fue un
misterio…
...Por el placer de
escribir...recordar...y compartir…
*ESTA CRONICA, FUE PUBLICADA
HACE MAS DE 15 AÑOS, EN LOS PRINCIPALES MEDIOS DE COMUNICACIÓN MASIVA, Y CON
MAYOR PRESTIGIO EN LA PAZ.*
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