LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR: MANUELITA LIZARRAGA.
POR: MANUELITA LIZARRAGA.
“LA TENERIA SUELA VIOSCA, UNA DE LAS PRIMERAS INDUSTRIAS EN LA PAZ... Y DON MIGUEL MIRANDA CASTRO DE 104 AÑOS DE EDAD RETABA AL TIEMPO.”
Un acontecimiento insólito sucedió en La Paz, fue un sábado de gloria de 1959 con el primer gran incendio de la tenería suela Viosca que rompió el silencio de aquella noche de verano...maderas y laminas crujían...volaban los tibores con químicos y combustibles al cielo...las llamas alcanzaban mas de 30 metros de altura...la gente de los únicos barrios que en ese entonces había, el Esterito, el Choyal, el Centro, Chula Vista, el de la Pedrada, el Panal, el Manglito y Pueblo Nuevo aterrorizados gritaban...!se quema la tenería!...!se va acabar La Paz! Y NO HABIA BOMBEROS EN LA PAZ...estabamos acostumbrados a contemplar de lejos en las noches oscuras y bajo la lapida celeste tachonada de estrellas, los reflejos que causaban cuando se incendiaba la sierra de la Laguna...pasaban los días y de entre los rescoldos de cenizas las llamas surgían nuevamente provocadas por el viento. Hasta una semana duró quemándose aquello...la tenería Suela Viosca fue una importante industria donde se procesaban y exportaban mas de 300 vaquetas diarias y donde laboraban mas de 200 trabajadores, empresa que nació como una pequeña curtiduría de pieles a finales del siglo antepasado, y que fue fundada como empresa familiar por los señores Don Julio y Esteban Beltran...al igual que nació en el mineral de El Triunfo Don Miguel Miranda Castro el 08 de mayo de 1896...y quien a la edad de 12 años empezó a trabajar de peón de albañil en la construcción de la alta chimenea de 30 metros de altura y quien llegó a ser su administrador hasta la década de los 60, en que terminó operaciones para siempre en el ramo de la vaqueta, quedando en silencio la majestuosa chimenea impregnada de historia.
Don miguelito estaba predestinado a transcurrir su vida entre altas chimeneas y molinos de viento...aquel 08 de mayo de 1896, época del régimen Porfirista, en el histórico e importante poblado de El Triunfo, antes llamado “Las Casitas” perfumado a barro y flores del campo en el hogar de Don Bartolo Miranda Real y Amparo Castro Ajuque, se les inundaba el corazón de alegría al escuchar el fuerte llanto del robusto niño que nacía a la vida entre el silbar de la chimenea y trotar de mulas arrastrando carretas cargadas del valioso mineral extraído a las entrañas de la tierra... ante el regocijo de los abuelos maternos y paternos quienes después de terminar la dura jornada diaria de arrancar el oro y la plata de las minas a una profundidad de 25 y 30 millas, esperaban ansiosos la llegada del niño a quien por nombre pusieron Miguel. En La Paz, sus habitantes estaban de plácemes por que disfrutaban del moderno hospital Salvatierra inaugurado en 1890, así como la casa de Gobierno y otros edificios coloniales cuando La Paz era un paraíso en aquel ambiente tropical ya que abundaba entre otras cosas las aves canoras mas hermosas y finas... la curtiduría de don Santiago Viosca, surtía de vaquetas de la mejor calidad las fabricas de calzado de Don Quan Ley Yuen, y Hong-Chong-Tai de nacionalidad china, las que estaban ubicadas en el callejón 21 de agosto y quienes ocupaban 40 trabajadores para la fabricación de calzado para toda la familia. Estaba en su auge el buceo de la perla que le dio renombre a la península de Baja California a nivel Internacional... y en la que se empleaban más de 1000 hombres... buzos de todas partes del mundo llegaban a la bahía de La Paz en busca de las perlas... don Gastón Vivés, los señores Ruffo, Miguel Cornejo, entre otros, eran los principales armadores... la gente vivía en aquel paraíso, de la pesca, agricultura, comercio y ganadería. Y allá en el Triunfo, Miguelito crecía ayudando en las labores propias del rancho, de acuerdo a su edad... y entre aquellas empedradas callecitas de El Triunfo, Miguelito con sus amiguitos de la infancia, jugaba a las catotas, a bailar el trompo, a volar el papalote y a tocar la flauta entre otros juegos propios de la época.
Los padres de Miguelito se trasladaron a esta ciudad de La Paz, cuando el niño contaba con escasos 8 años
La tenería, para ese entonces, dejo de ser una pequeña curtiduría de pieles, cuyo propietario y fundador era don Esteban Beltran, fundándose en 1902 con chimenea de fierro como una de las industrias mas importantes de La Paz con la sociedad formada por don Santiago Viosca, los señores Rocholl y Ruffo quienes inyectaron capital extranjero naciendo “Tenería Suela Viosca, S.A.”...donde se procesaban mas de 300 cueros de res diarios, resultando la misma cantidad de la mejor vaqueta que eran exportadas al extranjero, así como empleaban 200 trabajadores que eran el sustento del mismo numero de familias. El trotar de mulas tirando la carreta por aquellas callecitas de La Paz se confundían con el chirriar de rondallas y tambazos jalando agua de los pozos, el tong tong de los molinos de viento y los hachazos partiendo leña...al paso de la carreta, Miguelito miraba con asombro las huertas, los molinos de viento, la hermosa bahía de La Paz inundada de embarcaciones de vela de los pescadores, de las armadas perleras y de vapores europeos que venían en busca de las perlas y de las aves exóticas, entre otros productos propios de la región...hermosos carruajes y carreteles tirados por briosos corceles circulaban por las callecitas de La Paz....aquellos hermosos edificios coloniales...como la Torre Eiffel de Don Miguel Gonzalez y la casa Ruffo importantes comercios edificados desde 1860...así como el palacio municipal y el teatro Juarez que estaba en sus inicios y la parroquia de Nuestra Señora de La Paz lucia una sola Torre en construcción. La familia de don Miguelito se estableció en el barrio el choyal su abuelito don Cornelio tenia una calera, y acostumbraba que de la primera horneada de cal era donar una carreta llena de ese material para la construcción de la parroquia, la que miguelito ayudaba con mucho gusto a transportar a la iglesia al trote de las mulas...su abuelo le contaba que en las casas construidas de piedra que estaban y aun están en la calle Reforma, y en la calle Independencia, botaban las balas de los revolucionarios Orteguistas y Federales que con una polvareda bajaban de la colina de la Cruz y el Cerro de San Juan. Revolución iniciada en 1913 motivada por el asesinato de don Francisco I. Madero y Pino Suárez en Febrero de ese mismo año.
Miguelito estudio su primaria en la escuela que estaba anexa a la parroquia de Nuestra señora de La Paz...cuando tenia doce años entro a trabajar a la teneria suela Viosca de peón de albañil en la construcción de la chimenea en 1908...el maestro albañil encargado de la obra fue don Librado Gama...Miguelito recuerda claramente las enseñanzas de don Librado, de las técnicas que usaban para la edificación de obras...”mira miguelito”, le decía don Librado cuando estaba construyendo la chimenea, “para que se acuerden de mí, le voy a poner a la chimenea una hilada de ladrillo negro”. Así mismo le enseñó a cortar y labrar la piedra, a preparar la mezcla; lavaba la arena y la secaba al sol, luego la mezclaba con la cal viva...y en andamios de madera iban dándole altura y forma a la chimenea que durante casi 7 décadas con su alegre pitido era el reloj de los habitantes de La Paz...las calderas tenían que estar encendidas día y noche, así como las carretas cargadas de panocha y cascalote para las tintas del curtido de pieles, y la leña para las calderas tiradas hasta por doce mulas diariamente, surtían de este material la tenería...y Polito Nuñez el fogonero, atizaba las calderas con leña y residuos de cascalote quebrados a mazos para que estuvieran a todo vapor para que pitara muy fuerte y se escuchara en toda La Paz...y los trabajadores con su sombrero de palma y sus paliacates anudado al cuello salían presurosos de sus hogares, con el rostro lleno de esperanzas rumbo a sus trabajos.
El joven Miguelito, en su afán de prepararse, estudiaba la escuela nocturna en la 48, trabajaba a la vez que aprendía todos los oficios en la tenería...sus maestros fueron don Domingo Carballo Felix, Ignacio Ramírez, Arturo Oropeza quienes fueron además sus amigos, así como Don Manuel Gómez Jiménez, de quienes guarda gratos recuerdos. La gente que trabajaba en la tenería suela Viosca, se sentían “DONES”; escupían por un colmillo...ganaban un peso cincuenta diarios, de aquellos pesotes de plata ley 0720 y los administradores hasta 3 cincuenta, lo que les alcanzaba hasta para ayudar a sus padres como era la costumbre, para comprar un corte de tela a su mujer, y pagar la música cada semana que se comían una caguama la que costaba 70 centavos y lo que era motivo de convivencia familiar y reunión de vecinos. La tenería para su época, no pagaba impuestos pero protegía mucho al trabajador...los patrones daban un trato humanitario a sus empleados...estaban bien organizados, tenían sindicato, su local era donde fue la escuela 48 y ahora se llama Gregorio Torres Quintero, fue construida en la década de los 30, luego fue donado este edificio por don Enrique Ruffo para escuela de los hijos de los trabajadores; asimismo los empleados gozaban de servicio médico en la misma tenería, los que se recuerdan fueron Federico Cota, Olguín, Corres Calderón, quienes recetaban medicamento herbolario y cucharadas ; y por la década de los 40s, también fue medico de la tenería Francisco Cardoza Carballo, enfermeras y parteras. Les daban asimismo, casa a los trabajadores, y buenas casas, construidas de ladrillo y piedra con techo de tejamanil la que pagaban poco a poco de su sueldo, les daban uniforme y en la tenería había tienda de abarrotes a bajo costo para los trabajadores. Recibían su buen aguinaldo y el día del trabajo los patrones, el primero de mayo, lo festejaban en grande con sus trabajadores bajo los frondosos guamúchiles con música y barbacoa...don Arturo C. Nahl, hombre muy apreciado quien fue de los principales en la tenería, impulsó el deporte costeando de su propia bolsa, formando el equipo de béisbol La Novena Suela Viosca que dio fama al territorio de Baja California Sur a nivel nacional. El que trabajaba en la Tenería, tenía las uñas cafeces y vivía con mucha dignidad nunca pedía prestado ni fiado...la carne costaba 0.25 centavos el kilo, leche 10 centavos litro, la pieza de pan a 3 centavos y ¡y que piecezonas de pan!, azúcar de terrón a cinco centavos el kilo, los huesos de res 3 kilos por diez centavos, el café de grano para tostar, 40 centavos kilo, ese valía caro por que tardaba tiempo en llegar de fuera en los barcos de vela; el pollo, huevo, gallina, verduras y frutas se producían en casa y en las huertas vecinales; el pescado los sacaban en la bahía y hasta lo regalaban y la ropa se producía también en casa, así es que el dinero alcanzaba hasta para ahorrar. Era época de bonanza para todos los habitantes de La Paz...el ranchero y Ganadero eran ricos, ya que por la década de los 30 había mas de 200 mil cabezas de ganado en la península. La tenería en su época, se surtían de cueros de la región, y de otras partes de la república allí se ve la magnitud de la cantidad de ganado que había que hasta lo exportaban y que llovía bastante, la región de La Paz a decir de los mayores era tropical...la tala indiscriminada de árboles especialmente del palo blanco para el cascalote que producían las tintas para el curtido de pieles, y que eran transportado vía marítima en los barcos los Korrigans, en el Sonorita y el Viosca así como en pangones y desembarcados en el muellecito de madera que estaba ubicado en Bravo y Alvaro Obregón además de la leña para las calderas de las chimeneas de los pueblos mineros, el Triunfo, el boleo, San Antonio, La Paz, El Valle Perdido, entre otras, y el consumo casero ya que no había otro combustible, motivó en gran parte el que este territorio sea desértico y poco a poco se han escaseado las lluvias al ir desapareciendo los árboles. El almacén de acopio de cueros y vaquetas de suela Viosca fue en el antiguo edifico de dos plantas que todavía se enseñorea por el malecón frente al muelle fiscal.
Entre fumarolas de la chimenea, tintas y cueros, la vida de Don Miguelito transcurrió en aquella Paz de antaño, que a pesar de los movimientos políticos y revolucionarios que se vivían, el espíritu valiente de los sudcalifornianos surgían enfrentando todos los retos que se presentaban, prevaleciendo el romance, la música y el amor por las cosas bellas...y Miguelito como buen jinete que era después de cortarse el cabello con el peluquero José Ramírez que estaba en el callejón 21 de agosto, acicalarse y ponerse su brillantina de fabricación casera, muy perfumado en su caballo “El Rocío” le llevaba serenata a la luz de la luna a las muchachas acompañado de los trovadores de la época...Ricardo Flores tocaba el violín, los hermanos Toledo con el conjunto musical compuesto de guitarra, del tololoche y del violonchelo...asimismo, en su caballo le encantaba asistir a los bailes que se hacían en el rancho las vinoramas donde había hermosas mujeres y les cantaba “La del moño colorado”. En esa época, conoció a su esposa, doña Carmen Romero Contreras, triunfeña, quienes después de un tradicional noviazgo se casaron en la parroquia de Nuestra señora de La Paz un 24 de diciembre de 1920. Su hogar fue bendecido con 14 hijos: José Francisco, María del Carmen (Q.E.P.D.), la que falleció y luego nació otra niña y le pusieron María del Carmen, Felipe Neri, Bartolomé, Gilberto, Miguel Angel (Q.E.P.D.), Juan Manuel (Q.E.P.D.), Raúl Octavio, Ricardo, Daniel Alfredo, Gregorio Guadalupe, José Antonio y Marta Elena. Una gran y honorable familia a quienes don Miguelito y su esposa bajo las normas mas estrictas los educaron y con su ejemplar vida hicieron de ellos profesionistas honrados que con su desempeño han contribuido a la educación y desarrollo de Nuestra entidad. Don Miguel Miranda fué socio fundador de la Sociedad Mutualista Unión junto con Miguel Cornejo, José C. Mercado y José Ramírez entre otros... durante toda su vida trabajó únicamente en la tenería suela Viosca. Fue escalando puestos en los diferentes departamentos desde peón de albañil en la construcción de la histórica chimenea cuando solo era un niño de doce años; de machetero y moledor de cascalote para las tintas, en las calderas, de curtidor, fue el químico por excelencia que preparaba las tintas de todo el combinado; así como en el proceso de curtido de pieles...dice don Miguelito que los cueros crudos los metían en la cal para tumbarles el pelo, luego los descarnaban quitándoles garra, panza y cachetes; después los pasaban a lavado en las piletas de agua, y luego los metían en las tintas durante quince días por diferentes etapas según la densidad de las tintas; luego los pasaban a los tambores de quebracho, el que se componía de piloncillo y aceite de motores y de allí pasaban las pieles impregnadas de tintas colgándolas en los secadores donde había sistema de calefacción con lámpara de petróleo, para evitar la humedad ya que la lluvia era el peor enemigo por que se batallaba para el secado de las vaquetas. En las instalaciones había sistema de drenaje que desembocaba los desechos en el arroyo del palo. Al término de la guerra de Estados Unidos a Japón en el año del 45, el negocio decayó; escaseó la materia prima que eran las pieles y el cascalote ya que se exportaban mas de 300 vaquetas diarias y el gerente de esa época Don Isidro Isaís viajaba por toda la República Mexicana y hasta Argentina consiguiendo cueros, los que eran transportados en los barcos el Viosca y el Sonorita.
Varias veces don Miguelito cayó por accidente en las pilas llenas de tinta y quebracho...don Miguel Miranda llegó a ser el administrador de la teneria Suela Viosca, era un maestro por excelencia dice don Francisco García de la Garza y añade que venían personas de Europa, Estados Unidos y del interior de la República a que les enseñara el arte y las técnicas de curtido en pieles. Don Miguel fue un magnifico empleado, que se distinguió siempre por su honradez, lealtad, eficiencia y don de gente. Don Miguel Miranda fue el primer forjador homenajeado por el grupo Madrugadores de La Paz en la década de los 80 rindiéndole así un merecido homenaje por su esfuerzo. Después del histórico incendio de la tenería en 1958, ésta la compro el señor Francisco García Quintanilla, la que estuvo operando con producción en menor escala hasta la década de los 60, quedando en silencio para siempre la alta e histórica chimenea, que de ninguna manera el INAH debe permitir que sea derrumbada sino que, por el contrario procurar su restauración y protegerla, ya que en el ultimo temblor de 1995 se levantaron algunos ladrillos de su extremo superior. A causa de que se quemo la tenería, hubo bomberos en La Paz y su precursor fue don Norbert Hannell pero eso ya es otra historia.
...La chimenea, impregnada del pasado...se yergue silenciosa al igual que don Miguelito Miranda quien en la tranquilidad de su hogar al amparo de hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, nueras y yernos, a sus 104 años de edad, viudo desde 1987, continua retando al tiempo, ante el regocijo de sus hijos que le festejaron sus 103 años el anterior 08 de mayo con una piñata y que don Miguelito se sintió como un travieso niño dándole de palos, diciendo muy contento “YO CUMPLO 90 AÑOS, LOS DEMAS SE LOS REGALO”.
La Tenería Suela Viosca fue una importante industria y principal fuente de trabajo que dio impulso al desarrollo de Sudcalifornia…Don Miguelito acudió al llamado del Señor un 8 de mayo a la edad de 106 años…y la chimenea de la tenería Suela Viosca continúa silenciosa retando al tiempo.
Don miguelito estaba predestinado a transcurrir su vida entre altas chimeneas y molinos de viento...aquel 08 de mayo de 1896, época del régimen Porfirista, en el histórico e importante poblado de El Triunfo, antes llamado “Las Casitas” perfumado a barro y flores del campo en el hogar de Don Bartolo Miranda Real y Amparo Castro Ajuque, se les inundaba el corazón de alegría al escuchar el fuerte llanto del robusto niño que nacía a la vida entre el silbar de la chimenea y trotar de mulas arrastrando carretas cargadas del valioso mineral extraído a las entrañas de la tierra... ante el regocijo de los abuelos maternos y paternos quienes después de terminar la dura jornada diaria de arrancar el oro y la plata de las minas a una profundidad de 25 y 30 millas, esperaban ansiosos la llegada del niño a quien por nombre pusieron Miguel. En La Paz, sus habitantes estaban de plácemes por que disfrutaban del moderno hospital Salvatierra inaugurado en 1890, así como la casa de Gobierno y otros edificios coloniales cuando La Paz era un paraíso en aquel ambiente tropical ya que abundaba entre otras cosas las aves canoras mas hermosas y finas... la curtiduría de don Santiago Viosca, surtía de vaquetas de la mejor calidad las fabricas de calzado de Don Quan Ley Yuen, y Hong-Chong-Tai de nacionalidad china, las que estaban ubicadas en el callejón 21 de agosto y quienes ocupaban 40 trabajadores para la fabricación de calzado para toda la familia. Estaba en su auge el buceo de la perla que le dio renombre a la península de Baja California a nivel Internacional... y en la que se empleaban más de 1000 hombres... buzos de todas partes del mundo llegaban a la bahía de La Paz en busca de las perlas... don Gastón Vivés, los señores Ruffo, Miguel Cornejo, entre otros, eran los principales armadores... la gente vivía en aquel paraíso, de la pesca, agricultura, comercio y ganadería. Y allá en el Triunfo, Miguelito crecía ayudando en las labores propias del rancho, de acuerdo a su edad... y entre aquellas empedradas callecitas de El Triunfo, Miguelito con sus amiguitos de la infancia, jugaba a las catotas, a bailar el trompo, a volar el papalote y a tocar la flauta entre otros juegos propios de la época.
Los padres de Miguelito se trasladaron a esta ciudad de La Paz, cuando el niño contaba con escasos 8 años
La tenería, para ese entonces, dejo de ser una pequeña curtiduría de pieles, cuyo propietario y fundador era don Esteban Beltran, fundándose en 1902 con chimenea de fierro como una de las industrias mas importantes de La Paz con la sociedad formada por don Santiago Viosca, los señores Rocholl y Ruffo quienes inyectaron capital extranjero naciendo “Tenería Suela Viosca, S.A.”...donde se procesaban mas de 300 cueros de res diarios, resultando la misma cantidad de la mejor vaqueta que eran exportadas al extranjero, así como empleaban 200 trabajadores que eran el sustento del mismo numero de familias. El trotar de mulas tirando la carreta por aquellas callecitas de La Paz se confundían con el chirriar de rondallas y tambazos jalando agua de los pozos, el tong tong de los molinos de viento y los hachazos partiendo leña...al paso de la carreta, Miguelito miraba con asombro las huertas, los molinos de viento, la hermosa bahía de La Paz inundada de embarcaciones de vela de los pescadores, de las armadas perleras y de vapores europeos que venían en busca de las perlas y de las aves exóticas, entre otros productos propios de la región...hermosos carruajes y carreteles tirados por briosos corceles circulaban por las callecitas de La Paz....aquellos hermosos edificios coloniales...como la Torre Eiffel de Don Miguel Gonzalez y la casa Ruffo importantes comercios edificados desde 1860...así como el palacio municipal y el teatro Juarez que estaba en sus inicios y la parroquia de Nuestra Señora de La Paz lucia una sola Torre en construcción. La familia de don Miguelito se estableció en el barrio el choyal su abuelito don Cornelio tenia una calera, y acostumbraba que de la primera horneada de cal era donar una carreta llena de ese material para la construcción de la parroquia, la que miguelito ayudaba con mucho gusto a transportar a la iglesia al trote de las mulas...su abuelo le contaba que en las casas construidas de piedra que estaban y aun están en la calle Reforma, y en la calle Independencia, botaban las balas de los revolucionarios Orteguistas y Federales que con una polvareda bajaban de la colina de la Cruz y el Cerro de San Juan. Revolución iniciada en 1913 motivada por el asesinato de don Francisco I. Madero y Pino Suárez en Febrero de ese mismo año.
Miguelito estudio su primaria en la escuela que estaba anexa a la parroquia de Nuestra señora de La Paz...cuando tenia doce años entro a trabajar a la teneria suela Viosca de peón de albañil en la construcción de la chimenea en 1908...el maestro albañil encargado de la obra fue don Librado Gama...Miguelito recuerda claramente las enseñanzas de don Librado, de las técnicas que usaban para la edificación de obras...”mira miguelito”, le decía don Librado cuando estaba construyendo la chimenea, “para que se acuerden de mí, le voy a poner a la chimenea una hilada de ladrillo negro”. Así mismo le enseñó a cortar y labrar la piedra, a preparar la mezcla; lavaba la arena y la secaba al sol, luego la mezclaba con la cal viva...y en andamios de madera iban dándole altura y forma a la chimenea que durante casi 7 décadas con su alegre pitido era el reloj de los habitantes de La Paz...las calderas tenían que estar encendidas día y noche, así como las carretas cargadas de panocha y cascalote para las tintas del curtido de pieles, y la leña para las calderas tiradas hasta por doce mulas diariamente, surtían de este material la tenería...y Polito Nuñez el fogonero, atizaba las calderas con leña y residuos de cascalote quebrados a mazos para que estuvieran a todo vapor para que pitara muy fuerte y se escuchara en toda La Paz...y los trabajadores con su sombrero de palma y sus paliacates anudado al cuello salían presurosos de sus hogares, con el rostro lleno de esperanzas rumbo a sus trabajos.
El joven Miguelito, en su afán de prepararse, estudiaba la escuela nocturna en la 48, trabajaba a la vez que aprendía todos los oficios en la tenería...sus maestros fueron don Domingo Carballo Felix, Ignacio Ramírez, Arturo Oropeza quienes fueron además sus amigos, así como Don Manuel Gómez Jiménez, de quienes guarda gratos recuerdos. La gente que trabajaba en la tenería suela Viosca, se sentían “DONES”; escupían por un colmillo...ganaban un peso cincuenta diarios, de aquellos pesotes de plata ley 0720 y los administradores hasta 3 cincuenta, lo que les alcanzaba hasta para ayudar a sus padres como era la costumbre, para comprar un corte de tela a su mujer, y pagar la música cada semana que se comían una caguama la que costaba 70 centavos y lo que era motivo de convivencia familiar y reunión de vecinos. La tenería para su época, no pagaba impuestos pero protegía mucho al trabajador...los patrones daban un trato humanitario a sus empleados...estaban bien organizados, tenían sindicato, su local era donde fue la escuela 48 y ahora se llama Gregorio Torres Quintero, fue construida en la década de los 30, luego fue donado este edificio por don Enrique Ruffo para escuela de los hijos de los trabajadores; asimismo los empleados gozaban de servicio médico en la misma tenería, los que se recuerdan fueron Federico Cota, Olguín, Corres Calderón, quienes recetaban medicamento herbolario y cucharadas ; y por la década de los 40s, también fue medico de la tenería Francisco Cardoza Carballo, enfermeras y parteras. Les daban asimismo, casa a los trabajadores, y buenas casas, construidas de ladrillo y piedra con techo de tejamanil la que pagaban poco a poco de su sueldo, les daban uniforme y en la tenería había tienda de abarrotes a bajo costo para los trabajadores. Recibían su buen aguinaldo y el día del trabajo los patrones, el primero de mayo, lo festejaban en grande con sus trabajadores bajo los frondosos guamúchiles con música y barbacoa...don Arturo C. Nahl, hombre muy apreciado quien fue de los principales en la tenería, impulsó el deporte costeando de su propia bolsa, formando el equipo de béisbol La Novena Suela Viosca que dio fama al territorio de Baja California Sur a nivel nacional. El que trabajaba en la Tenería, tenía las uñas cafeces y vivía con mucha dignidad nunca pedía prestado ni fiado...la carne costaba 0.25 centavos el kilo, leche 10 centavos litro, la pieza de pan a 3 centavos y ¡y que piecezonas de pan!, azúcar de terrón a cinco centavos el kilo, los huesos de res 3 kilos por diez centavos, el café de grano para tostar, 40 centavos kilo, ese valía caro por que tardaba tiempo en llegar de fuera en los barcos de vela; el pollo, huevo, gallina, verduras y frutas se producían en casa y en las huertas vecinales; el pescado los sacaban en la bahía y hasta lo regalaban y la ropa se producía también en casa, así es que el dinero alcanzaba hasta para ahorrar. Era época de bonanza para todos los habitantes de La Paz...el ranchero y Ganadero eran ricos, ya que por la década de los 30 había mas de 200 mil cabezas de ganado en la península. La tenería en su época, se surtían de cueros de la región, y de otras partes de la república allí se ve la magnitud de la cantidad de ganado que había que hasta lo exportaban y que llovía bastante, la región de La Paz a decir de los mayores era tropical...la tala indiscriminada de árboles especialmente del palo blanco para el cascalote que producían las tintas para el curtido de pieles, y que eran transportado vía marítima en los barcos los Korrigans, en el Sonorita y el Viosca así como en pangones y desembarcados en el muellecito de madera que estaba ubicado en Bravo y Alvaro Obregón además de la leña para las calderas de las chimeneas de los pueblos mineros, el Triunfo, el boleo, San Antonio, La Paz, El Valle Perdido, entre otras, y el consumo casero ya que no había otro combustible, motivó en gran parte el que este territorio sea desértico y poco a poco se han escaseado las lluvias al ir desapareciendo los árboles. El almacén de acopio de cueros y vaquetas de suela Viosca fue en el antiguo edifico de dos plantas que todavía se enseñorea por el malecón frente al muelle fiscal.
Entre fumarolas de la chimenea, tintas y cueros, la vida de Don Miguelito transcurrió en aquella Paz de antaño, que a pesar de los movimientos políticos y revolucionarios que se vivían, el espíritu valiente de los sudcalifornianos surgían enfrentando todos los retos que se presentaban, prevaleciendo el romance, la música y el amor por las cosas bellas...y Miguelito como buen jinete que era después de cortarse el cabello con el peluquero José Ramírez que estaba en el callejón 21 de agosto, acicalarse y ponerse su brillantina de fabricación casera, muy perfumado en su caballo “El Rocío” le llevaba serenata a la luz de la luna a las muchachas acompañado de los trovadores de la época...Ricardo Flores tocaba el violín, los hermanos Toledo con el conjunto musical compuesto de guitarra, del tololoche y del violonchelo...asimismo, en su caballo le encantaba asistir a los bailes que se hacían en el rancho las vinoramas donde había hermosas mujeres y les cantaba “La del moño colorado”. En esa época, conoció a su esposa, doña Carmen Romero Contreras, triunfeña, quienes después de un tradicional noviazgo se casaron en la parroquia de Nuestra señora de La Paz un 24 de diciembre de 1920. Su hogar fue bendecido con 14 hijos: José Francisco, María del Carmen (Q.E.P.D.), la que falleció y luego nació otra niña y le pusieron María del Carmen, Felipe Neri, Bartolomé, Gilberto, Miguel Angel (Q.E.P.D.), Juan Manuel (Q.E.P.D.), Raúl Octavio, Ricardo, Daniel Alfredo, Gregorio Guadalupe, José Antonio y Marta Elena. Una gran y honorable familia a quienes don Miguelito y su esposa bajo las normas mas estrictas los educaron y con su ejemplar vida hicieron de ellos profesionistas honrados que con su desempeño han contribuido a la educación y desarrollo de Nuestra entidad. Don Miguel Miranda fué socio fundador de la Sociedad Mutualista Unión junto con Miguel Cornejo, José C. Mercado y José Ramírez entre otros... durante toda su vida trabajó únicamente en la tenería suela Viosca. Fue escalando puestos en los diferentes departamentos desde peón de albañil en la construcción de la histórica chimenea cuando solo era un niño de doce años; de machetero y moledor de cascalote para las tintas, en las calderas, de curtidor, fue el químico por excelencia que preparaba las tintas de todo el combinado; así como en el proceso de curtido de pieles...dice don Miguelito que los cueros crudos los metían en la cal para tumbarles el pelo, luego los descarnaban quitándoles garra, panza y cachetes; después los pasaban a lavado en las piletas de agua, y luego los metían en las tintas durante quince días por diferentes etapas según la densidad de las tintas; luego los pasaban a los tambores de quebracho, el que se componía de piloncillo y aceite de motores y de allí pasaban las pieles impregnadas de tintas colgándolas en los secadores donde había sistema de calefacción con lámpara de petróleo, para evitar la humedad ya que la lluvia era el peor enemigo por que se batallaba para el secado de las vaquetas. En las instalaciones había sistema de drenaje que desembocaba los desechos en el arroyo del palo. Al término de la guerra de Estados Unidos a Japón en el año del 45, el negocio decayó; escaseó la materia prima que eran las pieles y el cascalote ya que se exportaban mas de 300 vaquetas diarias y el gerente de esa época Don Isidro Isaís viajaba por toda la República Mexicana y hasta Argentina consiguiendo cueros, los que eran transportados en los barcos el Viosca y el Sonorita.
Varias veces don Miguelito cayó por accidente en las pilas llenas de tinta y quebracho...don Miguel Miranda llegó a ser el administrador de la teneria Suela Viosca, era un maestro por excelencia dice don Francisco García de la Garza y añade que venían personas de Europa, Estados Unidos y del interior de la República a que les enseñara el arte y las técnicas de curtido en pieles. Don Miguel fue un magnifico empleado, que se distinguió siempre por su honradez, lealtad, eficiencia y don de gente. Don Miguel Miranda fue el primer forjador homenajeado por el grupo Madrugadores de La Paz en la década de los 80 rindiéndole así un merecido homenaje por su esfuerzo. Después del histórico incendio de la tenería en 1958, ésta la compro el señor Francisco García Quintanilla, la que estuvo operando con producción en menor escala hasta la década de los 60, quedando en silencio para siempre la alta e histórica chimenea, que de ninguna manera el INAH debe permitir que sea derrumbada sino que, por el contrario procurar su restauración y protegerla, ya que en el ultimo temblor de 1995 se levantaron algunos ladrillos de su extremo superior. A causa de que se quemo la tenería, hubo bomberos en La Paz y su precursor fue don Norbert Hannell pero eso ya es otra historia.
...La chimenea, impregnada del pasado...se yergue silenciosa al igual que don Miguelito Miranda quien en la tranquilidad de su hogar al amparo de hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, nueras y yernos, a sus 104 años de edad, viudo desde 1987, continua retando al tiempo, ante el regocijo de sus hijos que le festejaron sus 103 años el anterior 08 de mayo con una piñata y que don Miguelito se sintió como un travieso niño dándole de palos, diciendo muy contento “YO CUMPLO 90 AÑOS, LOS DEMAS SE LOS REGALO”.
La Tenería Suela Viosca fue una importante industria y principal fuente de trabajo que dio impulso al desarrollo de Sudcalifornia…Don Miguelito acudió al llamado del Señor un 8 de mayo a la edad de 106 años…y la chimenea de la tenería Suela Viosca continúa silenciosa retando al tiempo.
…Por el placer de escribir…recordar…y compartir…
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