martes, 6 de noviembre de 2018

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARÀZ
“EL RINCON DEL LEON... PROPIEDAD DE DOÑA ZENAIDA AGUILAR COTA...UN RANCHO CON LEYENDA”.
...Sucedió en las primeras décadas del siglo XIX...en el rancho sin nombre en aquella época, en las inmediaciones de San Bartolo BCS...de las fuertes vigas del techo de la rústica vivienda de vara de palo de arco trabada, adobe y techumbre de palma, amarrada en las lías de cuero, pendía la cuna de cacaixtle, donde el niño, un lindo bebé de escasos cuatro meses, tiernamente dormía en aquella soledad...una terrible amenaza se cernía en el rancho, ahora El Rincón de León....un enorme y rabioso león, el que iba muy enfermo, bramaba y rugía embravecido en sus alrededores tumbando ramas y devastando todo lo que a su paso encontraba...las huellas del enorme animal en el camino apuntaban que se dirigía hacía la humilde vivienda donde solito en en su cuna de cacaixtle el niño dormía...
Sus padres, sufrieron hasta lo indecible aquellos momentos de gran tensión...dijo con gran emoción la encantadora muchacha antigua, Doña Zenaida Aguilar Cota vda. de Trasviña, que contaba los mayores el porque se llama El Rincón de León, el rancho de su propiedad....un pintoresco y tradicional ranchito enclavado a cinco kilómetros de San Bartolo y a media hora de camino de pedregosas brechas y exuberante vegetación donde en otra época abundaban los leones. La construcción, es una antigua casona de ladrillo y techumbre de palma con amplios corredores de cuatro aguas, estilo californiano, con un bonito jardín perfumado de coloridas y variadas flores...en los gallineros cacarean las gordas y bien cuidadas gallinas, y cantan alegremente los gallos...en sus alrededores están las huertas cercadas de fuertes troncos, repletas de árboles frutales, donde anidan los pájaros canores, y en las extensas tierras vestidas de verde y florida alfombra, pasta el ganado...en ese ambiente tan bonito y familiar, se respira el aire puro con aromas del campo...en la cocina de troncos y techumbre de palma crepitan al rojo vivo los tizones encendidos en las amplias y encaladas hornillas despidiendo ese aroma inconfundible de la leña, café de granito y a jamoncillo con guayaba elaborado artísticamente por su hija Lidia.
Doña Zenaida, continuó diciendo que contaban su bisabuela que el rancho El Rincón del León, antes el rancho sin nombre, en las primeras décadas del siglo XIX lo habitaron el joven matrimonio formado por Seferina Meza y Porfirio Rochín, con su primer hijo, en que la cuna cacaixtle...eran tiempos de sequía y escasez de agua, tiempo en que abundaban los leones en la península y que todavía merodean uno que otro por aquí...en aquella ocasión de intenso sufrimiento para el joven matrimonio, tenían la necesidad de acarrear agua desde una distancia de cinco kilómetros...ya empezaba a caer la tarde...prepararon las barricas las que rodaban tiradas con fuertes chicotes y dejaron al niño dormido en su cunita de cacaixtle colgando de las vigas del techo...emprendieron el camino hasta el rancho El Balillal, ahora El Mezquite, donde se surtían del vital líquido. Cuando venían de vuelta rodando los barriles, ya tenían andado la mayor parte del camino...cuando de pronto, espantados vieron las huellas de un león y por el tamaño y lo hundida que estaba en la tierra, al parecer eran las de un enorme animal...pero eso no era todo, las huellas apuntaban rumbo a su vivienda donde el niño solito en su cuna de cacaixtle dormía.
Fue un sufrimiento inenarrable para aquellos padres, jondearon los barriles y echaron a correr...con espanto miraban que las huellas de león continuaban apuntando a su rancho sin nombre...las fueron siguiendo con la esperanza que se desviaran a otro lado, o que quizás pudiera estar el animal agazapado cazándolos, eran momentos de gran tensión...no lo podían creer, no cabía duda que las huellas seguían rumbo a su humilde vivienda donde el niño dormía...sacaron fuerzas de su desesperación y apretaron más el paso...extenuados, jadeantes, todos entripados de sudor, al fin llegaron frente al rancho...parecía que el corazón se les iba a salir del pecho...la cerca estaba tumbada y la puerta de la casita también...las huellas del león se metían dentro de la casa...pero no salían, lo que quería decir que el terrible animal estaba adentro....
...Ambos se quedaron como clavados en el suelo con el corazón desgarrado mirándose uno al otro, todo estaba en silencio...no se escuchaba ni el rumor del viento...pensaron en lo peor... ¿Que hacer si no tenían armas?, seguramente el león se comió al niño y el animal se quedó dormido...eran momentos de incertidumbre, pero con ese coraje que da la desesperación y el sufrimiento, agarraron enormes piedras y palos, se armaron de valor y se metieron a la vivienda a enfrentarse con el feroz animal...pero que sorpresa se llevaron...no comprendían que era lo que había pasado, en un rincón junto a la cuna, estaba aquel enorme animal estirado cuan largo era, pero estaba muerto!, el bestia tenía el rostro distorsionado, los ojos muy pelones y el hocico babeante...tenía la rabia!, el animal se venía muriendo y alcanzó a llegar a ese rincón dentro de su casa para morirse, y el niño, estaba tiernamente dormido en su cuna. Por eso es que el rancho desde entonces se llamó El Rincón del León. Después de haber sufrido tanto, la alegría de aquellos padres de ver a su niño sano y salvo durmiendo como un angelito fue inenarrable, seguramente que después de esta terrible experiencia y no volvieron a dejar solos a sus hijos porque tuvieron muchos más, porque antes se valía parir hijos de a docena dijo Doña Zenaida.
Aquella hermosa tarde de verano en el rancho El Rincón del León, del zarzo destilaban suero los quesitos recién hechos, sentada junto al metate y a la piedra de machucar carne Doña Zenaida continuó diciendo que ella nació en San Bartolo el 17 de Diciembre de 1925, sus padres fueron Mariano Aguilar y la Todo santeña Teodoroa Cota Salgado, especialista en el arte del dulce y las labores del rancho...su padre fue un hombre muy trabajador y honrado de aquellos de una sola palabra; era ganadero agricultor y comerciante. su niñez y juventud la pasó bajo el amoroso amparo de sus padres y hermanos, disfrutando de las tradiciones y costumbre de su amada tierra del iguano, del mango y del dulce, San Bartolo de Los Chorros, así le decían porque en el ojo de agua del arroyo antiguamente caían del cerro donde había una cueva tres hermosos chorros de agua...contrajo matrimonio con Rafael Trasviña Navarro, hijo de los fundadores de San Bartolo quienes le compraron este rancho a Don Serafín Meza y se lo dieron de regalo de bodas a su esposo Rafael quien fue un magnifico compañero y amigo, muy trabajador al igual que su padre, se dedicaba a la ganadería, agricultura y comercio, ella dice Doña Zenaida, en sus buenos tiempos ordeñaba más de cincuenta vacas diarias; su hermano las empiolaba y mamanteaba y ella se metía el balde entre las piernas y le encantaba escuchar el ruido que hacía la leche al caer al balde. Elabora quesos de prensa hasta de treinta kilos cada uno, así como todos los derivados de la leche. Eran tiempos de Jauja, dice, Dios bendijo su hogar con tres hijos, Lidia, Jesús Manuel y Rafael, quienes son una bendición, y la rodean de amor, están a cargo de ella y del rancho, y así ha podido superar la pena de haber perdido a su esposo, hace veinte años terminó diciendo Doña Zenaida Aguilar viuda de Trasviña...añadiendo que el rancho El Rincón del León es un paraíso.
…Y el joven matrimonio rodaba las barricas llenas de agua, sobre las pisadas del enorme y rabioso león que a su hogar se dirigía, donde el niño en su cuna de cacaixtle de palo trabado, que pendía de la viga del techo, plácidamente dormía.
…Por el placer de escribir….recordar….y… compartir….

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