viernes, 3 de febrero de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIÓ
POR MANUELITA LIZARRAGA

“CASCARONES, CONFETIS Y SERPENTINAS”.


Era una costumbre en La Paz de ayer, que durante todo el año la gran canasta tejida de cogollo de palma colgada en la enredadera arropada de perfumada y coloridas flores, se llenaba de cascarones, de los huevos aquellos cacareados por las gallinas que los ponían, y eran el alimento diario, que desayuno tan sano, y la gran canasta se iba llenando de aquellos cascarones los que serían arreglados para la fiesta de carnaval....con cuánta ilusión esperábamos aquellos días de carnaval.

En los carnavales del ayer, era tradición que en cada hogar se arreglaban los cascarones para llevarlos a esas fiestas pues cada miembro de la familia llevaba una bolsa de coloridos cascarones para divertirse sanamente en las fiestas carnestolendas que se celebraban en la plaza del pueblo, en víspera de la cuaresma. En casa, con palo de Brasil, y cáscara de granadas los mayores pintaban los cascarones y a los chamacos nos tocaban llenarlos de confeti, cerrarlos con papel de china y cerrarlos con engrudo, era una grata convivencia familia, pues en esa tarea participaban desde la abuela, hasta el perro... ¡qué diferencia de hoy!, unos andan por un lado y otros por otro.

En el añorado carnaval de ayer, era un sano disfrute familiar todos los preparativos desde la elección de la reina que eran dos candidatas, la del pueblo y la de la alta, la quema del mal humor, la carroza muy arreglada con la reina y sus lindas princesas las que paseaban por las principales calles de La Paz... ¡era toda una fiesta! En la plazuela se realizaban los carnavales...todos aquí en La Paz nos conocíamos, éramos tan felices que hasta nos andábamos riendo solos...éramos como una gran familia. Los mismos tamarindos, jóvenes en el ayer, las palomas, el kiosco, el palacio de gobierno con su balcón, las torres de la iglesia, el correo y los pocos restaurantes que estaban en frente de la plaza eran el marco donde las familias sudcalifornianas convivían y se reencontraban en las fiestas carnavaleras, una de las fiestas más importantes en La Paz, mientras que los padres y abuelos sentados en las antiguas bancas platicaban, las jovencitas y muchachos daban la vuelta a la plaza, unos por la izquierda y otros por la derecha, y los niños correteaban entre el jardín dándose cascaronazos a los compañeritos de la escuela.

El carnaval iniciaba el sábado, paseaban el mal humor por toda La Paz, luego el delegado o gobernador en su caso, en el balcón del palacio de gobierno, daba lectura al cómico testamento culminando con la quema del mal humor, y la gente divertida corría por toda la plaza seguida por los toritos y los buscapiés que hacían más alegre aquel ambiente de carnaval. No había fritanga ni borrachera....la perica, o sea la julia, lo que viene a ser ahora las patrullas, tenía poco trabajo. No había temor porque le robaran el bolso ni se conocía la palabra “droga”, bueno la droga era cuando uno debía algo, no había resistol, ni tanta cosa que pierde a la juventud...pero si se bailaba frente a palacio, había mariachi, tríos, traían la banda de Sinaloa, además de las bandas de Don Rafael Castro y Don Luis González, la música se escuchaba en toda La Paz y alegraba aquellos carnavales y a las familias sudcalifornianas.

Otras de las costumbres en el carnaval era que las familias estrenaba ropa, una prenda para cada día de carnaval...las mamás y las muchachas se hacían el permanente, y las niñas con sus lindas y largas trenzas, eso sí, con moños nuevos, y los jovencitos con pantalones de mezclilla nueva, gabardina, rayón o casimir inglés, los sastres y las costureras tenían mucho trabajo, para elegir la reina era todo un reto que los padres de la misma concediera el permiso y ya logrado se buscan el patrocinador....!cuanta alegría había!...se hacían gallos y la fiesta se desbordaba, paseaban a las candidatas por todas aquellas callecitas del ayer....cada sábado hacían concurso de baile frente al palacio de gobierno, las muchachas le ponían un clavel a los jóvenes en la camisa, desde luego que era vendidos para sacar fondos...realizaban  el conteo de votos, y la que acumulaba más dinero era la ganadora. Para estos eventos acudía toda la gente de La Paz y de otras partes también...

Mascaritas, chiflos, confetis, cascarones y serpentinas, además de la música y la alegría de la gente era el marco de aquella fiestas carnavaleras...no había tanta fritanga ni borrachera, ni tanto comercio de fuera, que nomás vienen a llevarse el poco dinero que debe circular aquí.

Por la tarde, a partir del domingo, paseaban a la reina con sus princesas artísticamente arreglada seguida por la estruendosa música carnavalera de antaño, así como por la gente que se unía aventándoles confetis y serpentinas....la venta de máscaras, cucuruchos y antifaces, así como de cascarones era lo que más se destacaban....abundaban las mascaritas y era costumbre ver por los barrios grupos de mascaritas que algunas correteaban a los niños a modo de juego, y decían, no me conoces mascarita!.

Sábado, domingo, lunes y martes eran de carnaval; y el martes, nada más se quedaba uno hasta las once de la noche, porque el miércoles era miércoles de ceniza, iniciaba así la cuaresma y el domingo, era domingo chiquito, así terminaban las fiestas del carnaval de La Paz que se perdió, pero el domingo chiquito no acostumbrábamos asistir, porque ya estábamos en cuaresma y según era pecado.



…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…


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