LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
ALCARAZ
“DON FELIPE AVILES
AVILES...DESCENDIENTE DE LOS FUNDADORES DEL RANCHO TAMALES...” DIGNO RANCHERO
DEL CAMPO PENINSULAR.
·
DON DOROTEO AVILES, Y MANULA COTA DE AVILES FUERON
LOS FUNDADORES DEL RANCHO TAMALES.
·
EN EL ARROYO HONDO FRENTE A LA PRENDA LA ENCAMPANADA
FUNDARON EL RANCHO TAMALES.
El
Rancho Tamales, donde nací un 26 de Mayo de 1922, es un pintoresco pueblito de
leyenda: donde la mayoría de sus habitantes son familia, dijo con justo orgullo
el joven de la tercera edad Don Felipe Avilés Avilés durante el grato convivio
familiar ofrecido en su honor con motivo del cumpleaños número 80, así como
solemne misa de acción de gracias, en la parroquia de Nuestra Señora de La Paz,
por su esposa Siria Núñez de Avilés, sus hijos, nietos y demás familiares que
le acompañaron en tan importante acontecimiento y continuó diciendo Don Felipe
que sus padres fueron Ramón Cota y Carmen Avilés de Avilés, que sus abuelos,
Don Doroteo Avilés y Manuela Cota de Avilés fueron los fundadores del rancho
Tamales, al finalizar el siglo antepasado.
El Rancho Tamales, es un rancho que está envuelto en la
leyenda porque ahí nació y murió el tío herrero quien fue de gran fama en la
comarca por su arte en la herrería...el tío herrero, Don Felipe Avilés Cota fue
el herrero del pueblo.
El origen del nombre y fundación del rancho Tamales, tiene
su historia que ha pasado de boca en boca, de generación en generación entre
los rancheros sudcalifornianos dijo Don Felipe. Cuentan los mayores que sus abuelos
Doroteo y Manuela eran nativos del rancho La Huerta, el que también tiene su
historia y que cuando se casaron, después de la boda, la que fue en grande a la
costumbre y sencillez del ranchero sudcaliforniano, los jóvenes esposos se
fueron caminando por brechas y arroyos, buscando un lugar adecuado, con intenciones de fundar un rancho el que
sería su nuevo hogar...la pareja de recién casados iban parajeando aquí y allá,
caminando largas distancias...de pronto, al pasar por el arroyo hondo frente a
la piedra la encampanada, se detuvieron en un hermoso ojo de agua del que fluía
bastante líquido de vida, el que corría en abundancia por el arroyo, y
alrededor del ojo de agua, había bastantes hojas de tamales desparramadas,
despidiendo un aroma a exquisito
guisado, y que Doña Manuelita, expresó,
- ¡Qué bonito lugar, y
cuantas hojas de tamales hay!; y que sabrosos deben de haber estado! seguramente
que algunos vaqueros que parajearon aquí comieron tamales y que Don Doroteo
dijo al verla tan contenta -Aquí vamos a levantar un rancho y se va a llamar
Tamales. Y cuenta que su abuelo diciendo y haciendo, lo primero que hizo, fue
plantar un arbolito, el que ahora es un gran arbolón, y bajo su sombra el tío
herrero tenía su taller de trabajo. Que hasta la fecha ahí está el yunque y la
fragua y a un lado la casa fundadora que cobijó generaciones de la familia
Avilés Cota, así como están también las pilas donde se fabricaba el jabón.
Embargado de felicidad, y
rodeado de su familia, Don Felipe Avilés, con añoranza continuó diciendo que en
el rancho Tamales vivió la mayor parte de su vida, su feliz infancia
transcurrió entre gente industriosa, siguiendo el ejemplo de sus abuelos, todos
ahí además de ganaderos y de todos los oficios del rancho eran artesanos; se
fabricaba calzado para toda la familia y los poblados aledaños, desde la
crianza del ganado hasta el curtido de cueros...eran muy diestros con la trucha
y muy creativos e ingeniosos para elaborar el calzado; a falta de clavos,
utilizaban madera o plata, también se fabricaba la ropa, el jabón, la herrería,
el queso y sus derivados, y en el salado y secado de la carne era todo un arte.
Que él conserva aún la primera máquina que salió al mercado para coser zapatos,
herencia de la familia.
Grandes cargamentos de pacas de carne seca y queso de prensa
y estera se traían en mulas a vender a La Paz; y en ese comercio, Don Felipe le
ayudaba a su padre, además de las labores propias del rancho. Por los
alrededores de Tamales y la huerta, fueron escenarios de grandes batallas en
épocas revolucionarias; en Tamales, dijo, así como también había bonanza había
grandes sequías como la de 1933 que duró siete años y que casi se acabó el
ganado en la península, ya que antes era muy llovedor y se resintió bastante la
sequía, pero el ranchero está acostumbrado a vencer grandes retos, y sobreviven
en esas tierras serranas gracias a su tenacidad, ingenio y fe en Dios y la
vida. Añadiendo que a pesar de que trabajó en distintas partes toda su vida, no
logro contar con el beneficio de una pensión; pero que Dios es grande, y viven
al amparo de sus hijos que son el mejor regalo que Dios les dio.
Don Felipe Avilés Avilés
contrajo matrimonio con la señorita Siria Núñez Flores y vivieron en Tamales un
periodo de tiempo, donde nació su primera hija, Julia, luego, se trasladaron en
el año de 1951 a esta hermosa ciudad de la Paz donde trabajó Don Felipe en
todos los oficios. Bendijo el creador con cuatro hijos más, Roberto, Melesio,
María del Carmen, y Ramón a quienes, con el invaluable apoyo de su abnegada y
trabajadora esposa, educaron con inmenso amor apegados a las buenas costumbres
y con mucho esfuerzo los formaron profesionistas y quienes les dieron la dicha
de 14 nietos y dos bisnietos. Terminó diciendo Don Felipe Avilés Avilés.
…y por las blancas arenas del
arroyo hondo la pareja de recién casados, parajeando aquí y allá encontraron el
lugar donde fundar su hogar TAMALES…
…por el placer de escribir…recordar…y
compartir…
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