lunes, 27 de enero de 2020

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ.
“DEL JARRO DE LOS REMEDIOS DE LA ABUELA...LAS BONDADES DE LA ALBAHACAR”.
En las encaladas hornillas los tizones crepitaban aquella fresca mañana de primavera, y el jarro de los remedios de la abuela...hervía inundando la cocina de agradables aromas a yerbas medicinales, entre aquellos humos donde se miraba el bello rostro de mi abuelita tras el pretil de la hornilla, en aquel añorado hogar... ¡ Abuelita, abuelita, pero que bonitos olores salen del jarro de los remedios!, estoy cociendo albahacar, dijo ella, ¿y para que es buena la albahacar abuelita?, y sacándose el cigarro de su boca, lanzando despreocupadamente unas fumarolas al aire, dijo, “ la albahacar es una planta muy bondadosa que sirve además de condimento en la cocina, para curar muchas enfermedades. Su uso data de miles de años; a través de generaciones se han pasado los conocimientos sobre las bondades de las plantas medicinales, pero ahora estamos hablando de esta aromática y maravillosa planta tan popular y que no debe de faltar en los jardines de los hogares familiares, y de las que se usan las flores más altas, las hojas y sus semillas para curar diferentes males.
Con las plantas medicinales, sobre todo la albahacar, se benefician las personas de escasos recursos y las acaudaladas también, pero para que de resultado curarse con yerbas naturales, que en su mayoría son la base de la otra medicina, es muy importante la alimentación sana y las buenas costumbres de vivir. Contaban los mayores que la albahacar es una planta de leyenda, que en otras partes del mundo a sido venerada como yerba sagrada, considerándole con poderes protectores en la vida y en la muerte; y que en algunas partes del mundo rociaban en sus casas o negocios con agua de albahacar para alejar las malas vibras y atraer la prosperidad...decían también que el naturista romano Plinio y los Médicos Arabes defendieron la albahacar como gran curandera. Y los chinos la usaban en la antigüedad para los males del estómago, riñones y trastornos de la sangre, en fin, la albahacar se usa casi para curar cualquier dolencia imaginable, recuperación del parto, resfriados, estreñimientos, convulsiones, calambres, sordera, depresión, delirio, diarrea y disentería, entre otras.
Los tizones seguían crepitando, y del jarro salían aquellos olores y la abuelita continuó diciendo que la albahacar, por ejemplo, si es cierto que no cura la sordera, pero es maravillosa para aliviar la inflamación y dolor de oído, de la siguiente manera: compuesta con ajo y ruda, se calienta un sartén, luego se apaga, se pone una hojita de albahacar, un dientito de ajo machado y una ramita de ruda; las tres cosas se envuelven en un algodón y así calientito se pone dentro del oído como tapón y obra maravillas. La albahacar sirve también para los trastornos intestinales y para expulsar aire y parásitos, así como para regular la menstruación en las mujeres. El aceite de albahacar es excelente para expulsar los parásitos; los indios decían que la albahacar aplicada a la piel destruye bactérias, y que usaban el aceite para tratar los granos en la cara, como el acné; y es estimulante del sistema inmunológico; para irritaciones en la garganta, se hacen gargarismos de la infusión; la que se prepara de la siguiente manera: se pone en una taza veinte gramos de hojas secas o frescas del albahacar y se le agrega agua hirviendo, se tapa y se deja reposar por diez o veinte minutos para que suelte las propiedades medicinales y se toman tres tazas al día.
El sabor de la albahacar, continuó diciendo la linda muchacha antigua, es exquisito, aromático, sabe a menta y ligeramente apimentado. La semilla de la planta son como navajas, se usan para limpiar los ojos y hasta las cataratas quitan, según dicen. Este cocimiento que estoy haciendo en el jarro de los remedios, añadió mi abuelita contiene un puñado de albahacar y yerbabuena, otro puñado de cogollitos de micle, y guayabo, y una pizca de yerba del indio; es para tu Tío Lao que está enfermo de diarrea con fuerte dolor de estómago, que hasta se dobla, por eso le agregüé yerba del indio. Tu Tío se va a tomar tres tazas en el día por tres días y quedará curado, desde luego no tiene que tomar grasas ni picantes, solo dieta blanda. Terminó diciendo mi inolvidable y sabia abuelita...mi perro viejo, el pachuco,y yo, nos quedamos pasmados, con todo lo que sabía mi comunicativa abuelita y muy serios nos fuimos saliendo de la cocina, quedando atrás aquellos aromas a plantas medicinales confundiéndose con los humos de los tizones,y del cigarro,del tigre de mi .nanita.
…Y entre tizones encendidos en las encaladas hornillas, el jarro de los remedios de mi sabia Nanita, hervían…y entre aquellos humos y aromas, la niña y su inseparable y noble perrito “el Pachuco”, inundados de conocimientos, y muy contentos, de aquella evocadora cocina , salían..eran los inolvidables tiempos de La Paz aquella, hermosa y romancera..
…Por el placer de Escribir…Recordar…Y…Compartir..

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