sábado, 10 de diciembre de 2016


LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR MANUELITA LIZARRAGA.

“DON NACHO SCHCOLINK...UN PERSONAJE DE LEYENDA... EL TICHO ARMENTA Y VICENTE BELTRAN, SUS AMIGOS INSEPARABLES”.


           
·         SU NOMBRE FUE ISIDORO SCHOLINK...POR CARIÑO Y COSTUMBRE LA GENTE LO BAUTIZO...”DON NACHITO”.


...Aquel visitante de ultramar, el joven Isidoro...Con un tercio de colchas en los hombros, y un veliz repleto de cosas, acompañado de su amigo inseparable el “Ticho Armenta”, montado en ancas de la mula recorría las callecitas y rancherías de La Paz de antaño, al grito del pregonero vendiendo sus mercancías de primerísima calidad a los mejores precios a crédito y de contado.
Una noche plateada del mes de Octubre de 1926, las tranquilas y misteriosas aguas pletóricas de promesas y leyendas de nuestra bella península, transportaron en la barcaza de vela a don Isidoro Scholink, quien después de dejar su tierra natal, llegó a La Paz en busca de una mejor vida...y al contemplar la belleza de este puerto de ilusión, a sus gentes, sus exuberantes y hermosas palmeras mecidas por el viento, las que él no conocía, sus mares inundados de pelicanos y gaviotas dándole la bienvenida, quedó prendado de esta tierra que lo recibió con los brazos abiertos invitándolo a unir sus esfuerzos para impulsar su desarrollo...y don Isidoro hundió en esta tierra sus raíces y puso en ella su amor, sus esperanzas y sus conocimientos, iniciándose en la rama comercial a pie y a caballo, por aquellas callecitas de La Paz de antaño, y por las rancherías aledañas, realizando venta de mercancías desde el trueque y la fayuca, hasta consolidar una de las empresas de más prestigio de nuestra entidad. “LA PALMA”...a la que le puso así, por el hecho de quedar cautivado al conocer las palmeras a su llegada a esta tierra. Desde entonces, La Palma fue y ha sido fuente de trabajo por generaciones para varias decenas de familias contribuyendo al desarrollo de nuestro Estado y la que ha prevalecido hasta nuestros días a pesar de los embates económicos que se enfrenta.

      “MI EXITO MAS GRANDE EN LA VIDA ES HABER SIDO ACEPTADO EN ESTA COMUNIDAD”, decía muy contento y agradecido Don Nachito Scholink.
     
      En aquella época de bonanza, de perlas y ensueño de La Paz romántica...por las empedradas y polvorientas callecitas transitaba a pie, un joven con el rostro lleno de fe e ilusiones...con una docena de colchas y cobijas en los hombros pregonando en abonos su mercancía...y a señas se hacía entender por qué no hablaba el español...la gente lo miraba con alegría, respeto y asombro, pues era el primer vendedor que ofrecía sus mercancías personalmente tocando de puerta en puerta en los hogares sudcalifornianos...espejos y peines también vendía...encajes, hilos y agujas, así como estampas religiosas en la puerta de la parroquia de nuestra señora de La Paz....la suerte le sonreía y todo vendía...poco a poco se fue ganando el afecto sincero de los habitantes de este pintoresco pueblo, y su negocio fue creciendo hasta llegar a comprar un gran veliz de lámina el que traía repleto de ropa fina y cositas que tanto gustaba a las familias del ayer...y quienes ya lo extrañaban cuando no lo miraban pasar con sus colchas sobre los hombros y su gran veliz, con su alegre pregón.

      “SE PUEDE ESCOGER DONDE VIVIR, PERO NO DONDE NACER, DECIA DON NACHITO LLENO DE REGOCIJO”...sabias palabras de Don Isidoro.

      ...Por las calles de La Paz se escuchaba el pregonero...!colchas y cobijas baratas, Tápalos y Medias de Popotillo!, ¡espejos!, ¡peines!, ¡estampas religiosas!, etc., el Ticho Armenta, el bolerito del pueblo fue su ayudante e inseparable amigo de toda la vida...Don Nacho Scholink con la ayuda del Ticho, fue doblando sus ganancias y compró una mula y con el Ticho en ancas de la mula, y Vicente Beltrán cargando el beliz se aventuraban a vender en las rancherías aledañas, intercambiando mercancías, noticias de aquel acontecer, y afectos.

      A Don Nachito le encantaba visitar el antiguo mercado Madero; así como convivir con la gente del pueblo porque allí, decía él , saludaban a Don Nacho...y en el banco saludaban a la chequera...el encanto, sencillez y belleza de la virtuosa mujer sudcaliforniana, la señorita Anita Romero, lo cautivó; y después de  un bello romance de acuerdo a las tradiciones y costumbres de la época, contrajeron nupcias, procreando 8 hijos: David (qpd), Dora, Eva, Rubén, Clara, Jorge, Anita y Silvia, quienes les dieron la dicha de varias decenas de nietos y bisnietos en sus 50 años y un mes en esta tierra bendita por la mano de Dios...tierra que le reclamó  a Don Nachito su tributo en noviembre de 1976...dos meses después del deceso de su adorada esposa, quedando ambos fundidos en su piel peninsular.

      Después de muchos afanes, la primer tienda que inicio don Isidoro Scholink fue por la calle Zaragoza, ese local lo tenía anteriormente un señor que le decían Don nacho...la gente así conocía esa tienda y decían “vamos panque Don Nacho”, y cuando don Isidoro la compró, la gente le siguió diciendo Don Nacho, ese nombre le puso la gente del pueblo que lo estimaba...gente de la más humilde hasta de los más altos niveles sociales...y a don Isidoro le gustó ese nombre de don nacho que le puso su gente del pueblo y que llevo hasta sus últimos días.

      Así se le recuerda con cariño a quien amó tanto a esta tierra y sus gentes...y quien decía “que él era más mexicano que los propios mexicanos” así como recuerdan también a Doña Anita, su fiel esposa que elaboraba con sus propias manos ropa diversa y tejía artísticamente zapatitos y chambritas de estambres para su venta en la popular tienda...ella unió sus esfuerzos al de Don Nacho para cimentar “...LA PALMA” una tienda de gran tradición en La Paz la que siempre lucia bien surtida de todo lo que la gente necesitaba para la comodidad de su hogar, desde hermosas y finas telas, calzado, muebles y detalles.

      “A DONQUE QUIERAS QUE FUERES HAZ LO QUE VIERES DECIA DON ISIDORO, A QUIEN LE ENCANTABA HACER EL BIEN AL QUE MAS LO NECESITARA...fue el ejemplo que Don Nachito dejo a sus hijos.

      El Ticho Armenta, su inseparable amigo que no sabía leer ni escribir pero era buenísimo para sacar las cuentas, cobraba las notas de memoria del 1 al 30, mientras que Don Vicente empujaba el beliz repleto de lindas telas y prendas de vestir...y cuando Don Nacho se hacía bolas. El ticho lo sacaba de apuros. El ticho Armenta creció y se formó bajo el amparo de Don Nacho Scholink... Cuentan entre otras muchas anécdotas de Don Nachito, “Que una vez se realizó en La Paz un gran evento social al que por alguna causa Don Isidoro no fue invitado, y dicen que para incomodarlo le dijeron... Fíjate nacho que todo estuvo tan bonito, fue fulano y zutano, y se sirvieron ricos manjares... a lo que Don Nachito contestó... en ese momento de la fiesta de manteles largos yo estaba feliz de la vida en un rancho con gente tan sencilla puro corazón, en una cocina llena de humo y de ricos olores con grandes hornillas y rebosantes cazuelas de exquisitos guisados comiendo machaca con frijoles refritos, quesito de apoyo acompañado de tortillas de harina con café de talega con nata, pero sobre todo rodeado de gente tan noble y sincera con una sonrisa de oreja a oreja... al paso del tiempo la brisa del tiempo cubrió de nieve sus cabellos, hasta que don nacho y el ticho acudieron al llamado del señor.

“…Por el placer de Escribir… Recordar y Compartir…”



Este trabajo fue publicado, hace más de 10 años en el periódico “El sudcaliforniano” revista “Compás” y programa de radio “Contacto directo”

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