sábado, 22 de abril de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA.

“POR TRADICION...EL DIA DEL NIÑO SE FESTEJABA Y SE FESTEJA CON PASEO A LA PLAYA”.

·        ¡Es evocador recordar aquellos días del niño!....
·        No era costumbre el regalo.
·        Lo máximo para el niño era el festejo con paseo a las hermosas playas de blancas arenas y cristalinas aguas de la bahía de La Paz.
·        Desde luego...cuando las playas las disfrutaban las familias sudcalifornianas.
·        Este 30 de Abril, me hizo recordar que alguna vez...también yo fui niña.
·        Es recordar a mi sabia e ilustrativa abuela, su jarro de los remedios, mi perro viejo “El pachuco”, y mi muñeca de trapo, con todas sus vivencias en esta bendita tierra de Dios.
·        Es recordar que también fui niña y me encantaba treparme a los mezquites para comerme las gomas, así como las semillitas de Palo verde.
·        Es recordar aquel añorado hogar de encaladas hornillas y lumbreantes tizones.
·        Es recordar aquellas vivencias cotidianas familiares alrededor de un pecho de caguama asándose al aire.
·        Es recordar que alguna vez también yo fui niña...es evocar el pasado y comparar el presente.
·        Es recordar aquellos guarachitos pintados con monitos, y mis dedos gordos de los pies reventados por los tropezones, los que me curaban con un chorro de petróleo lila.
·        Es recordar aquella Paz de antaño...que fue: la ciudad de las flores...la ciudad de los molinos de viento...de las perlas...del oro y plata, de la Marina mercante...de la pesca...de la agricultura, comercio y ganadería, de la música y el romance...un paraíso terrenal donde sin mucho esfuerzo nomás con estirar la mano además de tranquilidad, todo teníamos.
·        Es recordar, como dice mi prima Haydeé, había mucho dinero en La Paz, pero no había que comprar en cuanto a comodidades materiales....lavadoras, refrigeradores, estufas de gas, abanicos, incluso muebles...para acabar pronto, dijo, ni bancos había; pero la vida era muy bonita, y ahora lo es mucho más con tantas comodidades y progreso.
·        La Paz, que bella es, La Paz.


El 30 de Abril de 1924 se instituyó en nuestro país el festejo del día del niño, promovido por la señorita Eglantine Jeff, fundadora de la Unión Internacional para el Bienestar del Niño y de la Caja Británica de Ayuda al Niño. Según la declaración de Ginebra, se consideraron los derechos del niño acordándose festejar en cada país el día del niño, un día determinado del año. Y según vía Internet de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del adolescente en 1954, en la Asamblea General de la ONU se aprobó una resolución a través del cual, se establecía el día universal del niño; con el fin de promover anualmente un día consagrado a la fraternidad y entendimiento entre los niños y niñas del mundo entero. El organismo encargado para desarrollas ese proyecto fue la UNICEF.

Lo cierto es que entrevistada varias personas de la tercera edad que ya tienen poco más de 70 años, dicen que los recuerdos entre otros muy hermosos de su niñez es el festejo en la escuela del día del niño, porque era inolvidable...lo festejaban con un bonito paseo a las hermosas playas a la bahía de La Paz...era lo máximo para los niños de aquella época, ese sano esparcimiento en las cristalinas aguas y blancas arenas atascadas todavía de cangrejos, caracoles y conchitas....pero eso fue cuando las playas eran para disfrute gratuito de las familias sudcalifornianas, dicen suspirando.

¡Pero como no recordar el día del niño, si también yo alguna vez fui niña...una inquieta y feliz niña que al igual que las niñas de mi época y que ahora peinan canas, jugaban a la cuerda, la matatena, a la peregrina, a los encantados, las escondidas, a los colores, la víbora de la Mar, entre tantos otros juegos que permitía la convivencia al aire libre con los demás niños...además jalaba agua del pozo y hachaba la leña, entre canto y canto así como nadaba y buceaba los callo de hacha, los que abundaban allí en el palmar  y en toda la bahía de La Paz....es para llorar...están nítidos en mi mente los recuerdos como si fuera ayer...y cabalgan como en una película, como corceles desbocados...mi mente empuja mi mano, y la pluma va plasmando lo que el pensamiento y el corazón van dictando...!que felicidad la víspera del 30 de abril, día del niño!.

En aquellos ayeres, en aquel añorado hogar...era lo más grandioso para mí y mis hermanos...mi madre preparaba el lonche que llevaríamos a ese día tan esperado durante todo el año...el paseo a la playa el día del niño, ofrecido por nuestros maestros....nunca se nos explicaba por qué era día del niño y yo creo que hasta la fecha pocos lo saben....pero lo importante era que iríamos al palmar todos los grupos de alumnos de la escuela acompañados de nuestros queridos y muy respetados profesores....!que felicidad!....en una bolsa de papel estraza llevaba dos “campesinas”, preparadas por mi madre y una “Vita”, las campesinas, eran lo que ahora son las tortas, y consistía en un trozo de carne ricamente preparada metida en una cemita embarrada del mantequilla con repollo, tomate y cebolla, sabían tan exquisitas....o a veces eran de huevo con chorizo o de frijol refrito con queso, pero la comida era lo de menos, lo importante era que conviviríamos alumnos y maestros en la playa.

Lo curioso es que vivíamos casi metidas en el mar todos los días, y no debía ser novedad para mí....pero el paseo del día del niño tan largamente esperado para mí era fantástico, nada se comparaba con salir todo el grupo de mi añorada escuelita “Rosendo Robles”, “La Chango Robles”, de gratos recuerdos, guiados por los queridos e inolvidables maestros....una polvareda llevábamos por el arroyo cinco de febrero, todo aquel muchacherío los que al llegar al palmar, ya íbamos tirando trapos en el camino y todos nos aventábamos al agua bajo la vigilante mirada de los profesores quienes celosos custodiaban las canastas de tamales y refrescos ofrecidos por ellos, así como los lonches preparados por nuestras madres; y las niñas felices nos bañábamos en refajo, y había quienes se metían hasta con vestido y zapatos del gusto que sentían....y los niños se bañaban en pantalón a media pierna....y que felicidad después de un rato metidos en el agua, nos dábamos el gran banquete bajo las palmeras, salíamos con los talones cortados por las hachas, pero eso que importaba, ¿quién nos quitaba los bailado?...así se festejaba el día del niño en la escuela con paseo a la playa ofrecido por los maestros.

La felicidad de los niños no depende de un solo día en que se festeja, es una tarea cotidiana que compromete. Ofrecerle paz, atención, amor  y armonía a un niño es el mejor regalo que se le puede dar... ¡Feliz día del niño!
…Por las tranquilas aguas de la hermosa bahía de La Paz…La barca con su cargamento humano rompía las olas a canalete y vela tendida…


…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…



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