lunes, 13 de agosto de 2018






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LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARÁZ

“MARGARITA ENRIQUETA...MUJER ADMIRABLE, QUE HA DESAFIADO AL TIEMPO”.



Si tienes una madre todavía
Da gracias al señor que te ama tanto
Que no todo mortal cantar podría
Dicha tan grande ni placer tan santo.
-          N. Neumann. (Fragmento).


Con admiración y respeto a la señora Margarita Enriqueta Verdugo de Isáis en su primer centenario  de fructífera y ejemplar vida. Sus hijos, Jesús Leonor, María Elena, Margarita Enriqueta, hijos políticos, nietos y bisnietos, ofrecieron en su honor un banquete de aniversario en reconocido centro de convenciones el anterior sábado 28, donde ante la presencia de familiares y amigos muy allegados a Margarita Enriqueta, el diocesano reverendo padre Arturo García impartió una bendición especial. Doña Margarita Enriqueta vio la luz primera en el entonces floreciente pueblo minero y de mayor importancia en el territorio, El Triunfo Baja California Sur, cuna de las familias más antiguas y prolifero semillero de las tradiciones y costumbres actuales aquí en La Paz. Aquella noche de plenilunio perfumada a flores del campo, de un día como hoy 28 de octubre de 1902, en el pujante pueblo de El Triunfo, su gente dormía plácidamente arropado por los maravillosos reflejos de la luna de octubre. Arrullados por el canto de los grillos y el ruido de las calderas de la alta chimenea, “LA RAMONA” símbolo del progreso, pero en la hermosa y solariega mansión de la familia Verdugo Talamantes, iluminada por la mortecina luz de los faroles, había movimiento...la comadrona del pueblo realizaba su noble labor...en la elegante sala, por las prisas las partituras habían quedado esparcidas sobre el teclado del fino piano “Steinway” así como el violín y violonchelo fuera de sus estuches, después de una tradicional noche de tertulia familiar en la mansión.

            El elegante carruaje estaba listo, a la espera...los caballos en los corrales se movían inquietos, de pronto, entre un suspiro apagado de dolor rasgando el vientre de la madre, el fuerte llanto de la niña que nacía a la vida entre las morenas manos de la comadrona, se perdió en el ruido de la chimenea de El Triunfo que inundaba el cielo de fumarolas...ante la alegría de sus padres, Dios bendijo con la cuarta hija aquel hogar de próspero comerciante formado por el comundeño Don Ignacio Verdugo Cota y Doña Rosario Talamantes, nativa de El Salto, Baja California; hija a quien por nombre le pusieron...MARGARITA ENRIQUETA. En aquel floreciente pueblo, El Triunfo, Baja California Sur, el que antes se llamó “las casitas”, y que gracias a sus vetas de oro y plata y a los inmigrantes que amalgamaron sus tradiciones, conocimientos y costumbres a la región, el nivel de vida económico, cultural y social era elevado...se fomentaba el arte, la lectura, el gusto por la música selecta, donde la respetable Doña Pachita Mendoza de Arámburo, fue la primera maestra en la materia, sembrando en el espíritu de las juventudes de aquella época la semilla por el gusto de la música...en cada mansión había hasta dos pianos y violines, coplas y mandolinas. Las niñas Verdugo Talamantes fueron de sus primeras alumnas....y en las señoriales casonas ornamentadas con exquisita elegancia, con la influencia europea, se celebraban recepciones y conciertos con el violín “Stradivarius” del profesor Amadito Leyva y la orquesta del señor Filómeno Mijares...así transcurrió la feliz y tierna infancia de Margarita Enriqueta, educada bajo las más estrictas normas, rigidez y vigilancia de sus padres, entre bellas notas musicales de Mozart, Chopin y Beethoven, entre otros de la música selecta arrancadas a las teclas del piano por las finas manos de sus hermanos: Inés, Leonor, Elena, María, Emilia, Caritina y Mario.

Margarita Enriqueta sus padres y hermanos, vivieron rodeado de las familias que radicaban en El Triunfo de ilustres apellidos: Cota, Ojeda, Mendoza, Moyron, Arámburo, Moreno, Banca lari, Estrada, Nolasco, González, Talamantes, Unzón y Fong, entre otras, quienes se querían como una sola, mientras Margarita Enriqueta crecía allá en El Triunfo, aquí en La Paz, la industria perlera estaba en su apogeo...se edificaba el Cine Juárez, la Tenería Suela viosca, y el actual Palacio Municipal, entre otros edificios coloniales. El polvo de la vida cubrió las pequeñas huellas de Margarita Enriqueta en las empedradas callecitas y callejones de El Triunfo...sus cantarinas risas y notas musicales se perdieron en el tiempo...entre aquellas paredes de lujosas mansiones, que hoy amenazan ruinas y hablan de un pasado pujante. Su querida e inolvidable amiguita de la infancia y de toda la vida, Carmelita Arámburo, fue su confidente...cuántas vivencias compartidas, cuántas veces lloraron y rieron juntas en sus rondas infantiles....en los jardines, entre tendajones, lujosas mansiones, o rumbo al caminito de la escuela del pueblo, al alegre tintineo de la campana.

¡Como olvidar cuando las reprendía su maestra de cuarto año, María Moreno!, o cuando les hacían una caricia en los castaños bucles, prendidos con coloridos moños...era ella tan estricta...recuerda Margarita Enriqueta que gracias a ese carácter formó a excelentes alumnos. ¡Que maravilloso fue cuando Margarita Enriqueta cumplió 8 años!  La costumbre era que al llegar a esa edad el regalo sería traerla a la capital del territorio...LA PAZ...a conocer el mar...! que emoción! Había que premiar a la niña con ese paseo por sus cualidades, por ser la alumna más adelantada en su salón, por su avance en sus clases de piano y de todas las manualidades que debía saber una mujer. Aquel día de 1910, para Margarita Enriqueta fue inolvidable. El elegante carruaje tirado por tres briosos corceles transportando a la niña, sus padres, hermanos y abuelos, presuroso transitaba por aquellos estrechos y polvorientos caminos de El Triunfo a La Paz...dos días se hacía de recorrido, había que pasar la noche en San Pedro y luego hospedarse en la primera casa de huéspedes que hubo en La Paz, la de Doña Pacita por el callejón 21 de Agosto. Aquella mañana, los hermosos ojos de Margarita Enriqueta quien apretujaba su muñeca de trapo, junto a su pecho, quedaron gratamente sorprendidos con el bellísimo espectáculo que ante su vista se ofrecía...las verdeazules y serenas aguas de la Bahía de La Paz, tranquilas y transparentes duplicaban las imágenes, como un espejo en el mar...el cielo bordado de nubes blancas y grises, revoloteando las gaviotas, tijeretas y pelicanos...incluso, su misma imagen de revueltos bucles y la de las embarcaciones de los pescadores de perlas que en ese momento surcaban las aguas a vela tendida y a canalete...la niña no lo podía creer...jubilosa se quitó los zapatos y metió los pies en el agua ¡cuántas conchitas y caracoles, espantando jaibas y cangrejos, recogió Margarita Enriqueta en la blanca arena!... en aquella mañana.

Aquel día en La Paz, en el mar, fue inolvidable para la niña...!cuánto movimiento había!, el que ahora es el malecón frente al muelle fiscal estaba inundado de modernos calesines, carruajes, carretas y carretones como el de la familia Verdugo Talamantes, a sus tiernos oídos le parecieron que sonaba como castañuelas las ruedas al trote de los briosos corceles. Después de disfrutar la playa su padre, Don Ignacio Verdugo, la llevó a la casa Ruffo a saludar a Don Antonio Ruffo Santa Cruz II, y a arreglar asuntos comerciales ya que de La Perla se surtía la mercancía en el tendejón de su padre, allá en El Triunfo y todas las tiendas del territorio.  Don Antonio Ruffo Santacruz, al ver a la niña con las bolsitas de su vestido repleta de conchas y caracoles, y el vestidito de su muñeca mojado por accidente en el mar, seguramente pensó... “ a esta niña la trajeron a conocer el mar, como es la costumbre, quiere decir que acaba de cumplir años”...el señor Ruffo quedó prendado con su simpatía y encanto infantil...le obsequió un hermoso y valioso juguete...una maquinita de coser, de marca alemana, regalo que encantó a Margarita Enriqueta, la que le fue muy útil durante toda su infancia para elaborar los ropajes de sus muñecas...mientras tejía tiernas ilusiones imaginarias...regalo que tanto apreció durante toda su vida, que a sus 100 años conserva todavía como un preciado tesoro. La máquina de coser, regalo del señor Antonio Ruffo es una obra de arte, es una joya. Además de que tiene valor estimativo, tiene ya 92 años en manos de Margarita Enriqueta. La máquina en mención conserva su carrete de hilo original ¡y cose todavía!

            ¡Es asombroso!...a Margarita Enriqueta le ha tocado vivir todo un siglo hermanado con el progreso y crecimiento de sudcalifornia...todos los cambios que ha tenido, revolucionarios, agitaciones políticas, económicas, sociales y culturales. Ella recuerda el devastador ciclón de 1918, y todos los ciclones que han azotado la península. Modas van y vienen, generación tras generación, así margarita Enriqueta pasó de la niñez a la adolescencia; luego se convirtió en una hermosa y virtuosa señorita, quien con el afán de superarse viajó a los Estados Unidos a realizar sus estudios y donde de manera destacada por un largo periodo trabajó en una importante fábrica de flores de seda hechas a mano. Por aquella época, al agotarse las minas en El Triunfo, el declive económico se deja sentir, por tal motivo la familia Verdugo Talamantes además de muchas familias más se trasladan a La Paz, contribuyendo con su presencia y esfuerzo a fincar las raíces de la población actual afianzando con mayor fuerza las costumbres y tradiciones. Al tiempo, Margarita Enriqueta regresó del extranjero cargada de conocimientos...aquí en aquella Paz tranquila de romance y ensueño, de farolitos y calles empedradas, de molinos de viento, huertos familiares y barcos mercantes, la esperaba el amor...el joven Justino Isáis Marck, de reconocida familia, empleado de La Perla de La Paz fue el elegido de su corazón.

            Después de un bonito romance apegado  a las normas y costumbres de aquel tiempo, con serenatas en los balcones a la luz de la luna y tertulias familiares al piano, contrajeron nupcias bendiciendo Dios aquel amor con tres lindas niñas...Jesús Leonor, “la quichu”; María Elena “la negra” y Margarita Enriqueta “Magui”, quienes a la fecha le dieron la dicha de 11 nietos y 17 bisnietos, manteniendo excelentes relaciones con sus yernos a quien quiere como a sus propios hijos Raúl Castro Peña (qepd), Capitán Arturo Morales Castro (qepd) y René Ruiz Terrazas. Por la década de los 50 la primer boutique que hubo en La Paz “Casa Isáis”, fue de Doña Enriqueta, donde se vendían prendas de vestir de las más finas y exclusivas, de reconocidas marcas europeas y americanas. Doña Margarita Enriqueta siempre se distinguió entre sus amistades, familias y quienes la conocemos como una mujer religiosa, llena de bondad, piadosa, con una gran sencillez para pedir perdón y perdonar y por su gran espíritu de servir al más necesitado. Desde la fundación del Asilo de Ancianos San Vicente de Paul en 1945, doña Enriqueta ha colaborado. Pero  a raíz de su viudez se dedicó totalmente como dama voluntaria ayudando en las labores de asistencia a los viejecitos. En 1972 fue Presidenta del Patronato. En 1973, viajó a la ciudad de México a un congreso a nivel nacional y a un curso de capacitación. Por tres periodos consecutivos Doña Enriqueta fue presidente. A través de 25 años, motivo por el cual mereció un homenaje a su altruista labor rendido por las damas voluntarias vicentinas.

El invierno cubrió de escarcha la cabecita de Margarita Enriqueta...cada hilo de plata de sus cabellos son páginas de historia escritas con el polvo de una vida fructífera llena de satisfacciones...en el ocaso de su vida, la dulce muchacha antigua, fuente inagotable de sabiduría y experiencia...teje con infinita ternura una cobijita para su bisnieta...y entre puntadas  y puntadas así como recuerdos reza un mundo de oraciones.

Doña quetita, al igual que la gran chimenea de El Triunfo continua retando al tiempo...sus huellas permanecen entre callejones y mansiones de su pueblo natal, que habla de un pasado promisorio, así como en los corazones de sus familiares y amigos.



…. Y  por los polvorientos y empedrados caminos, el carruaje tirado por tres briosos corceles, transportaba del triunfo  rumbo a la paz a la niña Margarita, a sus padres, hermanos y abuelos, como regalo de cumpleaños, como era la tradición….


…POR EL PLACER DE ESCRIBIR…RECORDAR…Y… COMPARTIR…

*ESTA CRONICA FUE PUBLICADA HACE MAS DE 15 AÑOS, EN LOS PRINCIPALES MEDIOS DE COMUNICDACION MASIVA Y CON MAYOR PRESTIGIO EN LA PAZ*

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