LA PAZ
QUE SE PERDIO
POR
MANUELITA LIZARRAGA.
DON
BERNARDO LIZARRAGA TIZNADO…INTRÉPIDO Y VISIONARIO COMERCIANTE DE LA PAZ QUE SE
PERDIÓ.
A MI PADRE…CON TODO MI AMOR…RESPETO,
AGRADECIMIENTO Y ADMIRACION…
• EL ANTERIOR 20 DE AGOSTO CUMPLIO 103
AÑOS A SU NACIMIENTO A LA VIDA TERRENA…Y NACIO A LA VIDA ETERNA EN LA PRIMAVERA
DEL 21 DE MARZO DE 1993…FUE UN HERMANO, ESPOSO, Y PADRE EJEMPLAR…Y COMO AMIGO
FUE MUY AFORTUNADO.
• PRODECEDENTE DE LA TIERRA DEL VENADO,
LAS OLAS ALTAS Y LA TAMBORA, MAZATLAN SINALOA…LLEGO A ESTA HERMOSA CIUDAD DE LA
PAZ DON BERNARDO LIZARRAGA TIZNADO.
• CON LA INQUIETUD Y LAS ENERGIAS
PROPIAS DE UN JOVEN DE ESCASOS 23 AÑOS, TRAIA EL CORAZON REPLETO DE ESPERANZAS
Y MUCHAS GANAS DE TRABAJAR…Y QUEDO CAUTIVADO CON LA BELLEZA Y TRANQUILIDAD DE
LA PAZ, DE SUS GENTES Y SUS BUENAS COSTUMBRES, DECIDIO SEPULTAR SU CORAZON Y
SUS RAICES EN ESTA TIERRA BENDITA DE DIOS.
• FUE DE LOS PIONEROS MAYORISTAS EN LA
PAZ EN EL RAMO DE LA FRUTA, LA VERDURA, LEGUMBRES Y DEMAS, Y PRIMERO EN
TRAERLAS DE MAZATLAN A LA PAZ LO QUE FUE UNA NOVEDAD LAS PIÑAS, EL PLATANO,
PORTALIMON, MANZANO, MACHO Y COSTILLON.
• EL INCONFUNDIBLE PITIDO DEL BARCO
MERCANTE “LA ESTRELLA COSTERA”, INUNDO LA CIUDAD DE LA PAZ…Y JUBILOSAS MI
HERMANA MARÍA DE JESUS Y YO CORRIMOS POR TODO EL MALECÓN RUMBO AL MUELLE
FISCAL, A SU ENCUENTRO… ¡Y QUE SORPRESA! Y UN REVUELO HABÍA EN EL MUELLE…UN
CERRO EN FORMA DE CARACOL DE GRANDES Y HERMOSAS PIÑAS ESTABAN APILADAS EN EL
PISO DEL MUELLE, Y UN GENTÍO A SU ALREDEDOR PELEÁNDOSE POR LAS PIÑAS…Y MI PADRE
CON SU PREGÓN ¡SABROSAS Y RICAS PIÑAS A PACHUCO!... NO LLEGARON A LA CIUDAD LAS
PIÑAS, AHÍ MISMO LAS VENDIÓ Y MI PADRE NO SABIA QUE HACER CON TANTO BILLETE, SE
AMARRO EN LOS TOBILLOS LOS PANTALONES Y LOS PUÑOS DE LAS MANGAS DE LA CAMISA Y
AHÍ MISMO SE METÍA EL DINERO LO QUE SE VEÍA MUY CHISTOSO, PORQUE ESTABA FORRADO
DE BILLETES…QUE TIEMPOS.
• SI, MI PADRE NO NECESITO MUCHA ESCUELA
PARA SER UNA GRAN COMERCIANTE Y NEGOCIANTE…ASI TENIA QUE SER…ERA DE SINALOA…ERA
LIZARRAGA.
…Eran los tiempos aquellos de La Paz de
antaño a finales de la década de los 40…la hermosa bahía de cristalinas y verde
azules aguas estaba inundada de embarcaciones de vela y en el cielo graznaban
alegremente las aves…y en el histórico y legendario muelle fiscal hacían cola los
históricos también barcos mercantes para atracar en él, para el desembarque, y
el embarque de las diversas mercancías…la pesca de la madre perla empezaba a
morir, y estaba en su auge la pesca del tiburón para su explotación y
comercialización de su hígado…eran los tiempos de la música y el romance y de
tantas otras cosas bellas en La Paz que se perdió…y de pronto, en la torre del
vigía y el campanero del pueblo empezó a sonar con grandes estruendos…el güero
Gilberto con sus gallardetes y campanas al vuelo anunciaba el avistamiento del
legendario e histórico barco mercante “El Edna Rosa”, alias “La Señorita”; de
la que presuroso saltó al muelle el joven Bernardo, y donde lo esperaban sus
amadas hermanas María, y María de Jesús; así como su cuñado Don Bilibaldo De La
Peña dándole la bienvenida, y quienes lo habían invitado a venir a trabajar en
sus prósperos negocios…el joven Bernardo al momento quedó cautivado con el
encanto del recibimiento y aquel entorno…y pensó…aquí me quedo…y se quedó.
Don Bernardo nació en el pintoresco
pueblo de Siqueros Sinaloa al otro lado del rio “la peña hueca”, el 20 de
agosto de 1914. Fueron sus padres Don Tomas Lizárraga Lizárraga de oficio
ganadero y Doña Santana Tiznado Velarde de amplios conocimientos medicinales
herbolarios siendo el, el tercero de cuatro hermanos; María, la mayor; María de
Jesús, Estanislao, el más chico quien fue de los primeros taxistas en La Paz.
Quienes crecieron al amparo de sus padres bajo las estrictas normas de la
educación y las buenas costumbres de la época, dedicados a trabajar en el campo
y la pesca en el rio “La peña hueca”. En su tierna juventud Bernardo fue gran
amigo y compañero de andanzas de su primo Don Cruz Lizárraga. Contrajo
matrimonio con la señorita Juana Álcaraz Garate, nativa del Rosario Sinaloa y
Dios bendijo su hogar con siete hijos: Concepción, Ana María, Lupita+, quien
falleció a los tres años; Carlos, María de Jesús, Manuela y María de la paz la
que nació en esta ciudad de La Paz.
La familia era ya grande, y los recursos
pocos; parra esto, sus hermanas mayores María de Jesús y María, quienes se
habían venido primero a esta hermosa ciudad de La Paz al finalizar la década de
los 30, y la tía Chuy contrajo matrimonio con el señor Bilibaldo De la Peña, un
hombre muy noble y trabajador, e invito a mi padre a que se viniera a trabajar
con él; y fue así como si vino a La Paz con la finalidad de prosperar y dar una
mejor vida a su familia, la que quedó allá en Siqueros Sinaloa quien quedó al
amparo de las abuelas materna y paterna, Santana y Francisca Garate Lizárraga,
y mi padre mandaba dinero para el sostenimiento de la familia, y viajaba
periódicamente a Mazatlán cuando los barcos hacían muchos días de
navegación…eran los tiempos aquellos.
“La popular”, la que antes se llamo la
perseverancia, era la licorería de mi tío Billy De la Peña donde se vendía
además de variados licores el tequila de barril, y en frente estaba la
loncheria y billares de Don Conrado, donde la música siempre estaba tocando. Mi
padre era el encargado del manejo del licor, lo envasaba en burritas, medias, y
litros…era el gran negocio…acudían pescadores y mineros a intercambiar sus
productos por tequila, así como la demás gente del pueblo…y claro, a mi padre
le encantó el tequila, a quien no de aquella época, y a la de ahora también, y
se hizo tomador. Como anécdota decía “que le gustaba tanto el tequila que le
daban ganas de meterse a bañar en los barriles con él”. Comerciante como era,
se iba a las orillas de las playas, seguido del pachuco, a esperar a los pescadores
que regresaban después de mucho tiempo con pacas de pescado seco, de lo mejor:
mero, garropa, estucada, pargos y demás, y se los compraba y se echaba las
pacas a los hombros y surtía los puestos del antiguo mercado, Madero el que
estaba en sus inicios ya que se inauguró en 1931, o 37 no recuerdo bien durante
el gobierno del general García de Alba…así como surtía también a otros
tendejones…había muchos tendejones en La Paz, y así eran los inicios del
comercio de mi padre, fayuqueando. Se iba a las huertas donde sembraban
verduras entre ellas los ble dales, y rentaba un carretón tirado por briosos
corceles para traer los productos de la tierra madre que generosa fluía el
alimento…y cajón al hombro lleno de verduras surtía los puestos del histórico y
legendario antiguo mercado madero…puros billetes de aquellos y monedas de plata
0720 traía llenas sus bolsas del pantalón mi padre…era Don Bernardo Lizárraga
Tiznado un próspero y visionario comerciante que llegó a La Paz un día. Vivía
al amparo de sus hermanas mayores y de su cuñado, estaba soltero (según el) en
La Paz y era muy trabajador…un buen partido para las mujeres casaderas de
aquella época.
Mis queridas tías, sus hermanas María y
María de Jesús siempre sabias se empezaron a preocupar de que su hermano
estuviera aquí sin su familia, y luego luego le mandaron traer el candado, su
esposa Juanita y cinco hijos: Concepción, Anita, Carlos, María de Jesús y su
servidora de escasos ocho meses, y mi adorada y sabia abuela paterna Doña
Anita…eran los años aquellos del 45…recién terminada la segunda guerra
mundial…y también llegamos en el “Edna Rosa” alias “La señorita”…tiempos de
jauja y también de enfermedades…la tuberculosis se enseñoreaba en todo el mundo
y La Paz no era la excepción…mucha gente moría de esa enfermedad y las casas
ardían por todas partes…la ciudad blanca le decían a La Paz en aquel entonces,
porque en su mayoría las casas cercas y troncos de árboles estaban pintados de
blanco, encaladas les decían para contrarrestar los efectos de la enfermedad, y
mi padre se preocupaba porque estuviera muy bien alimentada su familia y
proveía de lo mejor, que era lo que el vendía y andaba en ese medio, entre
agricultores, pescadores y ganaderos…y mi perro viejo el pachuco era su
compañero de andanzas, decían sus amigos que hasta hablaba con el perro.
Eran los años aquellos del 49…vivíamos
en la evocadora casa de piedra por el barrio el choyal…ya estaba yo en el
parvulito Carlos A. Carrillo…empezaban a pavimentar la avenida 5 de mayo, y la
estatua del gran héroe de la patria general José María Morelos y Pavón, se
enseñoreaba con toda su majestad en la calle 5 de mayo y licenciado primo
verdad…la que a mis escasos cinco años me daba mucho miedo, y por esos rumbos
no caminábamos…y la vida en aquella Paz de los molinos de viento continuaba
tranquila y hermosa con carretones uno que otro vehículo por las empedradas
callecitas inundadas de aquellos ruidos del ayer, pitidos de barcos mercantes,
de la tenería suela Viosca y la industrial, así como de pregoneros tocando
puertas de casa en casa vendiendo el pan en canastos sobre un yagual en sus
cabezas, y los palanqueros con pescado y caguama fresca, así como el marchante
palanca al hombro con dos enormes canastas vendiendo verduras y frutas de los
huertos, y el papaloteo de los molinos de viento agitados por el suave y fresco
airecillo de leyenda del Coromuel, así como el chirriar de rondanillas sacando
agua de los pozos, entre cacareo de gallinas y alegre trinar de los pájaros
canores…
Por vicisitudes de la vida mis padres se
separaron cuando tenía yo escasos ocho añitos, conchita mi hermana la mayor
estaba recién casada, Anita y Carlos en plena juventud, y María de Jesús, María
de la paz y yo las más chicas de 10,8 y 6 años…y a enfrentar el cambio de
vida…muy afortunado mi padre contrajo nuevas nupcias con la señorita Santa
Armijo una joven cita muy agraciada, y como toda sinaloense mujer muy
trabajadora y Dios bendijo su nuevo hogar con cuatro hijos; el primero, un
hermoso y robusto niño al que Dios lo recogió a temprana edad y se llamó Jesús
Bernardo; luego vino mi hermano Abraham, y enseguida, la niña más hermosa que
mis ojos han visto mi hermanita Santa; era una sonrosada pelotita de carne de
cabellos afros y muy rubio, ojos rasgados y verdes como los de mi abuela
paterna, y desde luego fue la locura de mi padre; para variar la niña era
gemela y des afortunadamente su gemelita murió al nacer…eran idénticas, iguales
de hermosas.
Santa, una persona muy bondadosa y
noble, que siempre nos dio un trato muy cariñoso, trabajó hombro con hombro con
mi padre, ya que también ella era comerciante y de las buenas. Mi padre se
asoció con mi tío Mariano Lizárraga y le entraron de lleno al comercio de
mayoreo que traían la mercancía de Mazatlán a La Paz en los barcos mercantes
del ayer …fue a principio de la década de los 50 el comercio en su auge en La
Paz con los históricos y legendarios barcos de la marina mercante, el muelle
fiscal en todo su apogeo…mucho trabajo y bonanza para jornaleros, estibadores y
alijadores…los barcos no se la acababan ni los trabajadores tampoco, mucho
movimiento comercial en esa área del legendario muelle fiscal con su torre del
vigía y el campanero del pueblo. Mi padre traía frutas, legumbres y variadas
mercancías, y mi tío Mariano llevaba de La Paz a Mazatlán ganado, burros, mulas
y caballos…tiempos de jauja en La Paz.
Fue tanta la prosperidad de mi padre,
gracias a Santa y se dedicaron a trabajar los dos y pusieron un negocio
establecido por la 16 de Septiembre entre Revolución y Madero que se llamó
“Frutería Lizárraga”, luego fue insuficiente y se estableció por la Revolución
entre Reforma y 16 de Septiembre donde vivieron muchos años y donde nació mi
hermanita Santa, la que cuando tenía tres añitos era una hermosa muñequita y
alegraba mi juventud, cantándome el “dominiqui” desde que nació ganó mi
corazón; ahora es una ilustre y prominente maestra y madre de familia, y de
quien mi padre y su Santa madrecita se fueron de esta tierra muy orgulloso de
ella, y de su hijo Abraham, también un excelente maestro; y yo desde luego que
estoy muy orgullosa de ellos dándole gracias a Dios a la vida y a mi padre por
mis hermanos y hermanas que me regaló.
Luego de un tiempo mi padre compró el
edificio donde ahora está el prestigiado periódico el Sudcaliforniano, ahí
vivió por muchos años y también tenía su frutería y tienda de abarrotes “Rorri”
así le decía de cariño a la niña; luego le vendió el edificio a El
Sudcaliforniano y se estableció por el esterito por mucho años con su tienda de
abarrotes y frutería “Rorri”. Siempre con el invaluable apoyo de su esposa
crecieron a sus hijos y les dieron la noble carrera de profesores siendo ahora
mis hermanos maestros de vocación y de gran prestigio, con una bonita familia.
Mi padre acudió al llamado del Señor como él quería…en el equinoccio de la
primavera el 21 de Marzo de 1993…Dios guarde su alma, y nosotros su recuerdo.
…y por aquellas callecitas de La Paz de
antaño…cajón al hombro lleno de frutas, verduras y pescado seco…aquel aguerrido
comerciante…Don Bernardo Lizárraga Tiznado, a quien su amigo y primo Don Cruz
Lizárraga lo bautizó en su juventud allá en el Recodo, con el apodo de “EL
TEJUAYO”, llego de Mazatlán a La Paz un día…y sus amigos locatarios del antiguo
mercado madero como “EL GARROPA” que porque le gustaba mucho la garropa y era
el pescado que más vendía…seguido de su gran amigo y compañero de andanzas su
inseparable y legendario perro el pachuco…pregonaba sus mercancías surtiendo
los puestos de los locatarios…
…Por el
placer de escribir…Recordar…Y compartir…
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