viernes, 6 de mayo de 2022

 

LA PAZ QUE SE PERDIO.

POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ.

LA LEYENDA...HECHA REALIDAD...LA PERLA MAS BELLA Y CODICIADA A TRAVES DE LOS SIGLOS...LA PENINSULA DE B.C.S.

 ...Ellos eran libres como el viento...en aquella soledad donde el silencio era roto por el graznar y trino de las aves del cielo...la risa de sus habitantes...el murmullo del viento y el mar. En las níveas arenas holladas únicamente por la planta de los antiguos californios, empedradas de una diversidad de conchitas y caracoles, se paseaban majestuosa la jaiba y el cangrejo. Los ojos del Guaycura estaban acostumbrados a contemplar las diáfanas aguas, las gaviotas rasgando el aire, el venado y otros animales correr libremente por las serranías al igual que ellos...enmarcados de hermosas alboradas y bellos crepúsculos entre palmeras, cardones, manglares y mezquitales. Ellos...los guaycuras, coras y pericues, legítimos dueños de esta península, perfumada a orégano, damiana y una diversidad de flores del campo, eran las gentes más robustas y sanas...habían sobrevivido por milenios en completa armonía con la naturaleza. Así lo demuestran los testimonios de los padres jesuitas y algunos navegantes, que dejaron a su paso para la humanidad...las pinturas rupestres entre otras cosas, demuestran que habitaban gigantes en esa época como peces sus desnudos cuerpos de ébano se sumergían en el azul índigo de las aguas inundadas de placeres perleros y de las especies más finas de peces que pueda imaginar el hombre.

 PERO AQUEL AÑO DE 1534, MARCO EL INICIO DE LA EXTINCION DE LOS CALIFORNIOS.

 Las embravecidas olas arrastraban naufragando al navío por los mares de la isla de las perlas, la que así llamaron posteriormente. Espíritu Santo. A la hermosa embarcación tripulada por Fortún Jiménez y 38 gentes más le volaba el velaje amenazando en caer el mástil, después vino la calma. La embarcación se deslizaba con donaire.     Y aquellos hombres impuestos a las aventuras y las tareas más difíciles quedaron extasiados al pasear su mirada contemplativa por las hermosas islas que se duplicaban en el espejo del mar ...la lobera... como un castillo medieval custodiada por lobos, nutrias y elefantes marinos...  sus bramidos eran un deleite para el oído...los borregos cimarrones corrían por las laderas y el graznar de gaviotas no lograban sacarlos del ensueño por todas las maravillas que se ofrecían ante su vista, a su paso.

 Fortún Jiménez y los 38 tripulantes eran los primeros extranjeros que por accidente descubrían La Paz, la que llamaron la Isla de Las Perlas. El legendario hongo de Balandra con su bella y sugestiva cintura cincelada por el viento, la brisa y el devenir de las olas por milenios, les dio la bienvenida sorprendiéndolos aún más ese prodigio de la naturaleza. Llevando su mano a la frente, hurgando ansiosamente la distancia, el robusto marinero de 18 años Francisco Preciado grito de pronto: ¡Tierra! ¡Tierra a la vista! El barbado hombretón Fortún Jiménez quien capitaneaba el navío, después de asesinar a Diego Becerra de Mendoza, primo de Hernán Cortés, de un manotazo tomo el largo catalejo llevándolo a los ojos...atisbando la distancia... ¡por todos los santos!, dijo, ¡tierra al fin!

 En la rivera del mar los californios de desnudos cuerpos con sus mujeres adornadas de cuello y cintura con collares de las más finas perlas miraban asombrados a la vez que jubilosos la embarcación para ellos desconocida que avanzaba gallardamente a toda vela cortando las aguas de espumosas crestas dirigiéndose hacia la orilla. Después de meses de navegación para los hombres aquello era el paraíso. Fondearon el barco en la bahía, ahora La Paz, botaron pequeñas embarcaciones y se dirigieron hacia la playa bordeadas de palmeras, manglares, mezquitales y cardones. Los californios, hombres, mujeres y niños se abalanzaron a su encuentro amistosamente atendiéndolos, ofreciéndoles sus perlas, sus peces y todo lo que poseían en esta tierra bendita de Dios. Los Hombres que venían de lejos al ver a las hermosas y morenas mujeres de juncales y desnudos cuerpos y de negras cabelleras con sus colgajes de perlas, no les quedo duda alguna que descubrieron la Isla de Las Perlas haciendo realidad la leyenda escrita en el Libro “Las sergas de espladian” que circulo por toda Europa acrecentando la imaginación de los aventureros y piratas de la época.

 Como los antiguos californios andaban desnudos, los hombres que llegaron de lejos hicieron lo mismo y se bañaron todos juntos en el mar al calor humano, y al ver a las mujeres adornadas de perlas se apodero de ellos la ambición y la lujuria intentando violarlas, lo que molesto a los varones, soltándose la barbarie...fue una matanza, murieron 20 hombres de la tripulación, entre ellos Fortún Jiménez. Fueron los primeros extranjeros muertos a manos de los indígenas y enterrados en tierra californiana.

18 hombres como pudieron escaparon de la masacre, entre ellos Francisco Preciado que gracias a él que escribió su diario y que se publicó años después se dio a conocer al mundo que fueron los primeros que descubrieron esta tierra. Después de mil peripecias, los sobrevivientes llegaron a la capital llevando las noticias de su aventura en la Isla de Las Perlas, el descubrimiento que hicieron, así como sus hazañas y experiencias mostrando como prueba las valiosas perlas que llevaban consigo. Corrió la noticia por toda Europa despertando la ambición de muchos aventureros que deseaban conquistar esta tierra, y que a partir de entonces durante más de casi 500 años después de estos hechos, nuestra bella península es codiciada como la perla más preciada hasta nuestros días.

 Es así como el primer descubridor de La Paz fue Fortún Jiménez y su tripulación. Y dio a conocer este hecho Francisco Preciado...Hernán Cortés al ver las perlas y saber de los hechos despertó su ambición y el 03 de mayo de 1535, día de la Santa Cruz, fue el segundo visitante de La Paz, quien levantó acta oficial poniéndole por nombre Santa Cruz, por festejarse ese día de la Santa Cruz...

…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…




 

La Tenería Suela Viosca...una de las primeras y mas importantes industrias en La Paz, que dio fama internacional a Sudcalifornia, por la calidad en la producción de sus Vaquetas en la que se procesaban mas de 200 vaquetas diarias , y operaban mas de 200 trabajadores...

 

...Dulces y cristalinas aguas del estero ..de San José del Cabo, histórico estero de leyenda,amenazado a ser destruído..ojalá se transparente esa venta que hicieron, yse aplique la ley como debe ser, a ver si aplica la de extinción de dominio, y se decrete el estero como patrimonio de la humanidad..aunque los decretos les valen..

miércoles, 4 de mayo de 2022

 

LA PAZ QUE SE PERDIO.

POR MANUELITA LIZARRAGA.

“UN FORJADOR EN LA PAZ...DON RAMON BRISEÑO...FUNDO EL PRIMER MOLINO DE NIXTAMAL, LA PRIMER TORTILLERIA Y MUCHO MAS”.

Por la década de los 30...el pequeño buque “El Blanco” perdía su velaje en el embravecido mar, transportando a esta ciudad de La Paz, al señor Ramón Briseño, su esposa Lupita Rodriguera y sus hijos, procedentes de Mazatlán Sinaloa. Venía a ocupar el puesto de celador de aduana...eran tiempos de bonanzas, de perlas, oro, plata, cobre, así como la ganadería y el comercio estaban en su apogeo. Atraídos por esta tierra de misterio, promesas y leyendas, llegaban gentes de todas partes, principalmente de Nayarit, Sonora y Sinaloa, a sepultar sus raíces y unirse a su desarrollo, económico, social y cultural.

 Don Ramón Briseño fue un hombre muy entusiasta y emprendedor. Al llegar a La Paz, luego luego se dio cuenta que trabajando también en otras cosas se podía hacer dinero y vivir mejor. Le compro la concesión de la primera fábrica de hielo en La Paz a don Arturo C. Nalh. Puso su negocio donde es ahora el estacionamiento de La Perla de La Paz; y como ya tenía el hielo, también fundo la primer refresquera, “Kiss” se llamó el refresco que elaboraba, y en una carreta con la ayuda de Jesús Mendoza “el cu – cu” vendía el hielo y el refresco de casa en casa así como en los tendajones de la época. La caja de refrescos de sabores de fresa, naranja y piña con 25 “burritas” costaba 0.25 centavos...y cada refresco ya helado a 0.5 centavos. Fue un alboroto en La Paz, el hielo y los refrescos...además, Briseño les dio la idea a los carpinteros del ayer como fabricar cajones forrados con láminas para que sirvieran como hieleras, las que retacaban de aserrín para enfriar refrescos. Luego salió la cerveza, decreciendo la venta de “burritas y medias de tequila” aunque en menor escala. Cuando don Ramón Briseño salía de su trabajo de celador de la aduana, entregaba el hielo a domicilio con la ayuda de sus hijos bajo la vigilante mirada de doña Lupita, su fiel esposa.

 Debido a la demanda del hielo y refresco, el señor Briseño compró una “troca” ya que vendía el hielo y el refresco Kiss hasta las poblaciones aledañas, como Los Planes y Todos Santos. Las barras de hielo las metían en costales retacadas de aserrín para conservarlas. En 1936, se inauguró el antiguo Mercado Madero y debido a las necesidades de la época, Briseño también fundó una fábrica de velas y veladoras...carruajes, carretas, caballos, recuas de mulas, así como algunos troquecitos y carros modelos T, aquellos de “cran”, circulaban por las empedradas y polvorientas calles de La Paz...y cuando se escaseaba el hielo en La Paz, Briseño lo traía vía marítima en los barcos mercantes de Topolobampo y Guaymas. Motivado por la segunda guerra mundial, como en todas partes del país, había crisis en La Paz, aunado a las enfermedades como la tuberculosis y la muerte de los placeres perleros...y era poco el dinero circulante, pero don Ramón Briseño realizaba el comercio del trueque. Cambiaba sus mercancías, por productos propios de la región, como perlas, oro, plata, guacales de panocha, quesos, carne seca, bolas de cera de panal de miel de abeja, flores, fruta y hortaliza de los huertos familiares, bordados, canastas tejidas de palma, gallinas y pollos, chivos y hasta puercos, los que a su vez vendía en el mercado Madero, o de casa en casa.

 Luego, para sorpresa de los habitantes de La Paz, don Ramón puso la primera paletería “Briseño” y La Paz fue creciendo...y don Ramón también fue creciendo con sus empresas familiares...los hijos del matrimonio Briseño Rodriguera son: Guadalupe, Ramona, José Ramón “El Chepe”, California y Rosalba; quienes al parejo con su padre ayudaban en las labores de estas industrias. De la ciudad de Guadalajara, Jalisco, don Ramón se surtía de materias primas para las necesidades de sus negocios; maquinaria, colorantes, pabilo, gas butano, corcholatas, parafina, etc.

 Con gran regocijo, las mujeres sudcalifornianas de la época recibieron la grata noticia de que don Ramón fundó el primer molino de Nixtamal en La Paz, “El sinaloense” se llamó... ¡qué hermosos recuerdos me traen ese molino!! “¡nanita, nanita, dice la gente que hay molino de nixtamal con Briseño!” gritaban mis hermanas muy contentas, pues ya no molería tres bateas de masa para las tortillas cada una en el molino casero. Desde entonces, al morir la tarde, sobre el pretil de la encalada hornilla quedaba el balde lleno hasta los bordes de nixtamal tapado con una servilleta de manta, bordada de lindos arreglos florales a punto de cruz, y bajo las cenizas en la hornilla el rescoldo de encendidas brazas que prenderían la lumbre al amanecer del día siguiente...y a un lado del pretil custodiando celosamente el balde de nixtamal dormía mi inolvidable y fiel amigo, compañero de juegos de infancia, mi perro viejo “EL PACHUCO” de gratos recuerdos y abundantes anécdotas en la familia. El canto del gallo nos sorprendía a mi abuela, el perro y yo por aquellas empedradas callecitas de La Paz...a esa hora de la madrugada...los techados humeaban y entre olores a café de grano las mujeres del ayer, con las escobar elaboradas de varejón de dátil, barrían las calles, frentes y patios de sus hogares, porque esa era la costumbre...y el tong tong de los molinos de viento y el chirriar de rondanillas jalando agua del pozo, apagaban el ruido de nuestros presurosos pasos sobre la hojarasca...íbamos al mercado Madero a la compra diaria, el que abrían a las 4 de la mañana y al novedoso molino de nixtamal El Sinaloense; no sin antes de pasar a la lonchería de Don Conrado de La Peña a tomar un vaso de café de talega con nata y pan calientito...entre aquellos aromas a menudo, pozolada, tamales, machaca y empanadas, enmarcados de lindas y modernas canciones en la rocola.

 La lonchería siempre estaba abierta y con la música tocando...era la esquina de la alegría en La Paz...tiempos que no volverán. Interminables colas se hacían en el molino de Don Ramón Briseño...a mis escasos 5 años, temblorosa de frío, metida entre los largos ropajes de mi abuelita, olorosos a ceniza y tabaco, y el pachuco echado a nuestros pies, esperábamos turno... ¡Qué tiempos tan bonitos! toda la gente de La Paz era como una gran familia...todos se conocían. El punto de reunión a esa hora de la mañana para la gente de todos los estratos sociales, era el mercado Madero y el molino de nixtamal El Sinaloense. En el marco de aquellos ruidos mañaneros propios del mercado, el zumbar del molino, el grito del baratero cumbre que se escuchaba de puerta a puerta del mercado... ¡pásele marchantita!... Hermosas telas a 3 pesos el corte, tápalos y medias de canutillo a tostón, franelas, cabezas de indio y tuzor...afiladas de cuchillos de los carniceros, golpes de machetes sobre los huesos en un tronco, arrastre de cajones de frutas, verduras y guacales de panocha, el zumbar de licuadoras de chocomiles del español y el cepillo de don Trino Osuna raspando hielo...el estira y afloja de los precios, entre humos de cigarros y olores a café de grano y pan calientito.

 Don Ramón Briseño, originario de Nayarit, fundó así mismo en La Paz la primer tortillería “Briseño”, la primer florería, la primer vulcanizadora, el primer salón de belleza, y el primer yonque “El Chepe” 72 años tenía don Ramón Briseño cuando la madre tierra le cobro su tributo a quien le amó tanto, dejando imborrable huella, y gratos recuerdos en los habitantes de La Paz de ayer y de hoy.

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Con mucho gusto y orgullo comparto esta fotografías de mi humilde jardín, rincón de mi inspiración y recuerdos, donde pronto cosecharemos dátiles, higos, ciruelas, uvas, guanábana, limones, Tamarindo y calabazas.
 

 

LA PAZ QUE SE PERDIO

POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ.

“EL NIÑO DE LA SONRISA...Y QUE PELA LOS DIENTES...DE LA RAMIREZ Y REFORMA”

 

ESTA LEYENDA ES DE MI AUTORÍA, PRODUCTO DE MI INVESTIGACIÓN, Y LA PUBLIQUÉ HACE MAS DE 25 AÑOS EN DIFERENTES MEDIOS DE COMUNICACIÓN ESCRITOS Y ELECTRÓNICOS

ya volvió a salir el niño, que cuenta la leyenda, de la sonrisa y que pela los dientes...dijo espantada la señora Rufina Guerrero. y que a través de los años desde que ella era niña escuchaba de los mayores las narrativas de que salía este niño de los dientes chuecos y pelones. Que son muchos los espantados por ese barrio, pero que nunca pensó que en esta época y tanto que se ha progresado, le fuera a salir a ella precisamente.

Fue una experiencia muy fea, dice, y que gracias a que es muy fuerte, no se desmayó como les sucedió a otras personas en la antigüedad, cuando se espantaron con la aparición de este niño de la sonrisa, y de los dientes pelones. Continúa diciendo la señora Rufina, que hace algún tiempo, no mucho, como es su costumbre, a las cinco de la mañana andaba ella barriendo la banqueta de su casa ubicada en la calle Ramírez entre Reforma e Independencia. Cuando de pronto...salió traspasando la barda de ladrillo de la familia Carballo, un niño como de diez años vestido de pantalón y camisa blanca de manta...que pasó muy orondo junto a ella que casi la atropella.

Doña Rufina, sorprendida se le quedó viendo al chamaco que continuaba caminando dándole la espalda, preguntándose ella que de donde había salido ese niño para ella desconocido vestido como un indígena y a esa hora de la madrugada, y más raro todavía en la forma que traspasó la barda de ladrillo, aun así todavía no le caía el “veinte”, cuando el chamaco de los dientes pelones había caminado una distancia de ella, de unos cinco metros, de pronto el niño se dio la vuelta quedándole de frente, y la señora ya le iba a preguntar quién era y que andaba haciendo levantado fuera de su casa a esa hora...pero no tuvo tiempo de emitir palabra alguna...fue cosa de un instante...el niño, haciéndole gestos y movimientos grotescos con el cuerpo y las manos como su fuera un tontito con una amplia sonrisa, le peló tamaños dientes y emitía como unos gorgoreos que querían ser palabras y no se le entendía.

Todavía, dice Doña Rufina, que ella no sentía miedo porque ni por asomo pensaba que fuera cosa del otro mundo, y en ese momento no se acordaba de la leyenda del niño que pela los dientes. El chamaco, al ver que ella no se asustó continuó caminando hasta la esquina de la calle Reforma; y al cruzar ésta, el niño se volvió a detener haciéndole los mismos gestos y movimientos grotescos pelando semejantes dientones y siguió caminando, pero cuando desapareció atravesando por la pared del templo evangélico, entonces, dice Doña Rufina, que sintió un pavoroso miedo que se quedó como clavada en el suelo con los pies como si fueran de plomo y parecía que la piel de la espalda se le levantaba hasta la nuca. Como pudo se metió a su casa a rezarle a la virgencita y a tomarse un té de palo de Brasil para el mal de espanto. Dice que por las dudas ya no barre en las madrugadas, mejor lo hace más tarde.

Por su parte, el señor Timoteo, de 60 años de edad, quien vive al fondo del solar, dice que de su casa sale ese niño de los dientes chuecos y pelones. Es una leyenda contada por los mayores desde el siglo pasado. cuenta la fea experiencia que le sucedió a él y sus hermanos cuando eran niños como de diez y doce años. Que en una ocasión andaban jugando a las escondidas...y a Juanito le tocó buscarlos en sus escondites donde todos estaban hechos bolita muy contentos en el juego...cuando de pronto gritó Juanito “!te encontré!”...mi hermano se había metido dentro de la casa a buscarnos y entre las penumbras se le abalanzó al chamaco creyendo que era su hermano...sus ojos se fueron acostumbrando a la oscuridad y de repente se escucharon horribles gritos...!aquí anda un indio con los dientes pelones!...!vengan rápido se metió a la casa un chamaco que pela los dientes!...se armó el alboroto y se acercaron a la casa la gente del barrio...algunos de los mayores sabían la leyenda del niño de la sonrisa...pero cuando llegaron a la casa los niños y los vecinos, estaba Juanito hablando solo... “!el niño que pela los dientes se salió por esa pared!” , señalando la barda de ladrillo, claro que los niños se empezaron a reír de él, pero los mayores que ya sabían de estas apariciones calladitos la boca se fueron retirando a sus casas.

Juanito, por mucho tiempo no se cansaba de hablar de lo mismo. Decía que el niño de la sonrisa estaba vestido como los indios, de manta blanca, se reía y pelaba los dientes. Este suceso fue el coco para los niños de aquella época, gracias a eso se disciplinaba y eran obedientes... “Ora Juan, el niño de la sonrisa te va a llevar”, era la consabida amenaza de los papás y los chamacos andaban derechitos.

Cuentan que fueron muchas las personas espantadas en la antigüedad, con el niño de la sonrisa, y que pela los dientes, entre los que se recuerda, y que fueron casos muy sonados porque se desmayaron al sufrir estas experiencias es a Doña Chepa Núñez y Ramoncita Aguirre de Flores entre otros.

...Por la Reforma y Ramírez, pásate con cuidado, porque en cualquier momento...te puedes encontrar al niño de los dientes pelados...

 

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LA PAZ QUE SE PERDIO

CON LOS PELOS DE PUNTA

POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ

…EL HOMBRE SIN CABEZA, DE AQUELLA TETRICA MANSION….

EL CHAMACO ESTABA SENTADO EN UN TAPANCO VIENDO LEJOS, CUANDO ¡DE PRONTO VIO QUE VENIA HACIA EL UN HOMBRE LARGO VESTIDO DE NEGRO, CON DOS CADENAS ARRASTRANDO, ¡UNA EN CADA MANO!, Y SE QUEDO ESTATICO, PERPLEJO, CON LOS OJOS DESORBITADOS, CON LOS PELOS DE PUNTA, POR QUE EL HOMBRE YA SE ACERCABA MAS Y MAS A EL… ¡¡PERO NO TENIA CABEZA Y FLOTABA!!

En aquella lóbrega mansión ubicada en Revolución/ Degollado y Ocampo, antiguamente fue una solariega casa, con su gran patio, donde vivió una acaudalada y prestigiada familia sudcaliforniana; Al paso de los años, fue rentada para diferentes negocios; pero el caso que me ocupa, es cuando fueron oficinas de gobierno, allá por los años 60s… Cuenta don Toñito Martínez estimado y apreciado amigo, que él trabajo en esas oficinas, y que por muchos era conocido que allí espantaban, que los que en ella trabajaban ya se habían acostumbrado a que pasaran cosas raras y andaban atemorizados la mayor parte del tiempo, pero que él nunca escucho y vio nada, que seguido le preguntaban sus amigos- ¿Oye Toño, hasta de noche trabajan ustedes?..  “No, nosotros nomas trabajamos de día”, - “Pero como no, si pase por ahí anoche y se escuchaba que escribían a máquina, mucho movimiento de oficinas, risas y sombras, de gente que cruzaba de un lado a otro, así como movimientos de archiveros que se abrían y se cerraban”. Y así quedaba la cosa, dijo Don Antonio, que ni el, ni el velador escucho ni vio nunca nada, solo los empleados y la gente que por ahí pasaba, y fue agarrando fama ese edifico de que allí espantaban, y algunos mejor le sacaban la vuelta.

Continuo diciendo, que hasta que un día el hijo del velador, un niño como de 12 años de edad, le llevo el lonche a su padre, como era la costumbre… que ya estaban cayendo las penumbras, y le dijo su papá al niño “Espérate un ratito y siéntate ahí, voy con el chule a comprar cigarros”, y el niño muy obediente se sentó en el tapanco que ahí estaba, y se quedó viendo lejos muy despreocupado dándole con los talones al cajón… Al fondo del patio allá a lo lejos había una ramada antigua, casi desvencijada, donde en otros tiempos el dueño de la casa ponía un catre para dormir al aire libre….  Y para allá miraba el niño, cuando de pronto de esa ramada de la nada cubierto por las penumbras, salió un hombre largo, delgado, vestido todo de negro, con actitud de ataque arrastrando una cadena en cada mano, dirigiéndose directamente hacia donde estaba el niño… ¡El chamaco no podía creer lo que miraba en esos momentos, aquella tarde de penumbras! Aquel hombre se acercaba lentamente, cada vez más hacia él, quien estaba con los ojos desorbitados y los pelos de punta… El hombre largo con cadenas arrastrando, ¡NO TENIA CABEZA Y NO PISABA EL SUELO! ¡FLOTABA!, el muchacho estaba paralizado de terror, y como ya casi llegaba hacia él, aquel ente del infierno, saco fuerzas de donde pudo y como el miedo no anda en burro ¡CORRIO, CORRIO, Y CORRIO! Y no paro hasta llegar a su casa.

Por supuesto que nadie le creyó aquello tan feo, que el vivo en esa tétrica y lóbrega mansión, y su papa menos, el niño estuvo muchos días enfermo, hasta con calentura, y ya no lo hicieron volver a llevar el lonche, le pegaron una buena riatera, pero el chamaco ya no quiso volver; su padre le dio otra zurra porque no le creía, pero ni así volvió; también su abuelita le dio buenos cuerazos con la cuarta en las canillas, pero ni eso lo hizo volver, es más dice, que el chamaco nunca más volvió a pasar por allí, al menos durante su niñez y juventud, que fue muy amarga esa experiencia para el vivida.

Al paso del tiempo, como a los dos meses de aquel extraño, macabro e inolvidable suceso, que cuando estaban haciendo la carretera transpeninsular, “LA TICSA”, Un sobrino del mismo velador, apodado el güero y que vivía hasta el esterito, trabaja en esa labor; y una noche que venía de regreso, pensó que se quedaría a dormir con su tío el velador en la tétrica mansión, porque venía muy cansado y a la mañana siguiente se iría al esterito. Precisamente en aquella ramadita abandonada en medio de aquel solar, dormitaba el velador de cuando en cuando, y le dijo a su sobrino que pusiera un catre junto al de él, llego la noche se cubrió todo de penumbras, se acostaron, y dicen que a la media noche cuando el disco plateado de la luna estaba en todo su esplendor, el güero ya estaba agarrando el sueño, “Cuando de pronto le jalaban la cobija hasta el suelo, y le  rascaban la planta de los pies”. El güero creyó que era su tío que estaba vacilando, y se sentaba y recogía la cobija y se acostaba nuevamente, luego por segunda vez, le hicieron la misma operación, pero ya a la tercera, no le gustó nada aquello y le dijo- “¡Oiga tío déjeme dormir!”, y le destapo la cara y cuál sería su sorpresa que este dormía como un angelito y hasta roncaba.

Fue entonces que el güero sintió un miedo espantoso, poco a poquito se fue tapando y quedo muy espichadito escudriñando a su alrededor. Aquella noche del terror todo estaba en silencio, iluminado por los reflejos de la luna, los perros aullaban lastimeramente, ¡cuando de pronto el pobre muchacho se quedó con los pelos de punta!… en la puerta de la ramadita estaba el hombre largo de negro con las cadenas arrastrando, amenazando a atacarlo, pero el colmo del terror fue que ¡NO TENIA CABEZA, NI PISABA EL SUELO! ¡FLOTABA!”  El güero no sabe cómo le hizo, ni de donde saco valor, pero con el hombro rompió la malla, ¡Y CORRIO, Y CORRIO Y CORRIO! rumbo al esterito, con el hombre flotando detrás de él, casi casi pisándole los talones, aventando cadenazos al aire, y este luego despareció al salir el güero a la calle...  EL HOMBRE SIN CABEZA SE QUEDO ENCERRADO EN LA MANSION.

El tío ni cuenta se dio, de lo que ahí paso, dormía plácidamente como un bendito; al otro día no se explicaba por qué no estaba el sobrino, y por qué la malla estaba destrozada.  A los días después de que el güero se repuso del susto, le platico a su tío lo que paso aquella noche macabra en esa tétrica mansión. Sorprendido el velador, tuvo que aceptar que su hijo decía la verdad, respecto al hombre sin cabeza que lo asusto.

…Y aquel hombre sin cabeza, cual largo era, con cadenas en sus manos deambulaba flotando por aquella lóbrega mansión, amenazando a atacar.

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LA PAZ QUE SE PERDIO

POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ

“LA CASA TAPIADA...LA CASA DE LA AHORCADA...CASA DE MIS RECUERDOS”.

 

• ¿Y AHORA QUE DERRIBARON LA CASA TAPIADA, DONDE SE COLGARA LA AHORCADA? AUNQUE DICEN QUE LA HAN VISTO POR LA BANQUETA, CON EL CHICOTE ARRSTRANDO…. ¿SE ATREVERIA USTED A PASAR POR AHÍ DE NOCHE?...

 ...Son muchos los espantados en esa mansión, por la calle Guillermo Prieto y Allende...la que hace algunos años luce tapiada...pues nunca nadie la ha podido habitar...y quienes han vivido en esa casa de la ahorcada no ha sido por mucho tiempo, ya que, espantados la han tenido que desalojar.

 Una hermosa tarde de lluvia, hace ya algún tiempo, llegué a visitar a mi cuñado, Don Vicente Domínguez, y a su apreciable familia, como es la costumbre; y un escándalo tenían entre sorbo y sorbo de café de grano acompañado de exquisitas galletas marineras...”fíjese mamá, que Angélica mi prima, (Estudiante normalista en ese tiempo), nos contó espantada lo que le sucedió en la casa de la ahorcada a cinco compañeras suyas estudiantes normalistas...decía mi sobrina Magdalena, que hasta se ahogaba del susto y quienes la rodeábamos también, y añadió...resulta que estas muchachas radicaban en Ciudad Constitución y rentaron la casa de la ahorcada entre las cinco estudiantes...claro, que ellas no sabían nada de la leyenda que circula de boca en boca de la mencionada mansión...al llegar, dejaron sus maletas todavía en el porche, y tres de ellas se fueron a bailar al Rollo... se quedaron dos muchachas porque tenían que estudiar para el examen del día siguiente.

 La  pertinaz llovizna repiqueteaba en el techado, y entre truenos de rayos y centellas y aquellos aromas a café de granito, emocionados, con los ojos pelones, atentos, escuchábamos: “una de las muchachas tomó su libreta para estudiar y se metió al baño a hacer una necesidad biológica...y cuando más adentrada estaba en la lectura, ¡que se le refleja en la libreta a la luz del foco la sombra de una persona ahorcada!, ella no comprendía de donde salía aquella sombra, pero al levantar la vista por poco se desmaya del susto ¡de la regadera pendía el cuerpo de una señora viejita ahorcada que ante su vista se desvaneció!. La joven salió espantada con las ropas menores hasta las rodillas gritando como una desquiciada... ¡hay una mujer ahorcada en el baño!, no quisieron saber más y del porche recogieron las maletas y naturalmente que no habitaron la casa”.

 Al escuchar esta agradable y espeluznante conversación, tercié en la plática, y ratifiqué a mi sobrina que la muchacha no mentía, que es cierto que en la casa de la ahorcada se aparece la mujer colgada de una cuerda, y se escuchan lamentos y arrastres de cadenas. Les voy a narrar mi propia experiencia cuando niña, y algunas de otras gentes que han vivido en la casa de la ahorcada. Corría el año de 1950 o 1951...felizmente vivíamos, además de mis padres y hermanos  con abuelita, mi perro viejo el pachuco y todo, en la casona de piedra gris de don Gelasio Aguilar y de Doña Margarita Vonborstel de Aguilar (q.e.p.d.) (bellos recuerdos), la casona en mención está ubicada en Guillermo Prieto y Juárez, antaño era una hermosa huerta toda la manzana donde se cultivaban frutas, verduras y hortalizas y una diversidad de hermosas y perfumadas flores...también había ganado y grandes gallineros repletos de aves, así como porquerizas, pájaros cantores de todo tipo, gansos, patos y pavorreales y desde luego el molino de viento con su gran pila y sistema de riego que no podía faltar...el aroma a pan calientito de la panadería “la vencedora”, propiedad de don Gelasio, inundaba aquel ambiente familiar y vecinal...aquella tarde perfumada a tierra mojada pues había llovido bastante aquel día , después de la lluvia jugábamos todos los niños de la casona, y algunos amiguitos del barrio haciendo casitas y pasteles con la tierra mojada como antaño era la costumbre jugar a la tenue luz del foco del poste de la esquina donde estaba la casa amarilla de techo de cuatro aguas, de doña Nieves Prieto para ser exactos. De repente a mi hermanita mayor se le ocurrió que jugáramos a las escondidas y todos los chamacos corrimos a escondernos...mi hermana señaló para unos matorralitos que había en la banqueta donde es la casa de la ahorcada por la calle Guillermo Prieto poquito antes de llegar a la esquina de la calle Allende...muy calladitas nos agazapamos entre aquellos arbustos, pero de pronto, al levantar la vista vimos por una ventana de baño, que no tenía vidrio por cierto, a una viejecita colgada de la regadera, o seria viga quizás, pero ella estaba colgada. Quizás era una persona joven aun, pero a nosotros nos pareció viejita (antes las abuelitas de 40 años ya eran viejitas), se sentaban en una rechinadora poltrona, peinadas de molote y todo. Ahora, las abuelitas de esa edad son unas muchachas.

 ¡Fue una experiencia que jamás he podido olvidar! Tenía la señora los ojos volteados y la lengua de fuera...imagínese estimado lector la impresión al ver aquello para unas niñas de escasos 7 y 9 años. ¡que íbamos a saber de espantos!, ni por un momento pensamos que fuera eso u otra cosa aquella escena... ¡armamos un escándalo!, ¡se ahorcó la viejita...se ahorcó la viejita!... acudió el vecindario y claro que ellos no vieron nada...mi madre nos pegó una cintariza, y mi abuelita no se la acababa...recuerdo que decía mi mamá “diga que no es cierto” y ¡paz carajo! un cintarazo en las piernas y parecía una danza la que teníamos, mi mamá tirando cintarazos, el perro ladrando tratando de quitarle el cinto de las manos a mi mamá y nosotras dando vueltas diciendo “si, es verdad, si es verdad” y el pachuco saltando y ladrando tratando de quitarle el cinto a mi madre. Crecimos con esa incertidumbre sin comprender porque nos pegaban si nos habían enseñado a no mentir. Sepultamos en el arcón del recuerdo aquello; lo recordábamos como una cómica anécdota por nuestro comportamiento que brincábamos al tiempo que nos llovían los cintarazos y decíamos “si es verdad si es verdad” y mi mama decía “diga que no es cierto”. Y el perro en lo suyo.

 Al paso del tiempo, todo ha sido como una leyenda. Investigando aquí y allá, me he enterado de mucha experiencia vivida en esa casa por muchas personas...pero ellas, me han pedido que no publique sus nombres, lo cual se los respeto. Dicen que por la década de los años 30 una señora (no voy a publicar sus nombres por respeto a sus familiares si es que existen), según se cree que se suicidó, ahorcándose de la regadera del baño. Unos dicen que estaba afectada de los nervios; otros dicen que por robarle la asesinaron y que hubo hasta una persona muy allegada a ella detenida en la cárcel por sospecha. Lo cierto es que esta persona se ahorco y se aparece en la casona. La casa la rentaban sus dueños, pero luego se escuchaban cosas raras que no podían habitarla. Una amiga muy querida de la señora Ahorcada, cuenta que Elena, así se llamaba, era muy feliz en su casa...tenía una hermosa huerta donde abundaban los árboles frutales y un hermoso jardín inundado de una diversidad de flores, pavorreales, y muchos pájaros cantores. Y dice, que ella le contaba que nunca se iba a ir de su casa, que siempre iba a estar en ella, porque era muy feliz y la quería tanto. Y si lo cumplió, Elena ahí esta no se fue.

 Un vecino de la casa en mención dice que él no quiere voltear para adentro de la misma, que respeta lo que se dice y que no se quiere arriesgar; que por las noches se escucha detrás de la barda como si viviera gente en esta casa, y también cacareos de gallinas se escuchan como si anduvieran barriendo, como si lavaran los trastes, en fin, que se siente que estuviera habitada. Añade este respetable señor, que hubo un tiempo en que los dueños de la casa la regalaban a quien pudiera habitarla y fueron muchos los que lo intentaron, pero salían espantados. Dice el mismo señor que hubo un caso muy curioso, que un día llego un señor con un pick up lleno de tilichis, de esos valentones que no faltan, y dijo “hay que tenerle miedo a los vivos, no a los muertos, vera usted como yo si me voy a quedar con esta casa, que ahorcados ni que ocho cuartos” y si, el señor se cambió a la casa, muy contento se miraba que la arreglaba y todo parecía normal, pasaron varios días y hasta pensó, “este ya se quedó”. Pero como a la semana, de repente salió el señor en su pick up en reversa despavorido, que hasta el árbol de la banqueta de enfrente tumbó...él fue el último que vivió allí. Le pregunté pues que paso, “fíjese, me dijo aterrorizado, estaba parado en una silla clavando en la pared un cuadro, cuando de pronto me golpearon las corvas o me hicieron el “soldadito”, así como una zancadilla y caí al suelo de rodillas, pero al levantarme y a alzar la vista, ¡voy viendo la mujer colgada en el baño, yo no quiero esa casa!”. Desde entonces los dueños tuvieron que tapiar la casa. Dice este mismo señor que el acostumbra a pasear a su nieta por esa banqueta, pero a temprana hora y sin voltear para adentro de la casa por aquello, pues no tengo ningún negocio en ella. Y una tarde venían tres jóvenes estudiantes por la banqueta de enfrente y me quedaban de frente, de pronto los muchachos corrieron espantados gritando, ¡señor! ¡señor la mujer vestida de blanco, con un chicote colgando del cuello, que le acompañaba desapareció ante nuestros ojos! La cosa es que yo no traía ninguna mujer que me acompañara, solo los jóvenes la vieron y desde entonces, por si las dudas, le rodeo la banqueta. Por su parte Don Oscar Amaya del barrio “la pedrada”, dice que en esa casa de la ahorcada vivió un señor que se dedicaba a la costura, pero que se tuvo que salir espantado, porque fueron varias las veces que vio a la mujer caminando por la casa y el patio con el chicote arrastrado amarrado del cuello.

 ...Por la casa tapiada de la ahorcada más vale que pases persignada...porque en cualquier momento puedes ver a la mujer colgada...

 Aquí en La Paz, existen muchas casonas antiguas que encierran bonitas leyendas de aparecidos y tesoros...pero, como yo escribo de noche, como que me da cus cus escribir sobre estos temas tan apasionantes, pero lo haré de vez en cuando.

…Por el placer de escribir…recordar…y…compartir…




 

LA PAZ QUE SE PERDIÓ

POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ

…CON LOS PELOS DE PUNTA…

…LAMENTOS DE 3 MUJERES EN EL RANCHO EL “GUAYABITO” …

El rancho el “guayabito”, en clavado en las inmediaciones de la buena mujer, el que antes fue un gran rancho, y la sierra de la victoria, el que se encuentra abandonado…. En otra época se contaban tantas cosas raras que sucedían en ese lugar, y que la gente que pasaba por ahí, con el Jesús en la boca y el corazón en la mano, porque a fuerzas tenían que pasar por ese lugar, ya que no había otro camino en aquel tiempo… dijo doña Refugia Núñez; “Que ella tenía 12 años, y se acuerda perfectamente la horrible y macabra experiencia, que sufrió cuando Vivía en el rancho de la buena mujer, donde ahora es una gran presa, y era el rancho de los espantos, duendes, fantasmas, y otras tantas cosas que ahí se vivieron”.

Continúa diciendo  la encantadora muchacha de juventud acumulada, que en aquella desafortunada ocasión, iban rumbo a la sierra “la victoria”, a la leña, le acompañaban su padre, su tía y su hermana, era la media tarde, temprano todavía, ya iban llegando al rancho el “guayabito”, la casita de madera rusticas y techado de palmas lucia en el más completo abandono, era tétrico el lugar… aún estaba fresco en la memoria de los mayores, las horribles cosas que ahí pasaban… había un raro silencio sepulcral… todo estaba en calma y ni las hojas de los árboles se movían… de pronto, de la nada empezó a soplar un airecillo helado, que hasta aventaba una fina arenilla.

Ella y sus acompañantes ya habían pasado unos 5 metros de la  casa en mención; de pronto, de adentro de la casa empezaron a llorar lastimeramente y muy fuerte 3 mujeres, primero lloraban una de una manera, luego la segunda de otra manera, después la última, y luego las 3 al mismo tiempo, mi padre, mi tía, mi hermana y yo nos quedamos ¡con los pelos de punta!, parados en seco, clavados en la tierra sin voltear para atrás, con el corazón palpitando fuertemente en el pecho como si quisiera salir, y hasta sentimos que nos levantaban la piel de la espalda hasta la nuca, los pies como plomados, y toda la piel enchinada.  ¡No podían creer lo que estaban escuchando, y lo que estaban viviendo!, si la casa estaba abandonada, con las puertas y ventanas destabladas, que hasta podía palparse la más terrible soledad dentro de ella. Continúo diciendo que no sabían si seguir adelante o regresar, estaban muertas de miedo.

Ella a sus escasos 12 añitos, empezó a llorar, dice, su papa y su hermana a rezar, y decidieron regresarse a su rancho la buena mujer ya que devuelta estaría obscureciendo; el problema era que tenían que pasar por ahí otra vez, porque no había otro  camino, y con la mirada se dijeron todo, y al unísono tomaron aire profundamente y emprendieron veloz carrera de regreso… sentían tanto terror que nunca se les había hecho tan largo el camino, los pies les pesaban como plomadas y parecían que no avanzaban; y lo peor fue que  al pasar unos pasos la casa, empezaron las 3 lloronas casi en sus odios los fuertes llantos de las mujeres, que hasta les parecía que los iban siguiendo y las paredes de la casa   y techado rugían con una resonancia que les taladraba los odios, su hermana hasta gemía de terror y a su padre parecía que los ojos se le iban a salir, y a ella, niña al fin nada más se le saltaba el corazón; termino diciendo doña cuquita, todavía espantada por recordar aquello, al fin llegaron como bólido al rancho, tumbando puertas, y al verlos su madre y demás familia dijeron “A estos ya los espantaron en el guayabito”, si hasta parecen almas que trae “el diablo”, y si, dijo doña cuquita estuvieron muchos días enfermos hasta que se recuperaron de aquello, tomando te de palo de Brasil para el susto; y si después todos iban en bola a la leña agarrados de la mano, para emprender la carrera, por si volvían a escuchar a las 3 mujeres lloronas del “Guayabito”.

...Y cuando pases por el guayabito, entre la presa la buena mujer, rumbo a la sierra de la victoria… más te vale que te vayas persignado, no vaya a hacer la de malas y escuches lúgubremente el llanto de las 3 mujeres, que te dejaran con los pelos de punta…

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LA PAZ QUE SE PERDIÓ

POR MANUELITA LIZARRAGA ALCÁRAZ

“DON LENCHO SANCHEZ Y SU TRACA- TRACA”.

 “LA MARIPOSA”, le puso la palomilla del muelle fiscal al puesto de tortas o “campesinas” de don Lencho Sánchez, y su traca traca. Es que el puestecito en mención tenía una puerta a cada lado que se abría del mostrador para arriba... ¡vamos a la mariposa de don Lencho a los chocomiles, raspados y a las campesinas (tortas)!, decía la gente desde la década de los 30 hasta los 60 del siglo pasado.

 Aquellas voces que se escuchaban en el pasado...al pasar frente al histórico muelle fiscal.

 ¡Don Lencho, un choco mil y una campesina, despácheme rápido por favor que ya está atracando el barco la providencia al muelle fiscal y allá viene el Raúl!...!no es cierto yo llegué primero!, ¡mentiras, fui yo!...gritaban los jornaleros y estibadores de antaño, en el marco  del alegre campaneo dado por el güero Gilberto en la torre  del vigía y el pitido de los barcos mercantes, que atracaban o salían del muelle...los jornaleros con prisas, sudorosos, con el paliacate anudado en la cabeza o al cuello, abriéndose pasos a codazos entre el montón de estibadores para llegar al puestecito de don Lencho y adquirir el frugal alimento. El popular puestecito estaba ubicado a la bajadita del muelle, junto a la Aduana del pasado, la que estaba donde ahora son las oficinas de Hacienda. ¡Cuánto movimiento había en esa arteria a todas horas del día!; y seguido se tropezaba uno con los rieles que había en el suelo, que iban hasta los almacenes de Ruffo...antiguos vestigios de aquel muelle, cuando era de madera, alguna vez hubo rieles por donde transportaban las mercancías en furgones.

 El traca traca de la negra charanguita modelo 30 que recorría el malecón rumbo al histórico muelle fiscal seguida de perros y chamacos, así como las exquisitas tortas, jugos, chocomiles y raspados, además del bonito carácter de don Lencho, lo hicieron muy popular entre los trabajadores del muelle, y los de la casa Ruffo, quienes se disputaban todo lo que vendía, así como por la gente del pueblo. Por el puesto La Mariposa de Don Lencho, el paso era obligado por los niños del ayer, a la salida de la matiné del cine Juárez o cuando salían a dar la vuelta, y ¡que felices se ponían con su largo vaso repleto de raspado de fresa con leche, o de vainilla, y hasta con un alto copete!, y solo costaba $ 20 centavos. También las familias que salían a pasear al malecón a contemplar el atardecer y a esperar el aire fresco del Coromuel, como era la costumbre, abarrotaban el puesto de don Lencho, buscando las campesinas o tortas, así como raspado, chicles Adams y sodas.

 En el puesto de don Lencho, siempre estaba estacionada a un ladito, la negra charanguita llena de menjurjes...y por los alrededores de La Mariposa y el Muelle siempre andaban por allí los populares personajes que eran parte del folklore de La Paz que se perdió...la elegante y perfumada Marianita, el popochas, el Conono, y el Guilo; así como “El Chunique”, quien siempre andaba muy pulcro  vestido con guayabera blanca cargando al hombro sus artesanías, como careys, tamborillos y una diversidad de bonitos arreglos trabajados con sus propias manos en caracol, coral y concha fina. El Chunique, se paseaba por los hoteles más importantes de La Paz  del ayer frente al legendario e histórico malecón, Los Arcos, Misión hasta el Hotel Perla, ofreciendo sus obras de arte a los turistas extranjeros y del interior de la República quienes venían a La Paz a descansar, y a disfrutar de la tranquilidad y belleza de nuestra entidad, del platillo tradicional de la región LA CAGUAMA, LA MACHACA CON TORTILLAS DE HARINA, ASI COMO EL QUESITO DE APOLLO Y MANTEQUILLA DE RANCHO, además de los mariscos como el callo de hacha y almejas que la mayoría de los hoteles y restaurantes regalaban de botana, entre otros disfrutes, y luego se marchaban, no se quedaban. Y el que se quedaba, invertía y no se llevaban las ganancias al extranjero, era derrama que quedaba invertido también en esta entidad.

 Don Lencho Sánchez fue el primero en vender tortas en La Paz y también chocomiles; y se hizo muy popular sobre todo por su charanguita negra con su traca traca que parecía de juguete. Don Lencho, fue muy estimado por todos quienes le conocimos. En las madrugaditas aquellas, de La Paz dormida...don Lencho con su traca traca rompía el oscuro silencio rumbo al muelle fiscal; pues debía tener lista su vendimia para las siete de la mañana, que empezaba todo el movimiento; antes, todos los comercios habría sus puertas a las ocho de la mañana y los dos únicos bancos que había El Nacional y el de Londres, abrían a las 8. Los Ruffo tenían su propio banco o casa de cambio y se trabajaba hasta los sábados. ¡Como vendía Don Lencho!, todo el día estaba lleno de gente su puesto. Lupita su Hija era su eficiente ayudante. Los Turistas también deleitaban su paladar con las ricas y novedosas tortas de don Lencho...fósforos, cigarros, chicles, sodas y cervezas también vendía. Los habitantes de La paz se atropellaban a su paso por esa calle del muelle. La gente, estaba acostumbrada a identificar los barcos que llegaban o salían, por el pitido que hacían y que inundaba toda la población, rompiendo la monotonía de aquellos tranquilos días de bonanza comercial, y turística de La Paz que se perdió, ya que por el muelle fiscal era la columna vertebral del movimiento, comercial, político y social que daba vida, alegría y bonanza a los habitantes del ayer.

 Desde que se empezó a poblar La Paz, con el primer habitante, el soldado Juan Manuel Espinoza, allá por 1811, del siglo antepasado...después se estableció la aduana marítima en 1830 y había un fondeadero, por donde subían y bajaban las mercancías en pangos. El muelle fiscal se fundó durante el gobierno del Don Félix Gibert en 1862.  Se puede decir que el boom comercial empezó en La Paz desde 1830 hasta 1964 del siglo pasado, que se inauguró el primer transbordador LA PAZ. Al cerrarse el muelle fiscal, y abrirse el puerto de altura de San Carlos y el de Pichilingue, quedó mucha gente sin trabajo aquí en La Paz. Empezó la fayuca, se dio paso al progreso, el que trajo aparejado la drogadicción, delincuencia, enfermedades, cárceles llenas, desintegración familiar, gente más pobre cada día, pérdida de valores, en fin, se puede decir que ha sido alto el costo del progreso, hemos pagado pesos por centavos.

 Vienen a mi mente algunos de aquellos barcos que daban movimiento y trabajo a la gente de La Paz de ayer, y que los llenaban de felicidad, así como llenaban también los bolsillos con el jornal diario con aquellos pesotes de plata ley 0720, y que eran suficientes para que sus familias vivieran dignamente: El Sonorita, El Progreso, El Blanco, EL Raúl, El Araguan, El Estrella Costera, El Salvador EL Santa Teresa, EL Viosca, EL Edna Rosa alias la Señorita,  EL Arturo, El Anita, Los Corrigans, El Spruce, así como el Salvatierra. En el Salvatierra llegaron a La Paz el primero de enero de 1942, más de 300 familias sinarquistas, procedentes del interior de la República a colonizar el Valle de Santo Domingo, venía al frente de ellos, su líder Salvador Abascal, y abarrotaron el puesto de Don Lencho para saborear las exquisitas campesinas. Estuvieron estos aguerridos señores un año en María Auxiliadora entre muchas privaciones y sufrimientos. Fracasó la empresa, algunos regresaron a su tierra y otros quedaron aquí en La Paz. ELLOS FUERON LOS PIONEROS, OLVIDADOS POR LA HISTORIA, LOS PRIMEROS EN COLONIZAR EL VALLE DE SANTO DOMINGO, EN EL VALLE DE LOS CABALLOS, O MARIA AUXILIADORA. Pero ésta es otra historia que está olvidada también. Todos esos barcos, entre tantos otros capitaneados por aguerridos marinos que escapan a la memoria y que impulsaron el desarrollo de Sudcalifornia.

 En aquella época el campanero en la torre del vigía tenía mucho trabajo, sacando sus gallardetes y tocando la campana. Nomás se la llevaba atisbando la lejanía con el largo catalejo prieto anunciando la llegada de las armadas perleras y los barcos de cabotaje, así como anunciando con los banderines rojo o amarillo en épocas de ciclones, y el puesto de Don Lencho Sánchez también tenía mucho trabajo....ahora, ¡cuánta soledad!, la torre del vigía muy engalanada luce silenciosa retando al tiempo, testigo mudo de la historia comercial y mercante que por más de dos centurias  fue el progreso y la felicidad de los antiguos habitantes de la ciudad de La Paz.

 ...Ahora, el antiguo muelle fiscal, testigo de importantes acontecimientos históricos en La Paz...luce otros ropajes...otro rostro que embellece nuestra ciudad, con otras gentes, con otras cosas...ahora el muelle es turístico que deleita la mirada de todo ser viviente.

...Por el placer de escribir… recordar… y… Compartir…




 

LA PAZ QUE SE PERDIÓ

POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARÁZ

“PROFESOR NESTOR AGUNDEZ MARTINEZ...LA CASA DE LA CULTURA EN TODOS SANTOS LLEVA SU ILUSTRE NOMBRE”.

• COMO UN HOMENAJE EN MEMORIA DEL AMERITADO E ILUSTRE MAESTRO.

• EL CECYT 02 LLEVA SU NOMBRE EN TODOS SANTOS.

• NACIO EN TODOS SANTOS BAJA CALIFORNIA SUR EL 22 DE FEBRERO DE 1925.

 El anterior viernes 19 de abril, la población de Todos Santos estuvo de plácemes y con ella todos los habitantes del estado de Baja California Sur con motivo del merecido homenaje rendido al maestro Néstor Agúndez Martínez...el alma de la cultura en Todos Santos; quien egresado de la Normal Campesina ha dedicado toda su vida a formar profesores de vocación comprometidos con la sociedad... “El Ruiseñor de Todos Santos” Néstor Agúndez es ejemplo y guía de muchas generaciones y jóvenes maestros que le han seguido las huellas en los surcos que ha ido dejando en el camino labrado desde las primeras letras hasta ampliar el horizonte cultural de todos los que se identifican con la gigantesca figura del profesor Néstor, a través de los tiempos en la cultura y las artes. Me es muy satisfactorio escribir algunos aspectos interesantes sobre la vida y obra de un maestro tan notable, hijo predilecto de nuestra tierra sudcaliforniana, Don Néstor Agúndez Martínez “El sonetista de Todos Santos”, maestro preclaro de generaciones ya maduras y de ese gran semillero que está atenta a incorporarse a la vida social del país...LA JUVENTUD.

 Desde el oasis tropical, denominado Todos Santos, la Cuernavaca sudcaliforniana, brota para la humanidad entera un manantial de frescura crónica, pintando el paisaje natural y cultural de nuestra tierra. Néstor Agúndez Martínez, el escritor, el narrador de cuentos, el sonetista, el reportero, el analítico e incansable luchador político y social, se eleva por entre el mar erizado de palmeras de ese trópico, y se transmuta en papel y tinta para reproducirse en el corazón y la inteligencia de aquellos quienes amamos la cultura. “LAS VOCES DE NESTOR...UN POETA UNIVERSAL”, titulada así la voluminosa tesis profesional conteniendo gran parte de la obra escrita del maestro Néstor Agúndez, que presentaron a la Escuela Normal Superior para obtener el título de licenciatura en educación media en el área de español las señoritas: María de los Ángeles Contreras Verdugo, Graciela del Carmen Ochoa Herrera y Rosa Elia López Cruz.

Gobernaba el territorio de Baja California Sur el señor Carlos M. Esquerro, cuando una fría mañana de invierno del día 22 de febrero de 1925, en el risueño pueblo de Todos Santos B.C.S. en el humilde y honroso hogar formado por los señores Benito Agúndez Manríquez y Margarita Martínez Sánchez, entre las morenas manos de la comadrona del pueblo nació a la vida el pequeño Néstor, llevando el viento el eco del fuerte llanto del niño por campos y serranías quedando su esencia en el ambiente todosanteño, como presagio de lo que él sería en el futuro: EL ALMA DE LA CULTURA Y LAS ARTES DE TODOS SANTOS. La infancia de Néstor transcurrió felizmente entre cañaverales, trapiches, molinos de cañas, panocha de gajo, melcochas y tantas cosas bellas de ese lugar de ensueño TODOS SANTOS. Cuando de la mano de Doña Margarita iba al párvulo, el primero que fundó la ilustre profesora Rosaura Zapata en 1928, los inquietos ojos de Néstor quedaban fascinados al contemplar las carretas cargadas de caña, tirada por briosos corceles rumbo a los cinco molinos con sus trapiches que había en esa época y sobre todo por aquellos aromas.

Néstor realizó sus estudios primarios en la Escuela Melitón Álbañez No. 7, siendo su maestra de sexto año Columba Salgado Pedrín de quien guarda gratos recuerdos y a quien le debe el haberse recibido de maestro de primaria egresando de la Escuela Normal Regional Campesina en San Ignacio Baja California Sur, continuando sus estudios en el H. Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, de donde egresó en 1957. Siendo alumno de tercer grado impartía clases de dibujo y danza regional a diversos grupos de la misma institución, titulándose con honores distinguidos, por la bravura y seguridad con que defendió su tesis profesional: “LOS PROBLEMAS MORALES DE LA COMUNIDAD Y LA ACCION DE LA ESCUELA”, tesis que fue integrada a la Dirección Educativa Federal en el Territorio de Baja California Sur como un documento de consulta. Néstor Agúndez, durante 17 años laboró como maestro de educación primaria en su tierra natal, Todos Santos, con el propósito de servir a su pueblo, promovió junto con otros maestros y profesionistas de la población, así como alumnos, la construcción de la Escuela Secundaria Federal “Educadores de Baja California” en la que fue subdirector donde impartió lengua y literatura española, dibujo técnico, danza, civismo, geografía, historia y modelado. Formó asimismo un grupo de teatro y un grupo de danza, y creó el taller de artesanías y pintura al óleo.

Con la finalidad de lograr una mejor superación tomó un curso de orientación de enseñanza audiovisual, y en 1960 ingresó a la Escuela Normal Superior de Nayarit donde cursó la especialidad de Maestro en Lengua y Literatura Española, obteniendo su título con un alto promedio como maestro de maestros de lengua y literatura española, en 1969; así como realizó un curso sobre industrias agropecuarias, horticultura, relaciones públicas y humanas y de divulgación agropecuaria. Néstor Agúndez se distinguió además por su espíritu de servicio social. En 1943, durante la visita a la población de Todos Santos del General Francisco J. Mujica, para recibirlo, organizó un magnifico festival actuado por los niños al aire libre, lo que agradó tanto al mandatario, que les ofreció construirles un teatro, lo que cumplió y fue así como se construyó el Teatro Manuel Márquez de León orgullo de todos los sudcalifornianos. Asimismo, el profesor Agúndez Martínez organizó una gira artística por varios poblados para recaudar fondos para la construcción de un hospital, con su propia compañía teatral integrada por jóvenes dinámicos de la población. Hospital que se logró, y a sugerencia de él se le puso el nombre del doctor Pedro Cota Domínguez. Participó activamente en la junta pro electrificación del pueblo de Todos Santos. Asimismo, promovió la fundación de la casa del estudiante, la cual dirigió durante 20 años de manera voluntaria y sin recibir sueldo alguno. Durante el gobierno del licenciado Hugo Cervantes del Río promovió la construcción de una cancha deportiva para los jóvenes del pueblo, lo que logró, ya que estaba por celebrarse el 25 aniversario de las olimpiadas territoriales.

El profesor Agúndez, gestionó ante el licenciado Ángel Cesar Mendoza Arámburo la construcción de la Casa de la Cultura en 1976, y en 1996 cambia de nombre transformándose en “EL CENTRO CULTURAL SIGLO XXI”, la que el profesor Néstor considera su máxima realización. Asimismo, integró y dirigió el Comité contra la Desnutrición Infantil, ahora DIF. Dentro de las actividades artísticas y culturales, el profesor Néstor Agúndez Martínez se propuso desde que se inició como maestro en 1943, laborar voluntariamente como promotor y defensor de la cultura. Preparaba programas artísticos con los niños de las escuelas donde laboraba y los presentaba periódicamente en el teatro Manuel Márquez de León deleitando a los habitantes de su pueblo. Posteriormente pasó a laborar a la Escuela Secundaria “Educadores de Baja California”, donde tuvo mejores oportunidades para realizar labor artística y cultural y organizar un club de teatro y danza que él mismo escribió, montó y dirigió por muchos años sobresaliendo entre los clásicos literarios musicales: HOMENAJE A LAS MADRES DEL MUNDO; la vida activa de nuestra escuela, homenaje a la canción mexicana popular, homenaje al maestro mexicano, homenaje a la bandera nacional, homenaje al soldado mexicano, homenaje a la niñez y juventud de México. Cuando laboró en la Ciudad de La Paz de 1944 a 1945 por las tardes asistía a la escuela de teatro que dirigía el maestro don Tereso de Sandozeki, donde junto con la maestra Gloria Carballo, preparaban programas masivos los que presentaban los sábados en la Cancha del Cuartel Militar, dedicadas las funciones a las familias de los soldados. También llevaban estas presentaciones a las familias de los barrios de la ciudad.

 En septiembre de 1945, el profesor Néstor Agúndez regresa a Todos Santos donde se integra a la Escuela Primaria General Melitón Álbañez una vez más como maestro de tercer año, continuando con su labor social y cultural hasta su jubilación en 1993, después de 50 años en el servicio escolar. El sonetista de Todos Santos, nunca recibió capacitación como maestro de teatro y danza, y sin embargo, se las ingeniaba para montar obras de teatro, para crear sus propias coreografías; eran promocionados en su pueblo gran cantidad de espectáculos artísticos y culturales, aprovechando los espacios con que cuenta, así como más de 35 obras publicadas y ha colaborado en los órganos periodísticos...distribuía las revistas sucesos para todos; México al día y todos; colaboración en Excélsior en 1960; durante 12 años en Letras de Baja California; durante más de 30 años ha colaborado en diversas revistas y periódicos de La Paz de gran prestigio. El profesor Néstor Agúndez por su vocación y entrega de servicio ha sido merecedor a la medalla Rosaura Zapata, a la que renunció cediéndola a su maestra de primaria Columba Salgado Pedrín como un homenaje de admiración respeto y agradecimiento, porque a ella le debe el hecho de ser maestro; así como recibió más de 25 reconocimientos por todos sus méritos logrados en bien de los demás.

 Son incontables las participaciones del maestro Néstor en concursos literarios de los que ha salido ganador. Siempre ha logrado lo que se ha propuesto, rebasando las metas fijadas. Está agradecido de sentir la amistad auténtica de muchísimos seres humanos de diversas partes del mundo, amistad que valora, respeta y atesora con amor y afecto muy humano. Se siente feliz de contar con el cariño y respeto de los niños de las actuales generaciones que acuden al centro cultural siglo XXI proyecto que ha sido su máximo anhelo y lo va logrando poco a poco por el bien de nuestros niños y jóvenes, haciendo suya la voz del ilustre mexicano de todos los tiempos licenciado don Benito Juárez “MI CONSCIENCIA ME DICE QUE DEBO AFRONTAR TODAS LAS DIFICULTADES”.

¡Felicidades preclaro maestro auténtico de vocación...hay mucho más que escribir sobre el profesor Néstor Agúndez, pero el espacio se nos acorta!

…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…

*Esta crónica fue publicada hace más de 25 años en el periódico sudcaliforniano, revista compás, en el programa de radio contacto directo XENT radio La Paz*





 

LA PAZ QUE SE PERDIÓ

POR MANUELITA LIZARRAGA ALCARAZ

“POR TRADICIÓN...EL DÍA DEL NIÑO SE FESTEJABA Y SE FESTEJA CON PASEO A LA PLAYA”.

• ¡Es evocador recordar aquellos días del niño!...

• No era costumbre el regalo.

• Lo máximo para el niño era el festejo con paseo a las hermosas playas de blancas arenas y cristalinas aguas de la bahía de La Paz.

• Desde luego...cuando las playas las disfrutaban las familias sudcalifornianas.

• Este 30 de abril, me hizo recordar que alguna vez...también yo fui niña.

• Es recordar a mi sabia e ilustrativa abuela, su jarro de los remedios, mi perro viejo “El pachuco”, y mi muñeca de trapo, con todas sus vivencias en esta bendita tierra de Dios.

• Es recordar que también fui niña y me encantaba treparme a los mezquites para comerme las gomas, así como las semillitas de Palo verde.

• Es recordar aquel añorado hogar de encaladas hornillas y lumbreantes tizones.

• Es recordar aquellas vivencias cotidianas familiares alrededor de un pecho de caguama asándose en el patio, al aire… Y pasearse en el garapacho, aventándose por los paredones, hasta la playa.

• Es recordar que alguna vez también yo fui niña...es evocar el pasado y comparar el presente.

• Es recordar aquellos guarachitos pintados con monitos, y mis dedos gordos de los pies reventados por los tropezones, los que me curaban con un chorro de petróleo lila.

• Es recordar aquella Paz de antaño...que fue: la ciudad de las flores...la ciudad de los molinos de viento...de las perlas...del oro y plata, de la Marina mercante...de la pesca...de la agricultura, comercio y ganadería, de la música y el romance...un paraíso terrenal donde sin mucho esfuerzo nomás con estirar la mano además de tranquilidad, todo teníamos.

• Es recordar, como dice mi prima Haydeé, había mucho dinero en La Paz, pero no había que comprar en cuanto a comodidades materiales...lavadoras, refrigeradores, estufas de gas, abanicos, incluso muebles...para acabar pronto, dijo, ni bancos había; pero la vida era muy bonita, y ahora lo es mucho más con tantas comodidades y progreso.

• La Paz, que bella es, La Paz.

El 30 de abril de 1924 se instituyó en nuestro país el festejo del día del niño, promovido por la señorita Eglantine Jeff, fundadora de la Unión Internacional para el Bienestar del Niño y de la Caja Británica de Ayuda al Niño. Según la declaración de Ginebra, se consideraron los derechos del niño acordándose festejar en cada país el día del niño, un día determinado del año. Y según vía Internet de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del adolescente en 1954, en la Asamblea General de la ONU se aprobó una resolución a través del cual, se establecía el día universal del niño; con el fin de promover anualmente un día consagrado a la fraternidad y entendimiento entre los niños y niñas del mundo entero. El organismo encargado para desarrollar ese proyecto fue la UNICEF.

Lo cierto es que entrevistada varias personas de la tercera edad que ya tienen poco más de 70 años, dicen que los recuerdos entre otros muy hermosos de su niñez es el festejo en la escuela del día del niño, porque era inolvidable...lo festejaban con un bonito paseo a las hermosas playas a la bahía de La Paz...era lo máximo para los niños de aquella época, ese sano esparcimiento en las cristalinas aguas y blancas arenas atascadas todavía de cangrejos, caracoles y conchitas...pero eso fue cuando las playas eran para disfrute gratuito de las familias sudcalifornianas, dicen suspirando.

¡Pero como no recordar el día del niño, si también yo alguna vez fui niña...una inquieta y feliz niña que al igual que las niñas de mi época y que ahora peinan canas, jugaban a la cuerda, la matatena, a la peregrina, a los encantados, las escondidas, a los colores, la víbora de la Mar, entre tantos otros juegos que permitía la convivencia al aire libre con los demás niños...además jalaba agua del pozo y hachaba la leña, entre canto y canto así como nadaba y buceaba los callo de hacha, los que abundaban allí en el palmar  y en toda la bahía de La Paz...es para llorar...están nítidos en mi mente los recuerdos como si fuera ayer...y cabalgan como en una película, como corceles desbocados...mi mente empuja mi mano, y la pluma va plasmando lo que el pensamiento y el corazón van dictando...¡que felicidad la víspera del 30 de abril, día del niño!.

En aquellos ayeres, en aquel añorado hogar...era lo más grandioso para mí y mis hermanos...mi madre preparaba el lonche que llevaríamos a ese día tan esperado durante todo el año...el paseo a la playa el día del niño, ofrecido por nuestros queridos , respetados, y nunca olvidados  Maestros....nunca se nos explicaba por qué era día del niño y yo creo que hasta la fecha pocos lo saben....pero lo importante era que iríamos al palmar todos los grupos de alumnos de la escuela acompañados de nuestros queridos y muy respetados profesores...¡Que felicidad!...en una bolsa de papel estraza llevaba dos “campesinas”, las que así bautizó el célebre Don Lencho Sánchez,  preparadas por mi madre y una “Vita”, las campesinas, eran lo que ahora son las tortas, y consistía en un trozo de carne ricamente preparada metida en una cemita embarrada de mantequilla con repollo, tomate y cebolla, sabían tan exquisitas....o a veces eran de huevo de gallinas contentas, pisadas por el gallo, con chorizo o de frijol refrito con queso, pero la comida era lo de menos, lo importante era que conviviríamos alumnos y Maestros en la playa.

Lo curioso es que vivíamos casi metidas en el mar todos los días, y no debía ser novedad para mí...pero el paseo del día del niño tan largamente esperado para mí, era fantástico, nada se comparaba con salir todo el grupo caminando rumbo a la playa, de mi añorada escuelita “Capitán de altura Rosendo Robles”, “La Chango Robles”, de gratos recuerdos, guiados por los queridos e inolvidables Maestros...una polvareda llevábamos por el arroyo 5 de febrero, todo aquel muchachero, los que al llegar al palmar, ya íbamos tirando trapos en el camino y todos nos aventábamos al agua bajo la vigilante mirada de los Profesores quienes celosos custodiaban las canastas de tamales y refrescos ofrecidos por ellos, así como los lonches preparados por nuestras Madres; y las niñas felices nos bañábamos en refajo, y había quienes se metían hasta con vestido y zapatos del gusto que sentían...y los niños se bañaban en pantalón a media pierna....y que felicidad después de un rato metidos en el agua, nos dábamos el gran banquete bajo las palmeras, salíamos con los talones cortados por las hachas, pero eso que importaba, ¿quién nos quitaba los bailado?...así se festejaba el día del niño en la escuela con paseo a la playa ofrecido por los Maestros.

La felicidad de los niños no depende de un solo día en que se festeja, es una tarea cotidiana que compromete. Ofrecerle paz, atención, amor y armonía a un niño es el mejor regalo que se le puede dar... ¡Feliz día del niño!

…Por las tranquilas aguas de la hermosa bahía de La Paz. En el palmar del manglito… los niños jubilosos festejaban el día del niño, en compañía de sus queridos e inolvidables Maestros…

…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…

*Esta crónica fue publicada hace más de 25 años, en los principales medios de comunicación y con mayor prestigio en la paz.