LA PAZ QUE SE
PERDIO
POR MANUELITA
LIZARRAGA ALCARAZ.
“EL NIÑO DE LA
SONRISA...Y QUE PELA LOS DIENTES...DE LA RAMIREZ Y REFORMA”
ESTA LEYENDA ES
DE MI AUTORÍA, PRODUCTO DE MI INVESTIGACIÓN, Y LA PUBLIQUÉ HACE MAS DE 25 AÑOS
EN DIFERENTES MEDIOS DE COMUNICACIÓN ESCRITOS Y ELECTRÓNICOS
ya volvió a salir el niño, que cuenta la leyenda,
de la sonrisa y que pela los dientes...dijo espantada la señora Rufina Guerrero.
y que a través de los años desde que ella era niña escuchaba de los mayores las
narrativas de que salía este niño de los dientes chuecos y pelones. Que son
muchos los espantados por ese barrio, pero que nunca pensó que en esta época y
tanto que se ha progresado, le fuera a salir a ella precisamente.
Fue una experiencia muy fea, dice, y que gracias a
que es muy fuerte, no se desmayó como les sucedió a otras personas en la
antigüedad, cuando se espantaron con la aparición de este niño de la sonrisa, y
de los dientes pelones. Continúa diciendo la señora Rufina, que hace algún
tiempo, no mucho, como es su costumbre, a las cinco de la mañana andaba ella
barriendo la banqueta de su casa ubicada en la calle Ramírez entre Reforma e
Independencia. Cuando de pronto...salió traspasando la barda de ladrillo de la
familia Carballo, un niño como de diez años vestido de pantalón y camisa blanca
de manta...que pasó muy orondo junto a ella que casi la atropella.
Doña Rufina, sorprendida se le quedó viendo al
chamaco que continuaba caminando dándole la espalda, preguntándose ella que de
donde había salido ese niño para ella desconocido vestido como un indígena y a
esa hora de la madrugada, y más raro todavía en la forma que traspasó la barda
de ladrillo, aun así todavía no le caía el “veinte”, cuando el chamaco de los
dientes pelones había caminado una distancia de ella, de unos cinco metros, de
pronto el niño se dio la vuelta quedándole de frente, y la señora ya le iba a
preguntar quién era y que andaba haciendo levantado fuera de su casa a esa
hora...pero no tuvo tiempo de emitir palabra alguna...fue cosa de un
instante...el niño, haciéndole gestos y movimientos grotescos con el cuerpo y
las manos como su fuera un tontito con una amplia sonrisa, le peló tamaños
dientes y emitía como unos gorgoreos que querían ser palabras y no se le
entendía.
Todavía, dice Doña Rufina, que ella no sentía miedo
porque ni por asomo pensaba que fuera cosa del otro mundo, y en ese momento no
se acordaba de la leyenda del niño que pela los dientes. El chamaco, al ver que
ella no se asustó continuó caminando hasta la esquina de la calle Reforma; y al
cruzar ésta, el niño se volvió a detener haciéndole los mismos gestos y
movimientos grotescos pelando semejantes dientones y siguió caminando, pero cuando
desapareció atravesando por la pared del templo evangélico, entonces, dice Doña
Rufina, que sintió un pavoroso miedo que se quedó como clavada en el suelo con
los pies como si fueran de plomo y parecía que la piel de la espalda se le
levantaba hasta la nuca. Como pudo se metió a su casa a rezarle a la virgencita
y a tomarse un té de palo de Brasil para el mal de espanto. Dice que por las
dudas ya no barre en las madrugadas, mejor lo hace más tarde.
Por su parte, el señor Timoteo, de 60 años de edad,
quien vive al fondo del solar, dice que de su casa sale ese niño de los dientes
chuecos y pelones. Es una leyenda contada por los mayores desde el siglo
pasado. cuenta la fea experiencia que le sucedió a él y sus hermanos cuando
eran niños como de diez y doce años. Que en una ocasión andaban jugando a las
escondidas...y a Juanito le tocó buscarlos en sus escondites donde todos
estaban hechos bolita muy contentos en el juego...cuando de pronto gritó
Juanito “!te encontré!”...mi hermano se había metido dentro de la casa a
buscarnos y entre las penumbras se le abalanzó al chamaco creyendo que era su
hermano...sus ojos se fueron acostumbrando a la oscuridad y de repente se
escucharon horribles gritos...!aquí anda un indio con los dientes
pelones!...!vengan rápido se metió a la casa un chamaco que pela los
dientes!...se armó el alboroto y se acercaron a la casa la gente del
barrio...algunos de los mayores sabían la leyenda del niño de la sonrisa...pero
cuando llegaron a la casa los niños y los vecinos, estaba Juanito hablando
solo... “!el niño que pela los dientes se salió por esa pared!” , señalando la
barda de ladrillo, claro que los niños se empezaron a reír de él, pero los
mayores que ya sabían de estas apariciones calladitos la boca se fueron
retirando a sus casas.
Juanito, por mucho tiempo no se cansaba de hablar
de lo mismo. Decía que el niño de la sonrisa estaba vestido como los indios, de
manta blanca, se reía y pelaba los dientes. Este suceso fue el coco para los
niños de aquella época, gracias a eso se disciplinaba y eran obedientes... “Ora
Juan, el niño de la sonrisa te va a llevar”, era la consabida amenaza de los
papás y los chamacos andaban derechitos.
Cuentan que fueron muchas las personas espantadas
en la antigüedad, con el niño de la sonrisa, y que pela los dientes, entre los
que se recuerda, y que fueron casos muy sonados porque se desmayaron al sufrir
estas experiencias es a Doña Chepa Núñez y Ramoncita Aguirre de Flores entre
otros.
...Por la Reforma y Ramírez, pásate con cuidado,
porque en cualquier momento...te puedes encontrar al niño de los dientes
pelados...
…Por el placer de escribir…recordar…y…compartir…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario