“LOS ANTIGUOS
CALIFORNIOS...SUS COSTUMBRES Y EL DATILILLO EN FLOR”.
POR MANUELITA LIZARRAGA
Al
ver ese hermoso datilillo en flor, me hizo evocar el pasado...recordar e
imaginar a los antiguos pobladores de esta bella península quienes se
alimentaban de la abundante caza, especies marinas y del fruto y de la flor de
este hermoso árbol serrano, entre otras variedades...los guaycuras, cochimies,
coras, aripes, pericues...y me asombra y quedo admirada al contemplar todo
nuestro entorno tan maravilloso, que a
fuerzas nos heredaron para disfrute de generaciones venideras. Y pensar que
ellos fueron los legítimos propietarios de estas tierras con todas sus bellezas
y riquezas.
Ellos...los primeros californios fueron seres
admirables...tenían su propia cultura, Supieron sobrevivir por milenios con sus
costumbres heredadas a través de generaciones, eran personas muy sanas, de
buena presencia, de negros y brillantes cabellos, como el azabache, de buen
carácter, grandes y corpulentos, de no feas facciones, de dentaduras
blanquísimas y color de piel ni muy obscuro ni muy claro. Por la región de Los
Cabos, según testimonios de navegantes y misioneros los indígenas eran rubios y
muy blancos. Dicen las crónicas que los hombres andaban desnudos y sus mujeres
eran pudorosas. Los californios creían en Dios Padre y Dios Hijo simbolizados
de alguna manera. Estaban organizados en la cuestión social y religiosa, por
hechiceros o “guamas” y respetaban al más fuerte. A sus difuntos los
incineraban. Con pompas fúnebres, en barcas de carrizo arrojaban las cenizas al
mar. Del enequen y de cierta palma elaboraban cordeles de canutillo para
vestirse, así como utilizaban las pieles de los animales que cazaban para
cubrir sus desnudeces, incluso eran más recatadas las mujeres californias para
cuidar a sus niñas, que las españolas. Pintaban sus tejidos de pita matizados
toscamente con colores de tierra y sobre todo las maravillosas pinturas
rupestres que nos heredaron, hablan por si solas que no eran tan inútiles y retrasados
como los describían. Eran inteligentes de acuerdo a su cultura, y su época,
dominaban la tradición de la medicina herbolaria; debieron de existir
comadronas o parteras para atender los hijos de las californias. Tenían
sentimientos nobles las mujeres para con sus hijos, ya que para cargar a los
bebes en las redes que acostumbraban le ponían en el fondo hojarasca y pieles
de conejo para que no se lastimaran, lo que demuestra el cariño y preocupación
que sentían por sus niños.
Al ver ese datilillo en flor, pensé...! Que felices
vivirían los californios en todo este entorno peninsular antes de la llegada
del hombre blanco a estas tierras! Se me enchina la piel de pensar e imaginar a
toda esas personas, alrededor de 50.000 almas, según crónicas habitando el
cerro de la calavera, las islas: San
José, Cerralvo, Espíritu Santo, y demás islas, así como por toda la rivera del mar y todo el entorno peninsular,
entre susurrantes palmeras y manglares, contemplando los bellos atardeceres y
las alboradas...dueños absolutos de sus perlas, sus peces y todas las especies
marinas...así como pitahayas, ciruelas y sus mezcales. Los describen como
indígenas hambrientos, ¡que hambre iban a pasar!, si abundaba el conejo, el
venado, el borrego cimarrón, entre otras especies y por la corpulencia que se
describe, no estaban desnutridos, lo que demuestran que se alimentaban bien y
tenían una vida sana. La península,
hasta nuestros días estaba inundada de frutos silvestres que ellos recolectaban
para su alimento. Y si estaban tan fuertes
y sanos es que comían bien. Se me enchina la piel de gozo al imaginar
como estaría la hermosa bahía de la Paz en aquella época inundada de animales
como ballenas, orcas, toninas, pez sapo, caguamas carey, callo de hacha,
almeja, madre perla y una infinidad de especies. El cielo y los manglares
atascados de aves de diferentes especies que seguramente chocaban unas con
otras de tantas que había; si los californios con sus propias manos agarraban
los peces a puños. Si cuando yo era niña me toco todavía ver todo eso...que
sería antes de que el hombre blanco, para desgracia de los nativos, pisara esta
tierra; y aun no podemos acabarnos las especies, todavía quedan dos que tres, y
tal parece que es la meta del hombre depredar la naturaleza, de la que no somos
dueños y nada más la tenemos prestada.
Ese hermoso datilillo en flor me hizo divagar ¡pobres
californios! Ellos merecen un homenaje, un monumento que los recuerde
eternamente a las generaciones venideras. Ellos eran dueños absolutos de su
libertad...perdían la mirada en el azul del cielo y de sus aguas...así como en
el verde esmeralda de sus palmeras y manglares, porque contra lo que se diga,
ya había palmeras...ellos, los primeros californios si tenían costumbres si
analizamos las crónicas que dejaron los padres jesuitas nos daremos cuenta que
había indígenas destacados. Tenían cultura porque elaboraban artesanías, ya
desde preparar su propio arco, sus flechas y pedernales así como sus adornos en
concha y embutidos de concha y palo fierro. Las mujeres se adornaban con
collares de perlas y pulseras elaboradas en concha, lo que demuestra que les
gustaba verse bien, y dicen de ello todo lo contrario. Elaboran instrumentos
musicales de carrizo, caracoles, cuero, madera, y tenían más de 30 danzas. Festejaban
la fiesta de las pieles una vez al año la que era de las más importantes, así
como en épocas de pitahayas consumaban matrimonios.
Al ver ese datilillo en flor volaron mis
pensamientos...los californios tenían sanas costumbres. No eran rateros no borrachos,
el único vicio era el tabaco cimarrón que abundaba en la península. Para el
noviazgo la muchacha tejía de pita una red y se la obsequiaba al joven, y él a
su vez le entrega una batea de copal elaborada a punta de pedernal y sellaban
el compromiso matrimonial. Y en la cosecha de pitahaya se consumaba el
matrimonio; o simplemente se mostraban sus cuerpos y quedaban comprometidos. ¡Como
no iban a estar sanos los californios si se alimentaban de semillas, frutos
silvestres y de la caza, no tenían preocupaciones!, y caminaban grandes
distancias y eran excelentes nadadores. Elaboran sus balsas de tronco de
corcho. Pero , la fatalidad se enseñoreaba en ellos...aquella mañana del año
1533, en que jubilosos disfrutaban las tranquilas aguas con sus mujeres e
hijos...entre las crestas del oleaje una latente amenaza e vislumbraba en la
lejanía del mar...apuntaban algo blanco que no eran las aves del cielo que
estaban acostumbrados a contemplar...era el velaje de una embarcación para
ellos desconocida...conducida por el primer hombre blanco que hollaba las
blancas arenas...Fortun Jiménez y 37 hombres más...se acercaba a sus dominios,
era el principio del exterminio de esa raza excepcional que habían sobrevivido
por milenios ante todos los embates e inclemencias del tiempo, pero no estaban
preparados para hacerle frente a la ambición, a la lujuria, al odio, al cambio
de cultura y a las enfermedades que introdujeron los extranjeros para acabar
con ellos y saquear de estas tierras sus riquezas.
Fortun Jiménez y la horda de desalmados que le
acompañaban, después de dar muerte a Diego de Becerra, se apoderaron de la
embarcación, y las embravecidas olas los arrojaron por accidente a esta hermosa
bahía de La Paz...donde quedaron extasiados ante su belleza, tranquilidad y sus
perlas, así como con las mujeres californias que al ver sus desnudeces
intentaron violar, pagando con su vida tal osadía 20 hombre, entre ellos Fortun
Jiménez salvándose como pudieron 17 tripulantes encabezados por el joven
marinero Manuel Preciado quien llevó las noticias a la Nueva España de la Isla
de las Perlas...
Al contemplar ese datilillo en flor que sirvió de
alimento a los primeros californios y a los rancheros que forjaron a Sudcalifornia
después de la expulsión de los jesuitas en la península, en 1778 me quedé pensando en ese triste pasado de
esta hermosa tierra, pero muy apasionante.
1.- ASI ERAN LOS PRIMEROS
CALIFORNIOS EN LA PENINSULA A LA LLEGADA DE
LOS MISIONEROS JESUITAS.
2.- LAS CALIFORNIAS CUBRIAN
SUS DESNUDECES CON FALDERINES ELABORADOS POR ELLAS MISMAS CON HILOS DE PITA. Y
ASI CARGABAN A SUS HIJOS.
3.- EL GUAMA, O HECHICERO, ERA LA MAXIMA AUTORIDAD POR LA QUE
SE REGIAN LAS TRIBUS INDIGENAS.
…Por el placer
de recordar, escribir y compartir….
Facebook: La
Paz que se perdió.
www.lapazqueseperdio.blogspot.mx
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