LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA ÁLCARAZ
…” AQUEL CICLON DE 1941…EN LA PAZ”…
POR MANUELITA LIZARRAGA ÁLCARAZ
…” AQUEL CICLON DE 1941…EN LA PAZ”…
El bello jardín de exóticas plantas cuidadas con gran esmero, denotaban el cariño y el amor de su dueño por la naturaleza… en su cabeza cubierta de fina escarcha hablan de más de 7 décadas de invierno… el polvo de la vida entretejió en sus cabellos parte de la historia política, social, y económica de nuestra entidad… aunque el rostro de don Antonio Martínez Cosío, desmiente la blancura de su cabello y en sus ojos se refleja la nostalgia por tiempos que ya se fueron.
Enmarcando entre días efluvios del jardín, y una colección de hermosas gráficas de la paz antigua, y de estilo colonial, suspirando don Antonio Martínez, entre tantas importantes vivencias durante sus 48 años como empleado de gobierno, 4 en el gobierno federal, y 44 en el gobierno del territorio, y ahora estado, en su desempeño como secretario taquimecanógrafo. Don Antonio recordó aquel devastador ciclón de 1941.
En aquella época…Los ciclones todavía no tenían nombre, la gente del pueblo estaba al pendiente de la torre del vigía, que era donde, con unos banderines, anunciaban el mal tiempo, así como la llegada y salida de los buques de cabotaje… en el cordonazo de aquel 22 de octubre de 1941, como a las 7 de la tarde, se escuchó un fuerte zumbido, que retumbo, por toda la paz… su madre, dijo Don Antonio Martínez, acababa de colar el café, cuando las lluvias empezaban a arreciar y los arboles andaban por los suelos… De repente, una inmensa avalancha de agua arropo toda la casa… el agua del arroyo se metió dentro de la casa el que arrastraban gallinas, puercos, frutos, limones, ropa, bacines y todo tipo de cosas, pasando el agua por una puerta, y por otra así como por las ventanas de la casa, y la familia, todos se colgaron de las vigas del techo… en la copa de los arboles quedaron encajadas grandes piedras, troncos y basura.
Don Antonio como pudo se fue a la oficina, donde había sistema de radio, que comunicaba directamente a la ciudad de México…. Amaneció el 23 de octubre y el ciclón continuaba, el señor Antonio Manríquez Morales, almacenista en el morrito del cajoncito, el que estaba en construcción en ese tiempo, informo que todo estaba bien, que no pasaba nada… pero como a la media hora llega otro trabajador con los ojos pelones, gritando que la presa del cajoncito había desaparecido con todo el equipo de construcción, materiales y herramientas… el torrente de agua que venía de más arriba de la sierra arraso con todo lo que había.
En ese ciclón de 1941, don Adelaido Alvares llevaba a su niña de 12 años, de la mano, y quiso ganarle al arroyo del palo, pero las aguas le arrebataron a la niña, y jamás la encontraron… también falleció una señora que se me pierde su nombre, aplastada con una lámina... Fueron las únicas dos muertes que hubo en ese ciclón del 41 en la paz, además de las pérdidas materiales. En el mismo mes de octubre, azotaron las equipatas, que estuvo casi tan fuerte como el ciclón de días anteriores… en el arroyo de la calle rosales, había un almacén llamado “LA ESPERANZA”… tenían almacenado carne de tiburón, hígado, latas de aceite de tiburón, y aletas además de tantas apeos de pesca. El almacén con todo eso lo arrastro el arroyo quedando rebalsado donde es el hotel los arcos y el parque Cuauhtémoc… había una fetidez tremenda en toda la paz.
En la misma forma el arroyo de la calle 16 de septiembre se inundó, había una tienda de chinos, donde estuvo Palencia, y salían los costales de mercancías como hojitas de papel, dice don Antonio que por muy fuerte que han azotado los ciclones las pérdidas humanas han sido mínimas, porque la gente antigua sudcaliforniana no se asentaba en los arroyos… Los arroyos eran respetados, para que las aguas broncas corrieran libremente…
Enmarcando entre días efluvios del jardín, y una colección de hermosas gráficas de la paz antigua, y de estilo colonial, suspirando don Antonio Martínez, entre tantas importantes vivencias durante sus 48 años como empleado de gobierno, 4 en el gobierno federal, y 44 en el gobierno del territorio, y ahora estado, en su desempeño como secretario taquimecanógrafo. Don Antonio recordó aquel devastador ciclón de 1941.
En aquella época…Los ciclones todavía no tenían nombre, la gente del pueblo estaba al pendiente de la torre del vigía, que era donde, con unos banderines, anunciaban el mal tiempo, así como la llegada y salida de los buques de cabotaje… en el cordonazo de aquel 22 de octubre de 1941, como a las 7 de la tarde, se escuchó un fuerte zumbido, que retumbo, por toda la paz… su madre, dijo Don Antonio Martínez, acababa de colar el café, cuando las lluvias empezaban a arreciar y los arboles andaban por los suelos… De repente, una inmensa avalancha de agua arropo toda la casa… el agua del arroyo se metió dentro de la casa el que arrastraban gallinas, puercos, frutos, limones, ropa, bacines y todo tipo de cosas, pasando el agua por una puerta, y por otra así como por las ventanas de la casa, y la familia, todos se colgaron de las vigas del techo… en la copa de los arboles quedaron encajadas grandes piedras, troncos y basura.
Don Antonio como pudo se fue a la oficina, donde había sistema de radio, que comunicaba directamente a la ciudad de México…. Amaneció el 23 de octubre y el ciclón continuaba, el señor Antonio Manríquez Morales, almacenista en el morrito del cajoncito, el que estaba en construcción en ese tiempo, informo que todo estaba bien, que no pasaba nada… pero como a la media hora llega otro trabajador con los ojos pelones, gritando que la presa del cajoncito había desaparecido con todo el equipo de construcción, materiales y herramientas… el torrente de agua que venía de más arriba de la sierra arraso con todo lo que había.
En ese ciclón de 1941, don Adelaido Alvares llevaba a su niña de 12 años, de la mano, y quiso ganarle al arroyo del palo, pero las aguas le arrebataron a la niña, y jamás la encontraron… también falleció una señora que se me pierde su nombre, aplastada con una lámina... Fueron las únicas dos muertes que hubo en ese ciclón del 41 en la paz, además de las pérdidas materiales. En el mismo mes de octubre, azotaron las equipatas, que estuvo casi tan fuerte como el ciclón de días anteriores… en el arroyo de la calle rosales, había un almacén llamado “LA ESPERANZA”… tenían almacenado carne de tiburón, hígado, latas de aceite de tiburón, y aletas además de tantas apeos de pesca. El almacén con todo eso lo arrastro el arroyo quedando rebalsado donde es el hotel los arcos y el parque Cuauhtémoc… había una fetidez tremenda en toda la paz.
En la misma forma el arroyo de la calle 16 de septiembre se inundó, había una tienda de chinos, donde estuvo Palencia, y salían los costales de mercancías como hojitas de papel, dice don Antonio que por muy fuerte que han azotado los ciclones las pérdidas humanas han sido mínimas, porque la gente antigua sudcaliforniana no se asentaba en los arroyos… Los arroyos eran respetados, para que las aguas broncas corrieran libremente…
…Por el placer de escribir… Recordar…Y Compartir…
*Esta crónica fue publicada hace más de 15 años, en los principales medios de comunicación masiva y con mayor prestigio en la ciudad de la paz.*
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