Nostalgia...
martes, 31 de enero de 2017
LA PAZ QUE
SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“LA CONSTITUCION DE
1917...EN SU PRIMER CENTENARIO...LA CIUDAD DE QUERETARO FUE EL ESCENARIO
HISTORICO”.
LA
CONSTITUCION ES LA BIOGRAFIA DE UN PAIS. EN CUANTO A LA DE MEXICO, SE PUEDE
DECIR QUE EN CADA UNO DE SUS ARTICULOS PALPITA LA HISTORIA NACIONAL ENTERA.
El 22 de Octubre del año de 1814, en Apatzingán, apuntó
el alba de la vida institucional democrática y republicana que disfruta México.
En esa población michoacana se firmó el decreto constitucional para la libertad
de la América mexicana, en el que palpitan los pensamientos libertarios del
gran Morelos y de los próceres que, con el más ardiente patriotismo lo
secundaron en la tarea de proporciones gigantescas de conquistar la libertad,
aún a costas de sus vidas. Roto el ritmo de la contienda por la desaparición de
los más connotados insurgentes, también que quedó destruida la vigencia de la
constitución, sin que por ello dejaran de vivir en las mentes y corazones de
los mexicanos en anhelo de ser libres. Desde entonces, una sucesión de hechos
tenebrosos de sangre, traición, prevaricaciones, y crueldades que culminaron
hasta con la mutilación del territorio patrio, engendró en el animo de los
hombres liberales y progresistas, la decisión de erguirse, valerosos para
repeler aquella situación hacer brillar otra vez el nuevo día de una verdadera
Independencia.
Vino el Plan de Ayutla y con su triunfo la instauración
del Congreso que forjó la Constitución del 57 en la que se plasmaron los
mandatos con sentido humano que provocaron la furia de los conservadores hasta
comprometer la patria poniéndola bajo la férula de naciones extranjeras que
apoyaban como gobernantes a personas de igual origen. El indómito Don Benito
Juarez García, y quienes lo secundaron, enfrentando todas las vicisitudes de
una contienda desigual, alcanzaron la victoria, manteniéndose frente a todas
las acometidas del elemento conservador. Se hizo la paz por uno de aquellos
adalides del 5 de mayo quien, habiendo llegado al poder, olvidó su origen y
llenó de ignominia su gloria de soldado, dejando que en México imperara la
injusticia en todas sus manifestaciones durante 30 años, razón por la que fue
derrocado al influjo del mártir de la democracia Don Francisco Indalecio
Madero, el visionario, el apóstol de la bondad y de la democracia, quien ya
ungido por el pueblo ocupó la primera magistratura.
La más horrenda traición lo hizo su víctima y Victoriano
Huerta pisoteando la ley y tratando de borrar todos los principios de moral
cívica, se enfrentó a la furia popular que en Coahuila, tuvo su caudillo y
héroe que supo encabezar nueva lucha hasta instaurar la ley y reivindicar todos
los derechos ultrajados. Ese caudillo fue Don Venustiano Carranza quien con su
carácter de gobernador constitucional del Estado de Coahuila, puso en alto la
insignia de la legalidad y con su ejemplar firmeza de carácter, la sostuvo
fuertemente en sus manos, en medio de los más rudos vendavales de la política llevando al país a una nueva
vida al darle la Constitución que está en vigor, y para cuya estructura
dio cita en Querétaro a hombres de toda
la República quienes arribaron por todos los caminos llevando al constituyente
su amor a México el bagaje de su experiencia en la vida los dolores del
necesitado, y el anhelo de forjar un México feliz, libre y próspero para
siempre.
Fue muy solemne la instauración del congreso el 1 de
diciembre de 1916, un día antes, se había elegido la mesa directiva y
presentado su respectiva protesta; quedando integrada de la siguiente manera: presidente,
Luis Manuel Rojas; vicepresidentes Cándido Aguilar y Salvador Gonzalez Torres;
secretarios, Fernando Lizardi, Ernesto Meade Fierro, José M. Truchuelo y
Antonio Ancona Albertos; prosecretarios, Jesús López Lira, Fernando Castaños,
Juan de Dios Bojórquez y Flavio A. Bojórquez. Después de la declaratoria de
instalación, el Presidente designó una comisión para recibir al primer jefe de
la nación, Don Venustiano Carranza quien se hallaba en las puertas del
Congreso.
Entre aplausos muy nutridos, penetró Don Venustiano
Carranza y tomó asiento a la izquierda de la Presidencia. Se le concedió el uso
de la palabra, y con su voz grave y clara, da lectura al discurso con que hace
entrega de su proyecto de reformas a la Constitución de 1857. El párrafo siguiente
de su discurso memorable y de gran significado muestra la patriótica intención
que motivo al señor Carranza al convocar en todo el país al congreso
constituyente.
“NO PODRE DECIROS QUE EL PROYECTO QUE PRESENTO ES OBRA
PERFECTA, YA QUE NINGUNA QUE SEA HIJA DE LA INTELIGENCIA HUMANA PUEDE ASPIRAR A
TANTO. PERO CREEDME SEÑORES DIPUTADOS, QUE LAS REFORMAS QUE PROPONGO, SON EL
FRUTO DE MI PERSONAL EXPERIENCIA Y LA EXPRESION DE MIS DESEOS HONDOS Y
VEHEMENTES PORQUE EL PUEBLO MEXICANO ALCANCE EL GOCE DE TODAS SUS LIBERTADES,
LA ILUSTRACION Y EL PROGRESO QUE LE DEN LUSTRE Y RESPETO EN EL EXTRANJERO Y PAZ
Y BIENESTAR EN TODOS LOS ASUNTOS DOMESTICOS”.
Después de prolongados y nutridos aplausos en congreso
entró de lleno en la discusión y estudio del articulado constitucional. Las
comisiones de reforma que presidió el General Francisco J. Mújica y Machorro Narváez,
trabajaron día y noche. Los dictámenes se presentaron después de una labor
ardua y consistente. Así transcurrieron las sesiones mañana y tarde de aquel
memorable mes de Diciembre de 1916. A veces había también sesiones nocturnas,
el tiempo era bien aprovechado. En aquel tenso ambiente entre fumarolas y
aromático café surgían los artículos que provocaron las mayores controversias,
el tercero, el 27, 123, y 130. La asamblea abordó los grandes problemas los que
más interesan al elemento revolucionario de México: la educación, los derechos
del trabajador, la nacionalización de la tierra y la propiedad del subsuelo,
las garantías sociales y todas las conquistas por las que se han luchado y
costaron tantas vidas de mexicanos en el transcurso de la revolución.
Quedó la obra consumada en un plazo de 60 días, teniendo
tres sesiones varias veces. El constituyente forjó la carta magna de Querétaro.
Algunos de sus artículos se votaron a las tres de la mañana, tocándole por
ventura al ilustres general Francisco J. Mújica presidir la primera comisión
dictaminadora, tocándole por lo mismo redactar el resto del dictamen respectivo
y además fundamentar el artículo tercero en medio de un torbellino, de una
atmósfera demasiado caldeada, que a veces parecía que se iba a venir a bajo el
teatro Iturbide, recinto de las liberaciones constitucionales. En ese memorable
día, en la Ciudad de Querétaro el General Mújica abordó la tribuna para
sostener el dictamen de la gran Comisión. Su potente voz se dejó escuchar categórica
y solemne para decir que la importancia de ese momento era más interesante que
los días del movimiento armado, porque se estaba defendiendo el porvenir de la niñez
y con ello el futuro de la patria. Y levantando a un más fuerte la voz, dijo
“de una vez por todas hay que salvar a la niñez de las garras del clericalismo,
dándole una educación laica y completamente gratuita”. La oportuna y decisiva
intervención del constituyente Mújica determinó que fuera aprobado el artículo
tercero constitucional que define la educación mexicana. Así como el artículo
quinto, séptimo, 16, 13, 123 y 130 entre otros.
Nuestra carta magna, esa constitución cumple hoy 5 de
febrero su primer centenario, y aunque fue vituperada y combatida por propios y extraños se ha
impuesto en la consciencia universal como la norma más sabia y justa de un
pueblo en marcha hacía la superación de la vida en todos sus aspectos.
Gracias a hombres
como Benito Juárez, Don Venustiano Carranza y una pléyade de visionarios
constituyentes, entre ellos Salvador Álcaraz Romero a través de los tiempos se forjaron
las constituciones de reforma de 1857 y nuestra carta magna de 5 de febrero de
1917 que han sido ejemplo, y que han regido al país…
…Por el placer de escribir…Recordar…Y
compartir…
LAS
RARAS APARICIONES EN LA MISTERIOSA CURVA
DE
LIGUI...
¡No
te pares!... ¡No te pares! ¡Dale, Dale más recio es un esqueleto! Gritaban
desesperados aquella tarde de invierno su esposa e hijos... pero el chofer
miraba en esa peligrosa curva de Ligui a una hermosa y despampanante mujer
rubia ataviada de vistosos colores haciéndole la parada... Y por fortuna este
escuchó los ruegos de su familia, y no se paró, se siguió de frente, y en ese
preciso instante venía una pipa a toda velocidad; que si se para como se lo
pedía la visión de la rubia mujer, se hubiera impactado con la pipa cargada de
combustible, y solo Dios sabe que hubiera pasado... así lo dijo la señora
Romero quienes venían de Loreto a La Paz, no hace mucho tiempo, y sufrieron
esta macabra experiencia.
A través de los años son muchos los
espantados por esos caminos de Dios... Una madrugadita de aquellas, no hace
muchos años. Cuatro prestigiados médicos venías de Guerrero Negro a La Paz, de
cumplir una comisión... Al pasar por la curva de Ligui, de pronto salió de la
nada en la oscuridad de la noche a la orilla del camino, una joven y bella
mujer quien despreocupada y contoneándose graciosamente caminaba dándole
vueltas al bolso negro de mano... Vestía falda floreada corta y blusa blanca,
con el cabello rubio a media espalda, y de piernas muy torneadas; era de buen
ver la mujer dicen; que parecía extranjera, los cuatro se preguntaron que qué
andaba haciendo a esas horas de la madrugada esa linda mujer, y en esa curva
tan peligrosa... ¡Fue cosa de un
instante, cuando de pronto la mujer se aventó al frente del vehículo
como si nada, como si no los hubiera visto!; y supuestamente la atropellaron,
hasta se escuchó el golpe y se sintió el bulto rodando bajo el carro. Fue algo
inenarrable... muy mortificados pararon el coche buscando a la muchacha para
prestarle ayuda, pero para su sorpresa no había nada, todo estaba en la más
espantosa soledad, solo se escuchaba el silbar del viento como un triste
lamento.
Dicen los galenos, que no comprendían que
había pasado, adonde había quedado el cuerpo de la mujer, si por un lado es
cerro pelado, y por el otro es voladero, que la buscaron por espacio de media
hora, hasta que se convencieron que habían visto una aparición... Fue una
experiencia inolvidable.
Por su parte, Don Carlos, respetable
señor de las siete décadas, dijo que no hace mucho tiempo, una oscura noche de
otoño venía él de Loreto a esta ciudad capital, y que de pronto al pasar por la
misteriosa curva de Ligui, volteó a ver el espejo retrovisor de una manera
normal para ver si traía carro atrás, pero cuál sería su sorpresa, que en el
asiento trasero llevaba una pasajera, chocó su mirada con los profundos ojos de
la bella mujer la que tenía el rostro apergaminado, y con sombrero muy
adornado... Que él ya había escuchado sobre las raras apariciones sufridas por
algunas personas, y que estas al sorprenderse o asustarse como era lógico,
chocaban o se iban al voladero. Continúa diciendo Don Carlos que él hizo de
tripas corazón y sacando valor no sabe de dónde, se hizo como si no la hubiera
visto... Y que la pasajera lo acompaño dentro de su vehículo un trecho de más
de doscientos metros, y luego desapareció dejando un suave aroma a flores
silvestres... fue una experiencia espeluznante, dijo.
Don Pedro, mecánico de profesión, dijo
que él venía de Santa Rosalía acompañado de su familia... Ya estaba
anocheciendo, iban pasando por la legendaria curva de Ligui; cuando de pronto
se le ocurre a uno de los niños que quería orinar... Con miles de batallas y
por lo peligroso del camino, buscó un lugarcito para hacer la parada porque el
chamaco ocurrente iba muy urgido. Ya que el niño hizo su necesidad subieron al
vehículo, pero al arrancar, llevaban sentada el guardafangos una mujer vestida
de blanco, y él no comprendía de donde salió, ni cuando se subió sobre el
carro, pero lo curioso es que la familia espantada gritaban que era una calavera
la que llevaba en el guardafangos, fueron momentos terroríficos y el vehículo
iba a toda velocidad, y la mujer si se movía y los chamacos llevaban una
gritería ¡El esqueleto se va a caer, se va a caer el esqueleto decían! Y él más
recio le daba al carro, y así la llevó sobre el guardafangos por un trecho de
más de trecientos metros, y luego esta desapareció. Fue algo espantoso dicen,
los niños ya no quisieron volver por aquellos caminos del Ligui.
Don Juvencio, cuenta que por los años 60,
que él conducía un camioncito de redilas, de aquellos... Venía de Guerrero
Negro a Constitución... Ya estaba anocheciendo, y al pasar por la curva de
Ligui, estaba en la orilla del camino parada una mujer vestida de largo ropaje
blanco pidiendo raite, tenía en el suelo un costal lleno de elotes, él muy
atento paró el vehículo, y se bajó a ayudarle a subir el costal de elotes, el
que escondió atrás del carro, y la mujer volándole el rubio cabello al aire de
un salto ya la tenía trepada en el camión... Y que ella le dijo señalando con
la esquelética y blanca mano a la distancia que se iba a bajar como a unos
quinientos metros donde estaban unos postes.... arrancó el camión y la pasajera
no volvió a hablar en todo el camino, él la miraba con el rabillo del ojo; y
cuando llegaron al lugar señalado, él muy atento, y porque además estaba joven
y era medio coquetón, se le repegó mañosamente para abrirle la puerta y que
sintió un hueso duro y muy helado el cuerpo de la pasajera a través de la tela,
entonces se fijó en su rostro, y lo tenía como apergaminado, y ella se le quedó
viendo con una penetrante mirada tan profunda y negra como un abismo, que en
ese momento sintió un miedo, como si le recorriera liquido caliente por la
columna vertebral, luego, él se bajó de prisa para alcanzarle el costal de
elotes, pero para su sorpresa estos habían desaparecido junto con la mujer...
¡No lo podía creer!, no comprendía para donde había agarrado la pasajera pide raites
de la curva de Ligui con el costal de elotes en un instante, y no había para
donde hacerse.
Le dio varias vueltas al camión por atrás
y por delante y nada encontró. El subirse al carro nuevamente se le hizo
eterno, sentía como plomada los pies, le sumió al fierro a gran velocidad, y
para su sorpresa ¡Llevaba a la mujer agarrada del espejo y la ventanilla junto
a su puerta!.. Fue espantoso aquello, nomás le volaba al viento la cabellera
rubia y el largo vestido blanco...Hasta entonces comprendió que era cosa del
otro mundo... Y con un nudo en la garganta., la iba viendo con el rabillo del
ojo sin descuidar el camino y el volante, que hasta la respiración de ella
sentía... Y como pudo se puso a orar con el pensamiento porque las palabras no
le salían, se le quedaban como un nudo en la garganta... Así llevo a esa rara
aparición como cien metros más hasta que esta desapareció. En lo sucesivo,
dice, procuró viajar siempre acompañado... cuando escuchaba a los camioneros de
esta aparición en la curva de Ligui, ya nada más él se reía, porque también le
había tocado y de a feo... Y dice, que a través de los años él todavía se ha
preguntado que de donde sacaría la mujer
ese costal de elotes por esas soledades, y que manera tiene de aparecérseles
vestida de diferentes maneras a las personas... que esa mirada tan negra y
profunda jamás la ha podido olvidar.
...La curva de Ligüí... Un
camino de misterio que ha dado paso a la leyenda por las raras apariciones de
la mujer que pide raite y provoca accidentes por esos caminos de Dios.
…Por
el placer de escribir…Recordar…Y compartir…
jueves, 26 de enero de 2017
LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZÁRRAGA
“LOS
CARNAVALES DE ANTAÑO...CASCARONES CONFETIS Y SERPENTINAS”.
El carnaval, es uno de los festejos
tradicionales más antiguos con raíces en Europa medieval. Fiesta pagana que
antecede a la cuaresma. Aparece este festejo según crónicas europeas a partir
del siglo XVI, como la adoración de la carne y el licor; también conocida como
“carnestolendas”. Estas fiestas fueron celebradas en la antigüedad en las
mansiones de las altas esferas sociales, que así se preparaban para la ausencia
de la carne de toda clase en la semana mayor. En el estado de Baja California
Sur los carnavales lo instituyeron los franceses a su llegada a Santa Rosalía
desde 1885, cuando llegaron a la explotación de sus minas en el boleo, toda una
época de historia en la península.
Y en La Paz se tiene memoria del
primer carnaval que inicio el 14 de Febrero de 1904 con el programa escrito por
el poeta sudcaliforniano don Filemón C. Pineda; siendo el primer numero el
domingo 14 a las cuatro y media de la tarde con la llegada de “Torote Ciruelo”
rey del carnaval, y la reina, la hermosísima señorita María Labastida,
acompañada de su corte real formada por la señoritas Jesús Moreno, Margarita
Silver y María del Carmen Sánchez Ordaz, así como de los jóvenes Gilberto Isais,
Reynaldo Ojeda, y Lucio Salgado. El acto se verifico en la escalinata del
muelle fiscal donde descendieron de la carroza real, la que fue adornada por el
capitán de la marina mercante don Adolfo Labastida, y remolcada por el barco el
“París”. Según el periódico semanario, la baja California del 20 de febrero de
1904. Desde entonces esta costumbre de las fiestas carnestolendas se arraigo en
la paz. Y cuentan los antiguos, que los festejos del carnaval de la reina y su
gran comitiva llegaba por el mar, y luego Y según cuentan los mayores, los
festejos de carnaval se realizaban siempre en la plazuela o Jardín Velasco; era
y es la fiesta más importante del año en La Paz, donde todo era sana alegría,
no había tiempo de dar cabida a la tristeza...la música y las mascaritas
inundaba todo el pueblo desde temprana hora. En mis tiempos, época dorada de la
década de los 50, de romance, de serenatas, de barcos mercantes, molinos de
viento y tantas cosas bellas, en la mayoría de los hogares había gallineros
repletos de gallinas ponedoras...gallinas contentas cortejadas y pisadas por el
gallo, que dormían tranquilas, y desde luego el huevo era muy sano, lo que era
el desayuno diario de las familias sudcalifornianas, y el cascarón era
celosamente cuidado para las tradicionales fiestas carnestolendas, y en la gran
canasta tejida de cogollo de palma colgada estratégicamente en la viga del
techo del corredor arropado de perfumadas enredaderas y emparrados, lucía
atascada de cascarones durante todo el año...los que serían preparados por toda
la familia en vísperas del carnaval...!y que carnavales señores!...tan sanos,
tan alegres que se realizaban en la plazuela o jardín Velasco.
En los carnavales del ayer era una
tradición que en la mayoría de los hogares se arreglaban los cascarones
pintándolos con palo de Brasil y cascaras de granada, lo que era motivo de
convivencia familiar, era muy divertido, participaban en este tradicional
arreglo de cascarones desde la abuelita hasta el perro que se echaba a sus pies
a observar la labor que se realizaba. Los adultos preparaban la tinta de palo
de brasil, y el engrudo; y los niños se encargaban de retacar los cascarones de
confeti y cubrirlo con un pedazo de papel de china pegándolo con engrudo.
Cuando las cajas de cascarones estaban repletas, se repartían entre los
miembros de la familia y generalmente les tocaba a cada quien una gran bolsa de
papel estraza llena de cascarones, los que debían alcanzar para todos los días
de carnaval, de aquellos añorados tiempos carnavaleros que los chamacos no
entendían por qué eran estas fiestas tan bonitas de sano disfrute familiar, el
que empezaba con elegir las candidatas a reinas y el rey feo.
Conseguir el permiso de los padres
de la candidata a reina era todo un reto. Generalmente eran dos candidatas, una
jovencita de la alta sociedad y otra de clase media, porque antes no había
gente tan pobre en La Paz, una quedaba de reina y la otra era su princesa.
Mediante colecta de dinero en toda la ciudadanía, comerciantes y clubes de
servicios, como Los 20-30 y Cámara Junior, los que se esforzaban en presentar
los más bonitos carros alegóricos y comparsas...algunas que se recuerdan “Las
bastoneras”, “biruta y capulina”, “Blanca nieves y los siete enanitos”, y “La
tremenda corte”. Cada semana Se hacían
el conteo de los votos, el que empezaba un mes antes del carnaval. Bonitos
bailes se organizaban cada semana en el palacio de gobierno frente a la
plazuela amenizado con las bandas de don Rafael Castro y Don Luis Gonzalez y
demás músicos del ayer, donde presentaban a las candidatas con el fin de
recabar votos, ya que se organizaban concursos de baile, y canto y acudía toda
la gente del pueblo a esta fiesta de sana diversión hasta que el cuerpo
aguantara, y al final, hacían el conteo de votos y eso era lo emocionante para
la próxima semana y la que recaudara más
dinero, era la que salía de reina y princesa electas.
El sábado de mal humor era fiesta en
toda La Paz. Desde temprana hora paseaban el mal humor con estruendosa música
carnavalera por todos los barrios, seguidos de mascaritas, chamacos, las bandas
de música y hasta los perros y se les iba uniendo la gente hasta llegar al
palacio de Gobierno donde lo colgaban en el balcón y el que era quemado después
que la máxima autoridad daba lectura al cómico testamento, el que era publicado
en los diarios locales. La plazuela lucía atascada de gente, las calles 16 de
Septiembre, Madero y Revolución eran cerradas hasta la 5 de Mayo, luego
empezaba el baile, el que se ponía a todo dar, amenizado por las famosas
orquestas de Mariano Mercerón y Ramón Márquez así como las ya mencionadas de
Don Rafael Castro y de Don Luis González y la música se escuchaba por toda La
Paz...hubo ocasiones en que presentaron artistas de renombre como Amalia
Mendoza, Lola Beltran, José Alfredo Jiménez y los Tres ases, entre otros de
gran prestigio. Las fiestas de carnaval eran un sano esparcimiento familiar. No
se vendían bebidas alcohólicas. Frente a la plaza había un restaurantito, “Mi
preferida”, de doña Pachita Díaz de Espíndola, madre de los tres reyes magos,
Gaspar, Melchor y Baltazar, respetable señora muy estimada por la sociedad
porteña y famosa por el exquisito menudo que vendía. Estaba también el güero
Wilson con sus sabrosas tortas y taquitos dorados y enmarcaba aquella alegría
la romancera y tradicional nevería Flor de La Paz, de gratos recuerdos. ¡Que
carnavales señores! El domingo por la mañana era coronada la reina electa, en
el Teatro Juarez, así como sus princesas. Y desde el domingo, lunes y martes,
era alegría total en todas las familias de La Paz. Todos andábamos muy felices.
Venían gentes de los ranchos y demás poblados aledaños a disfrutar el carnaval.
Todo mundo estrenaba ropa nueva.
Sastres y
costureras tenían mucho trabajo. Por lo menos un vestido diferente para cada día
de carnaval se estrenaba toda la familia. En casa vendían hasta las gallinas
para la compra de telas y moños y otras cosas para esas fiestas carnavaleras,
que no se necesitaba mucho dinero para divertirse sanamente ya que no había
vendimia de tanta cosa, se acostumbraba que al salir a cualquier baile, la
gente se iba con la barriga llena. En la Nevería La Flor de La Paz, se
compraban exquisitas nieves si acaso, se iba a bailar y a divertirse, no a
comer.
A las cuatro de la tarde paseaban la
reina y su corte por toda La Paz, en hermosas carrozas adornadas con flores
naturales de buganvilia, cinias y sempazuches así como papel de china y crepé,
y la gente sacaba a las banquetas las rechinadoras poltronas para verlos pasar.
Había verdaderos artistas que arreglaban los carros alegóricos bellamente,
entre ellos, la inolvidable Doña Nachita Estrada y el mazatleco Don Alfonso
Cornejo...carros que iban seguidos a pie de la cochi, orquestas, comparsas,
mascaritas, uniéndose la gente hasta llegar a la plazuela donde se daban cita
toda la gran familia sudcaliforniana y empezaba el baile por los cuatro lados
de la plazuela con sus debidas orquestas; y mientras que los abuelitos y los
padres estaban en las bancas con un ojo al gato y otro al garabato, las
muchachas daban la vuelta en el jardín por el lado izquierdo y por el derecho
los varones quebrándose cascarones mutuamente y tirándose serpentinas y confeti
entre coqueteo y coqueteo, quedando el piso como colorida alfombra de
serpentina y confeti, mientras que los niños hacían su agosto con su bolsa de
cascarones. Había un señor llamado don Basilio, que era sordo y rentaba sillas
de extensión a 20 centavos la hora, así como vendía cascarones a 3 por diez,
serpentinas y espanta suegras. La mujer de lunitas y la señora Flores, rentaban
disfraces. También se jugaba a la
lotería y había puestos de pan, gorritos, y mascaras. Recuerdo una leyenda que
decía en un gorrito que traía una muchacha “para todos hay, pero se pide”.
Su majestad la reina estaba sentada
en el trono aventando serpentinas con toda su corte, mientras la gente bailaba.
Había concursos de bailes y de disfraces; las mascaritas bailaban en grupos, y
a las doce de la noche se quitaban el disfraz. Desde las calles 16 de
Septiembre, Madero y Belizario Domínguez, hasta la plazuela, estaban inundados
de gente esas arterias de La Paz. En aquellos días de carnaval, se escuchaba la
tambora y la cochi por todos lados, así como dentro de los primeros autobuses
del pueblo, la panochita y el panochón iban los músicos tocando; y por la tarde
era costumbre que los grupos de mascaritas andaban por los barrios y hasta las
hornillas de las cocinas se metían y decían “no me conoces mascarita?” y era un
corredero de chamacos que a modo de juego, los asustaban. En el Carnaval del
Ayer, no venían vendedores de otras partes, no había limosneros en La Paz, no
había borrachera ni fritanga, ni drogadicción mucho menos. No se conocía esa
palabra. La palabra droga era cuando estaban endrogados, o sea, que pedían
fiado, tenían una deuda, eso era lo que la gente conocía por droga.
Los carnavales de antaño eran para
divertirse no para negocio y borrachera, y gracias a algunos coordinadores de
comités de carnaval, que se recuerda, se pudo gozar de ese sano esparcimiento,
los señores: Jesús Gibert, Enrique Cunninghan Gastelum, Rogelio Olachea Arriola
y Jesús Murillo Aguilar entre otros; y la chispa de alegría la ponían
personajes como Don Manuel Toledo, Pedrito Mercado Romero, Manuel Amarillas,
Jaime Tuchman, Ruben Castro, Víctor Zazuela, Hugo Taylor, Don Anselmo Romero,
Ricardo y Beto Yuen así como Francisco Yee entre otros que escapan al recuerdo.
El martes de carnaval, hasta las 11 de la noche nada mas era el permiso, porque
a las doce y un segundo el miércoles
iniciaba la cuaresma con el miércoles de ceniza, y el domingo chiquito era
carnaval para los niños. También había reina infantil con su corte, pero como
estábamos en cuaresma, a ese carnavalito no nos daban permiso de asistir. Eran
otros tiempos....Cascarones, confetis y serpentinas.
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el placer de escribir…Recordar…Y compartir…
LA PAZ QUE SE PERDIO
POR
MANUELITA LIZARRAGA
“LA TRAGEDIA DE EL SAN BASILIO...DIO PASO
A LA LEYENDA Y CANCION “LA BARCA DE GUAYMAS””
·
FUERON MUCHOS
ANTIGUOS PESCADORES QUE SE ESPANTARON CON EL FANTASMA DEL BARCO EL SAN BASILIO.
·
DECIAN QUE CUANDO
EMPIEZA A MORIR LA TARDE Y LAS PENUNMBRAS SE VISUALIZAN DESPUES DEL OCASO, DE
LA NADA SE APARECE DE REPENTE EL VELERO SAN BASILIO, BAMBOLEANDOSE ENTRE EL
OLEAJE, COMO UNA CASCARA DE NUEZ MECIDA POR EL VIENTO...QUE SOLO ROMPE EL
SILENCIO COMO TRISTES LAMENTOS EL GOLPETEO DEL MAR EN SUS COSTADOS...
·
ASI LO CONTABA MI
HERMANO FLORENCIO EL PESCADOR, QUIEN ENTRE OTROS, TUVO EL INFORTUNIO DE VIVIR
ESTA MACABRA EXPERIENCIA DE VER AL BARCO FANTASMA DESPUES DE LA TRAGEDIA QUE
DIO PASO A LA LEYENDA.
·
EL SAN BASILIO
ERA UN BARQUITO DE CABOTAJE DE SANTA ROSALIA, DE CARGA Y PASAJE QUE HACIA LA
RUTA DE ESE HISTORICO PUERTO MINERO AL DE GUAYMAS...Y DESPUES DE LA TRAGEDIA LE
COMPUSIERON LA TRISTE CANCION “LA BARCA DE GUAYMAS”, DE AUTOR ANONIMO DE ALLI
DE SANTA ROSALIA.
·
AQUELLA NOCHE FATAL
DE LOS AÑOS AQUELLOS, HACE YA MUCHO TIEMPO, LOS LUGUBRES PITIDOS DE EL SAN
BASILIO PARECIAN TRISTES LAMENTOS AL ARRIBAR AL MUELLE, ANUNCIABA MUERTE, EL
BARCO TRIPULADO POR EL MOTORISTA UNICO SOBREVIVIENTE LLEGO CARGADO DE
CADAVERES... ¡TODA LA TRIPULACION ESTABA MUERTA!, HABIAN CONSUMIDO ALIMENTOS Y
AGUA CONTAMINADOS CON AMONIACO...Y LOS GRITOS DEL MOTORISTA ERAN DESGARRADORES.
·
“EL MARAVILLA”
QUE ADEMAS DE BOHEMIO, TAMBIEN ERA MARINERO, Y EL MOTORISTA FUERON LOS UNICOS
QUE SE SALVARON POR CASUALIDAD AQUELLA NOCHE FATAL.
La tragedia del barco El San
Basilio motivó la canción La Barca de Guaymas, la que enlutó a varias familias
de Santa Rosalía y Guaymas...fue un nefasto día, hace ya muchos años, contaba
Florencio, el pescador, que El San Basilio zarpó del puerto de Santa Rosalía
rumbo a Guaymas... tripulación y pasaje iban muy contentos, solo se escuchaba
el chucu chucu del motor del barquito que también era de vela, que como saeta
rompía las olas...el capitán atisbaba la lejanía inmerso en su labor dejando
vagar sus pensamientos, y la tripulación andaba en sus quehaceres propios de la
marinería, mientras que los pasajeros recargados en la baranda, aspiraban la
brisa marina disfrutando el bello crepúsculo, golpeando su olfato los
exquisitos aromas que salían de la cocina.
En realidad, el trayecto de
Santa Rosalía a Guaymas, era muy corto, por eso es inexplicable la fatal
tragedia que sucedió en un instante...empezaba a morir la tarde tiñendo el mar
de incendiantes tonalidades...de pronto, el motor de la embarcación empezó a
fallar, y la marinería, rápido izaron las velas; el motorista bajó a arreglar
el desperfecto, ya estaban cayendo las penumbras dela noche y las luces se
empezaban a encender...era hora de cenar, nadie se imaginaba la terrible
tragedia que se avecinaba y envolvía la embarcación...el aullar del viento y el
rumor del mar anunciaba...muerte!.
Todo sucedió en un
instante...los gritos del dolor y estertores de muerte, si los hubo, fueron
apagados por el viento y el oleaje del mar...envuelto en un silencio mortal, El
San Basilio a Vela tendida cortaba las aguas a media travesía de Santa Rosalía
a Guaymas, la barca se mecía lúgubremente en la inmensidad del mar, en las
penumbras de la noche; mientras que allá abajo el motorista terminaba de arreglar
la avería del motor...muy contento porque terminó pronto y bien su trabajo,
tatareando una canción subió a cubierta a informar al capitán...
¡Pero no podía dar crédito al
macabro espectáculo que sus desorbitados ojos contemplaban!, ¡la cubierta del barco
estaba regado de cadáveres!, ¡toda la tripulación y dos pasajeros más estaban
muertos!, al parecer inexplicablemente...sin comprender el joven motorista turbado
por la fuerte impresión tomó el mando de la embarcación y continuó navegando
rumbo a Guaymas con su macabra carga....con lúgubres pitidos que parecían
lamentos arribó el San Basilio a Guaymas...al saber la tragedia autoridades y
población quedaron consternados la noticia de que el barco llegó con toda la
tripulación muerta corrió como reguero de pólvora por toda Guaymas y
Santa Rosalía.
Santa Rosalía.
En un principio, sospechaban
del joven motorista, como era lógico, pero después de las investigaciones las autoridades determinaron
que lo que comieron y el agua que bebieron en la cena estaban contaminada con amoníaco.
El motorista se salvó de milagro, porque por estar componiendo el motor no cenó
aquella tarde; y el otro sobreviviente, decía Florencio, fue un joven de Santa
Rosalía que apodaban El maravilla, y era marinero del San Basilio y que
contaban los mayores que por andar éste de visita con la novia, lo dejó el
barco.
La tragedia de El San Basilio
dio paso a la leyenda y a la hermosa canción tan sentida, “La barca de
Guaymas”; la que a Polencho le gustaba tanto cantar porque él era un pescador
de renombre y contaba que El San Basilio era un barco fantasma que seguido lo
miraban los pescadores en la travesía y luego desaparecía en la inmensidad del
mar y los que conocían de la tragedia le sacaban la vuelta, que algunos le
decían el barco maldito y después de la desgracia, nunca nadie lo quiso
abordar...que él ya no volvió a saber del barco, que tal vez desapareció o se
hundió...pero que la barca de Guaymas era el San Basilio, así lo decía él.
....Y cuando empieza a morir la
tarde, y las penumbras de la noche caen, El San Basilio se bambolea lúgubremente
en la inmensidad del mar, solo rompe el silencio el golpeteo del agua en sus
costados como tristes lamentos....
…Por
el placer de escribir…Recordar…Y compartir…
martes, 24 de enero de 2017
LA PAZ QUE SE PERDIO
POR
MANUELITA LIZÁRRAGA
“PENSAMIENTOS
DE JOSÉ MARTÍ...PROSER CUBANO QUE NO DEBIÓ MORIR”.
·
José Martí, poeta, ensayista y político nació en
Cuba el 28 de enero de 1853...pero su obra no tiene nacionalidad, es un hombre
de la América entera.
·
Guió la más grande de las guerras
revolucionarias cubanas contra el dominio español en 1885...Martí sentó con su
pluma vibrante las bases del primer partido revolucionario.
·
Murió luchando por la libertad de la patria el
19 de mayo de 1895.
·
Yo tengo un espíritu inmortal, porque lo siento,
porque lo creo y porque lo quiero. Así lo dijo el próser cubano.
“Qué bueno fuera que, con ojos seguros los acaudalados del
país se diesen a ayudar las verdaderas industrias de México, que no son las
imitaciones pálidas, trabajos y contrahechas de industrias extranjeras; sino
aquellas nacidas del propio suelo que ni para nacer ni para vivir necesitan
pedir prestado el alimento a pueblos lejanos, sino que trabajan de cerca e
inmediatamente los productos propios”... (José Martí, La América, New York,
Junio de 1883.
El destacado
intelectual y luchador social dijo en tierras mexicanas.
“La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra
de la vida; truécase en polvo el cráneo pensador, pero viven perpetuamente y
fructifican los pensamientos que en él se elaboraron”. (José Martí, El
Federalista, 05 de Mayo de 1876.
“Es hora de pensar....pensar espanta, cuando se tiene el
alma en la garganta... ¡Oh sueño de los pobres!...los ignorados héroes de la
vida....los que han solo en la ruta sin medida, cielo negro, sol puesto, aguas
salobres, ellos tienen las canas en la frente, la noche del amor en la memoria
y en la faz una lágrima caliente y un frío cadáver por historia”.
“Oh México querido!, ¡oh México adorado!...ve los peligros
que te cercan, oye el clamor de un hijo tuyo que no nació de ti...por el norte
un vecino avieso se cuaja...por el sur tú te ordenarás...tu entenderás....tú te
guiarás....yo habré muerto...!Oh México por defenderte y amarte!, pero si tus
manos flaqueasen, y no fueras digno de tu deber continental yo lloraría debajo
de la tierra, con lágrimas, que serían velas de hierro para lanzas, como a un
hijo clavado en su ataúd...que ve como un gusano le come a la madre las
entrañas.
...México crece, ha de crecer para la defensa, cuando sus
vecinos crecen para la codicia”.
José Martí era el alma de un pueblo, y su consciencia era
una independencia encerrada en el alma de un patriota.
…Por el placer de
escribir…Recordar…Y compartir…
LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA
LIZARRAGA
“DON IDELFONSO GREEN
CESEÑA...SUDCALIFORNIANO ILUSTRE...DEFENSOR DE LA SOBERANIA NACIONAL”.
- NACIO EL 23 DE ENRO DE 1830...FALLECIO EL 27 DE
MARZO DE 1932...SUS RESTOS ESTAN SEPULTADOS EN LA ROTONDA DE LOS SUDCALIFORNIANOS
ILUSTRES.
- FUE EL PRIMER SUDCALIFORNIANO QUE SE CASO DE
ACUERDO AL ORDENAMIENTO CIVIL, DURANTE LAS LEYES DE REFORMA.
- SU CONSIGNA FUE: CONSTITUCION O MUERTE, ES DECIR,
ESTADO Y SOCIEDAD CIVIL, PROGRESO Y DEMOCRACIA.
- COMANDO LA COMPAÑÍA LIBERAL DE RANCHEROS DEL SUR, A
LOS QUE LLAMO “RIFLEROS DE SAN LUCAS”.
- EL CAPITAN DE LA GUARDIA NACIONAL Y SUS RIFLEROS DE
SAN LUCAS ILDEFONSO GREEN RECORRIAN
VIGILANTES BRECHAS Y LAS ORILLAS DE LAS PLAYAS DEL SUR, EN DEFENSA DE LA
SOBERANIA NACIONAL.
- DEFENDIO LA PENINSULA DE BAJA CALIFORNIA SUR DEL
PIRATA WILLIAM WALKER EN 1856
Nació en Cabo San Lucas, y sus padres fueron Don
Esteban Ruffino Green de origen ruso y nacionalizado mexicano, uno de los
fundadores de Cabo San Lucas y su mamá fue Doña Jesús Ceseña Ojeda. Don
Ildefonso quedó huérfano de padre a los cinco años de edad, y empezó sus
primeros estudios con el profesor Miguel Canseco. Según contaba Don Ildefonso
que estando en la escuela hubo un gran temblor y quedó muy impresionado al ver
que al Cerro de San Lázaro se le desprendía un gran picacho, el cual hasta la
fecha se le nota mutilado.
Doña Jesús
contrajo nupcias nuevamente con Don Salvador Castro, y llevo a toda la familia
a la Alta California y el Güero Green como se le conoció por cariño continuo sus
estudios en Nueva York adquiriendo amplia cultura y dominando a la perfección
el idioma inglés. A Don Ildefonso Green le toco presenciar la invasión
norteamericana de 1847 al mando del comodoro Estocton, por lo que cuando
viajaban a pasar por San José del Cabo, lugar ya tomado por los invasores,
fueron detenidos un tiempo y fue a visitar el sepulcro del capitán Don Antonio
Mijares muerto en combate recientemente en defensa de la soberanía nacional
contra la invasión extranjera, quizás esos momentos encendieron en el corazón
del joven Ildefonso Green la llama ardiente de la justicia y su amor a la
patria. Después de un tiempo, volvieron a embarcarse, tocando el puerto de Mazatlán
y presencio cuando los norteamericanos embarcaban rumbo a Estados Unidos varios
heridos. Siguieron tocando varios puertos de la América del Sur y en Chile
hicieron varias reparaciones a la fragata en la que viajaban y por esas costas
les azoto un huracán que los puso en gran peligro. Luego pasaron a Cabo de
Hornos, y llegaron a Argentina y luego a Rio de Janeiro y de ahí a alta mar
donde les azoto otro huracán del que salieron bien librados, y después de
muchas peripecias al fin llegaron a Nueva York, hospedándose en casa del capitán,
su protector.
En esa época,
se descubrió el famoso placer de oro y nuestro héroe sudcaliforniano empezó a
trabajar en un almacén en donde pasaba el oro que la empresa compraba y pudo
darse cuenta de las luchas que se libraban entre los americanos y las gavillas
que se levantaban en defensa todavía de la tierra y su oro, siendo las más
aguerrida la encabezada por Joaquín Murrieta quien mato muchos americanos en unión
de Salomón Picco hijo del ultimo gobernador de California, cuando esta pertenecía
a México. Fue Ildefonso desde muy joven un
magnifico tirador y era amante de la caza llegando a ser temido y de
fama, tanto en California como en el territorio sur, teniendo también sus
aventuras de cazador. Cuenta Doña Dominga de Amao, que en una ocasión salió el
güero Green en compañía de unos señores y en el bosque le salió al paso un
enorme oso, y montando su brioso corcel Ildefonso de dio a la tarea de cazarlo
sin tomar en cuenta lo peligroso que era, pero por los nervios del caballo,
erro el tiro, y el animal se enfureció echándosele encima y dando rápidamente
la vuelta se quiso poner a salvo, pero la silla se salió de su lugar y el güero
fue a da r al suelo ya penas pudo salir bien librado de este lance.
En aquella época,
hubo una epidemia de cólera morbo que sembró la desolación y mato mucha
gente, tuvieron que salir de aquel lugar
muchas familias, entre ellas la de Ildefonso Green Ceseña dirigiéndose a Cabo
San Lucas, donde tenían sus intereses, pero al llegar no pudieron desembarcar
porque allí también había este terrible mal, por lo que se dirigieron a punta
palmilla internándose en la sierra hasta que pudiera pasar. Corría el año de
1853...las cosas estaban turbias por la reciente invasión del terrible pirata
William Walker...Ildefonso Green Ceseña. Hombre de fecunda y productiva vida
dedicada a la defensa y de los más altos ideales de la democracia y de la sudcalifornidad,
junto con sus seguidores fue de la generación de los liberales mexicanos que
defendieron en todo momento a Baja
California Sur como un territorio integrante de la Nación Mexicana. En aquel
tiempo la península estaba en el más completo abandono después de la guerra de intervención
norteamericana en 1847 1848, la que fue defendida por los héroes muleginos.
Surge entonces la violenta generación sudcaliforniana encabezada por don Ildefonso
Green que fue la responsable de realizar el destino histórico de sudcalifornia
en la segunda mitad del siglo pasado, cuando el pirata William Walker pretendió
en 1853 constituir en todo el noreste mexicanos la republica de sonora, sucedió
que luego de tomar La Paz llegó a Cabo San Lucas el barco donde venía el filibustero
William Walker y un montón de piratas los que ocultando sus propósitos de
pillaje estuvieron varios días cultivando amistades trayendo licores a tierra y
jugando póker y habiendo bebido de más la familia Green les brindó hospedaje,
fue así como se descubrieron sus perversos propósitos y quienes era, Ildefonso
siempre vigilante y nada confiado, pudo escuchar que algo tramaban pues
mencionaban al gobernador del territorio sur Rafael Espinoza y planeaban
atentar contralas jovencitas que más les gustara y descubrió también el güero
Green que llevaban a bordo secuestrado a Juan Clímaco. Al escuchar esto Don
Ildefonso luego luego se puso en actividad armando a la gente, pero algo
maliciaron los piratas porque luego luego se hicieron a la mar. El güero Green
dio aviso a San José del Cabo y luego a La Paz, siendo llamado para darle
instrucciones de formar la Guardia Nacional siendo nombrado capitán. Se le dio
parque, armas y reclutar gente en San José del Cabo, desplegó una actividad y
organización sorprendente de mando despertando respeto y simpatía y la gente se
le unió dispuestos a todo, ya que estaban harto de pasadas invasiones. Armó 300
hombres, y los domingos los reunía para darles instrucción militar, nombrándolos
“RIFLEROS DE SAN LUCAS”, no contaban con sueldo alguno.
Ildefonso Green y su equipo de valientes, los
rifleros de San Lucas con el arrojo del hombre sudcaliforniano defendieron esta
tierra de la nefastas intenciones del feroz pirata filibustero. Desde ese
entonces los sudcalifornianos asumieron como propias el proyecto de nación
libre y soberano que se realizaban en el resto del país. Con la derrota de
William Walker en 1853 los pocos habitantes que había en la península desde
Cabo san Lucas hasta la frontera recibieron con gran júbilo la confirmación de
la nacionalidad que todos ellos los rancheros, mineros, y pescadores de perlas habían
elegido de manera irrenunciable. Después de estos actos de confirmación
nacional Don Ildefonso Green en compañía de Mauricio Castro se levantó en armas
para defender la causa liberal.
Durante la
guerra de Reforma Green se caracterizó por mantener la vigencia de la constitución
de 1857, la cual había terminado con los privilegios de la iglesia y el ejército.
Cuando el gobernador arribista Diego Castilla se hizo cargo del poder local a través
de un cuartelazo, el güero Green comando una compañía liberal de rancheros del
sur a la que bautizo con el nombre de rifleros de San Lucas, triunfando el
movimiento y restableciéndose la legalidad constitucional. Los rifleros de San
Lucas apoyaron a Teodoro Riberoll para que gobernara la península. Durante este
gobierno liberal cuando los sudcalifornianos discutieron por primera vez la
manera que debía elegirse el gobierno interno, se constituyó una asamblea
legislativa compuesta por un representante de cada municipalidad y expidió un
estatuto orgánico que reglamento sus funciones.
Esta experiencia local de autogobierno coloca
a los liberales sudcalifornianos de ese tiempo como precursores de los
movimientos políticos nativistas que habían de manifestarse en el siglo XX.
Siendo Ildefonso Green y sus seguidores defensores de las causas de la
democracia y la sudcalifornidad. Durante el gobierno de Juárez el estadounidense
Robert Mclane a través de Melchor Ocampo, Secretario de Relaciones Exteriores,
hizo la insultante propuesta del gobierno norteamericano al mexicano de comprar
la península mexicana, imponiéndose el derecho histórico de las voluntades
sudcalifornianas y del espíritu patriótico que habrían expresado los muleginos
y josefinos durante la guerra de 1847 y de las invasiones filibusteras
defendidas por Ildefonso Green y sus rifleros, asimismo, don Ildefonso con el
general Manuel Márquez de León y sus Rifleros de Cabo San Lucas destituyeron al
jefe político Gerónimo Amador en 1860 quien debido a sus arbitrariedades
propicio un difícil sistema político y social. Recorrían las polvorientas
brechas don Ildefonso Con su batallón los cazadores de california Clodomiro
Cota, Victoriano Legaspy, Emilio Mendoza, Loreto Manríquez, Francisco Romero,
Antonio Piñuelas, Rafael Manríquez, Isabel González y José Gutiérrez, entre
otros preparados para la defensa de la península, cuando los franceses
amenazaban invadirla; Ildefonso Green en 1866 organizo el levantamiento popular
de sus cazadores y rifleros de san Lucas, para destituir a los malos e ilegales
gobernantes como pedro magaña Navarrete jefe político quien se negaba a entregarle
el mando a Don Antonio Pedrín, quien fue nombrado por el presidente Benito Juárez;
Ildefonso Green sitiaron en Santiago durante 9 días impidiéndoles a la gente de
Navarrete al paso, saliendo estos derrotados.
Ildefonso
Green fue el primer sudcaliforniano que se casó de acuerdo a l ordenamiento
civil que para tal efecto se expidió durante la reforma. Acto muy significativo
en las circunstancias de una sociedad regional que desde su colonización había
sido controlada por la iglesia. La sociedad privada y urbana coloca a Ildefonso
Green como uno de los liberales sudcalifornianos más consecuente con los
principios que practico y que se expresaba en la consigna de Constitución o
muerte, es decir, estado y sociedad civil, progreso y democracia. Durante el gobierno de Emiliano Dávalos ocurrió
otro levantamiento en 1874 encabezado por Ramón Valdéz, quien avanzo al sur
perdiendo la vida en un enfrentamiento contra el güero Green y sus rifleros.
Green recibió orden de fusilar a los vencidos, pero reusó a hacerlo sosteniendo
que los jóvenes habían sido arrastrados con engaños al movimiento demostrando
con este gesto su nobleza y generosidad. Ildefonso Green estaba presente en
todos los momentos en que los sudcalifornianos requerían de sus
servicios....aquel riflero de cabo san Lucas irrumpe siempre al lado de Manuel Márquez
de León, Clodomiro Cota y los rancheros como defensores de la legalidad y el
orden.
El güero Green
el terror del sur, derroto a fuerzas federales que lo acosaban por defender el
plan del triunfo presentado por Manuel Márquez de león a finales de 1879. Con
el surgimiento del maderismo fue entusiasta propagandista de la causa
revolucionaria. A la caída de don Porfirio Díaz Green fue electo presidente
municipal de San José del Cabo. A los 85 años de edad, en 1915, el güero Green
se colocó al lado del constitucionalismo a las órdenes del teniente coronel Don
Urbano Angulo con un gran contingente de hombres caballos y armas como
sudcaliforniano mexicano que represento la corriente del liberalismo político
mexicano siguió en la revolución en busca del sufragio efectivo y la no reelección
coincido con los revolucionarios sudcalifornianos de su tiempo en el carácter
social y antiimperialista que debía tener aquel movimiento, destacando la
nacionalidad histórica de que los recursos naturales concesionados a potencias
extranjeras regresaran a manos de los mexicanos, particularmente a los
sudcalifornianos.
Al triunfo del
constitucionalismo don Ildefonso Green recibió el grado de mayor sirviendo al ejército
durante dos años, luego pido su baja dedicándose al reclamo de tierra para los
campesinos, al mismo tiempo que pugnaba porque se ofreciera a nuestros pueblos
mejores oportunidades de educación a la que consideraba uno de los objetivos
revolucionarios más importantes que debía alcanzar el México moderno. Don
Ildefonso Green nació en Cabo San Lucas el 23 de enero de 1830 y falleció en su
rancho santa Gertrudis el 27 de marzo de 1932 a la edad de 102 años, sus restos
descansan en la rotonda de los hombres ilustres.
Y el héroe
sudcaliforniano defensor de la soberanía nacional…Recorría con sus rifleros
serranías y mares vigilando y evitando la invasión extranjera…Si viviera, ahora
y viera cómo está su tierra la que ahora no supieron defender, se volvería a
morir 10 veces…
…Por
el placer de escribir…Recordar...Y compartir…
lunes, 23 de enero de 2017
LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR MANUELITA LIZARRAGA.
“DE GRAN TRADICION EN LA PAZ... LA
PELUQUERIA EL ZURDO...LA QUE HA DADO PASO A LA LEYENDA”
Por
la subidita frente al cine Juárez se ve la silla vacía...donde don Enrique
Ramos, propietario de la peluquería “El Zurdo” siempre estaba sentado mirando
pasar a la gente...y al ver la silla vacía vino a la mente aquel ayer...a veces
don Enrique estaba sin camisa...en otras ocasiones lo sorprendía con los ojos
entornados inmersos en sus recuerdos tarareando una canción...farolito, perfume
de gardenia o en otras ocasiones rascando las cuerdas de una antigua guitarra.
Don Enrique, además de ser uno de los mejores peluqueros de La Paz que se
perdió, tenía un espíritu bohemio...era un artista tanto para la música como para
cortar el cabello, así como para tocar instrumentos musicales como el saxofón,
la trompeta y la guitarra.
Son pocas las gentes aquí en La Paz los que no se hayan
cortado el cabello con el Zurdo, frente al cine Juárez, y que no escuchaban esa
frase tan singular de don Enrique Ramos: “ERA VISTO”.
Al pasar por la subidita frente al cine Juárez y al ver
la silla vacía en la banqueta, me sumergí en el pasado...y fluyeron los
recuerdos. Antiguamente, la peluquería era atendida por Don Liborio Barrera,
Carlos Espinoza, Ruffino Bustamantes y Don Enrique Ramos, quien por el año de
1952 paso a ser propietario de la peluquería...el tris tras de las tijeras se
escuchaban por la subidita, en la peluquería el Zurdo...enmarcado con aquellos
ruidos que se generaban en esa arteria tan importante del corazón de La
Paz...la peluquería siempre estaba llena de gente. Era una costumbre que antes
de entrar al cine Juárez, los señores, chamacos y jóvenes se cortaban el
cabello en la peluquería y se daban su boleada con los boleritos de cajón. En
esa época, de las peluquerías que había en La Paz: La Escondida, donde estaba
Don Polito, un dulce y tierno viejecito nerviosón, el que hizo un abanico de
cartón, en el techo, y el cliente le jalaba un mecatito para echarse aire, mientras
Don Polito lo peluqueaba, pero esa es otra historia; también estaba la
Peluquería de El Veracruzano, y la de Don Braulio Murillo de gratos recuerdos y
muy apreciado por cierto, además de los peluqueros que en sus hogares algunos
cortaban el cabello, y otros iban a domicilio.
Por aquella bajadita del cine Juárez, de gratos y
evocadores recuerdos, tantas veces transitada, cuantas historias de amor se
escribieron...me parece ver a Mercadito en su labor sentado cruzado de piernas
con el sombrerito en las rodillas y con los zapatos del numero dos muy
lustrados, rodeado del revoloteo de palomas, y de las familias del ayer,
entrando y saliendo del cine; así como a Don Enrique Vonborstel, siempre de
ropajes blancos regañando al barrendero...las tijeras de los peluqueros
sonando...el tiroteo de balazos de las películas de villanos, de Chicote,
Pancho Villa, así como de Clavillazo y Tin Tan, aunado a las rechiflas y
taconeos en el piso de madera del cine Juárez...!tan clásicos!...el zumbar de
las máquinas de coser de los sastres Don Julián Pérez y Don Manuel Wong, entre
aquellos aromas de las exquisitas tortas de Doña Chuy...las notas musicales que
inundaban aquella bajadita, arrancadas a las teclas de los instrumentos
musicales, en la antigua Escuela de Música...así como la romancera nevería la
Flor de La Paz llena de alegría con su música de rocola y su tradicional nieve
de garrafa, de gratos recuerdos, además del carretón del tío Badajoza bajo el árbol
de la india inundado de pájaros cantores...el zumbido de las licuadoras de
“chocomiles” en el puesto del Español...y los cepillos raspando hielo para los
raspados con Don Trino Osuna, enmarcado con los gritos del baratero cumbre que
se escuchaba de puerta a puerta pregonando sus mercancías en el antiguo Mercado
Madero.
A través de los años, gentes de todos los estratos
sociales pasaron por las largas y profesionales tijeras de Don Enrique Ramos,
quien era originario de Nayarit; y quien contrajo nupcias con la señorita María
del Socorro Gallardo Meza...procrearon nueve hijos radicaban en la hermosa
tierra minera de Santa Rosalía, donde era él era músico...luego la familia se trasladó
a esta bella ciudad de La Paz, hasta su fallecimiento. Sus hijos, Rodrigo,
Enrique, Hipólito, Edmundo, Leoncio, Flora, Maura, Sofía y Marta, lo recuerdan
con gran amor y nostalgia. Enrique y Rodrigo continúan con la tradicional
peluquería El Zurdo, siguiendo el ejemplo de su padre, y la que ahora se llama
Peluquería Ramos; e Hipólito ya rindió cuentas al Creador.
Antaño...cuando en la plazuela y el kiosco del malecón
parecía un bello jardín adornado de lindas flores con la presencia de las
muchachas del pueblo luciendo sus peinados de moda, de cola de caballo y
permanente así como sus crinolinas y ropajes largos...y los jóvenes con el cabello
embarrado de brillantina quienes perfumados a lavanda y old spice, gozosos acudían a las tardeadas
a bailar al compás de la hermosa música amenizada por la orquesta de los
“Canarios” de Don Luis González y Don Rafael Castro, así como Don Enrique le
daba el toque alegre tocando el saxofón y la trompeta.
La peluquería el Zurdo está impregnada de historia
chascarrillo y anécdotas de los clientes que por ahí pasaron, y que han dado
paso a la leyenda... cuenta uno de los hijos de Don Enrique que Don Angel
Mateoti puso de moda el corte Flep Tap, y los jóvenes y señores del ayer lo
usaron mucho, “El conono” y “panchito el loco” siempre decían “córtamelo tipo
Matteoti”, a mí también decían los clientes...un peso y 1.50 se cobraba el
corte de cabello, pero de aquellos pesotes de plata Ley 0720 que un escándalo
hacían cuando al suelo caían y se iban rebotando tintineando. Los clientes eran
y son como de la familia, algunos muy conocidos por sus apodos...”El Mapachon”,
“El Popocha”, “El Mariquita”, “El Chorizo”, “El Nando Pineda”, “El Diablo”, “El
Babita”, “El pata de cañón”, “El Orejas” y “Don Loreto Amador”. Anita y
Marianita hacían el día más ameno con sus puntadas entre fumarolas y
chascarrillos enmarcados con el tris tras de las largas tijeras de los peluqueros.
Don Enrique tenía un cliente muy especial...Don Raúl Miranda, a quien cuando al
terminar de cortarle el cabello nunca estaba conforme y Don Enrique le ponía el
espejo para que se viera, y Don Raúl decía “Me quedó disparejo este lado”, y
como Don Enrique sabía que estaba bien cortado el cabello, nada más le sonaba
las tijeras y Don Raúl ni cuenta se daba...y luego le mostraba nuevamente el
espejo y Don Raúl decía “Ahora si me quedo muy bien”.
Pero una vez, a un agricultor del Valle de Santo Domingo,
al señor Alberto Poloni, Don Enrique le cortó mal una patilla, dejándole solo
una, se enojó tanto el señor Poloni que nunca más volvió a la peluquería, quien
además murió muy joven por un paro cardiaco; y a Don Enrique le dio tanta pena,
que fue el último corte que hizo en su vida. Y después de eso, las tijeras de
Don Enrique nunca volvieron a sonar. Sus hijos se hicieron cargo de la
peluquería desde 1962...y las tijeras de Don Enrique Ramos así como el cine Juárez,
quedaron en silencio para siempre....y aunque el tris tras de las tijeras aún
se escucha, así como pasos silenciosos que vienen y van...Como el canto de los
pájaros en los árboles, el revoloteo de palomas, el zumbar de las máquinas de
coser del sastre...la silla en la banqueta quedo solitaria...pues Don Enrique
se nos adelantó en el camino sin retorno y la silla vacía en la banqueta,
anuncia que la peluquería inició sus labores continuando con la tradición...
...”ERA VISTO”...y a modo de travesura,
Don Enrique Ramos nada más le sonaba las largas tijeras a Don Raúl Miranda.
…Por el placer de escribir…Recordar…Y
compartir…
LA PAZ QUE
SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“2 DE FEBRERO DIA DE LA
CANDELARIA... DE LA PURIFICACION DE MARIA SANTISIMA...DE LA PODA DE LAS
PARRAS...Y SIEMBRA DE LAS CALABAZAS”
El dos de Febrero, día de la candelaria es la última
celebración del ciclo relativo a la natividad de Jesucristo. En el antiguo
testamento, dice que toda mujer que daba a luz, debía purificarse durante 33
días mediante el recogimiento y la oración en su propio hogar. Cumplida la
fecha, acudían al templo, en compañía de su esposo a presentar al niño de
acuerdo con la religión católica...María y José llevaron a presentar al niño
Jesús el 2 de Febrero junto con una paloma blanca como ofrenda. Simeón
profetizó que Jesús sería la luz que iluminaría a los gentiles. Así empezó el
simbolismo de las velas o candelas, que representa la luz del mundo.
En el interior de la República Mexicana, desde los
inicios de La Colonia se acostumbra celebrar el día de la Candelaria. Teniendo
su origen precisamente en la celebración litúrgica de la fiesta de purificación
de María y la presentación de Jesús al templo. En la ciudad de México, se
acostumbra que la persona que se sacó el monito en la rosca de reyes el 06 de
Enero, se convierte en el padrino del niño Dios. Para cumplir con su tarea,
padrino o madrina, deben levantar al niño del pesebre, colocado el 24 de
Diciembre, donde se ofreció la merienda el 06 de Enero. Después lo viste de
distintas maneras; la primera vez, del niño de las palomas en conmemoración de
la ofrenda llevada por María al templo. Una vez vestido el niño, la madrina o
padrino lo lleva a la iglesia el 02 de Febrero junto con las candelas y las
semillas de chía y trigo que serán parte del altar de dolores para que reciba
la bendición por todo un año. Cuando termina la ceremonia se le sienta en la
silla dentro del un nicho donde permanecerá a lo largo del año. El primer año,
después de bendecida debe ir acostado. Los siguientes días se le coloca en una
silla y se le puede vestir de niño ciego, de Juan Dieguito con su ayate, o de Santo
Niño de Atocha, con bastón canasta y sombrero. La celebración termina el 02 de
Febrero con la merienda de los compadres, tamales, atole, etc.
En otra época, aquí en La Paz, el 02 de Febrero fue una
costumbre la poda de la vid, o parras, y la siembra de calabazas. ¡Que
preciosas y frondosos emparrados había en la mayoría de los hogares en La
Paz!...y la cosecha de exquisitos racimos de uvas era abundante...mi
inolvidable abuela y madre, guardaban celosamente las semillas de las calabazas
cegualcas y aharotas para sembrarlas el 02 de Febrero así como se podaba la
parra y se sembraba en botecitos los sarmientos o poditos de la misma, para
sembrarlos el próximo año o para regalarlo a la demás familia y amigos. Era muy
sabia mi abuelita, le gustaba que anduviéramos junto a ella para que
aprendiéramos lo que hacía. Siempre que estaba manos a la obra, enseñaba, cómo,
para qué y por qué de las cosas. “La calabaza se siembra en tierra de humedad”,
decía, “se hace un pozo de una cuarta de hondo, y se siembran cinco o siete
semillas” a los pocos días se empezaba a reventar la tierra, surgiendo las
matas de calabaza que me encantaba camelar el desarrollo de la matita cuando
iba echando las guías, las flores y calabacitas, y mi abuelita le iba dando
tierra.
“¡Nanita, nanita!...allá está otra calabacita”, gritaba
jubilosa al tiempo que las señalaba...y mi abuela furibunda, me decía “¡No las
apuntes porque se caen!”...”que chistosa mi abuelita”, pensaba, “que se van a
caer las calabazas”. Y de mañosa en una ocasión en que ella no andaba en los
surcos, apunté las calabazas para comprobar si era cierto lo que ella decía... ¡Pues
si fue cierto!, las bolitas que habían salido y que yo había apuntado se
churieron. La flor que no tenía calabaza, mi madre ¡que sabrosos guisados hacía
con ella!, además se las echaba al cocido, o las hacía crema, y que sabrosas
sabían.
Para la poda de la parra, la abuela decía “Se corta entre
broto y broto por el medio, sin cortar los tallos, y no se riega durante tres
días la mata, para que no se descargue ésta, después se riega diariamente o
cada tercer día”. Y bajo aquel fresco corredor arropado de frondosa vid,
camelaba los brotitos contando emocionada cuantos racimos de uvas daría la
mata; y cuando ya empezaban a pintar las uvas, los mayores metían los racimos
en bolsas de papel estraza para que no se los comieran los pájaros “y los
ratones de cabeza prieta” decía mi abuela.
Antes la tierra era mejor para sembrar, los árboles daban
mucho fruto...tal vez porque estaban regados con agua de pozo, potable le
decían…y se abonaba la tierra con estiércol, y las mismas hojas secas de la
parra se le echaban de abono, y se le amarraba un trapo colorado por si había eclipse…y
cuando las uvas estaban pinteando se embolsaban para que no se la comieran los pájaros…
ahora, ya ni emparrados hay, y los pocos que hay ya no dan frutos...bueno yo todavía
tengo mi emparrado y da buenos frutos todavía… quizás es el agua que está
clorada porque si hasta los riñones se
llenan de piedra con el agua que tomamos, aunque ésta esté hervida cómo estarán
las raíces de los árboles con el sarro del agua. ...Parras y calabazas...bellos
recuerdos.
…Por el placer de escribir…Recordar…Y
compartir…
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