LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“LOS MAGOS DE
ORIENTE....MAESTROS DE HUMANIDAD”.
Hoy
seis de Enero se conmemora el día de los magos de Oriente, después de un largo
viaje, y sin pertenecer al pueblo elegido, llegaron a Israel para adorar al Rey
que había nacido, tiene su origen en la Iglesia de Oriente.
Así como en la iglesia latina se eligió el 25 de Diciembre
para conmemorar el nacimiento del Salvador, inculturando así el día que los
paganos celebraran el nacimiento del sol, en la región de Egipto y Arabia se
eligió el seis de Enero, día del solsticio de invierno. El tema de la luz
domina las solemnidades de la Navidad y de la epifanía. Nuestro Señor
Jesucristo es “Luz de los pueblos”. Es el “sol que nace de lo alto” (Lc 1, 78)
“La luz verdadera, que viniendo a este mundo, ilumina todo hombre” (Jn. 1, 19).
Es el sol que vino al mundo para disipar las tinieblas del mal e inundarlo con
el esplendor del amor divino.
Los magos eran un
grupo de hombres sabios, porque su cultura y espiritualidad trataban de
mantener un contacto más profundo con Dios. En su investigación, se percataron
del surgimiento de una estrella que por sus características parecía indicar un
acontecimiento extraordinario, y se pusieron a seguirla.
Del pasaje bíblico sabemos que como regalo trajeron incienso
para el Dios, oro para el Rey y mirra como homenaje al que moriría por
nosotros; de la tradición de los primeros siglos se nos dice que fueron tres
reyes sabios, llamados Melchor, Gaspar y Baltasar. Se dice que hasa el año 474
sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana más importante de
Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia), y en 1164
fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta
nuestros días.
El hacer regalos a los niños el día 6 de Enero corresponde a
la conmemoración de la generosidad que estos magos tuvieron al adorar al Niño
Jesús y hacerle regalos tomando en cuenta que “lo que hiciereis con uno de
estos pequeños, a mí me lo hacéis” (Mt. 25, 40). La epifanía es la fiesta de la
revelación de Nuestro Señor Jesucristo al mundo pagano. Los magos representan a
todos los que, sin pertenecer al pueblo elegido, hemos aceptado por la fe que
Jesús es Hijo de Dios y salvador del mundo. El seis de enero es una de las
fiestas más entrañables, los santos reyes son maestros de la humanidad. La
celebración de los magos de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltazar, es además el
testimonio de unos sabios que vivieron los tiempos en que nació nuestro Señor Jesucristo y que supieron reconocer que era Dios gracias
a sus conocimientos y a todas las cualidades que pusieron e juego para poderlo
encontrar, para responder al llamado que recibieron en sus corazones a través
del signo extraordinario que apareció en el cielo “La estrella”, la estrella de
la esperanza, la estrella de los ideales y del amor, la que enseña que puede
encontrarse lo que aún no se puede ver.
Tan importantes son los santos reyes que gracias a ellos se
dio la manifestación, la epifanía de Jesús, Dios y hombre a todos los pueblos
de la tierra. Su generosidad, su apertura permitió que el mensaje cristiano
fuera para todos los hombres de los los países, de todas las razas, de toda
edad. Los magos son la unidad de todos, en la verdad y en el amor. Los sabios que salieron de
Oriente para buscar a Cristo que nacería, eran personas socialmente reconocidas
dedicados al estudio, a desentrañar los conocimientos de entonces, y a darles
un sentido; estudiaban astrología, historia, ciencias naturales, matemáticas y
religión, por eso conocían las profecías que anunciaban el advenimiento de
Dios.
Eran sabios no solo por estudiosos, sino por la sencillez
con que aceptaron lo sobrenatural y por la profundidad para darse cuenta de que
buscar a Dios y encontrarlo era lo más importante,
y que tenían que ponerse en camino sin pensar en lo que dejaban atrás. Los
magos eran sabios, pues no se rindieron a la pereza ni a la comodidad que
tenían en su casa, y porque además eran valientes, audaces, para no atemorizarse
ante los riesgos de un viaje largo en aquellos tiempos en que difícilmente se
encontraban posadas y alimentos. Su perseverancia es también asombrosa, no se
desaniman cuando pierden de vista la estrella que los guiaba y mantenía su
esperanza de encontrar a Jesús, ni cuando Herodes los engaña, ni cuando
encuentran a un pequeño niño al que su madre cuidaba en una casa sencilla, en
condicione que difícilmente permiten descubrir nada divino, ni siquiera
humanamente grande o poderoso.
La sabiduría de los santos reyes les permite postrarse
humildemente ante el pesebre, y poner sus riquezas al servicio de Dios, sus
riquezas ya está dicho, en sabiduría y en humildad. Maestros de la humanidad, y
por lo mismo, personas bienaventuradas, felices, porque hacen suyo todos los bienes, primero el sumo bien,
al todo poderoso y a su mensaje de amor y de vida. EL se les revela a los reyes
y a sus ángeles, les habla en sueños. Maestros de sabiduría para las
generaciones que las han seguido y se inspiran en ellos y también siguen
recibiendo de ellos, no solo los regalos de los niños, sino el inmenso don de
hacerse niños y mantener viva la esperanza de esa esperanza que no solo se
sustenta en la bondad humana tan frágil y limitada sino en la luz del amor de
Dios, inmensa, infinita, permanente, fiel y que está tan real como la estrella
que iluminó a quienes buscaron y encontraron el amor, tan real como la que
puede iluminarnos a cada uno de nosotros si nos dejáramos amar por Dios y
elegimos como EL nos pidió el amor, la comprensión, la justicia, el
perseverante anhelo de encontrarnos con la verdad y con el bien.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario