LA PAZ QUE
SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“LA CONSTITUCION DE
1917...EN SU PRIMER CENTENARIO...LA CIUDAD DE QUERETARO FUE EL ESCENARIO
HISTORICO”.
LA
CONSTITUCION ES LA BIOGRAFIA DE UN PAIS. EN CUANTO A LA DE MEXICO, SE PUEDE
DECIR QUE EN CADA UNO DE SUS ARTICULOS PALPITA LA HISTORIA NACIONAL ENTERA.
El 22 de Octubre del año de 1814, en Apatzingán, apuntó
el alba de la vida institucional democrática y republicana que disfruta México.
En esa población michoacana se firmó el decreto constitucional para la libertad
de la América mexicana, en el que palpitan los pensamientos libertarios del
gran Morelos y de los próceres que, con el más ardiente patriotismo lo
secundaron en la tarea de proporciones gigantescas de conquistar la libertad,
aún a costas de sus vidas. Roto el ritmo de la contienda por la desaparición de
los más connotados insurgentes, también que quedó destruida la vigencia de la
constitución, sin que por ello dejaran de vivir en las mentes y corazones de
los mexicanos en anhelo de ser libres. Desde entonces, una sucesión de hechos
tenebrosos de sangre, traición, prevaricaciones, y crueldades que culminaron
hasta con la mutilación del territorio patrio, engendró en el animo de los
hombres liberales y progresistas, la decisión de erguirse, valerosos para
repeler aquella situación hacer brillar otra vez el nuevo día de una verdadera
Independencia.
Vino el Plan de Ayutla y con su triunfo la instauración
del Congreso que forjó la Constitución del 57 en la que se plasmaron los
mandatos con sentido humano que provocaron la furia de los conservadores hasta
comprometer la patria poniéndola bajo la férula de naciones extranjeras que
apoyaban como gobernantes a personas de igual origen. El indómito Don Benito
Juarez García, y quienes lo secundaron, enfrentando todas las vicisitudes de
una contienda desigual, alcanzaron la victoria, manteniéndose frente a todas
las acometidas del elemento conservador. Se hizo la paz por uno de aquellos
adalides del 5 de mayo quien, habiendo llegado al poder, olvidó su origen y
llenó de ignominia su gloria de soldado, dejando que en México imperara la
injusticia en todas sus manifestaciones durante 30 años, razón por la que fue
derrocado al influjo del mártir de la democracia Don Francisco Indalecio
Madero, el visionario, el apóstol de la bondad y de la democracia, quien ya
ungido por el pueblo ocupó la primera magistratura.
La más horrenda traición lo hizo su víctima y Victoriano
Huerta pisoteando la ley y tratando de borrar todos los principios de moral
cívica, se enfrentó a la furia popular que en Coahuila, tuvo su caudillo y
héroe que supo encabezar nueva lucha hasta instaurar la ley y reivindicar todos
los derechos ultrajados. Ese caudillo fue Don Venustiano Carranza quien con su
carácter de gobernador constitucional del Estado de Coahuila, puso en alto la
insignia de la legalidad y con su ejemplar firmeza de carácter, la sostuvo
fuertemente en sus manos, en medio de los más rudos vendavales de la política llevando al país a una nueva
vida al darle la Constitución que está en vigor, y para cuya estructura
dio cita en Querétaro a hombres de toda
la República quienes arribaron por todos los caminos llevando al constituyente
su amor a México el bagaje de su experiencia en la vida los dolores del
necesitado, y el anhelo de forjar un México feliz, libre y próspero para
siempre.
Fue muy solemne la instauración del congreso el 1 de
diciembre de 1916, un día antes, se había elegido la mesa directiva y
presentado su respectiva protesta; quedando integrada de la siguiente manera: presidente,
Luis Manuel Rojas; vicepresidentes Cándido Aguilar y Salvador Gonzalez Torres;
secretarios, Fernando Lizardi, Ernesto Meade Fierro, José M. Truchuelo y
Antonio Ancona Albertos; prosecretarios, Jesús López Lira, Fernando Castaños,
Juan de Dios Bojórquez y Flavio A. Bojórquez. Después de la declaratoria de
instalación, el Presidente designó una comisión para recibir al primer jefe de
la nación, Don Venustiano Carranza quien se hallaba en las puertas del
Congreso.
Entre aplausos muy nutridos, penetró Don Venustiano
Carranza y tomó asiento a la izquierda de la Presidencia. Se le concedió el uso
de la palabra, y con su voz grave y clara, da lectura al discurso con que hace
entrega de su proyecto de reformas a la Constitución de 1857. El párrafo siguiente
de su discurso memorable y de gran significado muestra la patriótica intención
que motivo al señor Carranza al convocar en todo el país al congreso
constituyente.
“NO PODRE DECIROS QUE EL PROYECTO QUE PRESENTO ES OBRA
PERFECTA, YA QUE NINGUNA QUE SEA HIJA DE LA INTELIGENCIA HUMANA PUEDE ASPIRAR A
TANTO. PERO CREEDME SEÑORES DIPUTADOS, QUE LAS REFORMAS QUE PROPONGO, SON EL
FRUTO DE MI PERSONAL EXPERIENCIA Y LA EXPRESION DE MIS DESEOS HONDOS Y
VEHEMENTES PORQUE EL PUEBLO MEXICANO ALCANCE EL GOCE DE TODAS SUS LIBERTADES,
LA ILUSTRACION Y EL PROGRESO QUE LE DEN LUSTRE Y RESPETO EN EL EXTRANJERO Y PAZ
Y BIENESTAR EN TODOS LOS ASUNTOS DOMESTICOS”.
Después de prolongados y nutridos aplausos en congreso
entró de lleno en la discusión y estudio del articulado constitucional. Las
comisiones de reforma que presidió el General Francisco J. Mújica y Machorro Narváez,
trabajaron día y noche. Los dictámenes se presentaron después de una labor
ardua y consistente. Así transcurrieron las sesiones mañana y tarde de aquel
memorable mes de Diciembre de 1916. A veces había también sesiones nocturnas,
el tiempo era bien aprovechado. En aquel tenso ambiente entre fumarolas y
aromático café surgían los artículos que provocaron las mayores controversias,
el tercero, el 27, 123, y 130. La asamblea abordó los grandes problemas los que
más interesan al elemento revolucionario de México: la educación, los derechos
del trabajador, la nacionalización de la tierra y la propiedad del subsuelo,
las garantías sociales y todas las conquistas por las que se han luchado y
costaron tantas vidas de mexicanos en el transcurso de la revolución.
Quedó la obra consumada en un plazo de 60 días, teniendo
tres sesiones varias veces. El constituyente forjó la carta magna de Querétaro.
Algunos de sus artículos se votaron a las tres de la mañana, tocándole por
ventura al ilustres general Francisco J. Mújica presidir la primera comisión
dictaminadora, tocándole por lo mismo redactar el resto del dictamen respectivo
y además fundamentar el artículo tercero en medio de un torbellino, de una
atmósfera demasiado caldeada, que a veces parecía que se iba a venir a bajo el
teatro Iturbide, recinto de las liberaciones constitucionales. En ese memorable
día, en la Ciudad de Querétaro el General Mújica abordó la tribuna para
sostener el dictamen de la gran Comisión. Su potente voz se dejó escuchar categórica
y solemne para decir que la importancia de ese momento era más interesante que
los días del movimiento armado, porque se estaba defendiendo el porvenir de la niñez
y con ello el futuro de la patria. Y levantando a un más fuerte la voz, dijo
“de una vez por todas hay que salvar a la niñez de las garras del clericalismo,
dándole una educación laica y completamente gratuita”. La oportuna y decisiva
intervención del constituyente Mújica determinó que fuera aprobado el artículo
tercero constitucional que define la educación mexicana. Así como el artículo
quinto, séptimo, 16, 13, 123 y 130 entre otros.
Nuestra carta magna, esa constitución cumple hoy 5 de
febrero su primer centenario, y aunque fue vituperada y combatida por propios y extraños se ha
impuesto en la consciencia universal como la norma más sabia y justa de un
pueblo en marcha hacía la superación de la vida en todos sus aspectos.
Gracias a hombres
como Benito Juárez, Don Venustiano Carranza y una pléyade de visionarios
constituyentes, entre ellos Salvador Álcaraz Romero a través de los tiempos se forjaron
las constituciones de reforma de 1857 y nuestra carta magna de 5 de febrero de
1917 que han sido ejemplo, y que han regido al país…
…Por el placer de escribir…Recordar…Y
compartir…
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