LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“EL CAPITAN DON ESTEBAN RODRIGUEZ LORENZO...CUARENTA Y SIETE
AÑOS FUE GOBERNADOR DE SUDCALIFORNIA EN LA EPOCA COLONIAL”
·
Murió ciego y pobre...sin recibir salario alguno
por tantos años de servicio durante la conquista espiritual
·
“Es indigno de un militar despojarse de sus
armas por algún interés mezquino”...dijo a los californios el Capitán Don
Esteban Rodríguez Lorenzo en la Isla de San José, al ofrecerle estos, un montón
de perlas del mejor oriente a cambio de su espada. Rechazando el capitán el
ofrecimiento probando su honradez una vez más.
·
Y al tiro del arcabuz...las campanas
repiqueteaban y la vida de lo californios y demás misiones empezaba...en el
marco del alegre trino de los pájaros cantores.
El bastimento
principal “La capitana”, debía el honor de su nombre, al Capitán Don Esteban Rodríguez
Lorenzo, gobernador y supremo juez de la península, comandante de aquellos
mares. La capitana ondeaba orgullosa la bandera en todos los puertos el mar
pacifico, menos en Acapulco, porque estaba ahí la Nao de Filipinas, y Don
Esteban Lorenzo cobraba los tributos para la corona con la pesquería de perlas
mediante concesión del Virrey. El capitán, con fidelidad cobraba el impuesto
que se pagaba al Rey, o sea el quinto. También estaba autorizado para decomisar
barcos y poner en la cárcel a los patrones que realizaban la pesca sin
licencia, o que dejaran a los californios.
Al capitán, ni
a los soldados, según la historia, no se le permitió jamás la pesca de perlas.
Desde los días de Hernán Cortez, quien organizo diversas expediciones a
California, fueron múltiples los exploradores y aventureros que se vieron atraídos
por el señuelo de las perlas; además del gran número de los que aparecían
fugazmente desde las costas occidentales de la Nueva España. Hubo también
muchos intentos de establecer pesquerías de perlas en forma permanente con la autorización
de la corona; entre los primeros que intentaron estos a lo largo del siglo XVII
fueron Nicolás de Cardona, Juan de Iturbe, Francisco de Ortega, Esteban
Carboney, Pedro Porte y Casanante, Luis Cestin de Cañas, Bernardo Bernal de
Piña Dero y Francisco de Lucenilla.
Loreto, la que
fundada por el padre Juan María de Salvatierra en Octubre de 1697, fue la capital,
porque ahí estaba el presidio principal digno de aprecio por la devoción y
pureza de sus habitantes así como de costumbres. El capitán Don Esteban Rodríguez
Lorenzo, murió a finales de Noviembre de 1746. Murió ciego y pobre. Fue un
hombre honrado y sirvió bastante en la conquista espiritual de la península. Fue
el primer gobernador de la época colonial electo democráticamente mediante voto
secreto, implementado por el padre Juan María de Salvatierra. Don Esteban Rodríguez
Lorenzo nació en los albergues, Reino de Portugal. En su juventud, paso a
Sevilla en donde vivió algún tiempo. Después se embarcó para Veracruz de donde
paso a la Ciudad de México, y en su cercanía se acomodó de mayordomo en una
hacienda del Colegio Noviciado de la compañía de Jesús de Tepotzotlán.
Aquí se
encontraba don Esteban Rodríguez cuando supo que el padre rector de este
colegio, Juan María de Salvatierra se disponía a salir para la conquista de la
California. Se sintió movido para acompañarle en esta empresa, y fue a pedirle que lo llevara consigo. El
padre Salvatierra, conocedor de su buen proceder se alegró de tener tan buen
compañero, y le advirtió las dificultades, peligros y trabajos que iban a
padecer, pero nada asustaba a Don Lorenzo, y decidió llevarlo con plaza de
soldado para la mencionada conquista. Así lo hizo, y desembarcaron del “Santa
Elvira”, el 19 de Octubre de 1697 en la California.
Durante los
primeros cuatro años de la conquista Don Esteban se entregó con gran espíritu
de servicio, honradez y lealtad, que en 1701, fue nombrado capitán por
plebiscito o voto secreto, correspondiendo con exceso y celo en su función.
Siempre se mostró prudente en su conducta, valeroso en los mayores peligros,
vigilante y exacto en la disciplina. Militar ejemplar en sus costumbres, celoso
del bien de la conquista, cuyos progresos promovió siempre cuando estuvo de su
parte. El complemento de su obligación, estaba al mando de 60 soldados y ganaba
900 pesos anuales y los soldados 450 pesos. Su esposa se llamó María Larrea,
tuvo dos hijos Don Bernardo Rodríguez Larrea y una hija que fue casada con Don
Manuel de Ocio, todo un personaje en sudcalifornia.
Cuando se
fundaba una nueva misión Don Esteban no solo acompañaba desde Loreto al padre
que la iba a construir sino que el mismo con sus manos ayudaba a levantar la misión
y la casa del misionero, a techarla y ponerle puertas. Con su ejemplo conseguía
que los indios ayudasen también en esta empresa, así como los soldados. De
probada honradez y virtud era en verdad el capitán Rodríguez Lorenzo. Cuenta el
padre Miguel del Barco que en cierta ocasión que estaba Don Esteban Rodríguez
en la Isla San José en alguna misión de su empeño, cuando aún estaba habitada
de gentiles; que tenían estos una gran porción
de perlas finas que comenzaba a estimar por ver lo mucho que las apreciaban los
extranjeros, que llegaban ahí a comprárselas...!todas estas perlas ofrecían al capitán
por tan solo la espada que traía ceñida!, pero el rechazo tal ofrecimiento,
aunque llegando a Loreto podría obtener otra espada igual y hacerse de esa
riqueza, juzgando por cosa indigna de un militar el despojarse de alguna de las
armas por algún interés mezquino.
En cuanto a
lo perteneciente en su oficio de capitán
y de juez político y militar, lo que el dictaba esto se ejecutaba mostrándose
inflexible a toda persuasión en contrario. Su trato con todos era llano,
sincero y muy ajeno a la lisonja y cortesanías de modas. En su porte ajustado y
acciones de piedad fue siempre a todos un dechado ejemplar. Era indefectible a
toda función de iglesia, siempre estaba presente en las misas, y porque desde
los inicios de la conquista se introdujo la costumbre, que después de la misa,
rosario, doctrina o sermón, se cantara tres veces el bendito y alabado. Primero
los hombres solos, luego las mujeres, y últimamente hombres y mujeres a un
tiempo. Y el capitán ya por devoción o por dar el ejemplo a los indios era el
primero en entonar el bendito al término de la función eclesiástica. Y continua diciendo el padre Migue del Barco
que en su mayor ancianidad era muy ingrata su voz a los oídos de los
californios, era de creerse que a los de Dios serían muy agradable y de mucha edificación
para todos los presentes.
En el año de
1743 don Esteban Rodríguez Lorenzo quedo totalmente ciego. Un hombre ejemplar
que dejo su vida y esfuerzo en la península durante el gobierno de la Corona
Española al servicio de los jesuitas. Fue el brazo armado para la conquista y
sometimiento de los californios, lo que no se logró en su totalidad y que su
exterminio según se debió a las enfermedades que los extranjeros introdujeron a
la península. Al quedar ciego Don
Esteban Rodríguez Lorenzo en el año que se menciona, ocupo su lugar con título
de capitán comandante, su hijo Don Bernardo Rodríguez Larrea quien fuera su
teniente de muchos años antes. Cosa injusta para un hombre ejemplar que sirvió
con tanto celo y empeño durante tantos años. No se le dio ni medio sueldo
siquiera, Don Esteban Rodríguez Lorenzo quedo ciego, anciano y pobre sin
recursos para sostener a su esposa y demás familia.
El nombramiento
de su hijo, fue por sus propios méritos de tantos años de servicio. Así le
pagaron los reyes de España Don Esteban Rodríguez Lorenzo. Pues que se podría
esperar si a los mismos padres jesuitas los corrieron injustamente de la península
el 03 de febrero de 1768. Y así, empezó la decadencia de las misiones. En el
año de 1744, tomo posesión de su cargo como comandante de toda la california
Don Bernardo Rodríguez Larrea; y habiendo muerto su padre dos años después, prosiguió
ejerciendo su empleo con mucho acierto, aunque los últimos años muy quebrantado
de salud, hasta que el primero de diciembre de 1750, Don Bernardo Rodríguez murió
en Loreto.
...y El
Bastimento Principal La capitana, ondeaba orgullosa la bandera, capitaneada por
Don Esteban Rodríguez Lorenzo...gobernador y supremo juez de la península y
comandante de aquellos mares en busca del quinto para el rey.
…Por el placer de escribir…Recordar…Y
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*Esta crónica fue
publicada hace más de 15 años en el periódico sudcaliforniano, revista compás,
en el programa de radio contacto directo XENT radio La Paz*
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