LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA.
“LAMENTOS Y APARICIONES EN LAS PLAYITAS DE LA
CONCEPCION”
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HISTORICO Y
LEGENDARIO LUGAR DE LEYENDAS.
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AHÍ DESCANSAN
LOS RESTOS MORTALES DEL REVOLUCIONARIO E ILUSTRE GENERAL DON FELIX ORTEGA.
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ANTIGUAMENTE
FUE UN PROSPERO RANCHO LLAMADO EL ROMERILLAL.
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LAMENTOS…ALARIDOS…RISAS
DE NIÑOS…Y APARICIONES SE DAN EN ESE MISTERIOSO LUGAR.
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EL
PRESTIGIADO GEOLOGO CRISTIAN ARTURO LIZARRAGA LEDESMA VIVIO TERRIBLES
EXPERIENCIAS EN ESE LUGAR…ASI COMO SU AMIGO GUILLERMO…Y TAMBIEN SU PRIMA ELENA.
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EN LA
CASCADA, EN NOCHES OSCURAS SE ILUMINABA A SU ALRREDOR CON GRANDE LLAMARADAS Y
SE MIRABAN DANZANDO ENTRE EN LAS LLAMAS VARIAS SOMBRAS FANTASMAGORICAS
ENZAPETADAS COMO LOS INDIOS…ASI LO DIJO DOÑA RAFAELITA.
Después de una larga jornada de trabajo en las playitas, en función de su profesión
como geólogo, descansaba plácidamente en una loma contemplando y deleitándose con
el bello paisaje…dejaba vagar sus pensamientos en aquella soledad llenando su espíritu
ante la mirada contemplativa… ¡de pronto sintió detrás de él, casi casi rosándole
la espalda un tremendo salto!...alguien pegó un salto detrás de él dijo
Cristian, y con la misma se levantó para ver quién era…para su sorpresa no había
nadie, todo estaba en el más completo silencio, y extrañado, sin comprender que
pasaba, se volvió a sentar sobre la loma continuando con su contemplación… ¡de
repente sintió que el corazón se le salía del pecho! Se escuchó un terrible
alarido que helaba la sangre, salía de la antigua chimenea donde en épocas
pasadas procesaban mármol…un alarido que lo llevaba el viento y que enchinaba
la piel…se perdía en montes, serranías y praderas así como en el infinito…se
quedó estático como clavado en la loma sin saber qué hacer.
Cristian, por su profesión de geólogo no debía dar crédito a lo que estaba
viviendo, y pensó en buscar una explicación para ver qué era lo que pasaba…y
hacia la antigua y terrorífica chimenea de los lamentos se dirigió. Para su
sorpresa, no había nada, todo estaba en el más completo silencio…dio la vuelta
para regresarse, y ni bien había caminado unos cinco metros cuando se
escucharon a sus espaldas infinidad de risas de niños…volteo esperando ver un
grupo de niños, pero no había nada…emprendió el regreso casi corriendo, y lo
iba persiguiendo aquel horrible lamento al unísono de la risa de los niños…sintió
los pies como plomadas, el camino se le hizo eterno, no supo cuánto corrió sin
rumbo fijo, hasta que al fin llegó a su vehículo y pudo regresar a La Paz.
Claro que a nadie le contó nada porque no le creerían, y menos siendo él un
profesionista. Pero por función de su trabajo tenía que regresar a las playitas,
y se hizo acompañar de un amigo geólogo también, a quien no le dijo la
experiencia pasada. Después de su labor se sentaron los dos en la loma a
contemplar el paisaje, y para su sorpresa ¡vieron a una mujer de ropajes largos
y albos y negra cabellera que le volaba al viento que atravesaba paredes y
ventanas en la casa en la que no había nadie!, y hacia allá se dirigieron los
dos para ver qué pasaba pero su sorpresa fue mayúscula ¡no había nadie! Todo estaba
en la más completa soledad, y entonces empezaron los escalofriantes alaridos,
lloros y lamentos en la antigua chimenea donde quemaban mármol; le dieron la
vuelta a la chimenea, y no encontraron nada; y los tormentosos lamentos seguían…se
regresaron con el coro de risas a sus espaldas como si los fueran persiguiendo
risas y lamentos…y ellos con los pies como plomadas parecía que no avanzaban.
Ahora sí, dice, sintieron mucho miedo a lo inexplicable; y naturalmente que
a nadie se lo dijeron porque no le creerían y los tacharían de locos…y con los
pies como plomadas, la piel erizada y la espalda como si se les hubieran
levantado la piel, como pudieron llegaron al vehículo de salvación. Su prima Elena dijo, sufrió una
rara experiencia en ese mismo lugar, fue de paseo a disfrutar el paisaje,
porque existe una cascada de cristalinas aguas y se tomó una foto; pero que
creen, dijo, ella salió sin cabeza, y con un niño desconocido de la mano…aterrada
no podía creer aquello y como pudo emprendió el camino de regreso seguida de
risas cantarinas de niños y aquel terrible lamento…fue hasta entonces que él le
contó la terrible experiencia que había vivido así como su amigo Guillermo.
Antiguamente las playitas fue un próspero rancho llamado “El romerillal”
propiedad de mis padres decía doña Rafaelita y dónde ella nació así como sus
hermanos, y si, dice que sucedían muchas cosas raras ahí pero que ya estaban
acostumbrados porque además era su casa. Había muchos duendes que al caer las
penumbras le daban vida al rancho nuevamente mientras todos dormían se
escuchaban quejidos por los montes, risas y lloros, pero lo más espeluznante
era que en la cascada en noches oscuras y serenas, altas llamaradas se levantaban
e iluminaban gran parte del lugar; la primera vez que vieron aquello los
mayores decía su padre se espantaron mucho, porque alrededor de la cascada
entre las llamas danzaba un grupo de mujeres y hombres enzapetados que parecían
indios y sus figuras se alargaban hacia el monte con el reflejo de las llamas. Era
horrible aquel espectáculo, y cuando del rancho divisaban aquello, ya sabían lo
que pasaba y mejor se iban a dormir…otro ni señales de lumbre había, ni
huellas, ni nada.
Cuando murió su padre decía dejaron el rancho el romerillal cuando ella era
niña por motivos que ella no entendía y su madrecita decidió venirse a La Paz
dejando todo aquello abandonado, pero si dijo pasaban raras cosas en el
romerillal, sobre todo en la cascada de indios danzantes a la luz de las
llamaradas.
…y las cálidas y cristalinas aguas de la cascada de indios enzapetados
danzantes…caían caudalosas en las blancas arenas del rancho las playitas ante
el romerillal, enmarcadas con lamentos y risas cantarinas de niños fantasmas…
…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…
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