viernes, 23 de marzo de 2018

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“LA PAZ...EN LA HISTORIA Y LA LEYENDA...PIRATAS, GALEONES Y FILIBUSTEROS”.
Los primeros habitantes de esta península vivían en un paraíso...eran dueños y señores de la tierra, el mar con sus perlas y de todas las riquezas que le rodeaban...vivían aliados al ambiente suave de vientos cálidos, de vaivén de olas en playas solitarias, de desértica vegetación resaltada entre el azul del cielo y el mar...el mar, el desierto, el amanecer, y el mismo ocaso, eran los milenarios testigos del surgido embrujo entre el hombre y la tierra, los californios, en el eco de su prehistórico pasado paseaban su mirada contemplativa en las pinturas rupestres...los fósiles milenarios del yacimiento arcilloso de El carrizal...los enterramientos de las cuevas de Buena vista y Mulegé...los petroglifos de arroyo grande que ostentan alfabetos caldeos, y los residuos de los templos consagrados al sol en la Isla de la Concepción entre tantas otras cosas. Merodeaban ambiciosos aventureros deseosos de apoderarse de sus perlas y demás riquezas; como Alvaro Saavedra en el año de 1527...después el Capitán Mendoza quien buscaba las Islas de las Amazonas, extraviándose en el Pacífico...hasta que un día, de 1534, Fortun Jiménez y 37 tripulantes, por mera casualidad y para su mala fortuna de los californios, fueron descubiertos en su hábitat...el hombre europeo, presagio de su extinción al paso del tiempo... luego, el 3 de mayo de 1535 llegó Hernán Cortés sin ningún esfuerzo a levantar actas de posesión de estas tierras para la Corona de España, bautizándola con el nombre de “El Seno de la Santa Cruz”...poco tiempo estuvo Cortés en la Santa Cruz, ya que la empresa fue un fracaso. Algunos españoles murieron de hambre y otros de hartura, por lo que regresó Cortés a su lugar de origen logrando apenas algunas perlas.
En el año de 1565 fue inaugurada la línea marítima “Manila Acapulco”, bajo la dirección del fraile Agustino Andrés de Hurdaneta, quien estableció la ruta mas apreciada para los galeones de Filipinas, dirigiendo el primero de estos, “EL San Pablo”, en la travesía del mar de Balboa. Desde esa fecha, 1,000 barcos siguieron el mismo camino surcando los mares durante un lapso de 250 años. La referida ruta corría de Manila a las costas de América a la altura de los 40 grados; y de allí descendía a lo largo de los litorales de la Nueva España para terminar en Acapulco. Las islas Filipinas se convirtieron por virtud de esta línea en el centro Internacional comercial entre América y los países de Oriente. De 1535 a 1739 según el Profesor Manuel Torre Iglesias, llegaron a sudcalifornia más de 47 expediciones de aventureros, almirantes y piratas, sin contar con los misioneros jesuitas, Fernandinos, y Dominicos que abrieron las misiones a lo largo del territorio peninsular.
Los chinos se acercaban a Manila llevando una diversidad de mercancías, muy apreciadas para esa época...finas telas de seda, abanicos y castañuelas de marfil, cajas de sándalo, artículos de jaspe y jade, muebles tallados, jarrones de bronce y de porcelana, peinetones, perlas, rubíes y diamantes, pendientes, anillos y collares, así como relicarios y losas finas. Allí adquirían en cambio por sus mercancías, cochinilla, cacao, plata y otros productos. Tardaban los galeones en la travesía hasta seis meses. El establecimiento de este comercio interoceánico, hizo que la península adquiriera a los ojos de España una importancia extraordinaria, para poblarla con blancos y tener un puerto seguro de resguardo para los galeones que surcaban los mares. Fueron muchos los intentos por poseer la península en el siglo XVI, resultando todo en vano. Lográndose en parte hasta la conquista espiritual, con el precursor, el padre Francisco Eusebio Kino, en 1682, quien fundó la primer misión, San Bruno. Luego, el ejecutor, Juan María de Salvatierra en 1697, y fundó la Misión de Nuestra Señora de Loreto, así como el constructor e industrioso el apóstol padre Juan de Ugarte.
Por aquel tiempo, Holanda e Inglaterra quedaron al margen del reparto del mundo hecho por el papado, a raíz de la reforma religiosa a favor de las naciones católicas, España y Portugal; las dos primeras poseedoras de fuerte industria marítima y dueñas de esforzada voluntad, se propusieron tomar por la fuerza lo que se les había negado. La piratería fue unos de los medios de vengarse de los países privilegiados; y tanto en el Atlántico como en el pacifico, los protestantes ingleses y holandeses asechaban a las naos filipinas de sus enemigos católicos para apoderarse de ellas con su cargamento.
El primer pirata ingles que irrumpió en el pacifico el 06 de Septiembre de 1578 fue Francisco Drake. Drake atacó y saqueó los puertos y todo el litoral del pacifico. Era el azote de los galeones españoles y se apoderó de grandioso botín de oro y plata. Thomas de Covendish fue el segundo corsario ingles que asoló las costas americanas del pacifico con un éxito mayor que Drake. Este pirata comenzó sus operaciones en el siglo XVI terminándolas a finales del mismo. Sus barcos eran tres: el Dessire de 120 toneladas, el Contente de 60 toneladas y una barca. El 14 de octubre de 1587, llego a Cabo San Lucas y se situó allá para espiar al galeón de Manila, el cual apresó el 4 de noviembre. Era este barco el Santa Ana de 700 toneladas.
La Santa Ana, era una verdadera fortaleza, pero como venia muy cargado no pudo maniobrar la defensa. El barco fue apresado y llevado a San José del Cabo, llamado en ese entonces, “San Bernabé”, luego “La Aguada Segura”, y ahorita “El estero de San José”, desembarcaron 190 pasajeros, y murieron otros 190 en la acción de asalto, Convendish no pudo llevarse tantas mercancías y riquezas, cargó sus galeones, y luego le prendió fuego al Santa Ana con todo el demás producto que quedó adentro. Después de que se fue el pirata, con su cargamento, algunos españoles pudieron apagar el fuego y reparar el barco, regresando a su tierra después de varios meses, y entre ellos iba Sebastián Vizcaino el que en ese tiempo era comerciante, y que conociendo la ruta, al tiempo regresó y fue quien le dio por nombre a nuestra ciudad capital, La Paz...la perla más hermosa y codiciada a través de todos los tiempos por naciones extranjeras.
Los pichilingues fueron otros piratas que asolaron los mares del pacifico....era una poderosa armada holandesa compuesta por barcos de los más grandes y bien armados de su tiempo, al mando del almirante Boris Vanaspelberger. Esta armada estaba formada por seis grandes galeones y varios centenares de feroces piratas, el comandante de esta armada era un verdadero león de los mares, quien acostumbraba batirse cuerpo a cuerpo en el mar de Asia contra españoles y portugueses para quitarle todas sus riquezas. Después de cruentas batallas y derrotar a los españoles, los pichilingues entraron a Baja california Sur en la que estuvieron algún tiempo, dejando su nombre a una bahía de La Paz, “Pichilingue”...donde existió por más de 50 años una estación carbonera de la marina de guerra norteamericana. Cuenta la leyenda que los pichilingues enterraron sus tesoros en esa estación carbonera o que quizá lo anclaron en la profundidad del mar, por lo que es un sitio de singulares leyendas, de tesoros y aparecidos. Otro intento por apoderarse de Baja California, por parte de los filibusteros que llegaron aquí antes de las misiones, fueron Alejandro Selkirk, el famoso Robinson Crousoe que inmortalizó el nombre de Daniel de Foe, llegó a Cabo San Lucas en 1709 de retorno de la isla de Juan Fernández, donde estuvo varios años en compañía de un negro haciendo una vida solitaria y maravillosa. Alejandro fungía como contramaestre del capitán Rogers, holandés, pirata y gambusino, y bautizó a La Paz como “La nueva albión”.
Cronwell, fue el siguiente osado pirata que dio paso a la leyenda...después de sus atracos, acostumbraba, con el galeón atascado de riquezas esconderse de sus perseguidores en esta hermosa bahía de La Paz y sepultar sus tesoros en la carbonera o pichilingue, y en paredones u orillas de las playas y cuyo nombre dio origen al tradicional aire acariciante que nos ahuyenta el calor todas las tardes, “Coromuel”.
Dos corsarios piratas amenazan la península en 1822 al mando del capitán William Wilkinson, fondea en San Dionicio, y su tripulación saqueó el pueblo, y el templo de Nuestra Señora de Loreto. Arguello, el Jefe Político, es sorprendido y huye a Comondú, los corsarios piratas lo alcanzan y lo despojan de unas piezas de platas pertenecientes a la misión, que trata de salvar; dejando el mando militar al alférez José María Mata, quien al frente de 15 hombres rechaza a los piratas y rescata parte del botín. José María Mata aprovechó el mando para hacer jurar la Independencia el 7 de Marzo de 1822, mientras luchaba contra los aventureros…. Jura que Fernando de la Toba hizo el 22 de Febrero de 1822.
…. Y en los años aquellos al vuelo de la flecha los antiguos californios, perdían su mirada contemplativa de osados piratas y bellos atardeceres….
…Por el placer de escribir…Recordar... Y... Compartir…
…Esta crónica fue publicada hace más de 15 años en los medios de comunicación masivos, mas importantes el sudcaliforniano, revista compas, programa de radio contacto directo, en el centro de radio y televisión canal 10…..*

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