“BUSCANDO ESTRELLAS...UN
CONCURSO TRADICIONAL EN LA PAZ...BELLOS RECUERDOS”.
Motivo
de sana convivencia familiar, fueron los tradicionales concursos de aficionados
“buscando estrellas”; organizado por Cerveza Sol, Peñafiel y La Superior transmitido
por reconocido medio electrónico de la localidad...y como conductores del
programa los carismáticos e inolvidables Gustavo y Víctor Manuel Gutiérrez
Gonzalez. El primer lugar se llevaba el gran premio de ¡500 pesos!. era un
dineral de aquellos billetes buenos “cueros de rana”. Los votos eran las
corcholatas de peñafiel, cerveza sol y superior
Era aquella Paz de la música y el romance, por la década
de los 60, época de oro de La paz que se perdió. Terminaba la moda del
permanente, e iniciaba la cola de caballo, los bonitos peinados cardados que
parecían tanques de guerra, duros por el spray...las modas de las crinolinas,
las había muy bonitas de encaje, de tira bordada, de dul, y de popelina, y
algunas hasta se almidonaban...los vestidos largos y a media pierna, amplios, rectos, chemis, mumus,
y la falda de medio paso...cuánto se batallaba con las rayas de las medias, ya
que se movían los ligueros, y la raya se iba para un lado...los danzones,
música romántica del recuerdo, el mambo,
el rock and roll, luego el twist, en fin tiempos de ensueños en aquella Paz de
serenatas y de barcos de cabotajes, cuando nos conocíamos todos, y la gran
familia sudcaliforniana se reunía en el kisco del malecón a disfrutar las
tardeadas así como en el jardín Velasco.
Estaba en su auge el Valle de Santo Domingo con la producción del
algodón y el trigo, había mucho movimiento en el muelle fiscal. Todavía se
usaban las embarcaciones de remos y vela...empezaban a entrar los motores fuera
de borda, y los pescadores se resistían a adquirirlos. Recuerdo que el primer
motor que sacó fiando en La Perla de La paz Fito el pescador, le costó 15.000
pesos. no lo ajustó bien a la panga y se le fue al fondo del canal...fito
guardo la vela y los remos, andaba echando curricán en la bahía, presumiendo su
motor y de repente éste se le fue al fondo del mar y por allá voló la canoa al
garete...en que aprietos se vio fito remando con las manos hasta llegar a la
orilla del palmar...fue una anécdota muy comentada entre los pescadores del
Manglito y el Esterito.
Y precisamente, este cómico suceso, fue el comentario
obligado mientras escuchábamos en aquel fresco corredor arropado de perfumadas
enredaderas el programa de aficionados “buscando una estrella”, el que inició
en el merendero Los Pinos, donde ahora es una prestigiada tienda de ropa, en
Degollado y Madero. Este programa aglutinaba a todos los habitantes de La Paz,
y del territorio; principalmente de los barrios el Manglito, Esterito, Centro,
Choyal, Arroyo del Palo o Pueblo Nuevo...y empezaba a nacer la colonia Los
Olivos. Cada jueves el pequeño radio Hitachi de batería era el centro de
atención en el seno familiar...a las 8 de la noche debía estar en casa todo
mundo para disfrutar el programa de aficionados, en compañía de toda la familia
y hasta de los vecinos, o de lo contrario en la explanada del malecón y luego
continuaba el baile en la Mutualista. Después se realizaba el concurso buscando
estrellas en el Casino Moctezuma, el que estaba ubicado en Bravo y Héroes de
Independencia...este Casino fue construido especialmente para este fin.
Todos éramos tan felices aquí en La Paz...hasta nos
andábamos riendo solos...bueno, también ahora lo somos pero de distinta manera,
como que la gente ya no sonríe como antes, quizás porque vivimos muy de prisa y
no había tantas preocupaciones como ahora... no había devaluaciones ni
inflaciones...ni se mencionaban esas palabras los pescadores ribereños eran
libres como el viento, y por lo tanto dueños del producto de su
trabajo...vivíamos como en un ensueño, todavía era la época de las ilusiones,
todo era color de rosa. Que emoción cuando presentaban a los concursantes, y
que rechifla cuando les tocaban la campana!...”los estrambolicos”, eran los
comicos del momento así como el llanero y el destartalado quienes subian la
foro a bailar, y a ponerle sal y pimienta aquella fiesta !que cante el
“caballero incógnito”!...y se soltaba el griterío, aquellos ruidos que se
escuchaban aplausos, taconeos y tamborileos en las mesas...!que salga el Javier
Solis, Carlos Lizárraga!, a quien no lo olvidan todavía algunas muchachas del
ayer, que por cierto ya peinan canas al igual que yo, porque según era muy
atento y bailador, además de que cantaba muy bonito y tenía fama de que no
dejaba muchacha sentada...y el mariachi Uruapan, además de las orquestas de Don
Rafael Castro y Don Luis Gonzalez le daban vuelo a los instrumentos musicales
acompañando al “quemado de Todos Santos”, así como Conrado Mendoza, nativo del
lado de San Pedro, la Cututina Uruchurto, y aquellas muchachas que nunca
faltaban a estos eventos y que cantaban tan bonito, y que a una de ellas le decían la Lucha Villa, la inolvidable Chula
Angulo, Alma Vázquez, María Antonieta Lucero, los muchachos Aviles, Guillermo
Green, y como olvidar a Dorita Muñoz, y la chula Angulo quien además le cantaba
los presidentes de la República Mexicana cuando estos visitaban La Paz...era
todo un espectáculo, los recibían en el aeropuerto.
Y como no recordar la entusiasta participación de Rafael
Chávez y su hermano, Gloria y Maritoña Tamayo, el Olímpico , los Meza Alcalá,
el Tevano y aquellas dos hermanas que llegaban barriditas de San José del Cabo
y hacían su parada en la casa de los “medios malos”, Rosita Cota y su hermana
entre tantas personas que escapan a mi mente, que hicieron la emoción y sana
alegría familiar de aquellos tiempos, contribuyendo a impulsar la cultura y el
amor a nuestro terruño peninsular y a sus gentes a través de la canción,
ranchera, romántica, boleros, etc., y de la música mexicana tan nuestra.
Después del concurso, y que algunos salían todos campaneados terminaba con un
gran baile popular, donde la muchachada le daban vuelo a las crinolinas y le
sacaban chispas al piso con el taconeo, amenizados por las orquestas del momento
de don Rafael Castro y Luis Gonzalez, ante la vigilante mirada de los padres de
las jóvenes, abuelos o chaperones...todavía se usaban los chaperones...y
quienes no faltaban en este bonito concurso buscando una estrella, además de la
gran familia sudcaliforniana, entre los que recuerdo, eran franco de la Peña,
la estimada señora doña Lidia Beltran de Gómez y sus hijos, que no se perdían
un concurso...familia Quijada Marquez, Castro Hirales, Peralta, Mora, Aldama,
quienes se distinguían siempre en primera fila gritando porra al ritmo del
campanero.
En la gran final, en ocasiones venían a apadrinar a las
nuevas estrellas algunos artistas de renombre... Emilio Galvez, Chelelo y Paco
Michel de la canción vernácula otra vez, vino a tocar el gran Venus Martínez,
le gustó tanto La Paz que se quedó, quizás fue porque comió ciruelas y
pitahayas del mogote; fue o es Director de la Orquesta del Gobierno del Estado
para fortuna nuestra. En el patio de la casa de Mario Cota se hacían los
ensayos...también en el waikiki y Jaliciense a las doce del día citaban a los
concursantes...era una alegría en ese barrio, estaba inundado de notas
musicales y hermosas canciones...siempre había música, ensayaban las orquestas
de don Rafael Castro y Don Luis Gonzalez, con los concursantes...la gente no
tenía tiempo para estar triste.
Ojalá que se retomara esta costumbre y se organizaran
programas tan bonitos como estos, de buscando una estrella que era motivo de
sana convivencia familiar, e impulsaba las aptitudes artísticas de las
juventudes...buscando una estrella, un concurso en La Paz que se perdió.
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