LA PAZ QUE
SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“LOS MILAGROS DE SAN ANTONIO
DE PADUA...EN SU VIDA TERRENA...SAN ANTONIO DEL ZACATAL “
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DON ROSARIO SADOVAL TRAJO AL
SANTO SAN ANTONIO A LA PAZ POR PRIMERA VEZ, FUE REGALO DE SU HERMANO...Y JUNTO
CON SU ESPOSA DOÑA JOSEFA CARLON DE SANDOVAL FUNDARON “EL ZACATAL” HACE MAS DE DOSCIENTOS AÑOS.
·
SE CUENTA QUE FUE EL
ASENTAMIENTO HUMANO MAS ANTIGUO DE LA PAZ...QUE LOS PADRES JESUITAS ALLI
FUNDARON LA PRIMER MISION, PERO POR LAS HOSTILIDADES DE LOS GUAYCURAS LA CONSTRUYERON
MAS ALLA, INCLUSO, DICEN, QUE TODAVIA EXISTE EL POZO DE AGUA DULCE HECHO POR EL PADRE JUAN DE
UGARTE.
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LA MISION DE LA PAZ O LA
CAPILLA DE LA LOMA, COMO SE LE CONOCIA, Y SAN ANTONIO DEL ZACATAL, Y LUEGO LA
ANIMITA FUERON LOS PRIMEROS TEMPLOS DE FE EN LA PAZ ADEMAS DE LA LOGIA
AMAZONICA...YA EN OTRA EPOCA, LO FUE EL SANTUARIO DE SANTA MARIA DE GUADALUPE.
Decía don Siriano
Sandoval (QEPD), que le contaba su abuelo que don Rosario Sandoval al ver el
santo tan bello y milagroso pensó que debía de ser conocido y venerado por mucha
gente para que éstos recibieran sus beneficios....y tomó a San Antonio y se lo
hecho al hombro, y salió del Zacatal rumbo a La Paz, para donarlo en la capilla de la loma, como
se le conocía entonces a la Misión de La Paz...y que de repente sentía Don
Rosario un cansancio muy grande, el santo se volvió muy pesado al grado que ya
no podía caminar, y llegó hasta donde estaba un mezquitón y le preguntó al
santo que si que le pasaba que el quitara ese cansancio tan grande...y de
pronto todo se le quitó....levantó la vista al cielo y el santo ya no lo tenía
en el hombro, estaba éste en la cumbre del mezquitón, y Don Rosario comprendió
que San Antonio no quería salir de allí....y le construyó su capilla en ese
mismo lugar, con su ceremonia y todas sus tradiciones y costumbres que se han
celebrado desde entonces a través de los siglos, donde la gente fervorosa acude
a adorarle y pagar sus mandas.
“El santo San
Antonio, según la historia, fue el primero de su religión que leyó teología, o
sagradas escrituras, en las ciudades de Monpeler, Francia; Polonia, Padua e
Italia, predicando la palabra del señor Jesucristo, la que estuvo plagada de milagros llamándoles con razón el gran
Taumaturgo. Decía la abuela que una vez, disputando con un hereje obstinado
llamado Bonibilio, lo convenció San Antonio con un milagro que causó gran
admiración. El hereje tenía una mula encerrada desde hacía tres días y sin
comer. El santo, después de haber dicho misa, llevó la hostia consagrada con
gran acompañamiento y reverencia. Mandó traer la mula hambrienta y hablando con
ella le dijo: “en nombre de aquel señor, a quien yo, aunque indigno, tengo en
mis manos, te mando que vengas luego a hacer reverencia a tu creador para que
la malicia de los herejes se confunda y todos entiendan la verdad de este
altísimo sacramento que los sacerdotes tratamos en el altar, y que todas las
criaturas están sujetas a su creador
San Antonio mientras que decía estas palabras a la mula,
el hereje le daba cebada al animal para que comiera, pero ella tenía más
conocimiento que él, la mula se arrodilló sin hacer caso de la comida y se
postró delante del altísimo sacramento adorándolo y reverenciándole como a su
creador señor. Con este tan evidente milagro, quedaron todos los católicos
consolidados y los herejes rabiosos. Y su principal maestro el dueño de la
mula, convertido a la fe católica”.
Contaba la abuela que otro de los milagros que en su vida
terrena realizó San Antonio fue que estando una vez el santo en la Ciudad de Rímini
donde había muchos herejes, queriendo San Antonio predicarles y convertirlos al
conocimiento de la verdad, éstos cerraron sus oídos y no lo quisieron escuchar.
Entonces fue el Santo a la rivera del mar que estaba cerca de ahí y con gran
seguridad y confianza en el señor Jesús, llamó a los peces para que lo
escucharan, diciéndoles: “oídme” vosotros, pues estos herejes no me quieren
escuchar”. Fue maravilloso que a estas palabras vino una muchedumbre
innumerable de grandes, medianos y pequeños peces. Y levantaban del agua las
cabezas con gran atención y sosiego. Los peces comenzaron a oír la palabra de
Dios, y San Antonio llamándolos hermanos les hizo un sermón de los grandes
beneficios que habían recibido de Dios, de las gracias que le habían de dar
ellos y cómo le habrían de servir. Acabado el razonamiento, los peces bajaron
sus cabezas recibiendo la bendición y luego se marcharon. Todo el pueblo estaba
presente quedando atónito y los herejes cayeron rendidos a los pies de San
Antonio, suplicándole que les enseñara la palabra de Dios.
Continuaba contando la abuela que, otro de los tantos
milagros de la vida terrena de San Antonio. Al padre del santo lo acusaron
falsamente de haber dado muerte a un hombre, y estando ya para ejecutarle en la
sentencia de muerte, San Antonio, que estaba en Padua, supo por revelación de
Dios el peligro que su padre corría. Dios se lo reveló. Y el mismo con
estupendo milagro hizo que lo librase porque al día siguiente lo puso en Lisboa
delante del corregidor a fin de que renovase la sentencia, no quitando la vida
al inocente. Y como el corregidor vacilaba en revocarla, entonces el santo
resucitó al muerto y delante de la justicia le preguntó si al que iban a
ajusticiar tenía la culpa en su muerte, y éste le dijo que no. Y no quiso
preguntar al resucitado quien le había muerto,
como pretendían los ministros de la justicia, porque el no había venido
a condenar al culpable, sino para librar al inocente como lo era su padre.
Por aquel tiempo, conociendo San Antonio que se acababa
ya el tiempo de su peregrinar en la tierra, y se acercaba el premio se retiró
con dos compañeros de vida perfecta a un lugar solitario. Estando en el, sintió
interiormente que le llegaba el momento...recibió con singular emoción al
señor. Recitó con los frailes los siete salmos penitenciales y dijo por si solo
a nuestra señora el himno ¡Oh, gloriosa Domina!, por cuya intercesión vio a
nuestro señor Jesucristo y hablando dulcísimamente con él San Antonio expiró a
los 36 años de edad, de los cuales quince estuvo en casa de sus padres, once en
la orden de los canónigos seglares de San Agustín y diez en la orden de los
frailes menores. El mismo día que murió queriendo los frailes cubrir su muerte
para poderle enterrar en su iglesia sin contradicción de la ciudad de Padua
(que lo tiene como su hijo y
patrón), los niños y muchachos de
ella, comenzaron a andar por toda la ciudad movidos por la mano de Dios, dando
voces diciendo “muerto es el santo”, por cuyas voces toda aquella ciudad se
espantó y entendió que San Antonio era ya muerto. Un año después en 1232, le
canonizó el Papa Gregorio Decimo.” A través de los siglos son muchos los
milagros que el santo de la salud y de los enamorados ha realizado, y aquí en
La Paz era el médico de cabecera y el abogado de los enamorados de aquellos tiempos....El
Zacatal de San Antonio, es un lugar de leyenda.
Por el placer de escribir…Recordar…Y
compartir…
*Esta crónica fue publicada
hace más de 15 años en el periódico sudcaliforniano, revista compás, en el
programa de radio contacto directo XENT radio La Paz*
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