sábado, 31 de mayo de 2014

POR MANUELITA LIZARRAGA.
“AQUELLOS MARINOS...INTREPIDOS HOMBRES DEL MAR. DE AYER Y DE HOY”.
            El ejemplar trabajo diario de nuestros hombres del mar del ayer y de hoy, su valor y sacrificio, son los mejores ejemplos en los que la juventud deben abrevar diariamente para fortalecer sus acciones y su espíritu y son también el mejor ejemplo para los marinos de hoy, que portan con dignidad y gallardía los uniformes y las insignias en defensa de Nuestra Soberanía Nacional. Vaya pues, como un sencillo y sentido homenaje, esta modesta crónica del recuerdo,  con la figura de afamados barcos y hombres temerarios que se enfrentaron a diversos sucesos, y fraguosos embates ciclónicos, iluminados quizás con la luz de San Thelmo, a través de la historia náutica en nuestros mares peninsulares. También un recuerdo para aquellos hombres que encontraron en el fondo de los mares su eterna mortaja.
            Ellos...los hombres intrépidos...los Guaycuras, Ichitues y Pericues, eran libres como el viento...en su rústica balsa construida por ellos mismos, con tres, cinco o siete troncos de corcho, amarrados fuertemente con cordeles de pita, retaban las embravecidas olas en busca del alimento diario, así como de las perlas que para ellos no tenían valor alguno y las utilizaban solo para adornarse...perlas que fueron descubiertas por Fortun Jiménez y su tripulación compuestas por 38 marineros cuando después de dar muerte al capitán Becerra, por accidente, en el barco “La Concepción”, en el año de 1534,  ante el estupor de los naturales llegaron a esta  hermosa bahía de La Paz, la Isla de las Perlas para ellos, despertando su codicia y bajos instintos, tratando de violar a las mujeres californias lo que motivó el enojo de los guaycuras matando a los primeros 20 europeos, logrando salvarse 18, entre ellos el joven marino Francisco Preciado quien llevo algunas perlas, y las malas noticias a los europeos, despertando el interés y la codicia de Hernán Cortés.
            Para los californios legítimos dueños de estas tierras, fue fatídico aquel 03 de mayo de 1535 que arribaron a La Paz tres navíos: El Santa Águeda, El Santo Tomas y el San Lázaro, comandados por el ambicioso y cruel conquistador Hernán Cortes, quien después de abordar una barca de seis remeros, pisó tierra californiana en un soleado mediodía tomando posesión de la Santa Cruz, dando como señal con su espada en la tierra y en los arboles que allí se encontraban, levantando el acta el escribano de su majestad, Don José de Castro. En 1565 fue inaugurada la línea marítima Manila Acapulco bajo la dirección del fraile Agustín Andrés de Urdaneta quien estableció la ruta mas apropiada para los galeones de Filipinas, inaugurando el primero de los galeones llamado El San Pablo. Desde esa fecha mil barcos surcaron los mares el mismo camino durante más de 250 años. La ruta recorría de Manila a las costas de América hasta los 40 grados y de allí descendía hasta los litorales de la Nueva España para terminar en Acapulco.
            Después, atraídos por sus perlas y sus riquezas se lanzó a la conquista de esta perla tan bella, la tierra California, una muchedumbre de alucinados, muchos de ellos, marinos de renombre, como Fernando de Alarcón, Francisco de Ulloa, quien naufragó en Malarrimo perdiéndose para siempre; Juan Rodríguez Cabrillo, Juan de Iturbe Vázquez de Coronado, Sebastián Vizcaíno y Atondo de Antillón y Francisco de Ortega entre otros. También inundaron nuestros mares piratas holandeses, los pichilingues que tenían como base la bahía que lleva su nombre Pichilingue, con sus leyendas de piratas, tesoros y aparecidos el legendario pirata que asolaba nuestros mares y que ocultaba sus tesoros en paredones y en las blancas arenas de la bahía transportando su galeón con el aire fresco de la tarde, que dio origen al tradicional nombre del aire del Coromuel... un airecillo de leyenda… los corsarios ingleses Francisco Drake y Tomás de Covendish, quien un 14 de noviembre de 1587, después de una paciente acechanza, abordó, saqueó e incendió en aguas de Cabo San Lucas el galeón mas poderoso de la Flota Española “El Santa Ana”, que navegaba cargado de riquezas procedente de las islas Filipinas en su ruta hacia Acapulco, matando 190 europeos y salvándose otros 190  pasajeros, entre ellos el almirante Sebastián Vizcaino quien con la ayuda de los sobrevivientes y algunos pericues lograron apagar lo que quedaban del barco incendiado, lo repararon y después de 3 meses pudieron regresar a su tierra llevando las malas nuevas.
            Éste incidente motivó que el rey Felipe ll, ordenara que se artillara en algunos puntos estratégicos de la península, comisionando para tal efecto al almirante Sebastián Vizcaino quien al llegar a este puerto de La Santa Cruz, quedó extasiado con la belleza y tranquilidad de sus aguas, sus peces, sus perlas y las muestras de júbilo con que lo recibieron los naturales, motivo por el cual le dio por nombre a esta tierra LA PAZ. Transcurrió más de siglo y medio para que se iniciara la colonización formal de la california, y en tal acontecimiento figuran los 3 navíos, La Capitana, limpia Concepción; La almiranta Señor San José y San Francisco Javier conducidos por el almirante Atondo y Antillon quien transportaba al precursor de la conquista californiana, al padre Eusebio Kino con el estandarte de la virgen de Guadalupe, dos religiosos mas y 24 marineros, de quienes al pasar por la Isla San José se quedaron sorprendidos, ya que le salieron al paso a nado, unos naturales y abordaron la embarcación y le hicieron reverencia persignándose a la imagen de la Virgen de Guadalupe y la Cruz.
            En octubre de 1697, llega a Loreto en el navío El Santa Elvira el padre Juan María de Salvatierra, el conquistador espiritual. Entre la tripulación que venían con él, además de don Esteban Rodríguez Lorenzo seis de ellos eran connotados marinos. Muchos años navegó el Santa Elvira en nuestros mares, y aunque ni de su casco ni su velamen quedan señales, si en la memoria de todos los peninsulares debe estar presente el espíritu del venerable buque insigne del soldado misionero, así como en todas las islas, en todas las bahías, en todos los puertos, en todas las radas de nuestra media península. Suceso imborrable en las paginas de nuestra historia, según el profesor Jesús Castro Agúndez en su libro “Historia de Baja California”,  lo es también la construcción del primer barco en La Paz, por don Francisco de Ortega; quien después de bautizar algunas islas, naufragó en la bahía desbaratándose la embarcación, y construyó aquí en La Paz otras con maderas de la región para continuar navegando; en 1709 los piratas ingleses con una flotilla capitaneada por Wooders Rogers, asaltaron los galeones de Manila en Cabo San Lucas y se apoderaron del barco español Nuestra Señora de la Encarnación, y se quedaron acechando al otro galeón, El Begonia, de 900 toneladas quien con sus poderosos cañones hicieron huir a los piratas, llevándose el bergantín Encarnación, y el que luego fue rebautizado por los piratas como “Batchellor” y fue su primer piloto Alejandro Selkir, Robinson Crusoe, el que llegó a La Paz en ese mismo año después de que fue abandonado por los corsarios frente a las costas de Chile, en la isla de Don Juan Fernández, donde vivió años en contacto con la naturaleza y en compañía de un negro; el segundo barco construido de forma calao en el heroico Mulegé, con maderas de la región “El Güeribo” y mezquite por el atlante e industrioso maestro y apóstol jesuita Juan de Ugarte resultando una magnifica embarcación mejor que todas las otras que habían navegado en el Golfo de Cortés y a la que bautizo con el nombre de “TRIUNFO DE LA CRUZ”, por que la botó al agua el 14 de Septiembre de 1720 día de la exaltación de la santa cruz, y en la que navegó el padre Ugarte en Varios viajes de exploración hasta el río Colorado con la finalidad de constatar si la California era isla o península. Y navegó así mismo a La Paz junto con el padre Jaime Bravo y por tierra desde ligüi el Padre Guillen para fundar la misión de Nuestra señora del Pilar de La Paz en Noviembre de 1720. En otro tiempo, hubo en Loreto un departamento de Marina con una balandra servida por 22 marineros, dicha embarcación conducía los periódicos y correspondencia de la época. Hasta la expulsión de los jesuitas en 1768, se construyeron 4 barcos en la península. Vaya pues para estos misioneros un rendido homenaje que nos trajeron a estas tierras californianas además del evangelio, la cultura, entre otras cosas, las vías de comunicación marítima y terrestre. De 1750 a 1760 ocurrió el primer levantamiento agrario en la península. Los indígenas de la misión de Santiago exigían que se les entregaran las tierras alegando que ellos las habían abierto al cultivo y les correspondía su usufructo. Se apoderaron de un barco, cruzaron el golfo y una vez en tierra los aprehendieron.
A raíz de la expulsión del misionero de los dominios españoles en el barco La Concepción, se establece en California el sistema político gubernamental y se abren comercialmente al mundo las rutas marítimas de la entidad. Testigos fueron los barcos holandeses que regresaron ya no en plan de bucaneros, sino armados para el buceo de la concha madre perla. También los buques moscovitas que cargaban sal para sus establecimientos de Alaska; veleros escandinavos a la captura de las ballenas que casi las exterminan; traficantes de pieles de morsa y lobos marinos; navíos europeos que transportaba el cobre de las minas del Boleo en Santa Rosalia...grandes embarcaciones horchilleras, procedentes del viejo continente que arribaban a las costas de Bahía Magdalena al acaparamiento de miles de toneladas de la planta parásita, la horchilla, de la cual extraían la pintura para teñir de púrpura, las vestiduras reales y eclesiásticas. ¡Sudcalifornia mía, cuanto te saquearon! Con las vergonzosas concesiones extranjeras y entreguistas sin dejar contribución alguna para nuestra nación!. Cuidado con las concesiones extranjeras, antes de concederlas conozcan nuestra historia, y las fallas que tuvieron los contratos que hicieron en el pasado y que tal parece se están repitiendo, al pasar de dueño en dueño tierras y mares.
            Cabe destacar, que en 1769, llegó a La Paz desde París, en el galeón de Manila una expedición de científicos con el objeto de observar el paso de Venus por el disco del sol, tal acontecimiento ocurrió el 03 de junio del año mencionado, y uno de los científicos el Abate Jean Chappe, enfermó contagiado de las enfermedades que azotaban en la región y falleció siendo sepultado en San José del Cabo. Los barcos “El Auracano” y “El Independencia” en 1822, atacaron San José del Cabo y Loreto quienes sufrieron la matanza y saqueo de estos feroces piratas ingleses, encarnizados enemigos de los españoles, una tentativa más de apoderarse de Baja California. Huyeron el gobernador, los misioneros y los principales vecinos hacia Comondú después de encargar el mando militar al alférez José María Mata quien al frente de 15 hombres con gran valentía rechazó a los piratas y rescato parte del botín que habían hecho los asaltantes y después de tenaz lucha los extranjeros huyeron en el Auracano. Aprovechando el valiente José María Mata para ese 7 de marzo de 1822 proclamar la Independencia en Loreto acompañado del Alcalde Juan Higuera y de los vecinos.  Por esos álgidos años, se empezó a poblar La Paz, y Don Antonio Ruffo Battaglia de oficio panadero, ya surcaba estos mares peninsulares en su barco El San Antonio...en 1830 se abrió el puerto de La Paz con la aduana marítima, y su fondeadero, que fue el repunte comercial y económico del territorio.
            Otra tentativa de apoderarse de Baja California en Septiembre de 1846 cuando se presentaron barcos enemigos en La Paz enarbolando la bandera norteamericana ante la cobardía del jefe político Francisco Palacios Miranda lo que sorprendió a los habitantes de la época, pero luego luego surgiendo el espíritu de defender el suelo patrio, se reúnen en Febrero de 1847 en el real de Santa Anita nombrando jefe político a don Mauricio Castro, hombre del mar, destacado en la política y por su patriotismo en la defensa del suelo peninsular y la soberanía de México.
            El 29 de marzo de 1847 arribó en San José del Cabo la Corberta Ports Mouh sometiendo a las autoridades, impuso la rendición del pueblo y sus bienes para los Estados Unidos haciéndoles jurar neutralidad hizando la bandera de su país y lanzando un manifiesto esclavista. El trece de abril el mismo barco atracó en La Paz y fueron apresados unos cuantos barcos pequeños. Enterados el gobierno de México de la traición de Miranda designó comandante principal en Baja California al capitán Manuel Pineda quien con unos cuantos oficiales y rancheros muleginos defendieron la península de los americanos que llegaron en las fragatas Dale y Libertad el 02 de octubre de 1847 haciéndoles correr vergonzosamente. Durante la guerra de 1847 con ayuda de mexicanos traidores y que termino hasta el siguiente año inundaron los mares del golfo de California diversos barcos europeos, entre ellos ‘El Ohio’ que transportó a la alta California a mas de 300 personas vende patrias, a la cabeza iba el coronel Palacios Miranda el Juez de primera instancia y el vicepresidente de las misiones.
            Otro ataque filibustero sufrió La Paz en 1853 por el pirata William Walker en el Barco La Carolina quien al desembarcar procedió a aprehender al jefe político Espinoza quien también de una manera cobarde y entreguista reaccionó, y se posesionaron de las oficinas públicas llevándose los archivos y nuevamente el capitán Pineda y los habitantes de La Paz atacaron a Walker hasta con palos, arpones y piedras, causándole seis bajas al enemigo, y retirándose Pineda y su gente por falta de parque. El seis de noviembre de 1853, entró a La Paz un buque filibustero que llevaba a bordo al coronel Juan Climaco Rebolledo ignorando éste lo que pasaba cayó en poder de los filibusteros. Después de arduas batallas los sudcalifornianos lograron sacar huyendo nuevamente a los extranjeros que intentaban una vez mas apoderarse de ésta península. En 1855 hubo otro intento de apoderase de La Paz ..Dos barcos norteamericanos el “archibal Grace” y “rebeca Adams” así como una balandra mexicana al mando de Juan Napoleón Zerman los barcos iban tripulados por 85 hombres, todos extranjeros excepto uno que era mexicano, venían armados hasta los dientes y traían dos cañones. Con engaños querían desembarcar en tierra, pero el capital Cristóbal Llanuza y el gobernador Blancarte no se lo permitieron. El recuerdo del pirata Walker estaba fresco en la memoria de los habitantes de La Paz y fueron rechazados a cañonazos, rendirlos, encarcelarlos y regresarlos a juicio a Mazatlán. Los barcos y demás bienes fueron confiscados y puestos a la venta lo que alivió de alguna manera la pobreza que había en Baja California Sur después de las guerras de 1847 y de tantos ataques. En 1865 La Paz fue invadida por los franceses, interviniendo en su defensa de nuestra soberanía, el General Manuel Marquez de León y Don Clodomiro Cota, entre otros héroes sudcalifornianos.
            Ahora, es diferente, aquellos hombres idealistas, bragados, defensores de nuestra soberanía duermen el sueño de los justos...ahora estamos invadidos silenciosamente a través del billete verde que compra conciencias. Sino, un vistazo a los Cabos y a la mayor parte de la península en las playas más bellas y donde los mexicanos no tienen accesos y hasta con perros y a punta de balazos son sacados, y lo que es peor, los edificios antiguos están cayendo en manos de los extranjeros... ¡que tristeza! ya se murió don Idelfonso Green y tantos héroes sudcalifornianos. Los primeros barcos de vapor construidos en la época del porfiriato, en las costas del océano pacifico y del golfo de California, lo fueron el Mavari y el precursor fabricado por familias de gran prestigio en La paz, aguerridos marinos de los siete mares. El mavari, así como el bonita formaron parte de la escuadra revolucionaria que rescató a La Paz y al entonces territorio del régimen huertista, y que fue sustituido por un gobierno de perfil Maderista. En la época revolucionaria, navieros paceños como don Eduardo Labastida y Fernando Moreno tomaron parte activa en dicho movimiento popular con su barco el Culiacán que fuera cañoneado en desigual combate por un ataque huertista, pero los citados armadores, fieles siempre a la causa del pueblo, lejos de abandonar la empresa adquirieron otro navío para continuar en la lucha, llamándolo el Francisco I. Madero.
            A partir del triunfo de la revolución se intensifica el enlace peninsular al macizo continental con la presencia de aquellos históricos barcos mercantes que surcaron los siete mares guiados por la brújula y las estrellas, que apoyados por naves de la armada de México, y teniendo su base en este puerto fueron durante años la única vía de la cual recibíamos víveres y productos diversos para nuestra supervivencia así como informaciones y noticias de allende del mar de cortes. Además de que se fue poblando la península de lindas gentes de Sonora, Nayarit, Sinaloa y hasta del extranjero uniendo sus costumbres a las nuestras contribuyendo al engrandecimiento y desarrollo cultural, político social y económico de esta entidad. Aquellos barcos inolvidables que con sus inconfundibles pitidos anunciaban su llegada inundando de alegría a los habitantes de La Paz, el Sonorita, el Progreso, El Raúl, el churruca, el Don Lorenzo, el tornado, el santa teresa,  el Blanco, El san Antonio, el don Lorenzo, El Araguan, el san Luciano, el Progreso, el Edna Rosa, el Viosca, el Arturo, Los corrigans, el Estrella Costera, El Anita, El Spruce,  El Providencia, El Magallanes, El Salvatierra quien transporto a mas de 300 familias procedentes de acambaro Michoacán en 1942 para fundar el valle de Santo Domingo, María Auxiliadora concretamente. Un homenaje también a todos los pescadores de los tradicionales barrios El Manglito y El Esterito y de toda la península...así como a Don Pilar Carballo “Don Pilarillo” que navegaba en todos los puntos intermedios de la península en su barcaza el “Kino” con la fayuca de intercambio de mercancías como panocha, tequila, azúcar de terrón, petróleo, granos y semillas, hilos, botones, hilazas, veladoras, elaboradas en la fabrica de don Ramón Briseño, por la vía marítima en las comunidades de Los Dolores, la Soledad, Angel de la Guarda, San Evaristo, El burro, San Juan de La costa, etc., así como incursiono también en las armadas perleras y la pesca del tiburón.
Recordar con gratitud también a aquellos aguerridos capitanes que dirigieron los mencionados buques, y que hicieron historia en el Golfo de California: José María Rivera, Florentino Angulo Amador, Guadalupe Gómez Llanos, Luis Hernández Sandoval, Manuel Meza, Carlos Murillo Corral, Eduardo García López, Felipe Armas, Don José Petit, Gumercindo Robinson, Raúl Tapiz, Ramón Ganelón, Miguel García, Adolfo Romero El yofo, Macario y Teodoro Agruel, Santiago y Lorenzo Romero, Salomé Flores, Amado Castillo, Alberto Higuera, Exdrulfo Peña, Lázaro Acuña, Pablo Romero, Juan Martínez, las familias Meza y Murillo de Santa Rosalía que tripularon los Corrigans II, III, y IV y Don Francisco rivera entre muchos mas que escapan a la memoria. Justo es recordar también a Don Lencho Sánchez con su puesto de chocomiles, raspados y campesinas, que fue muy importante para los trabajadores en el movimiento de la estiba y cabotaje de la época así como el Güero Gilberto de la Torre del Vigía que con sus gallardetes y campanas al vuelo, anunciaba la llegada de las armadas perleras y de los buques mercantes del ayer… así como a los carretoneros que movían las mercancías de carga y descarga. Inolvidable es también que forman parte del folklor sudcaliforniano, la popular doña Marianita, el popocha, el chunique, quien con sus carey al hombro, tamborillos y demás artesanías elaboradas con sus manos, recorría de los arcos al perla ofreciéndolas a los turistas. El 14 de noviembre de 1964 fue un cambio trascendente en La Paz inicia el supuesto progreso y se acabó para siempre el movimiento en el muelle fiscal quedando la Torre del vigía con su campana al vuelo y gallardetes en silencio...toda una época de la marina mercante, y el cabotaje que fue el puntal del progreso en Baja California Sur a través del muelle fiscal desde la segunda década del siglo XVIII hasta 1964, en que llegó el primer transbordador “La Paz” a ésta ciudad capital inicio de la decadencia en cuanto a valores se refiere, el arribo de gente de todas partes con sus tradiciones, costumbres y conocimientos, así como el negocio de la fayuca, el boom comercial; se empezó a sentir la delincuencia y a llenarse las cárceles y poco a poco se acabó aquella tranquilidad...la gente ya no dormía en las banquetas con las puertas abiertas. Al transbordador La Paz le siguieron el Díaz Ordaz, El Benito Juarez, El Puerto Vallarta, El Mazatlán, El Coromuel, El Loreto, El Azteca y El Guaycura, barcos que según la federación eran para el pueblo sudcaliforniano y que ya se vendieron como se han vendido tantas otras cosas.  En 1990 por un tiempo funcionaron los catamarán en el muelle fiscal, pero dejaron de funcionar por inoperantes, inversión hecha por don Isidro Rodríguez Ruiz. En 1991 llego el transbordador Kass Kristina, pero en igual forma ya no funcionó. El 19 de septiembre de 1991 llego el barco de carga para contenedores al muelle de altura de Pichilingue, después de un año se retiró por falta de carga.
            En 1997 nace la Administración Portuaria Integral de BCS, SA de CV, empresa concesionaria del Gobierno Federal para administrar y operar los puertos del Estado. Los resultados están a la vista. Se abre el cabotaje en el Puerto de Pichilingue con los puertos de Lázaro Cárdenas y Manzanillo. Se consolidan las rutas entre La Paz con Mazatlán, Topolobampo y Guaymas. Llegan nuevas navieras como Baja Ferries con sus buques tipo roro; navieras turísticas arriban en el invierno en sus buques desde Alaska, navegando en aguas nacionales desde el puerto de San Carlos hasta el de Santa Rosalía; al puerto de San Carlos arriban grandes buques mercantes a la carga de productos agrícolas a granel, carga general y contenerizada, ya que este puerto es el segundo en importancia en la costa occidental de la península. Es puerto alterno a la flota pesquera de altura más importante del país, la atunera y la de pez espada, de donde zarpan a la mar vía la pesca, después de descargar y avituallarse. El puerto de Cabo San Lucas acantona a la flota de pesca deportiva más grande del pacífico (americano y asiático). A los puertos de San Juan de la Costa, Isla San Marcos y Santa María arriban buques del porte de las 50.000 toneladas o más, a la carga a granel de minerales como: fosforita y yeso principalmente.  
Muchas felicidades a todos aquellos hombres del mar de ayer, de hoy y de siempre.

…Y en su barca la capitana, don Esteban Rodríguez Lorenzo surcaba los mares cobrando el quinto “impuesto” para el rey por el buceo de la madre perla…

“…Por el placer de Escribir… Recordar y Compartir…”



            
Aviles Primeramente, Sra. Manuelita Lizárraga, saludo a usted con todo respeto, hacerle saber qué soy un seguidor y lector de todos sus relatos que usted nos da a conocer a través de un diario local, muy interesantes, para todos aquellos que seguimos de cerca, hechos y tradiciones de nuestra historia regional. Ahora con su permiso, me identífico: Mi nombre es, Benito Morales Aviles, nacido en ésta cd, de La Paz, B.C.S. En las calles de Revolución E/ Allende y Rosales soy Sudcaliforniano por los cuatro costados. Quiero agregar, antes de entrar de lleno en el motivo por el cúal me dirijo a usted, que estuve los seis años en la Esc. Prim. Ignacio Allende; que era más conocida cómo Esc. "uno". Recuerdo que usted también asistía a ésta inolvidable Escuela. Pero el motivo de ésta misiva, es que, hace poco publicó usted, un relato titulado "Benito, el indio Zapoteca". Éste relato de usted, me llamó la atención, ya que conocí a éste señor. Su nombre era Benito Becerra Rayas, y efectivamente, vivía en un estrecho cuartito que le había proporcionado Doña Cleotilde Rodríguez, que tenía su negocio de fotografía en Ignacio Ramírez y 16 de septiembre, todos los que en esa época pasábamos por ahí, nos dabamos cuenta de ese detalle. Sucedió un día, esto fue en el año de 1956, fue denunciado ante las autoridades de aquel entonces, de haber intentado violar a una joven; recuerdo que la policía vino a pie o sea caminando, ya que la cárcel, en ese entonces se encontraba en la esquina de Altamirano y Constitución muy cerca de Ignacio Ramírez y 16 de septiembre, los policías llegaron en forma violenta, sacaron a este indígena de su cuartito, le dieron de palos y así, a pie, caminando se lo llevaron a la cárcel o al Sobarzo, cómo también era conocido éste edificio. Estuvo poco tiempo en la cárcel, pero de pronto desaparecio, nadie supo que fue de él. Pasaron los años, muchos años, en cierta ocación que fui a Cd. Constitución, a visitar familiares mios, esto fue en 1975, grande fue mi sorpresa, pues al ir al correo a depositar una correspondencia, el indio zapoteca, Benito, estaba ahí. Lo conocí inmediatamente; viejo, de caminar lento y agachado viendo hacia el suelo, se miraba cansado estaba muy acabado, la edad, tal vez. A los pocos días, se publicó en un periódico que había en ésta localidad, que Benito Becerra Rayas, al al tratar de cruzar el Boulevard, había sido atropellado y muerto por un automóvil. La comunidad hizo una cooperación para pagar su sepultura. Gracias Sra. Manuelita por su atención prestada a mi escrito

miércoles, 28 de mayo de 2014

“AQUEL PRIMERO DE JUNIO...SE CELEBRO UNA BODA EN EL MAR Y EL QUIQUI LUCERO, EN LA REGATA FUE EL GANADOR”.


POR MANUELIZA LIZÀRRAGA

            Dentro de los festejos del día de la marina por la década de los 50 en nuestra preciosa bahía de La Paz...las olas arrastraban aquella gran corona de hermosas y perfumadas flores arrojadas al mar desde la fragata California por las autoridades de la época, en memoria de los valientes marinos quienes en cumplimiento de su deber, por diversas causas perdieron la vida y duermen el sueño eterno en el fondo del mar. Después del luctuoso homenaje, la alegría se desbordaba en aquella fragata...se celebraba la primera boda en el mar...el almirante Luis Jacome Calderón y la señorita Esperanza Gonzalez Martínez unían sus vidas entre aquellos aromas de flores, azahares y brisa de mar...bajo la bendición del capitán del barco. Antiguamente el capitán estaba facultado para celebrar matrimonios a bordo, y creo que hasta nuestros días...siendo quizás esta boda, la única que se celebra en el mar aquí en La Paz.

¡que recuerdos tan bellos de ese día de la marina!. Los novios tiernamente bailaban, en aquella fragata mecida por el vaivén de las olas del mar,  así como todos los invitados a tan importante acontecimiento, al compás de las notas musicales amenizadas por las orquestas del recuerdo, de don Rafael Castro y Don Luis Gonzalez haciendo un bello soneto con el murmullo del mar y graznar de gaviotas. Aquel primero de Junio, día de la Marina, mi hermana mayor y las muchachas González nos llevaron en la panga remando a canalete hasta la punta del muelle fiscal a disfrutar de estos tradicionales festejos...y desde el muelle se miraba mejor la competencia a nado hasta el mogote, donde participaban los pescadores del manglito y el esterito...hombres de gran arrojo...y las regatas a vela tendida que iniciaba desde punta prieta hasta el kiosco...las pangas y canoas de los leones del esterito y los manglitenses se distinguían por el tipo de vela. ¡y que hermoso se veían los velajes cuando los arrastraba el viento!, parecía que las embarcaciones llevaban motor (ni se conocían los motores en ese entonces).

            ¡viene ganando el quiqui Lucero, gritaba la gente emocionada,!, arriba los leones del Esterito!, no, a que gana el Gil Méndez o el Repollo, gritaban los manglitenses, y se armó el sano alboroto....aquellos musculoso pescadores empezaron a ser rueda, a aventar camisas, dagas y paliacates, a la arena, porque tantito nomás querían para liarse a golpes...así peleaban los jóvenes del ayer a puño pelón y a patada limpia aunque siempre traían la daga fajada en la cintura, no hacían uso de ella...y al término de la pelea se daban la mano.  Esa era la costumbre de entre los pescadores de los barrios más antiguos de La Paz El Esterito y el Manglito. El cuchillo lo usaban para trabajar destazando tiburones y toda clase de peces que inundaban la bahía...ahora los jóvenes usan las dagas para sacarse el ombligo.




            Aquella hermosa tarde del día de la marina, en la regata, al fin ganó el quiqui Lucero y le dieron un diploma, don Gilberto Lucero, respetable joven de la tercera edad que se nos adelantó en el camino en un viaje sin retorno; y que a sus años aun buceaba y pescaba, y entre los pescadores, por su valor, temple y arrojo le decía el León de los mares, terror de los tiburones. Mientras que la gente bailaba en el muelle fiscal al compás de la música de don Rafael Castro, y de Don Luis Gonzalez, sus tigrillos y los canarios, los maderos crujían; y de repente, ante la sorpresa de todos los ahí presentes, se cayó una muchacha de ropajes blancos al agua y no sabía nadar, se armó la escandalera, y con el arrojo y valentía que distinguen a nuestros hombres de mar “el chiricano Orantes”, abriéndose paso entre  la asustada gente, a atropellones, codazos y empujes, con todo y daga al cinto, se lanzó al mar a salvar a la bella dama. Después de unas peripecias propias para el salvamento, sacó a la aterrorizada muchacha en brazos hasta la orilla. Y lo curioso de esto, es que el novio de la jovencita muy agradecido fue a darle las gracias al muchacho, y “el chiricano” le dijo “que gracias ni que ocho cuartos, la  muchacha es mía por que yo la saqué”, y todo mundo soltó la carcajada por esta puntada del chiricano y  ya se iban a agarrar a moquetes pero la gente los separo a tiempo. Yo estaba muy niña, no supe el nombre de la muchacha ni el del chiricano, solo se que era un hombre muy valiente, muy moreno y muy simpático.

            ¡que festejos tan bonitos del día de la marina, de aquellos tiempos!. Todas las familias sudcalifornianas asistían a l malecón a estas tradicionales fiestas, las que se realizaban en el muelle fiscal y calle muelle. Las costureras tenían mucho trabajo porque todo mundo estrenaba ropa hasta mi abuela estrenaba enaguas. La fragata california lucía hermosa...se mecía al vaivén de las olas y al compas de la música de orquesta...la fiesta de bodas del almirante Luis Jacome y Esperanza Martinez continuaba...y en el malecón la alegría de las familias sudcalifornianas se desbordaban....los muchachos que participaban en los diferentes concursos que se organizaban, le pegaban el tarrascon al cochi encebado, el que se les safaba, y por alla caían de bruces en el piso, y el que lograba agarrarlo es porque era muy osado...!todo esto era muy divertido!, era toda una alegría...juegos de barril y el palo encebado, carrera de gatos, de econstalados, a la cuerda...cuanto se disfrutaban esta sana convivencia del dia de la marina aquí en La Paz. era motivo de reunión para todas las familias y don Lencho Sánchez con su puesto, la mariposa, de raspados chocomiles y campesinas hacia su agosto, mientras en el barco del Varadero Abaroa la inolvidable profesora Jesús Rolland paseaba por la bahía a un grupo de alumnas de la escuela Rosendo Robles de las mas desatacadas, vestidas de marineras, esa era su costumbre, y don José Abaroa le daba todo el apoyo.

            En algunas ocasiones, ponían el palo encebado también en el varadero de Abaroa y la bolsa con el dinero del premio lo amarraban en la punta del palo, y los pescadores muy emocionados camelaban aquella talega atascada de dinero y se ponían arena en las manos, pero ni asi, pegaban el salto al palo, subían y subían y luego se iban hasta el suelo, hasta que lo lograban. Y con el cochino pelado, embarrado de cebo, el que lo pillaba se lo llevaba. Después de las competencias a nado, y de los veleros, don José Abaroa, acostumbraba hacer caguamadas en los palmares para que comiera todo el pueblo, amenizado con la música de las orquestas de Don Rafael castro y de Don Luis Gonzalez, y las canoas las retacaban de cerveza y hielo. Que tiempos tan bonitos los días de la marina aquí en la Paz que se perdió, y el Quiqui Lucero, el terror de los tiburones casi siempre era el ganón de las competencias de regata...

            Ahora, los festejos son bonitos también, pero ya no hay aquellos eventos que reunían a toda la familia sudcaliforniana, ni hay boda en fragata, ni se caerá una muchacha al agua, ni competirá el león del Esterito, porque su cabeza la blanqueo el mar y ya no esta físicamente entre nostros, navega entre la bruma del tiempo en su barca caracola.

            

lunes, 26 de mayo de 2014


“ EL CARNERO...FUE UN ANECDOTICO ANDARIN ENVUELTO EN LA LEYENDA...DE  LA PAZ DE ANTAÑO”



            Jesús García fue su nombre...”El carnero”, le decían por su afición a comer carne...caminaba grandes distancias de La Paz a San Pedro y poblados aledaños...en las tertulias familiares, entre pescadores, en las cantinas y en todas las esferas sociales, entre fumarolas, a la luz de los faroles, el comentario obligado eran las cómicas anécdotas de “El carnero”.

            El amplio sombrero de palma de alta copa que cubría su cabeza, no le alcanzaba a disimular la nube en un ojo que le cegaba la visión, lo que a los niños causaba horror...y al grito de “!allí viene el carnero!”...corrían despavoridos...vestía amplio pantalón de mezclilla que se lo volaba el viento, y camisa de percal fajada, amarrada una reata a la cintura a modo de cinturón...calzaba sus pies con huaraches de llanta... los que arrastraba al caminar a causa de una fea yaga en la pierna... colgaba de sus hombros un costal de ixtle lleno de cosas que se agenciaba de algunos vecinos descuidados. Antiguamente, había mucho ganado en el territorio, y por consiguiente la carne era muy barata y sabrosa, la que vendían en las pocas carnicerías del pueblo. Por 20 o 30 pesos daban un montón de carne y huesos; que como no había refrigeradores, la gente la ponía a secar al sol en los patios sobre unos mecates, de mezquite a mezquite o de palo verde a palo verde...y es donde El carnero hacía su agosto...pasaba con su costal en el hombro y les pegaba un “bajón”.

            La gente ya le conocía las mañas... y hasta le parecía en gracia lo que El carnero hacía...a veces hasta se hacían de la vista gorda...podía decirse que les gustaba ser el centro de las anécdotas de El carnero. Contaban los mayores que  una ocasión. Llegó El carnero y pidió posada para pasar la noche; le indicaron donde podía acostarse, y el carnero muy mortificado les dijo “!ay que pena señora! No les vaya yo a asustar las gallinas” y la inocente señora le contestó “no se preocupe carnero, el gallinero está por este lado”, haciendo un ademán señalando el lugar para donde estaban las gallinas, iluminándole el único ojo al carnero. A la mañana siguiente, ni señas de las gallinas ni del carnero. A Don Antonio Martínez, estadio joven dela tercera edad, dice que también le voló un queso macho de treinta kilos, una vez que le dio posada en su rancho... y cuentan que en otra ocasión donde le dieron posada, había un tendal de huesos y carne; y el carnero dijo muy apesumbrado, sobándose el cuerpo, “pobres huesitos míos donde irán amanecer mañana”, y dicho y hecho, al canto del gallo, desapareció y desde luego se llevó los huesos en el famoso costal.

            Contaba Don Quiqui Lucero, con una sonrisa maliciosa, que en gloria esté. Que una vez estaba él hachando leña y que cuando ya llevaba un buen tercio cortado, dejó el hacha clavada en un tronco para tomarse un descanso, y fue a su casa a comerse un taco; cuando de repente tocaron a la puerta y con sorpresa vio que era El carnero con su costal en el hombro y su pierna enferma “pues que andas haciendo carnero?”, le dijo, “ando vendiendo esta hacha, porque ando en un apuro”; y diciendo y haciendo El carnero sacó el hacha del costal y pues a Don Quiqui le gustó mucho el hacha, la acarició, le vio el filo y se la compró en 5 pesos. Muy contento El carnero puso pies en polvorosa y Don Quiqui también con su hacha en el hombro se fue a continuar su labor, pero cual sería su sorpresa, que el hacha que le vendió El carnero, era la de él mismo; éste se la robó y la metió en el costal...le tomó el pelo a Don Quiqui.

            Cuentan que una noche, El carnero caminaba furtivamente por aquellas callecitas de La Paz con un catre encajado en el hombro que seguramente a alguien le había volado; de pronto, los policías que hacían su ronda farola en mano, le salieron al paso diciéndole “Carnero que andas haciendo tan tarde con ese catre en el hombro?” y cínicamente el carnero les contestó “pues mire señor polecía, ¿pues que no puede cambiarse uno de noche?” y ante la respuesta del carnero, los gendarmes rascándose la cabeza se quedaron parpadeando y El carnero siguió su camino perdiéndose entre las sombras de la noche con el catre en el hombro.

            Jesús García, El Carnero, era muy buen andarín a pesar de la fea fístula que padecía en su pierna. Caminaba grandes distancias...tocaba de puerta en puerta con sus costal en el hombro buscando trabajo; ya fuera de mandadero con la escoba o con la azada...y al ver los tendales de carne oreada en los patios, estaba con un ojo al gato y otro al garabato, de repente desaparecía junto con la carne, por eso le pusieron El Carnero...y lo curioso de esto, es que la gente ni se molestaba. Se dice que no tenía hogar...era un andarín, un hombre de la calle arrastrando su pierna y con el costal al hombro que donde le oscurecía allí dormía...otros cuentan que vivía bajo la sombra de un gran mezquite en un terreno baldío por las calles Ramírez y Ocampo....lo cierto es que El carnero era un mano larga con gracia, y a la gente le caía bien, hasta le festejaban los pequeños hurtos que El carnero hacía...era parte de nuestra tradición pueblerina

            Cuenta la voz de los ancianos, que Jesús García El carnero fue un gran ranchero de gran arrojo, y que se vino a menos...era simpatizante del idealismo del ilustre General Don Felix Ortega Aguilar, revolucionario sudcaliforniano, cuando se levantó en armas con “El Plan de las Playitas” y armó la revolución a mediados de la segunda década del presente siglo. Y que a El carnero lo acusaban de espía hasta que lo enviaron en las famosas “cuerdas” en el barco El bonita. Cuentan una anécdota revolucionaria: que un comandante de los federales, sacó de su casa con lujo de detalles a Don Vicente Ortega que estaba enfermo de paludismo y que lo llevaban en medio de un pelotón de soldados rumbo al panteón de Los San Juanes para fusilarlo. Iba pasando el pelotón de la muerte por las calles Aquiles Serdán y 16 de Septiembre y la gente sorprendida miraba el injusto cortejo, y de entre la bola de curiosos gritó Jesús García “!viva mi general Ortega!” al escuchar esto, el comandante se paró en seco junto con el reo y el pelotón y le ordenó a El carnero que se formara  a la comitiva porque lo iban a fusilar.

            Cuando el pelotón y los sentenciados llegaron al panteón para el fusilamiento, le dijo el comandante a Don Vicente Ortega apuntándole con el fusil, que pidiera su última voluntad y éste pidió que le perdonara la vida a Jesús García era simpatizante con los ideales revolucionarios del general Felix Ortega Aguilar. Fue así como se salvó El carnero, pero no Don Vicente quien si fue fusilado.

...El carnero fue un celebre personaje del paisaje sudcaliforniano...todavía se recuerdan sus andanzas y anécdotas.

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miércoles, 21 de mayo de 2014

“EL SULTAN...EL PERRO DE DOÑA CLOTI...FUE UN PERRO MANDADERO”.


            “Allá va el perro de Doña Cloti, la fotógrafa”, decía la gente al verlo caminar gallardamente con un ojo al gato y otro al garabato, con la canasta en el hocico atascada de carne y hueso, o de verduras y otras cosas...por aquellas callecitas de La Paz de antaño...por el barrio “La isla de Cuba”...en el marco de perfumadas flores, las que abundaban, los ruidos propios de aquel acontecer diario, y de las notas musicales que escapaban de las rocolas de las cantinas y billares de la época...cómo la de Don Goyito Chávez, Chula Vista y la de la esquina de la alegría, la lonchería y billares de Don Conrado de la Peña, en donde siempre estaba la perica en la puerta en espera de alguna eventualidad, y la que nunca cerraba sus puertas y la música siempre estaba tocando entre aquellos aromas de exquisito menudo, pozolada, café de talega y pan calientito.
            El sultán el perro mandadero era de ancho pecho, de gruesas patas y fuerte musculatura...sus ojos pelones parecían cargados de tristeza...tenía el fino pelaje de color café obscuro como con unos brochazos dados al descuido de color café mas claros...una mancha blanca plasmada en su grande y chata cabeza le recorría por entre pecho y  panza,  y la colita era larga y tiesa...el perro mandadero imponía respeto...no era ni fino ni corriente, mas bien parecía un boxer con sus orejas semi paradas
La nobleza e inteligencia del perro eran excepcionales...fue educado por Benito el indio zapoteco...el sultán fue un perro mandadero muy célebre, quien llegó a formar parte de la familia Rodríguez ...y fue el causante de anécdotas y cómicos comentarios en las tertulias familiares...el perro mandadero era de magnifica estampa... compañero  y seguro guardián de los niños que compartía sus juegos infantiles...Doña Cloti la fotógrafa del pueblo, le daba la canasta con el dinero y la nota del mandado dentro de ella, y le ordenaba: “ ¡Sultán ve con Don Pepe Brooks al mandado!”, y el perro muy obediente agarraba con el hocico la canasta y con su colita parada muy garboso,  al rítmico vaivén de la canasta, llegaba al tendajón de Don Pepe y haciendo cola entre el público consumidor se paraba sobre las patas traseras y ponía las delanteras sobre el mostrador dejando la canasta y pegaba un suave mugido, como diciendo “despácheme por favor”...y Don Pepe conociendo esta gracia del perro surtía la nota, acomodaba el mandado y la feria en la canasta y el noble animal se iba derechito a la casa de Doña Cloti a cumplir la encomienda.
            Los tendajones que el Sultán visitaba muy orondo para hacer las compras con su canasta en el hocico era, además de la de Don pepe Brooks, “el chamaco”, la de el gavilán, la de el rancherito, la de don Salomón Díaz la de Don Plácido Cota y el mercado Madero, principalmente las carnicerías. Doña Cloti nomás le ordenaba tronándole los dedos...” Sultán ve con fulano”...y a su regreso, al perro lo premiaba con una caricia, un hueso carnudo y un puño de galletas abetunadas que tanto le gustaban; el perro, era muy celoso con el mandado...cuentan los mayores que una vez, unos perros le quisieron armar pelea y quitar el canasto con la carne, y el sultán dejando ésta en el suelo, pelando tamaños dientes   para hacerles frente y la defendió metiéndoles buen susto a los perros callejeros, los que huyeron despavoridos...también no faltó quien quisiera pasarse de listo y quitarle el dinero al canasto pero con la mirada fulminante que el perro les echaba, con eso bastaba para que se les quitaran las intenciones.
Otras de las peculiaridades del popular sultán, el perro mandadero, era que, se traía a Benito, el indio zapoteco de las cantinas, nomás le quitaba el sombrero y corría con él  en el hocico, se lo soltaba en un trecho y lo volvía a coger y así se iba llevando hasta la casa de Doña Cloti, y Benito Furibundo tenía que venirse porque todo le podían quitar, menos el sombrero. El perro mandadero de Doña Cloti, siempre estaba en el zaguán donde no dejaba entrar a nadie. Todos tenían que entrar derechitos por la puerta del negocio de fotografía. El sultán, además de hacer los mandados y cuidar la casa, también cuidaba los niños. El perro siempre acompañaba al mercado a Jesús Salgado el cocinero de Doña Cloti y cuando éste no podía ir por alguna causa, entonces el perrito iba solo hasta el mercado a la carne. El sultán vivió muchos años con Doña Cloti en el barrio La isla de cuba, catorce o quince años según se dice, pero una aciaga mañana de invierno, el perrito amaneció triste, no se levantó de su tapete, tenía catarro...Doña Cloti lo curó con un collar de siete limones tatemados ensartados en un alambre de cobre, pero de todos modos el perrito se murió; quizá porque ya estaba viejito...lo cierto es, que este perrito fue muy popular y dejó un buen recuerdo y gran pesar en la familia Rodríguez y quienes vivieron su época.
…Y por aquellas añoradas callecitas de La paz con su canasta en el hocico…El sultán, el perro mandadero muy garboso caminaba al rítmico vaivén de la canasta rumbo al mercado madero…

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lunes, 19 de mayo de 2014

“EL NIÑO QUE PELA LOS DIENTES...Y EL PERRO PRIETO.”


            Fue por la década de los 50...era aquella Paz tranquila, de poco alumbrado todavía...el ruido de los presurosos pasos de Roberto, morían ahogados en el polvo del camino y por el lastimero aullido de los perros que rompían aquel silencio y no lograban arrancar del plácido sueño a la ciudad dormida, en aquella obscura noche de fuerte frío invernal... Eran como las 11.30  de la noche...Roberto, que caminaba por la calle Ramírez, después de pasar un rato muy agradable de sano esparcimiento, regresaba de un baile popular de aquellos que organizaban algunas familias en los amplios corredores de sus hogares, arropados de perfumadas enredaderas… ya se acercaba “al campo de los burros”, donde cerca estaba su casa, pero al llegar a la esquina de la calle Cuauhtémoc y la calle Ramírez, el fuerte llanto de un bebé inundó sus oídos. El joven se detuvo de golpe, muy sorprendido.

            Bajo la mortecina luz del foco del poste de la esquina, estaba un niño desnudo en el suelo, cubierto apenas por unos matorrales. El bebé era de escasos ocho meses de edad, que lloraba y se retorcía lastimeramente. ¿Pero cómo es posible que esta criaturita esté abandonada en ese estado de desnudez y con tanto frío como estaba haciendo?, se preguntaba el muchacho, pensando...y agachándose para tomar al niño en sus brazos, le dijo tiernamente “A ver mijito, ¿por qué estás tan solito y desnudo en el suelo con tanto frío que está haciendo?, ¡’mengache’ con papá!”. Y al agacharse y hacer el ademán de agarrar al niño, éste sonriendo macabramente le peló tamaños colmillos y dientes al tiempo que de su boquita, la que al decir de Roberto, parecía una caverna del infierno, salía una gutural voz que decía “y también tengo dientitos”.

            El pobre muchacho saltándole el corazón del tremendo susto, una polvareda llevaba. Corría tan recio que parecía que lo  impulsaba el viento...pero lo peor, es que escuchaba detrás de él un fuerte jadeo y gruñidos que los seguían y al voltear para ver que eran esos horribles gruñidos, por poco se infarta...!era un enorme perro prieto con los ojos encendidos y el hocico babeante que lo seguía, y se fue detrás de él hasta llevarlo dentro de la cerca de su casa, la que por fortuna le quedaba a una cuadra de donde le salió el niño que pela los dientes. Llegó a su casa gritando espantosamente, tumbando la puerta de un fuerte patadón, pidiendo ayuda, levantando asustada a la familia que dormía plácidamente, y Roberto gritaba desesperado haciendo ademanes. ¡El niño me peló los dientes y se volvió ese enorme perro prieto que me está siguiendo!.

            ¡Ave María purísima, es el demonio!,  dijeron a una voz los mayores de la casa y rosario en mano empezaron a rociarlo en agua bendita y a todos los alrededores de la casa. Pero cosa extraña la familia no miraba el perro prieto, sólo estaba en la mente de Roberto, el que al entrar al cerco de su casa, el animal desapareció dejando un fuerte olor a azufre en el ambiente. Roberto, de la fuerte impresión por la experiencia vivida de la noche antes, estuvo muchos días enfermo, postrado en cama; hasta que tomó una decisión; después de un tiempo se recuperó y quiso sacarse la espina, y no dejarse dominar por el miedo que aquello le había causado. Pasaba continuamente por ese mismo lugar del campo de los burros donde le salió el niño pelando los dientes y el perro prieto,  a todas horas pasaba, y nada ocurría. Pero una noche, después de varios meses de aquel espantoso suceso, iba el caminando tranquilamente, y hasta chiflando, tarareando una canción, cuando de repente volvió a escuchar aquel llanto del niño para él tan conocido, pero ahora más fuerte, y hasta con gemidos y gruñidos a la vez; pero esta vez no quiso comprobar de donde procedía el llanto. Pasó de largo indiferente, sin mostrar miedo alguno. Ya no lo volvería a sorprender el niño que pela los dientes y aquel feo perro prieto de los ojos encendidos y el hocico babeante.


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viernes, 16 de mayo de 2014

“LA MUJER DE BLANCO...Y DEL RELICARIO...DE LA COLA DE LA BALLENA”.


            Desde  temprana hora, y a altas horas de la noche, también son varios los espantados por esos lugares...aterrorizados dicen que en noches de plenilunio, se ha visto salir del rumbo de la cola de la ballena, una alta mujer de ropajes largos, blancos y vaporosos...de cabellos largos también y ondulados, tan negros y brillantes como la noche, y colgándole al cuello un relicario...dicen que camina lentamente haciendo tanteos a los lados como si buscara algo...las personas que la han visto, la  siguen con la mirada creyendo que es algo real; y de repente empieza a flotar en el aire perdiéndose entre los manglares rumbo al mar.., también en noches serenas y obscuras blanquea la etérea y alta figura de la mujer que flota en el aire. Dicen las personas que viven en Chametla que ya son varios los que la han visto, a través del tiempo volándole al viento los largos cabellos negros y el relicario.

            ¡Párate, párate, ten cuidado vas a atropellar a esa mujer!. Le dijo la señora Teresita a su esposo, cuando viajaban rumbo a Santa Rosalía como a las 4 de la mañana, hace ya algunos años. Dice que vio salir a la muchacha por la cola de la ballena, flotándole con el viento los cabellos, los largos ropajes blancos y del cuello pendía un relicario. Que se les atravesó casi casi frente al carro, que la mujer caminaba lentamente,  y de repente empezó a perder el suelo metiéndose entre los manglares. Aseguró que ella no creía en aparecidos, pero desde que vio aquello, le piensa dos veces para pasar de noche por ese rumbo del zacatal...de donde antaño dicen cualquiera se convertía en lechuza o tecolote... la señora José que vive en Chametla, dice que en una ocasión que venían a La Paz, a temprana hora  cuando las penumbras empiezan su sobrino Roberto venía en la caja del pick up, y de repente el muchacho gritó espantado “!frenen, frenen, van atropellar a esa mujer!”, al escuchar el grito, su esposo, pego el fuerte frenón, pero nosotros no mirábamos nada, solo el muchacho aterrorizado porque el carro atravesó la figura de la mujer de blanco, y ésta continuó flotando como si nada, perdiéndose entre los manglares rumbo al mar, que tardó mucho tiempo el muchacho en recuperarse.

            Dice la señora José que la gente de Chametla que han visto esta aparición le piensan dos veces para pasar de noche por allí; y los que tienen que pasar caminando, van con el alma en un hilo, rezando y corriendo ese tramo de la cola de la ballena, porque sienten el ambiente muy pesado, como que los vigilan, como que los van siguiendo, que hasta se les enchina la piel y el cuero cabelludo. Por su parte, Don Pepe dice que hace algunos años, una noche que llovía a cántaros viajaba de La Paz rumbo a El Centenario, y al pasar por la cola de la Ballena, de repente salió una mujer de ropajes muy blancos andaba como perdida en medio del aguacero, volteaba para todos lados. El, luego luego paró el vehículo para prestarle ayuda; pero cuál sería su sorpresa que la mujer pasó frente a él como si no lo hubiera visto y se cruzó la carretera rumbo a los manglares, él la siguió todavía un trecho sin imaginarse que no fuera de éste mundo gritándole, “!señorita, señorita, ¿qué anda haciendo tan noche con este aguacero?, suba, le doy un raite”. Pero para su sorpresa la mujer empezó a perder el suelo y a desvanecerse entre los manglares. Dice don Pepe que era una figura etérea, y que de pilón el carro se le atascó porque hizo la parada en terreno fangoso a un lado de la carretera; y metido dentro del vehículo hecho bolita por el miedo tuvo que esperar varias horas hasta que alguien pasara y le prestara ayuda. Fue una experiencia aterradora, que no a cualquiera se la cuenta porque no se la creerían y se reirían de él.

            Al escuchar tantas experiencias vividas sobre ésta aparición por diferentes personas, en distintas épocas,  me puse a investigar y pregunté a la voz de los ancianos como es mi costumbre; dice doña Dolores Carballo, hermosa muchacha antigua del Barrio El Manglito que cuando era ella muy niña, su padre don Pilar Carballo, tenía varios botes o embarcaciones ya que se dedicaba al comercio marítimo entre los poblados aledaños, a la pesquería de perlas, entre otras cosas. Que contaban los mayores, que por aquella época se perdió aquí en La Paz una señorita de familia acomodada, que pasaron muchos días y no la encontraron. Una tarde, su padre don Pilarillo, llegó de uno de sus viajes, con la novedad de que andando él navegando por el rumbo de Chametla se divisaba encajado entre los manglares el cuerpo, al parecer de una mujer de ropajes blancos y largos, y de cabellos muy negros. Luego luego, don Pilar dio parte a las autoridades correspondientes, pero lo desagradable del asunto fue que le dieron la comisión de que él sacara el cuerpo de la mujer de entre los manglares; y así lo hizo. Se trajo el esqueleto a La Paz, en su barco el Kino. Doña Lola, no recuerda a que familia pertenecía la muchacha ni el nombre, y si era la que se perdió, lo único que recuerda es a su padre que no podía comer por varios días y se retorcía de asco, y que su mamá, Doña Susanita le decía “a no ves Pilar, para que ya no te andes metiendo en otra”; y él contestaba “era mi deber mujer”. Continua diciendo Doña Lola que eso es lo que sabe sobre la mujer de blanco de la cola de la ballena, que no puede asegurar que sea la misma que por allí se aparece.

            Por otra parte, don Siriano Sandoval, también joven de la tercera edad, lamentablemente ya fallecido, pero que me dejó su testimonio hace tiempo sobre este asunto. Dijo que él era tataranieto de don Rosario Sandoval y Rafaela Carlón, segundos fundadores de El Zacatal; dice segundos fundadores porque cuando él tenía como seis años, su abuelo se lo sentaba en las piernas, y señalando todos los sembradíos que había, le decía “mira Siriano, cuentan los mayores que antes que nosotros aquí fue el primer asentamiento de los padres Jesuitas, quienes querían fundar la parroquia de Nuestra señora de La Paz; pero debido a las hostilidades de los Guaycuras se fueron más allá, y ese pozo de agua que ves allí, contaba mi abuelo que lo hizo el Padre Juan de Ugarte, que se lo contaron los mayores. El Zacatal, era más antiguo que La Paz, fue una gran hacienda muy próspera donde se producían dátiles, higos, alfalfa, uvas y una diversidad de frutas y verduras que cubrían las necesidades de la época. Continua diciendo don Siriano que El Zacatal colindaba con los Ranchos La Floresta, Chametla, el Porvenir, y el Progreso; todo eso era muy hermoso. Había muchos guajolotes, gallinas, pájaros canores de todos, conejos, liebres, venados y gatos monteses había mucho que pescar y cazar, el mar se salía desde el kilómetro diez o la piedra colorada hasta El Centenario. Donde por cierto en la piedra colorada sale un perro prieto aullando muy feo arrastrando una cadena.

            Agregó don Siriano, que en la cola de la ballena a un ladito de la carretera había un ojo de agua dulce, o un venero, que salía a chorros y se llamaba el agua de León porque bajaban los leones a beber agua. Que se hacía un estero muy grande que se juntaba con el mar y se metía por el caserío. Que la gente tenía que echarle ramas para pasar por él. Que en esa época, los habitantes de Chametla y de El Zacatal, vivían aterrorizados porque al caer la tarde, entre las penumbras, salía en el estero un gran perro prieto con los ojos muy brillantes y el hocico babeante, que nomás caía el sol y las gentes se metían a sus casas, ni un alma quedaba afuera. Que en una ocasión, cuando él tenía doce años lo mandaron a La Paz a comprar panocha y otras cosas; desde luego iba a caballo, pero cuando venía de regreso por entre aquellos pedregales y brechas, acuérdese de pronto del perro prieto y le metió espuelas en los hijares al caballo para ganarle a la oscuridad, porque forzosamente tenía que atravesar por el estero por donde ahora está la cola de la ballena. De repente, se le pararon los cabellos;  divisó a lo lejos el perro prieto, el que era grandísimo más grande que un Paskín, y se fue perdiendo por entre los manglares, y casi inmediatamente se le emparejo al galope del caballo una mujer de largos ropajes blancos y cabellera negra volándole al viento y colgándole al cuello un escapulario, pero que él no sintió miedo como cuando vio al perro prieto, sino que por el contrario, se sintió fortalecido y que él le dijo a la mujer “buenas tardes señora”, pero que nada le contestó, como que si ni lo hubiera visto y rebasó al caballo, y ante sus sorprendidos ojos la mujer se fue flotando en el aire delante del caballo, perdiendo el suelo, metiéndose entre los manglares; dice que estuvo muchos días enfermo y su abuela  le daba te de palo de Brasil para el susto.

…Por si las dudas, si usted tiene que pasar de noche por la cola de la ballena, abra bien los ojos y vaya rezando, no se vaya a topar de frente con la etérea figura de la mujer de blanco y del relicario… y por si fuera poco, hasta con el perro prieto se puede topar, o el toro prieto del tesoro de los Sandoval…

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jueves, 15 de mayo de 2014

“SUDCALIFORNIANO ILUSTRE...DOCTOR FRANCISCO JAVIER CARBALLO LUCERO.”

·          FUE UN HOMBRE PROBO...POR TODOS LOS CARGOS PUBLICOS QUE DESEMPEÑO DURANTE TODA SU VIDA, SU UNICA RIQUEZA FUE LA PROPIEDAD DONDE NACIÓ Y MURIÓ, HERENCIA FAMILIAR.

·         FUE UN IMPULSOR DE LA CULTURA EN BAJA CALIFORNIA SUR
·         FUE PROFESIONISTA, POLITICO Y LUCHADOR SOCIAL
·         AUTOR DE CUATRO LIBROS, Y DE NUMEROSOS ARTICULOS Y DE CONFERENCIA SOBRE LA HISTORIA DE BAJA CALIFORNIA SUR.


La antigua mansión donde nació y vivió hasta su muerte el doctor Francisco Carballo Lucero, ES UN MONUMENTO HISTORICO, ya que fue construido por su señor padre Don Dionisio Carballo Félix, prominente ganadero de la época y carpintero de rivera, sus orígenes se remontan al rancho Los inocentes, cuna de rancheros de gran prestigio. En el año de 1921... DEBIA DE ESTAR DESTINADA A UNA CASA DEL PENSAMIENTO Y LAS LETRAS, COMO UN MUSEO, O UNA BIBLIOTECA, QUE CON JUSTICIA LLEVE EL NOMBRE DE EL, Y DONDE PUEDAN NUTRIRSE DE CONOCIMIENTOS LAS GENERACIONES DE JOVENES ESTUDIANTES...el doctor Carballo Lucero adoraba el silencio y la soledad.

Su vida fue muy callada...amaba la soledad y el silencio para meditar, estudiar y escribir de la historia de su tierra, sudcalifornia...además de su especialidad en dermatología, fue un historiador nato, periodista, escritor, funcionario público y luchador social.

El 17 de mayo se cumple catorce años del fallecimiento de un hombre ilustre...doctor Francisco Carballo Lucero...quien dedico su vida en distintas formas al servicio de los demás. Nació en esta ciudad de La Paz, el 15 de Enero de 1926 en la casa antigua ubicada en Guillermo Prieto y Márquez de León. Sus padres fueron Don Dionisio Carballo Félix, hermano del ilustre maestro Don Domingo Carballo Félix y su señora madre fue Doña Carmen Lucero de Carballo. Sus primeros años en la infancia transcurrieron felizmente en aquella Paz tranquila que él tanto amó y de escasos habitantes todavía.

Pero la fatalidad se cernía en la vida de Francisco Javier, y una mañana de verano Doña Carmen Lucero falleció quedando el niño en la orfandad cuando este apenas tenía cinco añitos. Francisco Javier creció al cuidado de su tía Carmen Carballo Félix, y de su padre. Al tiempo, Don Dionisio contrajo nuevas nupcias con la señorita Damiana Murillo quien le regalo a Francisco Javier cuatro hermanos...Antonio, Beatriz, Ricardo y Margarita. Francisco Javier fue muy participativo en la iglesia y un alumno destacado en la escuela primaria Allende. Realizó sus estudios secundarios en la José María Morelos y Pavón, en la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, así como sus estudios superiores en la Ciudad de México, en la facultad de medicina. Hizo su servicio social en Agua verde, Sinaloa y su tesis en “Aspectos clínicos y terapéuticos del vértigo” recibiéndose brillantemente de médico general, con especialidad en enfermedades de la piel. Fue profesor adjunto de disciplina clínica y ejercicio libre de profesión médica en aquella ciudad. Cuando estaba en la preparatoria, sintió inclinación por las letras.

Sus primeros trabajos fueron publicados en la revista Baja California Sur que editaba en la Ciudad de México el profesor Pablo L. Martínez, y de donde él fue jefe de redacción y articulista.  En 1951, el doctor Francisco Javier escribió un trabajo exitoso “Dos mujeres y un final”, en el año de 1960 el periódico El nacional convocó a un concurso de cuento en el que participó con el trabajo “La yerba de los vencidos”, obteniendo el primer lugar; así como obtuvo los galardones nacionales de los certámenes convocado por el Gobierno de Guanajuato en los terceros juegos florales de Tijuana con el trabajo “Sangre de la Revolución  y los sudcalifornianos”. Fue profesor interno de educación para la salud en los internados de la Benemérita Escuela Normal Urbana Domingo Carballo Félix, dejando un buen recuerdo en el estudiantado. Asimismo fue profesor de Biología y física en la preparatoria José María Morelos y Pavón, presidente de la asociación de profesionistas y técnicos de La Paz, secretario general del sindicato de trabajadores del ISSSTE, secretario de organización del comité directivo de la CNOP, presidente municipal de La Paz suplente de 1972 a 1974, precandidato a presidente municipal de La Paz en 1977. Prestó sus servicios en la clinica del ISSSTE durante muchos años ganándose a pulso una buena reputación profesional, y la confianza de los pacientes.

Asimismo, fue un político idealista y su regionalismo lo impulso a participar activamente en la campaña “Pro gobernador nativo o con arraigo”, al lado de grandes luchadores sociales como el doctor Francisco Cardoza Carballo, Francisco King Rondero, y un grupo de aguerridos hombres y mujeres que culminó con la reunión histórica conocida como Loreto 70, aquel 11 de Octubre de 1970. Fue un acucioso escritor e historiador...recorrió palmo a palmo gran parte de la península en sus investigaciones arqueológicas, las comunidades rurales, y sus habitantes, costumbres y tradiciones y figuró como jefe del área de medicina interna del Hospital Salvatierra. Estudioso y lector incansable como era, logró una sólida cultura de la que fluyeron cuatro obras históricas literarias, durante su gestión en la función pública como cronista del Estado.
“Los jesuitas califórnicos” editado en 1975 con una producción de 1,500 ejemplares y al año siguiente, 1976, produjo la segunda obra titulada ‘Los sudcalifornianos, apuntes y estampas de Baja California Sur”; se tiraron 2,000 ejemplares. Asimismo, escribió cuando fue Secretario General de la UABCS, “Remolino y Psicodrama de una Universidad” editado en 1979 con un tiraje de 1,000 ejemplares. Por cierto, durante una de las visitas que le hice cuando estaba internado en un hospital debido a una penosa enfermedad que lo llevó a la tumba, me dijo referente a esta obra, que por cuestiones políticas de ese tiempo ya que hacía fuertes señalamientos de los conflictos sucedidos en aquella época en la UABCS, su libro de remolino no salió a la luz pública y ordenaron que los quemaran, pero alguien, no supo quien, se tomó la molestia de guardarlas en una gran caja, sellada y arrumbarla en el almacén.

Su cuarto libro, fue otra magnifica obra “La revolución de Ortega en Baja California Sur”. Fue editado en 1987, con un tiro de 1,000 ejemplares. Es un libro que vale la pena leer, es una crónica de la Revolución de 1913 a 1915 y ofrece al lector un panorama de aquellos tiempos. En el libro “Seis personajes de la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres”, el doctor Carballo Lucero escribe la biografía de Don Domingo Carballo Félix, así como escribió también en “Texto de su historia, Baja California, tomo II” de Miguel Mathes, la Revolución en el Sur, de la página 443 a la 475, escribió asimismo los folletos “Moctezuma, un hombre contra el destino” “Benito Juarez un revolucionario civil”, así como un ensayo monográfico inédito, que tuve el privilegio de que me obsequiaran “La región de San Evaristo Los Dolores” y prometió obsequiarme otro ensayo inédito de “Pirigua” y algunos libros y fotografías antiguas, pero ya no le dio tiempo, cuando volví aquel 17 de Mayo al hospital, su cama estaba vacía. Escribió asimismo un folleto “Loreto 7: gobernador nativo o con arraigo”, compilación política de sudcalifornia   predominó en él el interés de impulsar la cultura. Fue director de acción social y cultural del Ayuntamiento de La Paz; presidente de la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana en 1973, así como fue director fundador de la revista “Alcance”.

Cultivo el periodismo cultural, participó en la Asociación Cultural de las Californias y fue ponente activo en las reuniones culturales del Gobierno del Estado, destacando en las semanas de información histórica, en los ciclos de historia sudcaliforniana, así como participó en simposios de historia y antropología regionales y en las jornadas de literatura regional organizadas por la UABCS.

El doctor Francisco Carballo Lucero, ilustre sudcaliforniano su cuerpo debe de estar en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres, donde descansa su tío Don Domingo Carballo Félix y una Pleya de sudcalifornianos. Falleció el 17 de mayo de 1999 y Baja California Sur perdió un gran escritor, historiador y periodista, impulsor de la cultura en sudcalifornia.
“…Por el placer de Escribir… Recordar y Compartir…”





miércoles, 14 de mayo de 2014

“MAESTRO AUTENTICO...MAESTRO DE VOCACION...DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE”.

  • EL MAESTRO AUTENTICO DE VOCACION ES EL SER MAS HUMILDE, EL MAS SENCILLO Y MODESTO EN LA VIDA DE LOS SERES HUMANOS...Y ES QUIEN TIENE LA RESPONSABILIDAD MAS IMPORTANTE SOBRE LA TIERRA PORQUE SIN EL  LOS SERES HUMANOS NO PODRIAN FORJAR SU PROPIO DESTINO.
  • OFICIALMENTE EL DIA DEL MAESTRO FUE INSTITUIDO EL 15 DE MAYO DE 1918 DURANTE EL GOBIERNO DE DON VENUSTIANO CARRANZA.


Esta celebración data de 1917 en San Luis Potosí originada por un grupo de alumnos agradecidos  quienes se reunían cada 15 de Mayo con su maestro llamado Isidro, muy querido y respetado precisamente para festejar su día de San Isidro Labrador. El ambiente que originaba aquel grupo de alumnos propiciaron las buenas intenciones que echaron raíces en los corazones de generaciones que pasaron por las manos del maestro Isidro influyendo quizás para festejar la fecha del 15 de Mayo, día de San Isidro Labrador, a todos los maestros mexicanos. Maestro tenías que ser...camino de la esperanza.

RECORDAR ES VIVIR...MAESTROS SON USTEDES LOS INTERMEDIARIOS DEL PASADO EL PRESENTE Y EL FUTURO...CAMINITO DE LA ESCUELA BELLOS RECUERDOS.

“...Los lentes del viejito no los vayas a quebrar porque entonces el pobrecito no tendrá con que mirar”:. Y la morena  y fuerte mano sobre la mía tan pequeña aprisionando el gis sobre el pizarrón o el lápiz sobre el cuaderno, de aquella inolvidable mujer de voz de trueno...profesora Anita Valdivia, giraba y giraba al tiempo que cantaba plasmando unos lentes enseñando a la niñez la letra “o”...para enseñar la letra “u” cantaba el columpio de lulú...las casitas, el ratoncito y así sucesivamente hasta enseñar las vocales, las que iban quedando grabadas para siempre; sembrando con amor en nuestro cerebro las primeras semillas del conocimiento y la luz del entendimiento.

¡Pero como no recordarlo, eran mis primeros seis añitos de vida!, si sentía una dicha tan grande al regresar a aquel añorado hogar después de clases, en aquella casita de madera y techumbre de palma pintada toda de blanco, encalada, inundada de perfumados y floridos laureles, arropada de enredaderas de llamarada, camote y el manto de la Virgen, y encontrar a mi adorada abuelita en el lavadero tarareando los lentes del viejito y el columpio de Lulú al tiempo que restregaba la ropa blanca enjuagada con cenizas; y es que la fuerte voz de la profesora Anita se escuchaba a varias cuadras a la redonda; y también aprendían las vocales los vecinos y los que iban pasando por aquella escuelita Rosendo Robles, “La chango Robles”, dirigida tan dignamente por otra luchadora social profesora Jesús Rolland Pineda, quien fue nombrada directora sin tener una escuela y para poder ejercer su vocación de enseñar daban clases de aquí y allá en espacios improvisados en algunas casas particulares; y con ingenio, mucho esfuerzo y la ayuda conjunta de padres de familias, autoridades y comerciantes de la época logró fundar su propia escuela, por la década de los 50 en 5 de Febrero y Madero, la Rosendo Robles, donde se formaron generaciones de magníficos ciudadanos; y a petición de ella se le puso a la escuela ese nombre, porque el único mérito del capitán Rosendo Robles es que fue su amigo muy estimado.

Al tiempo, por ser insuficiente el antiguo plantel “La cayuya” como cariñosamente le decían se propuso conseguir una escuela más grande y funcional solicitándola al candidato en ese tiempo para la presidencia de la República Mexicana licenciado Adolfo López Mateos, logro que cristalizó al ser éste Presidente de México, la escuela capitán de altura Rosendo Robles, debe con justicia llevar el nombre de la emérita profesora Jesús Rolland porque ¿qué cosa había que no lograra la maestro en mención en bien la niñez?. Sus anécdotas y hechos hablan por sí solos de ella, entre otras cosas,  es aquella célebre frase “AQUÍ ENTRE NOS” y muchas más...recuerdo con nostalgia cuando aquella pelota de voli que se rompió durante el encuentro con otras escuelas y yo preocupada esperaba el regaño o castigo; “El coco” era que lo encerraban a uno en la dirección era según lo peor que nos podía pasar y andábamos derechitos, pero para mi sorpresa al verme tan acongojada la profesora Rolland se acercó a mí y palmeándome la espalda me dijo con esa dulzura que la caracterizaba “no te preocupes, el balón se rompió , fue un accidente, lo más importante fue lo que dejó en ti”

 A mis escasos once años no comprendía lo que me quiso decir, pero a través de los años esas sabias palabras han resonado en mi de una manera positiva; así como las enseñanzas de maestros tan queridos para mí y nunca olvidados: Euximio Beltrán, Beatriz Flores, Luisita Angulo, Pilar Flores de Perpuli, Manuel Beltrán, entre otros que escapan a la memoria. Sí; inolvidables maestros de hoy de ayer y de siempre...barro y esencia de esta tierra peninsular son el factor decisivo del progreso de la nación, son los forjadores del alma nacional por la educación que imparten a las masas.

Cómo olvidar aquellas aulas frías, y asientos duros...pero llenos de calor humano, respeto y sabiduría, donde además de tantas otras cosas se enseñaban valores, que formaban integralmente al niño...a la hora de clases nada más la voz del maestro se escuchaba, ¡que maestros! Se hacían obedecer y que manera tan amena de aconsejar y de explicar la clase con aquella paciencia tan de ellos. Luego dictaban un resumen después los alumnos tenían que explicar ante todo el grupo lo que habían aprendido las clases de historia, ¡que clases!, tenían una narrativa que transportaban al alumno y lo hacían vivir aquellos momentos históricos y sentir los personajes que se narraban, y que nos hacían palpitar el corazón hasta sentir plasmada nuestra identidad nacional.

Las clases de urbanidad y civismo las hacían como obras de teatro donde los propios alumnos escenificaban los personajes entre tantas otras cosas. Al alegre tintineo de la campana bajo las frondas de los árboles se llevaban a cabo los actos cívicos y el himno nacional se entonaba completo, con todas sus estrofas. Se fomentaba el honrar a nuestros héroes que nos dieron patria y libertad así como a nuestro lábaro patrio, a los mayores y a nuestros gobernantes entre tantas otras enseñanzas que hacían consolidar el sentimiento nacional como lo debe de ser en la actualidad.

Como olvidar aquellos ejercicios acompañados de caligrafía que hacíamos una y otra vez desde segundo año de primaria.

1.- ama y respeta a tu bandera como a tus padres
2.- el respeto al derecho ajeno es la paz
3.- si quieres ser cuando grande buen ciudadano, desde pequeño pórtate bien con tus mayores
4.- si quieres ser buen niño y buen mexicano se obediente con tus mayores y honra a tu bandera
5.- la disciplina el estudio y obediencia es la base del triunfo en la vida. Palabras que repetíamos una y otra vez y que se ponían en práctica  quedando grabadas para siempre.

Venerados maestros que nos dieron tanto sin recibir pago alguno, solo a cambio el sentir la satisfacción de que su esfuerzo no fue en vano, pero aquella valiosa enseñanza que desprendieron de su propio ser poniendo el alma y que no está escrita en los libros se guarda como una joya muy valiosa en el corazón. Si… recordar es vivir...es evocar aquellos momentos vividos en la escuela al cobijo del venerado maestro... cuando a media mañana con ansiedad esperábamos el vuelo de la campana llamando al recreo, para disfrutar al aire libre con los compañeritos de aula aquellos juegos infantiles tan sanos, a la cuerda a la matatena, la lotería, la naranja dulce, la víbora de la mar, etc., tan importante para la formación integral del niño, mientras ustedes maestros estaban con un ojo al gato y otro al garabato siempre al pendiente del alumnado. Maestros de ayer de hoy y de siempre que dejaron en el magisterio su juventud su esfuerzo y talento arando el cerebro de la niñez mexicana sembrando la semilla del conocimiento y con sus consejos y ejemplos marcaron la senda a seguir. El maestro después de Dios de nuestros padres era y debe ser la persona más querida y venerada su palabra y enseñanza deber ser ley. Es el gran amigo y protector del niño es el puntal seguro para su formación, esa formación que se lleva por dentro y que no está escrita en el papel es como una coraza que da seguridad al niño para enfrentarse a la vida.

Mis respetos a todos los maestros de vocación de ayer de hoy y de siempre quienes se encargan de transmitir la herencia cultural de la humanidad ¡muchas felicidades! Maestro tenías que ser...camino de la esperanza.
…Caminito de la escuela…y al vuelo de la campana, bajo la fronda de los árboles se celebraban los actos cívicos en la chango robles…

“…Por el placer de Escribir… Recordar y Compartir…”