Aviles Primeramente, Sra. Manuelita Lizárraga, saludo a usted con todo respeto, hacerle saber qué soy un seguidor y lector de todos sus relatos que usted nos da a conocer a través de un diario local, muy interesantes, para todos aquellos que seguimos de cerca, hechos y tradiciones de nuestra historia regional. Ahora con su permiso, me identífico: Mi nombre es, Benito Morales Aviles, nacido en ésta cd, de La Paz, B.C.S. En las calles de Revolución E/ Allende y Rosales soy Sudcaliforniano por los cuatro costados. Quiero agregar, antes de entrar de lleno en el motivo por el cúal me dirijo a usted, que estuve los seis años en la Esc. Prim. Ignacio Allende; que era más conocida cómo Esc. "uno". Recuerdo que usted también asistía a ésta inolvidable Escuela. Pero el motivo de ésta misiva, es que, hace poco publicó usted, un relato titulado "Benito, el indio Zapoteca". Éste relato de usted, me llamó la atención, ya que conocí a éste señor. Su nombre era Benito Becerra Rayas, y efectivamente, vivía en un estrecho cuartito que le había proporcionado Doña Cleotilde Rodríguez, que tenía su negocio de fotografía en Ignacio Ramírez y 16 de septiembre, todos los que en esa época pasábamos por ahí, nos dabamos cuenta de ese detalle. Sucedió un día, esto fue en el año de 1956, fue denunciado ante las autoridades de aquel entonces, de haber intentado violar a una joven; recuerdo que la policía vino a pie o sea caminando, ya que la cárcel, en ese entonces se encontraba en la esquina de Altamirano y Constitución muy cerca de Ignacio Ramírez y 16 de septiembre, los policías llegaron en forma violenta, sacaron a este indígena de su cuartito, le dieron de palos y así, a pie, caminando se lo llevaron a la cárcel o al Sobarzo, cómo también era conocido éste edificio. Estuvo poco tiempo en la cárcel, pero de pronto desaparecio, nadie supo que fue de él. Pasaron los años, muchos años, en cierta ocación que fui a Cd. Constitución, a visitar familiares mios, esto fue en 1975, grande fue mi sorpresa, pues al ir al correo a depositar una correspondencia, el indio zapoteca, Benito, estaba ahí. Lo conocí inmediatamente; viejo, de caminar lento y agachado viendo hacia el suelo, se miraba cansado estaba muy acabado, la edad, tal vez. A los pocos días, se publicó en un periódico que había en ésta localidad, que Benito Becerra Rayas, al al tratar de cruzar el Boulevard, había sido atropellado y muerto por un automóvil. La comunidad hizo una cooperación para pagar su sepultura. Gracias Sra. Manuelita por su atención prestada a mi escrito
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