LA PAZ QUE
SE PERDIÓ
POR MANUELITA LIZARRAGA
ALCARÁZ
“ANTAÑO...7 ESTUDIANTES NORMALISTAS... NAUFRAGARON EN LAS TRANQUILAS
AGUAS DE LA BAHÍA DE LA PAZ”.
· EN MEMORIA DE AQUEL FATAL
NAUFRAGIO.
· MUCHAS FELICIDADES A TODOS
LOS ESTUDIANTES DE SUDCALIFORNIA…DE TODAS LAS CIUDADES... Y DEL MUNDO ENTERO.
Al ver la
tranquilidad de las aguas de la hermosa bahía de La Paz, cristalinas e
inofensivas, resurgió en el recuerdo aquel trágico suceso, acontecido aquí en
La Paz ahogándose 3 estudiantes normalistas, que enlutó 3 hogares
sudcalifornianos, y conmovió a toda la ciudadanía de esa época, con el
naufragio de siete jovencitas, en la que se salvaron 4, y lo que motivó que el
señor Arturo Ruiz Casezús les compusiera un corrido dando paso a la leyenda.
“A
mí, ya no me tocaba”, dijo aquella cálida mañana la estimada maestra jubilada
María Elena Calderón Sánchez de Higuera; paseando su mirada contemplativa en
las cálidas y verdeazules aguas de la hermosísima bahía de La Paz...añadiendo
con nostalgia “me estremece recordar aquel ayer...fue un 8 de junio de 1953.
Dirigía dignamente la Escuela Normal Urbana y Secundaria Morelos el ameritado
maestro Domingo Carballo Félix. Éramos un grupo de ocho entusiastas muchachas,
y con la inquietud propia de nuestra edad, planeamos un paseo en panga por la
bahía como era la costumbre en los jóvenes, en aquella época de La Paz de
ensueño, de aquella Paz donde todos nos conocíamos y éramos como una gran
familia.
El
grupo de estudiantes se citaron para el paseo planeado, para el 3 de junio de
aquel año; y así lo hicieron jubilosas llegaron al muelle fiscal, la intención
era remar hasta el mogote; pero como era muy tarde ya, decidieron dejar el
paseo para el próximo día ocho del mismo mes y año en mención. Ese día del ocho
de junio, a las cuatro de la tarde, en los amplios corredores de la Normal, el
estudiantado de la Normal estaba en formación porque daban el PRE; o sea un
peso cincuenta a la semana, y estaban pasando lista. La clase de las cuatro no
la tuvieron y las siete muchachas se salieron como estaba planeado, y gritando
“vamos a la panga”, se dirigieron rumbo al muelle.
Esa
fatídica tarde de verano, a las muchachas les prestaron la canoa, y sin
imaginarse que rondaba la muerte muy cerca de ellas, jubilosas a golpe de
canalete rompían las olas en el mar. Eran pasadas las cinco de la tarde. Las
siete intrépidas jovencitas estudiantes normalistas, en plena edad de las
ilusiones y las esperanzas puestas en ser buenas maestras, cantando se dirigían
rumbo al mogote...llegaron a su destino y felices se bañaron y juntaron conchas
y caracoles las que abundaban muy hermosas...el sol se empezó a ocultar y las
jóvenes decidieron regresar. Venían cantando, de pronto el oleaje del mar se
soltó embravecido, motivado por las ráfagas de viento del tradicional Coromuel
a la panga le entró bastante agua, y con un vasito las muchachas achicaban la
embarcación... las jóvenes iban llenas de terror, porque una fuerte ola volteó
la panga quedando el fondo para arriba sacudiéndola...en la punta del mogote donde
se dice que hay un remolino, perdiéndose las muchachas en las profundidades del
mar y las penumbras de la tarde. Dos de ellas sabían nadar y María Elena se dió
a la tarea de rescate como podía...llevó a Cusita Osorio a la panga y regresó
por Angelina, la que traía en los hombros, ya iba llegando a la panga, cuando
la jalaron y se le soltó Angelina, luego, María Elena se quitó la blusa
desesperada haciendo señales pidiendo auxilio. En su desesperación, las jóvenes
se hundían más unas con otras, ahogándose tres señoritas y por fortuna 4 se
salvaron.
Para
infortunio de las jóvenes, cinco de ellas no sabían nadar. Las protagonistas en
este trágico suceso fueron Hermelinda Álvarez, del rancho Santa Catarina;
Angelina Manríquez de San Antonio; Matilde Ruiz Trasviña, de San Antonio; María
de Jesús Orozco; Olivia Perpuli de la Toba; María Elena Calderón Sánchez y
María del Socorro Osorio Hirales. María Elena andaba de novia con el joven Luis
Hirales quien acostumbraba caminar por el malecón con su amigo Manuel Salvador
Avilés y se sentaron en una banca, y este le dijo a Don Luis “Mira, en aquella
panguita andan las muchachas del internado y anda tu novia también”, en eso se
volteó la panga y fueron a pedir ayuda al hotel Misión al señor Quintín Rosales
quién con mucho gusto presuroso
proporcionó una lancha rápida para tal fin, y los jóvenes en el camino se iban quitando la
ropa y los zapatos y cuando al fin llegaron los muchachos al lugar de los
hechos, pudieron rescatar a 4 de las normalistas con vida, y dos moribundas,
una expiró en una banca del malecón, y la otra en el Hospital en presencia del
mayor Avente, del General Olachea y del Doctor Cardoza Carballo. Le aplicaban
el resucitador, con tan mala suerte, que debido a un apagón de la corriente el
aparato no funcionó ocasionando inevitablemente el fallecimiento de la otra
jovencita. Una de las jóvenes rescatadas gritaba desesperada “ ¡busquen a
Angelina, porque me jalaba de los pies y no le pude agarrar las manos,
perdiéndose en el fondo del mar y la obscuridad de la noche, búsquenla por favor!”
...Elena y Olivia muy asustadas se fueron caminando por el malecón.
A
la señorita Angelina, la buscaron angustiosamente por varios días, participando
en esta búsqueda, autoridades y vecinos, apareciendo hasta el día doce de junio,
a las siete de la noche, cerca de punta prieta, la cual fue sepultada en esos
mismos momentos. Las muchachas que se ahogaron fueron: Hermelinda Álvarez,
Angelina Manríquez y Matilde Ruiz Trasviña. Fue un trágico suceso que conmovió
a todos los maestros y estudiantes de la época, así como a los habitantes del
territorio de Baja California Sur. Las jóvenes fueron veladas en el salón del
mismo plantel educativo. A las cuatro de la tarde levantaron los dos cuerpos
inertes en los tétricos ataúdes, los que mandaron a su lugar de origen a San
Antonio Baja California Sur. El cortejo fúnebre inició por la calle 5 de mayo,
bajando por el malecón al toque del silencio de los clarines de los marineros
en las fragatas fondeadas en la bahía, acompañando la lúgubre carroza arropada
de frescas y perfumadas flores de los jardines de la época que conducían los
bellos y jóvenes cuerpos de Hermelinda Álvarez y Matilde Ruiz Trasviña, los
plañideros llantos de dolientes, compañeros de aula, y maestros de aquel entonces.
Dice
la profesora María Elena que gracias a la oportuna ayuda del ahora su esposo
Don Luis Higuera y Manuel Salvador Avilés salvaron la vida...sufrió depresión
por mucho tiempo debido a aquel trágico suceso siendo atendida por aquellos médicos
del ayer, Plique y Carrillo, pasaban los días y no quería comer estaba en su
mente aquel fatal acontecimiento...le agarró un hipo que no se le quitaba...y
el mar le aterraba, los médicos y la
familia estaban preocupados porque no se recuperaba, ya la iban a trasladar a
la Cd. De México, pero gracias a Dios no hubo necesidad, porque los Médicos
mencionados la llevaban a bañar al Coromuel y con mucha paciencia y
profesionalismo se metían al mar junto con ella para que perdiera el miedo y a
los siete días ya estaba curada. Dijo que cuando se encuentran ella y su amiga
Perpuli nunca comentan aquel trágico suceso que vivieron, sólo su gran amigo
Manuel Salvador Avilés cuando se encuentra le pregunta ¿Cuándo vas a ir al
mogote?
Aquel
trágico 8 de junio de 1953...jubilosas cortaban las aguas a golpe de canalete,
en su barca caracola siete estudiantes normalistas.
CORRIDO
• Las Siete Normalistas •
(ANTONIO RUIZ)
La Paz se encuentra de duelo
Toda la gente ha llorado,
Porque volaron al cielo
Tres niñas del internado.
Eran siete señoritas
Que salieron a pasear,
En una panga chiquita
Y no sabían nadar.
Cuando venían del Mogote
El viento empezó a soplar,
Y fue la causa maldita
Que las hizo zozobrar.
Gritaban desesperadas
Esas niñas inocentes,
Andaban muy asustadas
Luchando contra la corriente.
MÚSICA
Elenita calderón
Tenía un valor desmedido
Quiso salvar a Angelina,
Sin haberlo conseguido.
Pablo Aguilar muy ufano
Presto su ayuda fue a dar,
Y como un buen mexicano
Lograba cuatro salvar.
Ya por fin al cuarto día
Al fin de tanto buscar,
Un cadáver en la orilla
No podían localizar.
En su juventud murieron
Víctimas de su inocencia
Muy jóvenes perecieron
Que Dios les tenga clemencia.
…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…
*Esta
crónica fue publicada hace más de 25 años en el periódico sudcaliforniano,
revista compás, en el programa de radio contacto directo XENT radio La Paz*
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