LA PAZ QUE SE PERDIO.
POR MANUELITA LIZÁRRAGA ALCARÁZ
“LA GLORIETA DEL COROMUEL...UN
BALNEARIO DE LEYENDA”.
Aquella cálida tarde de verano☀ le di la vuelta al risco donde está enclavado el
legendario balneario de leyenda, EL COROMUEL y en donde lentamente
revientan...! su soberbia las olas, y quedé frente al mar¡qué maravilla de la naturaleza
! las verdeazules y cristalinas aguas me
hicieron recordar por un instante gratos momentos de mi vida, de aquella feliz
infancia, en esta maravillosa tierra de
Dios...me senté en el risco de cantera esculpido, y volaron mis pensamientos al
vaivén de las olas...voces del pasado...recuerdos,
vivencias...la leyenda y la historia se confunde en esta hermosa tierra
peninsular...toda ella es leyenda...es historia...!es tan bello recordar!, por
la década de los 50, aquella fresca mañana, después de tomarnos un café ☕ con pan 🍩en
la lonchería de Don Conrado de La Peña, mi abuelita dejó encargada la canasta del
mandado en el puesto de Don Lucio en el interior del Mercado Madero...el alegre
pregón del baratero cumbre se escuchaba de puerta a puerta¡pásele marchantita, tenemos
hermosas telas de casimir, carrancla, telas de algodón, popelinas finas, tuzor,
cambray, charmes, pañoletas, paliacates, y una diversidad de novedades a
precios de…raaaaaaajatablas!.. Entre aquellos aromas del exquisito pan de la panadería Lilia.🍩.
Mi abuelita 🧕me
dijo, casi como en un susurro, te voy a dar una sorpresa.
¿Qué me vas a dar abuelita? Te voy a
llevar a la piedra zurrada, pero tenemos que apurarnos porque se nos hace
tarde...mi perro viejo el pachuco, paró las orejas y movió su colita
de contento...él sabía que andando con la abuela, aprenderíamos muchas
cosas...caminamos a prisa, los largos ropajes 👘de
mi abuelita perfumados a cernada y jabón de pan, nomás volaba con el viento por
la calle 16 de Septiembre, seguida de mi perro y yo...hacía viento aquella
madrugadita...Nanita, le dije, señalándole donde es ahora Dorian’s, que bonita está
esa casa y que
hermosas flores tiene en su jardín...si hasta acá
se siente su delicioso aroma...si, dijo ella, ahí vive la familia Sosa y Silva. Llegamos hasta el
kiosco, el que estaba sobre el malecón y 16 de Septiembre, y levantándose el
sombrero de alta copa tejido de cogollo de
palma, señaló a la distancia...tenemos que caminar todo aquello...
¡Qué hermosura se ofrecía ante nuestros
ojos!...el mar estaba crecido y sobrepasaba el
malecón. ‘Abuelita por qué nunca vamos al Coromuel”, Uy, esa playa es nomás
para los ricos. Y nosotros, pues que no somos ricos?
¡Que ricos vamos a ser muchacha simple!,
te quiero decir que a esa playa del Coromuel van los que tienen carro, porque el camino está por encima
del cerro de la calavera, y si te traigo esta mañana es para que conozcas los
esteros tan bonitos que hay por aquí, el estero del Esterito, el estero de
Palmira y la piedra cagada; pero como está tan alta la marea, a ver si la
podemos ver.
A esa hora de la mañana, las personas♀ barrían
los frentes de su casa desde la calle como era la costumbre...la fronda de los
árboles 🌳de
la India, inundado de pájaros cantores oscurecían más el
camino...las cristalinas aguas mecían a ritmo de canalete la barca de la
Francesa, la señora Hoppen, a quien acompañaba su inseparable perra negra,
quien al ver al pachuco empezó a ladrar y ella muy amable luciendo una amplia
sonrisa bajo el sombrero le ordenó
al animal, ¡Quieta Vicky!, y muy obediente la perra se sentó en la punta de la canoaviendo a la distancia...en la
lejanía se divisaba la lucecita del faro,los pescadores alistaban sus barcas para salir a
la faena diaria, y el pachuco correteaba ladrando a la gran cantidad de
gaviotas y pelicanos que se echaban clavados al
mar comiendo los cardúmenes de sardinas, los que iban huyendo de los pejegallos
que parecían que también volaban.
¡Qué panorama tan bonito!, había tanto
pejegallos en aquel tiempo que inundaban nuestra bahía.
Nanita linda, parece que fuera a llover...No, se ve así por la neblina o la brisa del mar, y ya casi
se presenta la alborada, parece que el sol☀ tiene una fuerte lucha con las nubes que no lo dejan
salir. Abuelita, quiero juntar caracoles y conchitas,No, dijo mi nanita, ahora no se
puede porque la marea está crecida, será en otra ocasión, y aprieta el paso,
porque si no, no llegamos a dónde vamos.
Apretamos el paso y la abuela me iba señalando
el nombre las playas, porque decía que la costumbre entre los pescadores era ponerle nombre a cada
cuadra frente a la playa según la familia; esta es, dijo, la playa de la 16. La
gente no se baña aquí porque desembocan los caños; esta otra es la playa de los
canalizos, la que sigue, es la playa del cocol, esta otra, es la de David León,
la de más allá es la de los Puppo, y esta es la de los Lizardi...y así
sucesivamente ella iba señalando; nanita, y usted conoce a toda esta gente?, No
pero a las playas así les dicen, son puntos de referencia.
Al fin llegamos al Estero del
Esterito...había tanto palmar donde es ahora el Seguro Viejo...que bonito estaba todo, pasamos
por el puente de madera y por debajo de él pasaba el agua del mar y entraba muy
lejos y creo que casi hasta el panteón. Por aquí, dijo mi abuelita, al otro
ladito está el rastro y por este puente pasan las recuas de vacas, los carrosy la gente, y ese troquectio de
redilas que viene allí seguramente viene del rastro y lleva las reses destazadas
rumbo al mercado...empezaba a clarear y pasamos cerca de la piedra cagada...era
una gran piedra dentro del mar que estaba zurrada por las
gallinetas, gaviotas y pelicanos. Nanita y por qué le dicen la piedra cagada?,
pues por eso, porque está cagada; mi perro viejo asintió con la mirada. Al fin
pudimos llegar al Estero de Palmira...mis ojos de niña no podían creer de tanta
hermosura...había tanto manglar y dentro de su espeso follaje matizado por los
rayos del sol que ya empezaba a salir, se escuchaba como un suave arrullo el
graznar de las aves...el agua estaba como azul marino matizadas por el sol...el
perro empezó a ladrar como loco...yo creo que de gusto porque las aves estaban
todavía entre los manglares.
Mi abuelita cameló el gusto que yo sentía
porque me quedé pasmada al ver tanta belleza de la naturaleza...Nos quedamos en silencio como en
un encantamiento... nada más se escuchaba el cucuyo de las aves, los ladridos
del perro y el reventar de las olas sobre las piedras...yo sabía que este estero te iba
a gustar, por eso es que te traje, para que no te cuenten. Dijo mi adorada
abuelita. Al fin salí de mi encantamiento y pude balbucear; ¡Qué bonito está
todo esto abuelita!, pero me da tanto miedo ese cerro de la calavera!, ves, y así quieres ir al
Coromuel. Bueno, por lo menos cuénteme nanita que sabe usted del Coromuel.
Te contaré lo que he escuchado,
sentémonos en esa piedra a descansar un ratito para luego emprender el regreso. El pachuco se echó a nuestros
pies porque también le gustaba escuchar “En la antigüedad los legítimos dueños
de estos mares y tierras con todas sus perlas y riquezas, fueron los
californios. Eran tribus guaycura, ichuties y pericues, eran personas muy sanas
que estaban asentados en la rivera del mar, cuentan los que saben mucho que
eran magníficos pescadores, nadadores y buzos, también
cazaban y recolectaba raíces para alimentarse.
Cuentan que los peces los sacaban con las manos de tantos que había, ellos
eran libres y vivían muy felices, hasta que llegaron los europeos con religión,
cultura, y también enfermedades, y según cuentan que en menos de 100 años se
acabaron los californios. Estos mares estaban asolados por los piratas que
atacaban los galeones españoles y las naves que llegaban de filipinas, y por
Los Cabos desde la Europa para quitarle sus riquezas, oro, perlas, perfumes, sedas y tantas cosas preciosas, y
se escondían por estos rumbos para enterrar sus tesoros. Entre tantos piratas
hubo uno muy osado que se llamó Cronwell, este acostumbraba que después de sus
ataques entraba por la bahía a vela tendida con el viento, y se escondía por estos lugares.
Los californios se acostumbraron a verlo, y a esperar ese airecillo fresco que
deslizaba el galeón del feroz pirata, cuando entraba por las tardes ese fiero y
misterioso hombre y gritaban al verlo “ya viene el Coromuel” y se tumbaban en
la arena a esperar el Coromuel.
Por eso se dice que se hizo la costumbre
de generación en generación entre las familias de La Paz, salir por las tardes a la banqueta, sacar las
poltronas y hacer tenderetes en el suelo e incluso en las mismas orillas de la
playa a esperar el Coromuel. Ese pirata Cronwell dio origen a esa costumbre, y
como por la glorieta del Coromuel se metía, le pusieron Coromuel a ese
balneario. Nanita linda, ¿usted como sabe tantas cosas?, no, no se tantas
cosas, lo que pasa es que se aprende con la convivencia familiar, y eso que te cuento
no lo leí, porque no hay nada escrito de
esto, lo he escuchado en las reuniones con tu tía chuy que
va esa gente culta y de todas las clases sociales y me gusta escuchar y
observar para aprender, y así como yo te cuento a ti, mi abuela me contaba a mí, es por eso
que los conocimientos se van heredando de generación en generación. La vida es
una gran escuela, claro, por
el buen camino.
Terminó diciendo la sabia abuelita.
Con el corazón ❤repleto de alegría, y con esa amena ilustración de mi abuelita, iniciamos el regreso al mercado Madero a realizar la compra diaria como era la costumbre…
Con el corazón ❤repleto de alegría, y con esa amena ilustración de mi abuelita, iniciamos el regreso al mercado Madero a realizar la compra diaria como era la costumbre…
..Y seguidas de mi inseparable amigo, mi
perro viejo EL PACHUCO, la abuela y la niña caminaban por aquel evocador
malecón bellamente arbolado...
…Por el placer de escribir.
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