LA PAZ QUE
SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
ALCARAZ
“EL PAPELERITO Y
PERIODISTA....URIEL ROMERO GARCIA”
“TODO POR UN PESO” ...FUE SU
LEMA.
Antaño en La Paz...entre penumbras del amanecer
cotidiano, el alegre pregón del papelerito se escuchaba por las distintas
calles del pueblo perdiéndose entre el caserío dormido, ofreciendo el periódico
de más tradición en La Paz, El Sudcaliforniano, con la célebre frase que lo
hizo tan popular entre su numerosa clientela y amigos...”TODO POR UN PESO”,
quienes se disputaban al presuroso paso rumbo a sus trabajos, o a otras
necesidades, las primicias de las noticias más importante de la localidad,
nacional e internacional, que de manera tan amable y profesional les vendía “el
papelerito” Don Uriel Romero García, quien el haber sido un niño de la calle,
forjó su carácter, y el nacer enfermizo lo estimuló para luchar con toda su
alma retando a la vida, logrando desempeñarse desde su infancia para subsistir,
y para ayudar a sus padres, Don Pedro Romero Dávalos y Guadalupe García Ramírez
en el gasto familiar, desempeñándose como cantante en el mercado de su pueblo,
así como voceador de periódicos en diferentes medios de comunicación.
Don Uriel Romero, El papelerito nació el 2 de mayo de
1932 en Encarnación de Díaz, un risueño y pintoresco pueblito del Estado de
Jalisco. La precaria situación económica de sus padres, así como la resentida
salud de su señora madre, obligaron al niño a salir a la calle a temprana edad
a procurarse algún dinero y alimento para ayudarse en el gasto familiar, el que
ganaba cantando en la esquina del mercado de su pueblo. Una de las primeras
canciones que Uriel entonó con melodiosa voz y que lo hicieron muy popular en
la esquina del mercado, lloviéndole las monedas a raudales, fue “Atotonilco”,
la que estaba de moda y gustaba mucho a la gente que por ahí transitaba. Debido
a que su padre ganaba tan poco, apenas un peso diario, Uriel a los 8 años fue
voceador de diferentes diarios. Empezó con las caricaturas “Posadas”,
repartiendo unas hojitas que a modo de revista publicaban, y la primera edición
traía la información sobre el cometa “Haley”, al pasar una vez más por la
tierra.
Uriel fue un niño de la calle por necesidad, y con
provecho, porque era muy trabajador con la meta fija de superarse y poder ayudar
a su familia. Así, de la niñez pasó a la adolescencia y nuevas ilusiones
surgieron en él. Su mayor anhelo era llegar a ser militar, en el que hizo
varios intentos por ingresar al ejercito, pero por su baja estatura y por su
mala salud era el obstáculo a vencer, y Uriel estaba acostumbrado a batallar, a
vencer retos, a ser tesonero y perseverante...no en vano se había forjado en la
calle, y la Universidad había sido la vida misma; al fin, logró ingresar al
Ejercito Mexicano, cuando tenía 16 años, en la ciudad de Aguascalientes, en la
primera compañía divisionaria de transmisiones del campo militar número uno,
donde estuvo 20 años, carrera que inició el 18 de agosto de 1949, recorriendo
la mayor parte del país, como el Distrito Federal, Puebla, Veracruz,
Tamaulipas, Sinaloa, Aguascalientes y la tierra que le apasiona, que ama tanto
y que escogió para vivir entregándole su corazón y sepultó sus raíces; es ésta
paradisiaca e histórica Ciudad de La Paz donde se jubiló en el año de 1969, y
donde a Uriel le entró la pasión por el periodismo.
Aquella tarde de invierno, el papelerito paseaba su
mirada contemplativa por las tranquilas y verdeazules aguas de la bahía de La
Paz, bañada por esos colores bermejos tan suyos, fiusha y violeta, añorando su
época de voceador, y se propuso ser reportero y voceador aquí en La Paz lo que
logró gracias a su amigo Irineo Collins, quien lo invitó a colaborar en el
Diario de La Paz propiedad del capitán Ignacio Hernández Escamilla, iniciándose
como linotipista. Dándole la oportunidad de escribir una columna que se llamó
“Antena deportiva”, columna con la que laboró en diferentes diarios de la
localidad, principalmente en El sudcaliforniano, donde trabajó con muchos años
y donde acuñó la frase esa tan popular “TODO POR UN PESO”. En este prestigiado
Diario, Don Uriel se jubiló a la edad de 67 años.
Una cálida mañana de verano, Uriel, El papelerito,
caminaba por las callecitas de La Paz con el bulto de periódicos bajo el brazo,
pregonando “Los espectáculos, la policiaca, los deportes, todo por un peso”,
cuando de pronto quedó gratamente cautivado ante la presencia de la señorita
Josefina Lucero. Fue una atracción mutua aquel momento, naciendo en los jóvenes
un inmenso amor, hasta culminar en el altar. Bendijo el creador su hogar con
seis hijos, nietos y bisnietos, y para asegurarse de que Uriel se quedaría en
La Paz, doña Josefina Lucero, además de mucho amor y de los seis hijos, le dio
a comer pitahayas y ciruelas del mogote. Don Uriel Romero, fue uno de los
impulsores del servicio de microondas y de los interesados de que se establezca
en el Estado la Unión de Voceadores. Su lema, que ha llevado como disciplina en
la vida, además de la honestidad, y de todo por un peso, son: la patria es
primero, Por Dios y por la patria, Democracia y justicia social, Por su país y
por las juventudes. Recuerda con cariño a alguno de sus maestros que
intervinieron en su formación educativa: Enrique Olivares Santana e Ignacio L.
Martínez, matemático de avanzada, entre otros.
En el invierno de su vida, a sus 70 años de edad, con su
cabecita escarchada, Don Uriel Romero García con su salud quebrantada, pero muy
orgulloso de su profesión de periodista y voceador, ve pasar los días colmado
de felicidad rodeado del amor de su esposa, hijos, nietos y demás familiares,
así como de innumerables amigos que supo cultivar en su transitar por la vida,
dándole gracias a Dios por todas las bendiciones derramadas en él, en su
familia, en sus amigos, y en toda la faz de la tierra.
...Antaño, por las callecitas de La paz...en la penumbra
del amanecer cotidiano, Uriel, El papelerito, con un bulto de periódicos bajo
el brazo pregonaba alegremente, TODO POR UN PESO ofreciendo las noticias en el
Diario de mayor circulación en La paz, El sudcaliforniano…sus amigos, que son
muchos, cuando se lo encuentran, el saludo cariños que le dan palmeándole la
espalda es... “TODO POR UN PESO”.
…por el placer de escribir…recordar…y
compartir…
Esta crónica fue publicada
hace mas de quince años en los principales medios de comunicación masiva en La
Paz B.C.S.
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