miércoles, 10 de mayo de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“EL CAPITAN DON ESTEBAN RODRIGUEZ LORENZO...CUARENTA Y SIETE AÑOS FUE GOBERNADOR DE SUDCALIFORNIA EN LA EPOCA COLONIAL”


·        Murió ciego y pobre...sin recibir salario alguno por tantos años de servicio durante la conquista espiritual
·        “Es indigno de un militar despojarse de sus armas por algún interés mezquino”...dijo a los californios el Capitán Don Esteban Rodríguez Lorenzo en la Isla de San José, al ofrecerle estos, un montón de perlas del mejor oriente a cambio de su espada. Rechazando el capitán el ofrecimiento probando su honradez una vez más.
·        Y al tiro del arcabuz...las campanas repiqueteaban y la vida de lo californios y demás misiones empezaba...en el marco del alegre trino de los pájaros cantores.


El bastimento principal “La capitana”, debía el honor de su nombre, al Capitán Don Esteban Rodríguez Lorenzo, gobernador y supremo juez de la península, comandante de aquellos mares. La capitana ondeaba orgullosa la bandera en todos los puertos el mar pacifico, menos en Acapulco, porque estaba ahí la Nao de Filipinas, y Don Esteban Lorenzo cobraba los tributos para la corona con la pesquería de perlas mediante concesión del Virrey. El capitán, con fidelidad cobraba el impuesto que se pagaba al Rey, o sea el quinto. También estaba autorizado para decomisar barcos y poner en la cárcel a los patrones que realizaban la pesca sin licencia, o que dejaran a los californios.

Al capitán, ni a los soldados, según la historia, no se le permitió jamás la pesca de perlas. Desde los días de Hernán Cortez, quien organizo diversas expediciones a California, fueron múltiples los exploradores y aventureros que se vieron atraídos por el señuelo de las perlas; además del gran número de los que aparecían fugazmente desde las costas occidentales de la Nueva España. Hubo también muchos intentos de establecer pesquerías de perlas en forma permanente con la autorización de la corona; entre los primeros que intentaron estos a lo largo del siglo XVII fueron Nicolás de Cardona, Juan de Iturbe, Francisco de Ortega, Esteban Carboney, Pedro Porte y Casanante, Luis Cestin de Cañas, Bernardo Bernal de Piña Dero y Francisco de Lucenilla.

Loreto, la que fundada por el padre Juan María de Salvatierra en Octubre de 1697, fue la capital, porque ahí estaba el presidio principal digno de aprecio por la devoción y pureza de sus habitantes así como de costumbres. El capitán Don Esteban Rodríguez Lorenzo, murió a finales de Noviembre de 1746. Murió ciego y pobre. Fue un hombre honrado y sirvió bastante en la conquista espiritual de la península. Fue el primer gobernador de la época colonial electo democráticamente mediante voto secreto, implementado por el padre Juan María de Salvatierra. Don Esteban Rodríguez Lorenzo nació en los albergues, Reino de Portugal. En su juventud, paso a Sevilla en donde vivió algún tiempo. Después se embarcó para Veracruz de donde paso a la Ciudad de México, y en su cercanía se acomodó de mayordomo en una hacienda del Colegio Noviciado de la compañía de Jesús de Tepotzotlán.

Aquí se encontraba don Esteban Rodríguez cuando supo que el padre rector de este colegio, Juan María de Salvatierra se disponía a salir para la conquista de la California. Se sintió movido para acompañarle en esta empresa,  y fue a pedirle que lo llevara consigo. El padre Salvatierra, conocedor de su buen proceder se alegró de tener tan buen compañero, y le advirtió las dificultades, peligros y trabajos que iban a padecer, pero nada asustaba a Don Lorenzo, y decidió llevarlo con plaza de soldado para la mencionada conquista. Así lo hizo, y desembarcaron del “Santa Elvira”, el 19 de Octubre de 1697 en la California.

Durante los primeros cuatro años de la conquista Don Esteban se entregó con gran espíritu de servicio, honradez y lealtad, que en 1701, fue nombrado capitán por plebiscito o voto secreto, correspondiendo con exceso y celo en su función. Siempre se mostró prudente en su conducta, valeroso en los mayores peligros, vigilante y exacto en la disciplina. Militar ejemplar en sus costumbres, celoso del bien de la conquista, cuyos progresos promovió siempre cuando estuvo de su parte. El complemento de su obligación, estaba al mando de 60 soldados y ganaba 900 pesos anuales y los soldados 450 pesos. Su esposa se llamó María Larrea, tuvo dos hijos Don Bernardo Rodríguez Larrea y una hija que fue casada con Don Manuel de Ocio, todo un personaje en sudcalifornia.

Cuando se fundaba una nueva misión Don Esteban no solo acompañaba desde Loreto al padre que la iba a construir sino que el mismo con sus manos ayudaba a levantar la misión y la casa del misionero, a techarla y ponerle puertas. Con su ejemplo conseguía que los indios ayudasen también en esta empresa, así como los soldados. De probada honradez y virtud era en verdad el capitán Rodríguez Lorenzo. Cuenta el padre Miguel del Barco que en cierta ocasión que estaba Don Esteban Rodríguez en la Isla San José en alguna misión de su empeño, cuando aún estaba habitada de gentiles;  que tenían estos una gran porción de perlas finas que comenzaba a estimar por ver lo mucho que las apreciaban los extranjeros, que llegaban ahí a comprárselas...!todas estas perlas ofrecían al capitán por tan solo la espada que traía ceñida!, pero el rechazo tal ofrecimiento, aunque llegando a Loreto podría obtener otra espada igual y hacerse de esa riqueza, juzgando por cosa indigna de un militar el despojarse de alguna de las armas por algún interés mezquino.

En cuanto a lo  perteneciente en su oficio de capitán y de juez político y militar, lo que el dictaba esto se ejecutaba mostrándose inflexible a toda persuasión en contrario. Su trato con todos era llano, sincero y muy ajeno a la lisonja y cortesanías de modas. En su porte ajustado y acciones de piedad fue siempre a todos un dechado ejemplar. Era indefectible a toda función de iglesia, siempre estaba presente en las misas, y porque desde los inicios de la conquista se introdujo la costumbre, que después de la misa, rosario, doctrina o sermón, se cantara tres veces el bendito y alabado. Primero los hombres solos, luego las mujeres, y últimamente hombres y mujeres a un tiempo. Y el capitán ya por devoción o por dar el ejemplo a los indios era el primero en entonar el bendito al término de la función eclesiástica.  Y continua diciendo el padre Migue del Barco que en su mayor ancianidad era muy ingrata su voz a los oídos de los californios, era de creerse que a los de Dios serían muy agradable y de mucha edificación para todos los presentes.

En el año de 1743 don Esteban Rodríguez Lorenzo quedo totalmente ciego. Un hombre ejemplar que dejo su vida y esfuerzo en la península durante el gobierno de la Corona Española al servicio de los jesuitas. Fue el brazo armado para la conquista y sometimiento de los californios, lo que no se logró en su totalidad y que su exterminio según se debió a las enfermedades que los extranjeros introdujeron a la península.  Al quedar ciego Don Esteban Rodríguez Lorenzo en el año que se menciona, ocupo su lugar con título de capitán comandante, su hijo Don Bernardo Rodríguez Larrea quien fuera su teniente de muchos años antes. Cosa injusta para un hombre ejemplar que sirvió con tanto celo y empeño durante tantos años. No se le dio ni medio sueldo siquiera, Don Esteban Rodríguez Lorenzo quedo ciego, anciano y pobre sin recursos para sostener a su esposa y demás familia.

El nombramiento de su hijo, fue por sus propios méritos de tantos años de servicio. Así le pagaron los reyes de España Don Esteban Rodríguez Lorenzo. Pues que se podría esperar si a los mismos padres jesuitas los corrieron injustamente de la península el 03 de febrero de 1768. Y así, empezó la decadencia de las misiones. En el año de 1744, tomo posesión de su cargo como comandante de toda la california Don Bernardo Rodríguez Larrea; y habiendo muerto su padre dos años después, prosiguió ejerciendo su empleo con mucho acierto, aunque los últimos años muy quebrantado de salud, hasta que el primero de diciembre de 1750, Don Bernardo Rodríguez murió en Loreto.

...y El Bastimento Principal La capitana, ondeaba orgullosa la bandera, capitaneada por Don Esteban Rodríguez Lorenzo...gobernador y supremo juez de la península y comandante de aquellos mares en busca del quinto para el rey.

…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…



*Esta crónica fue publicada hace más de 15 años en el periódico sudcaliforniano, revista compás, en el programa de radio contacto directo XENT radio La Paz*


No hay comentarios.:

Publicar un comentario