miércoles, 10 de mayo de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“MADRES...SEAN TODAS BENDITAS...HOY Y TODOS LOS DIAS DE LA VIDA”.



“DIOS NO PODIA ESTAR EN TODAS PARTES, POR ESO CREO A LA MADRE”: PROBERBIO JUDIO.

            El día de las madres según dicen los entendidos se festejó por primera vez en el mundo, en una iglesia evangélica de los Estados Unidos de Norteamérica....en México, según dice el ameritado profesor Néstor Agúndez la idea de festejar a las madres fue del prestigiado periodista don Rafael Alducín, importante hombre de letras, quien tomando en cuenta las elevadas virtudes de las madres mexicanas, instituyó el Día de la Madre, el 10 de mayo de 1922, y dijo en esa ocasión que lo hacía porque la madre mexicana merecía para siempre tan grande honor tomando en cuenta las altas virtudes que adornan a la mujer mexicana. Desde entonces se les rinde homenaje en todo el país a todas las madrecitas mexicanas.

QUE EL HOMBRE ES PODEROSO, DICEN,
QUE GOBIERNA TIERRA Y MAR,
QUE CON PODEROSO CETRO EN LA MANO,
A LOS DE MENOR PODER DOMINA,
MAS UN PODER MAS GRANDE Y FUERTE,
EL HOMBRE MISMO EN SU TRONO CREO,
PORQUE LA MANO QUE MECE LA CUNA
ES LA MANO QUE AL MUNDO MUEVE. 
William Ross.

            Estas palabras son como un hermoso ramo de perfumada flores que pongo a sus plantas como un sentido homenaje a todas las madrecitas del universo, en especial la mexicana, la sudcaliforniana...la madre niña, la madre joven, la madre anciana, de cabecitas plateadas y de boquitas de perlas desgranadas, y todas las madrecitas que ya rindieron cuentas al creador. La madre lo es todo a la vez...sagrada y terrena, piedra y estrella, cielo, mar, aurora y ocaso, campana y silencio, milicia y ternura...es una rosa salpicada de rocío que da su fragancia a todos los hijos por igual, buenos y menos buenos...es como una flama ardiente en las tinieblas; es como un gran árbol protector...madre, es como una poesía...es como la estrella de la mañana...es contemplar el nuevo día y perder la mirada cuando la tarde muere...es sentir el regocijo en el alma, en una tarde de lluvia...es contemplar las noches serenas, bajo la lápida celeste tachonada de estrellas...es percibir el rasgar del viento al vuelo de la gaviota...ser madre es la mas noble y pura expresión de amor que nunca muere.

            Antes de que el hijo rompa su entraña, para nacer a la vida, entre una cortina de sonrisas y lágrimas el amor de la madre ya existe. En ella, que es un crisol de infinito amor, la esperanza nunca muere. Abriga en su seno la certeza de que el hijo acabará por superar todos los obstáculos de la vida, porque cada hijo que nace en el mundo lleva implícito en su ser el rostro de Dios. La madre, es el mas puro sentimiento humano...es una flor de mayo que nunca muere...es la arcilla que moldea y plasma en el alma del niño lo que será mañana… la madre es el ser creador de la vida en la tierra...sólo hay un niño bonito en el mundo, y todas las madres lo tienen...madre es el nombre de Dios en los labios, y de los corazones de los niños pequeños...los hijos son las anclas que aferran a la madre a la vida...el corazón de una madre, es un cofre donde guarda todos los anhelos, dudas, esperanzas y amores de cada hijos...una madre es para cien hijos...y cien hijos no son para una madre...

            El mejor regalo que reciben los hijos de una madre, además de las buenas costumbres, entre tantas cosas, es una niñez feliz y los buenos recuerdos...la mejor academia en la vida, es el regazo de una madre donde se forjan los hombres y mujeres del mañana...”no tengas miedo, yo estoy contigo”, son palabras de consuelo que administra hábilmente una madre a su hijo, son la terapia mas antigua de la civilización. El educar, en responsabilidad y respeto hacía todos los seres y hacía todas las cosas, es trabajo fino...el formar hijos para la sociedad es una labor silenciosa y callada de valor incalculable que no se valora en pesos y centavos, y que sólo una madre puede darla. Ser madre, es la sonrisa de Dios en la tierra...es la que planta la semilla en tierra buena, que después fructifica en dulzura y amor, y en las buenas costumbres, haciendo el ambiente en todos los pueblos para producir grandes hombres útiles a la patria. Sólo el amor del telar eterno puede dividirse una y otra vez sin diluirse y sin desgastarse.

            El amor de madre es amor eterno, que no pide nada a cambio, solo una corona de lágrimas.

            Cuando niña, con cuanta ilusión ahorraba en la primaria, durante todo el año, para el regalo del día de las madres. Por las noches emocionada revisaba la carterita, llevando cuenta de lo que daba cada día; cinco centavos, un diez, un veinte y cuando mucho una jolita de 25 centavos. Y para el 8 de mayo ya tenía doce o 14 pesos. Lo que me alcanzaba para comprar dos pernos de taza y platillo, o una jarra de cristal con sus vasos, la que amorosa envolvía en papel de china con un moño colorado. Y que dichosa se sentía mi madre, al recibir mi regalo, y yo al entregarlo. Con cuánta nostalgia, madre mía, recuerdo aquella mesa en aquella enramada, cubierta de hule floreado y en su centro un hermoso arreglo floral cultivado en la región, su inmenso amor, y su hermoso canto, que a mí me parecía el de un ruiseñor.

…Por el  placer de escribir...Recordar…Y compartir…

*Esta crónica fue publicada hace más de 15 años en el periódico sudcaliforniano, revista compás, en el programa de radio contacto directo XENT radio La Paz*





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