viernes, 12 de mayo de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“MAESTRO AUTENTICO...MAESTRO DE VOCACION...DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE”.

·        EL MAESTRO AUTENTICO DE VOCACION ES EL SER MAS HUMILDE, EL MAS SENCILLO Y MODESTO EN LA VIDA DE LOS SERES HUMANOS...Y ES QUIEN TIENE LA RESPONSABILIDAD MAS IMPORTANTE SOBRE LA TIERRA PORQUE SIN EL  LOS SERES HUMANOS NO PODRIAN FORJAR SU PROPIO DESTINO.
·        OFICIALMENTE EL DIA DEL MAESTRO FUE INSTITUIDO EL 15 DE MAYO DE 1918 DURANTE EL GOBIERNO DE DON VENUSTIANO CARRANZA.
·        COMO UN HOMENAJE, Y EN MEMORIA A LA ILUSTRE MAESTRA MARIA DE LOS ANGELES CONTRERAS (ANGELITA) QUE DESCANSA EN LA GLORIA ETERNA, A MI HIJO LIC. MANUEL PAZ GUTIERREZ LIZARRAGA Y A TODOS LOS MAESTROS DE SUDCALIFORNIA Y DEL MUNDO ENTERO.


…A vosotros más grandes cuanto más pequeños,
    De ojos visionarios y mirar de ensueño,
    Maestros de brazos abiertos, de brazos en cruz,
    Que amaron la vida, la verdad, la luz,
   Maestros oscuros seguid dando luz,
   Maestros de ayer…de hoy y de siempre,
   Pilar y eslabón fundamental del saber,
  Maestro tenías que ser…camino de luz,
  Camino de la esperanza…


Esta celebración data de 1917 en San Luis Potosí originada por un grupo de alumnos agradecidos  quienes se reunían cada 15 de Mayo con su maestro llamado Isidro, muy querido y respetado precisamente para festejar su día de San Isidro Labrador. El ambiente que originaba aquel grupo de alumnos propiciaron las buenas intenciones que echaron raíces en los corazones de generaciones que pasaron por las manos del maestro Isidro influyendo quizás para festejar la fecha del 15 de Mayo, día de San Isidro Labrador, a todos los maestros mexicanos. Maestro tenías que ser...camino de la esperanza.

RECORDAR ES VIVIR...MAESTROS SON USTEDES LOS INTERMEDIARIOS DEL PASADO EL PRESENTE Y EL FUTURO...CAMINITO DE LA ESCUELA BELLOS RECUERDOS.

“...Los lentes del viejito no los vayas a quebrar porque entonces el pobrecito no tendrá con que mirar”: ...y la morena  y fuerte mano sobre la mía tan pequeña aprisionando el gis sobre el pizarrón o el lápiz sobre el cuaderno, de aquella inolvidable mujer de voz de trueno...profesora Anita Valdivia, giraba y giraba al tiempo que cantaba plasmando unos lentes enseñando a la niñez la letra “o”...para enseñar la letra “u” cantaba el columpio de lulú...las casitas, el ratoncito y así sucesivamente hasta enseñar las vocales, las que iban quedando grabadas para siempre; sembrando con amor en nuestro cerebro las primeras semillas del conocimiento y la luz del entendimiento.

¡Pero como no recordarlo, eran mis primeros seis añitos de vida!, si sentía una dicha tan grande al regresar a aquel añorado hogar después de clases, en aquella casita de madera y techumbre de palma pintada toda de blanco, encalada, inundada de perfumados y floridos laureles, arropada de enredaderas de llamarada, camote y el manto de la Virgen, y encontrar a mi adorada abuelita en el lavadero tarareando los lentes del viejito y el columpio de Lulú al tiempo que restregaba la ropa blanca enjuagada con cenizas; y es que la fuerte voz de la profesora Anita se escuchaba a varias cuadras a la redonda; y también aprendían las vocales los vecinos y los que iban pasando por aquella escuelita Rosendo Robles, “La chango Robles”, dirigida tan dignamente por otra luchadora social profesora Jesús Rolland Pineda, quien fue nombrada directora sin tener una escuela y para poder ejercer su vocación de enseñar daban clases de aquí y allá en espacios improvisados en algunas casas particulares; y con ingenio, mucho esfuerzo y la ayuda conjunta de padres de familias, autoridades y comerciantes de la época logró fundar su propia escuela, por la década de los 50 en 5 de Febrero y Madero, la Rosendo Robles, donde se formaron generaciones de magníficos ciudadanos; y a petición de ella se le puso a la escuela ese nombre, porque el único mérito del capitán Rosendo Robles es que fue su amigo muy estimado.

Al tiempo, por ser insuficiente el antiguo plantel “La cayuya” como cariñosamente le decían se propuso conseguir una escuela más grande y funcional solicitándola al candidato en ese tiempo para la presidencia de la República Mexicana licenciado Adolfo López Mateos, logro que cristalizó al ser éste Presidente de México, la escuela capitán de altura Rosendo Robles, debe con justicia llevar el nombre de la emérita profesora Jesús Rolland porque ¿qué cosa había que no lograra la maestro en mención en bien la niñez?. Sus anécdotas y hechos hablan por sí solos de ella, entre otras cosas,  es aquella célebre frase “AQUÍ ENTRE NOS” y muchas más...recuerdo con nostalgia cuando aquella pelota de voli que se rompió durante el encuentro con otras escuelas y yo preocupada esperaba el regaño o castigo; “El coco” era que lo encerraban a uno en la dirección era según lo peor que nos podía pasar y andábamos derechitos, pero para mi sorpresa al verme tan acongojada la profesora Rolland se acercó a mí y palmeándome la espalda me dijo con esa dulzura que la caracterizaba “no te preocupes, el balón se rompió , fue un accidente, lo más importante fue lo que dejó en ti”

 A mis escasos once años no comprendía lo que me quiso decir, pero a través de los años esas sabias palabras han resonado en mi de una manera positiva; así como las enseñanzas de maestros tan queridos para mí y nunca olvidados: Euximio Beltrán, Beatriz Flores, Luisita Angulo, Pilar Flores de Perpuli, Manuel Beltrán, entre otros que escapan a la memoria. Sí; inolvidables maestros de hoy de ayer y de siempre...barro y esencia de esta tierra peninsular son el factor decisivo del progreso de la nación, son los forjadores del alma nacional por la educación que imparten a las masas.

Cómo olvidar aquellas aulas frías, y asientos duros...pero llenos de calor humano, respeto y sabiduría, donde además de tantas otras cosas se enseñaban valores, que formaban integralmente al niño...a la hora de clases nada más la voz del maestro se escuchaba, ¡que maestros! Se hacían obedecer y que manera tan amena de aconsejar y de explicar la clase con aquella paciencia tan de ellos. Luego dictaban un resumen después los alumnos tenían que explicar ante todo el grupo lo que habían aprendido las clases de historia, ¡que clases!, tenían una narrativa que transportaban al alumno y lo hacían vivir aquellos momentos históricos y sentir los personajes que se narraban, y que nos hacían palpitar el corazón hasta sentir plasmada nuestra identidad nacional.

Las clases de urbanidad y civismo las hacían como obras de teatro donde los propios alumnos escenificaban los personajes entre tantas otras cosas. A alegre tintineo de la campana bajo las frondas de los árboles se llevaban a cabo los actos cívicos y el himno nacional se entonaba completo, con todas sus estrofas. Se fomentaba el honrar a nuestros héroes que nos dieron patria y libertad así como a nuestro lábaro patrio, a los mayores y a nuestros gobernantes entre tantas otras enseñanzas que hacían consolidar el sentimiento nacional como lo debe de ser en la actualidad.

Como olvidar aquellos ejercicios acompañados de caligrafía que hacíamos una y otra vez desde segundo año de primaria.

1.- ama y respeta a tu bandera como a tus padres
2.- el respeto al derecho ajeno es la paz
3.- si quieres ser cuando grande buen ciudadano, desde pequeño pórtate bien con tus mayores
4.- si quieres ser buen niño y buen mexicano se obediente con tus mayores y honra a tu bandera
5.- la disciplina el estudio y obediencia es la base del triunfo en la vida. Palabras que repetíamos una y otra vez y que se ponían en práctica  quedando grabadas para siempre.

Venerados maestros que nos dieron tanto a cambio de sentir la satisfacción de que su esfuerzo no fue en vano, pero aquella valiosa enseñanza que desprendieron de su propio ser poniendo el alma y que no está escrita en los libros se guarda como una joya muy valiosa en el corazón. Si recordar es vivir...es evocar aquellos momentos vivido en la escuela al cobijo del venerado maestro... cuando a media mañana con ansiedad esperábamos el vuelo de la campana llamando al recreo, para disfrutar al aire libre con los compañeritos de aula aquellos juegos infantiles tan sanos, a la cuerda a la matatena, la lotería, la naranja dulce, la víbora de la mar, etc., tan importante para la formación integral del niño, mientras ustedes maestros estaban con un ojo al gato y otro al garabato siempre al pendiente del alumnado. Maestros de ayer de hoy y de siempre que dejaron en el magisterio su juventud su esfuerzo y talento arando el cerebro de la niñez mexicana sembrando la semilla del conocimiento y con sus consejos y ejemplos marcaron la senda a seguir. El maestro después de Dios de nuestros padres era y debe ser la persona más querida y venerada su palabra y enseñanza deber ser ley. Es el gran amigo y protector del niño es el puntal seguro para su formación, esa formación que se lleva por dentro y que no está escrita en el papel es como una coraza que da seguridad para enfrentarse a la vida.

Mis respetos a todos los maestros de vocación de ayer, de hoy y de siempre quienes se encargan de transmitir la herencia cultural de la humanidad ¡muchas felicidades! Maestro tenías que ser...camino de la esperanza.



...Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…



*Esta crónica fue publicada hace más de 15 años en el periódico sudcaliforniano, revista compás, en el programa de radio contacto directo XENT radio La Paz*





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