martes, 23 de mayo de 2017

LA PAZ QUE SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA

“ANTAÑO...7 ESTUDIANTES NORMALISTAS... NAUFRAGARON EN LAS TRANQUILAS AGUAS DE LA  BAHIA DE LA PAZ”.

·         EN MEMORIA DE AQUEL FATAL NAUFRAGIO.
·         MUCHAS FELICIDADES A TODOS LOS ESTUDIANTES DE SUDCALIFORNIA…DE TODAS LAS CIUDADES... Y DEL MUNDO ENTERO.



            Al ver la tranquilidad de las aguas de la hermosa bahía de La Paz, cristalinas e inofensivas, resurgió en el recuerdo aquel trágico suceso, acontecido aquí en La Paz ahogándose 3 estudiantes normalistas, que enlutó 3 hogares sudcalifornianos, y conmovió a toda la ciudadanía de esa época, con el naufragio de siete jovencitas, en la que se salvaron 4, y lo que motivó que el señor Arturo Ruiz Casezús les compusiera un corrido dando paso a la leyenda.

            “A mí, ya no me tocaba”, dijo aquella cálida mañana la estimada maestra jubilada María Elena Calderón Sánchez de Higuera; paseando su mirada contemplativa en las cálidas y verdeazules aguas de la hermosísima bahía de La Paz...añadiendo con nostalgia “me estremece recordar aquel ayer...fue un 8 de Junio de 1953. Dirigía dignamente la Escuela Normal Urbana y Secundaria Morelos el ameritado maestro Domingo Carballo Félix. Éramos un grupo de ocho entusiastas  muchachas, y con la inquietud propia de nuestra edad, planeamos un paseo en panga por la bahía como era la costumbre en los jóvenes, en aquella época de La Paz de ensueño, de aquella Paz donde todos nos conocíamos y éramos como una gran familia.

            El grupo de estudiantes se citaron  para el paseo planeado, para el 3 de Junio de aquel año; y así lo hicieron jubilosas llegaron al muelle fiscal, la intención era remar hasta el mogote; pero como era muy tarde ya, decidieron dejar el paseo para el próximo día ocho del mismo mes y año en mención. Ese día del ocho de Junio, a las cuatro de la tarde, en los amplios corredores de la Normal, el estudiantado de la Normal estaba en formación porque daban el PRE; o sea un peso cincuenta a la semana, y estaban pasando lista. La clase de las cuatro no la tuvieron y las siete muchachas se salieron como estaba planeado, y gritando “Vamos a la panga”, se dirigieron rumbo al muelle.

            Esa fatídica tarde de verano, a las muchachas les prestaron la canoa, y sin imaginarse que rondaba la muerte muy cerca de ellas, jubilosas a golpe de canalete rompían las olas en el mar. Eran pasadas las cinco de la tarde. Las siete intrépidas jovencitas estudiantes normalistas, en plena edad de las ilusiones y las esperanzas puestas en ser buenas maestras, cantando se dirigían rumbo al mogote...llegaron a su destino y felices se bañaron y juntaron conchas y caracoles las que abundaban muy hermosas... El sol se empezó a ocultar y las jóvenes decidieron regresar. Venían cantando,  de pronto el oleaje del mar se soltó embravecido, motivado por las ráfagas de viento del tradicional Coromuel a la panga le entró bastante agua, y con un vasito las muchachas achicaban la embarcación... las jóvenes iban  llenas de terror, porque una fuerte ola volteó la panga quedando el fondo para arriba sacudiéndola... en la punta del mogote donde se dice que hay un remolino, perdiéndose las muchachas en las profundidades del mar y las penumbras de la tarde. Dos de ellas sabían nadar y María Elena se dio a la tarea de rescate como podía...llevó a Cusita Osorio a la panga y regresó por Angelina, la que traía en os hombros, ya iba llegando a la panga, cuando la jalaron y se le soltó Angelina, luego, María Elena se quitó la blusa desesperada haciendo señales pidiendo auxilio. En su desesperación, las jóvenes se hundían más unas con otras, ahogándose tres señoritas y por fortuna 4 se salvaron.

            Para infortunio de las jóvenes, cinco de ellas no sabían nadar. Las protagonistas en este trágico suceso fueron Hermelinda Álvarez, del rancho Santa Catarina; Angelina Manríquez de San Antonio; Matilde Ruiz Trasviña, de San Antonio; María de Jesús Orozco; Olivia Perpuli de la Toba; María Elena Calderón Sánchez y María del Socorro Osorio Hirales. María Elena andaba de novia con el joven Luis Hirales quien acostumbraba caminar por el malecón con si amigo Manuel Salvador Avilés y se sentaron en una banca, y este le dijo a Don Luis “Mira, en aquella panguita andan las muchachas del internado y anda tu novia también”, en eso se volteó la panga y fueron a pedir ayuda al hotel Misión al señor Quintín Rosales quien con mucho gusto presuroso  proporcionó una lancha rápida para tal fin, y  los jóvenes en el camino se iban quitando la ropa y los zapatos y cuando al fin llegaron los muchachos al lugar de los hechos, pudieron rescatar a 4 de las normalistas con vida, y dos moribundas, una expiró en una banca del malecón, y la otra en el Hospital en presencia del mayor Avente, del General Olachea y del Doctor Cardoza Carballo. Le aplicaban el resucitador, con tan mala suerte, que debido a un apagón de la corriente el aparato no funcionó ocasionando inevitablemente el fallecimiento de la otra jovencita. Una de las jóvenes rescatadas gritaba desesperada “!busquen a Angelina, porque me jalaba de los pies y  no le pude agarrar las manos, perdiéndose en el fondo del mar y la obscuridad de la noche, búsquenla por favor !”...Elena y Olivia muy asustadas se fueron caminando por el malecón.

            A la señorita Angelina, la buscaron angustiosamente por varios días, participando en esta búsqueda, autoridades y vecinos, apareciendo hasta el día doce de Junio, a las siete de la noche, cerca de punta prieta, la cual fue sepultada en esos mismos momentos. Las muchachas que se ahogaron fueron: Hermelinda Álvarez, Angelina Manríquez y Matilde Ruiz Trasviña. Fue un trágico suceso que conmovió a todos los maestros y estudiantes de la época así como a los habitantes del territorio de Baja California Sur. Las jóvenes fueron veladas en el salón del mismo plantel educativo. A las cuatro de la tarde levantaron los dos cuerpos inertes en los tétricos ataúdes, los que mandaron a su lugar de origen a San Antonio Baja California Sur. El cortejo fúnebre inició por la calle 5 de Mayo, bajando por el malecón al toque del silencio de los clarines de los marineros en las fragatas fondeadas en la bahía, acompañando la lúgubre carroza arropada de frescas y perfumadas flores de los jardines de la época que conducían los bellos y jóvenes cuerpos de Hermelinda Álvarez y Matilde Ruiz Trasviña, los plañideros llantos de dolientes, compañeros de aula, y maestros de aquel entonces.

            Dice la profesora María Elena que gracias a la oportuna ayuda del ahora su esposo Don Luis Higuera y Manuel Salvador Avilés salvaron la vida...sufrió depresión por mucho tiempo debido a aquel trágico suceso siendo atendida por aquellos médicos del ayer, Plique y Carrillo, pasaban los días y no quería comer estaba en su mente aquel fatal acontecimiento...le agarró un hipo que no se le quitaba...y el mar le  aterraba, los médicos y la familia estaban preocupados porque no se recuperaba, ya la iban a trasladar a la Cd. De México, pero gracias a Dios no hubo necesidad, porque los médicos mencionados la llevaba a bañar al Coromuel y con mucha paciencia y profesionalismo se metían al mar junto con ella para que perdiera el miedo y a los siete días ya estaba curada. Dijo que cuando se encuentran ella y su amiga Perpuli nunca comentan aquel trágico suceso que vivieron sólo su gran amigo Manuel Salvador Avilés cuando se encuentra le pregunta  ¿cuándo vas a ir al mogote?

            Aquel trágico 8 de Junio de 1953...jubilosas cortaban las aguas a golpe de canalete, en su barca caracola siete estudiantes normalistas.


                  CORRIDO
• Las Siete Normalistas •
            (ANTONIO RUIZ)

La Paz se encuentra de duelo
Toda la gente ha llorado,
Porque volaron al cielo
Tres niñas del internado.

Eran siete señoritas
Que salieron a pasear,
En una panga chiquita
Y no sabían nadar.

Cuando venían del Mogote
El viento empezó a soplar,
Y fue la causa maldita
Que las hizo zozobrar.

Gritaban desesperadas
Esas niñas inocentes,
Andaban muy asustadas
Luchando contra la corriente.

MUSICA

Elenita calderón
Tenía un valor desmedido
Quiso salvar a Angelina,
Sin haberlo conseguido.

Pablo Aguilar muy ufano
Presto su ayuda fue a dar,
Y como un buen mexicano
Lograba cuatro salvar.

Ya por fin al cuarto día
Al fin de tanto buscar,
Un cadáver en la orilla
No podían localizar.

En su juventud murieron
Víctimas de su inocencia
Muy jóvenes perecieron
Que Dios les tenga clemencia.


…Por el placer de escribir…Recordar…Y compartir…

*Esta crónica fue publicada hace más de 15 años en el periódico sudcaliforniano, revista compás, en el programa de radio contacto directo XENT radio La Paz*





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