LA PAZ QUE SE PERDIO
MARIA DE JESUS…Y YO…
HERMANAS INSEPARABLES
POR: MANUELITA LIZARRAGA
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MARZO DEL 45…LLEGO LA FAMILIA
LIZARRAGA ALCARAZ A LA PAZ.
La pequeña manita de María mecía
la cuna de cacaixtle trabado que pendía de una soga amarrada a la viga del
techo de la antigua casona de piedra gris al otro lado del río “la peña hueca”
en el poblado de Siqueros Sinaloa, mientras que la bebé su hermanita Mela
vestida con el hábito del Santo Niño de Atocha, y con escasos días de nacida,
dormía plácidamente arrullada por el chirriar de la cuerda sobre la viga, el
alegre trino de los pájaros canores y el murmullo de las cristalinas aguas del
río “la peña hueca” crecido en ésa época del 44, y en sus orillas de blancas
arenas la joven madre la señora Juanita Alcaraz Gárate de Lizárraga y la sabia
abuelita doña Santana Tiznado de Lizárraga lavaban la ropa en una piedra como
era la costumbre, y sus hermanitos mayores: Conchita, Anita y Carlos, se
bañaban en las frescas y cristalinas aguas de “la peña hueca”, mientras que su
padre en plena juventud aún, don Bernardo Lizárraga Tiznado sacaba langostinos
en las caídas de agua entre las peñas, lo que sería el alimento para la familia
entre otras cosas, en aquel añorado ayer entre nopaleras y ciruelares.
Mazatlán tierra del ágil y veloz
ciervo… acogedor y cálido rincón de México, dónde su riqueza además de sus
gentes provenían en la antigüedad a decir de los mayores de sus ricas minas, Pánuco,
el tajo, el rosario, entre otras inundadas de betas de oro y plata los que eran
transportados en barras, en grandes vapores de aquella época hacia el macizo
continental y otras partes del mundo.
Mazatlán… nostálgica tierra de
mis ancestros que sobrevivieron a tantas calamidades de la época y
persecuciones cristeras que se vivieron en todo el país así como revoluciones,
invasiones, enfermedades, y la peste bubónica de 1906. Contaban los antiguos
que la cálida tierra, la perla más bella del pacífico estaba construida al pie
de un elevado promontorio sobre un banco arenoso extendido alrededor de una
gran laguna protegida del mar abierto por solidas islas de piedra de forma
cónica, dónde las embravecidas olas revientan su soberbia. Tierra del venado,
de gente franca, honrada, de mano extendida y trabajadora acostumbrados a
fijarse metas y vencer retos, tierra de comerciantes y empresarios.
País del ciervo… Mazatlán
evocadora tierra de la música y el romance de afamadas bandas y orquestas como
la del recodo de mi tío +Cruz Lizárraga+ entre otras. Evocadora tierra que vio
nacer a mis tatarabuelos, bisabuelos, abuelos, mis padres, a mis hermanos y yo;
orgullosamente sinaloense por nacimiento, y súper orgullosamente
sudcaliforniana por adopción. La vida en Mazatlán en nuestra primera infancia
era sencilla, placentera y feliz… mi padre dedicado a la agricultura y al
comercio, y mi madre en el hogar al cuidado de los hijos en compañía de mis
abuelas como era la costumbre, y mi hermanita María y yo éramos las más
chiquitas siempre dormíamos juntas, ella se sentía grande e importante decía mi
madre, porque me cuidaba.
El histórico y legendario de la
marina mercante “el blanco” surcaba las embravecidas olas de Mazatlán a La Paz,
transportando a mis adoradas e inolvidables tías: María, tía Güera, y Jesús,
tía chuy hermanas mayores de mi padre, eran unas matriarcas, mujeres de arrojo,
trabajadoras y visionarias. Con el anhelo de prosperar y de lograr una mejor
vida se vino a esta hermosa tierra de promesas cumplidas, La Paz, a principios
de la década de los 40, y sepultaron sus raíces en ella para siempre; gracias a
mis queridas tías estamos en este hermoso girón de la patria, la perla más
bella y codiciada… La Paz… primero se vino mi tía María con una familia de la
fuente, con su niña chiquita mi querida prima Mila, venía como ama de llaves y
vivieron dónde fue la nostálgica nevería la flor de La Paz, de gratos y
romanceros recuerdos con la exquisita nieve de garrafa, fundada en 1937 por
doña Heber, y ahí fue una zapatería. Al ver mi tía María que había mucho
trabajo y estaba tan linda La Paz se trajo a mi tía Chuy recién viuda que también
traía a su niña chiquita mi adorada prima Haydeé; luego mi tía Chuy se casó con
Don Willibaldo De la Peña y se trajo a mi padre a trabajar con él; después mi
tía Chuy mandó por nosotros: mi querida madrecita doña Juanita, mi adorada
abuelita, y mis hermanos; 24 años tenía mi madre y ya había tenido seis hijos
Lupita murió de tres años, Conchita la mayor, Anita, Carlos, María de Jesús y
yo Manuelita (Mela).
Yo debo mi nombre Manuela, a una
donación al Santo niño de atocha pues yo nací el viernes 4 de Julio, día del
refugio, día de las mulas en 1944 a las cinco de la tarde al otro lado del río
“la peña hueca” allá en Siqueros Sinaloa. Resulta que mi madre se golpeó el
vientre con la punta de una mesa dónde yo estaba en gestación y se hizo una
pompa negra y creían que iba a perder a la criatura, y bisabuela Chona que era
partera y devota del Santo niño de atocha, me prometió al Santo en donación;
que si era niño me llamaría Manuel y si era niña me llamarían Manuela, y desde
luego salí niña y traje el hábito del Santo niño de atocha desde que nací hasta
cumplir un año como era la promesa… y tu María hermosa naciste el 5 de Octubre
de 1942 al otro la del río “la peña hueca” en la misma casa dónde nacimos todos
mis demás hermanos con la misma partera que nos trajo al mundo, en una cama de
lías de cuero, mi bisabuela Chonita Lizárraga Zataraín.
Mi querida tía güera, tía María
en una de tantas visitas que le hice cuando ya estaba muchacha me enseñó la
fotografía de cuando llegamos a La Paz y me hizo la siguiente observación “esta
foto te la voy a heredar; estás en los brazos de tu madre cuando llegaron aquí
a La Paz, venias con el hábito del Santo niño de atocha bajo el abrigo rojo,
que no se ve, pero tu mamá tiene los cordones enredados en los dedos ahí se
ven”. Benditas sean mis tías y Dios las tenga en la gloria y mi adorada
madrecita nos decía… “deben de querer y respetar a sus tías María y Jesús
porque gracias a ellas estamos en esta tierra de Dios… La Paz… y tu hermosa
mariquita debes tu nombre en honor a mis tías… María de Jesús”
…y en los años aquellos el barco
mercante “Edna Rosa” alias la señorita… rompía las cristalinas aguas rumbo a la
bahía de La Paz…
…Por el placer de
escribir…Recordar…Y compartir…
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