LA PAZ QUE
SE PERDIO
POR MANUELITA LIZARRAGA
“MARIA DE JESUS COTA
TRASVIÑA...SETENA Y UN AÑOS PREPARANDO TORTAS...LA POPULAR DOÑA CHUY Y SUS
TRADICIONALES TORTAS”.
- COMO UN
HOMENAJE EN SU 94 ANIVERSARIO DE EJEMPLAR Y FRUCTIFERA VIDA…
En
el sencillo y popular puesto de tortas, bajo la fronda del enorme árbol de la India
inundado de pájaros canores, entre aquellos
inconfundibles aromas de la receta secreta de sus preparados, con esa
sonrisa que la caracteriza Doña Chuy dijo mientras preparaba una exquisita
torta que se siente muy satisfecha con su trabajo tan digno, tiene cinco
décadas y un lustro preparando tortas para deleitar el paladar más exigente,
siempre con el mismo punto y sazón, gracias a Doña Aida Castro de Dominguez,
quien le enseñó este noble arte de preparar tortas...la receta original y el
mérito es de ella, dijo Doña Chuy, quien la enseñó hace cincuenta y cinco años
para que aprendiera a ganarse la vida y a sostener sus hijos. A Doña Aida le
está eternamente agradecida porque además siente que a ella después de Dios y
los médicos conserva la vida.
Era aquella Paz de los años 40 cuando no había tantos
adelantos médicos, Doña Chuy padecía una enfermedad delicada que necesitaba
urgente intervención quirúrgica, y Doña Aida a su costa la llevó a la ciudad de
Chihuahua, donde fue operada, y además la enseñó a trabajar las tortas que han
sido toda una tradición en La Paz. Por los años de 1946, donde es ahora la
gasolinera de Castro, Doña Aida puso un puesto de tortas y hamburguesas para
que Doña Chuy las trabajara, y desde entonces gente de todos los niveles
sociales, desde los gobernadores, jefes políticos, estudiantes y público en
general han saboreado las exquisitas tortas de Doña Chuy.
Esa hermosa mañana de otoño al puesto de Doña Chuy los
clientes seguían llegando, y ella con habilidad asombrosa preparaba las
exquisitas tortas en un abrir y cerrar de ojos y dijo que nació el 23 de Junio
de 1923 allá en el paradisiaco San Bartolo, gobernaba el territorio de Baja
California Sur Don Agustín Arriola Martínez, primer gobernador nativo electo
por plebiscito...sus padres fueron Don Emilio Cota, prominente ganadero,
agricultor y comerciante y Domitila Trasviña, especialista en el arte de
elaborar dulce regional de pitahaya y de otros frutos que es toda una tradición
en San Bartolo. Doña Chuy es la sexta de once hermanos...su infancia fue muy
feliz en San Bartolo...los bellos recuerdos en su tierra natal inundaron su
mente...recuerda la cueva en el cerro de los chorros en el ojo de agua...tres
enormes chorros de agua caían del cerro, dice, que parecían una hermosa cortina
y detrás de ella jugaban los niños...había tanto cigarrones y mariposas en sus
alrededores entre las abundantes flores! y antes le decían San Bartolo de los
chorros...había bonanza en su hogar, y mucha alegría... ¡ tenían tanto ganado!,
su madre y demás mujeres de la casa preparaban mucho queso de prensa y de
estera el que duraba de temporada a temporada, o sea, a vuelta de año....los
zarzos siempre estaban llenos de queso de apollo y revuelto...era todo un arte
el conservarlo; a veces se ponía tan duro que con un serrucho lo tenían que
partir...!que sabrosas eran las zurrapas que iban saliendo a serruchar el
queso!...dice doña Chuy que en una tortilla calientita las iban cachando,
camelaban cuando su padre iba a partir queso, y tortilla en mano hacían cola
ella y sus hermanos...que tiempos!... que hermoso lucía el rostro de su madre
tras el pretil de la encalada hornilla iluminado por la flama ardiente, entre
aquellos humos y aromas de los guisados, mientras torteaba guardaban el queso
en grandes esteras ponían una tanda y la bañaban de sal entera y luego le
ponían otra tanda de quesos, y así los almacenaban para traerlo empacado a La
Paz en guacales de cacaixtle sobre las mulas o en carretones.
La mantequilla de rancho y la manteca de puerco la traían
en latas...su padre mataba los puercos para la manteca y la carne la hacían
chorizo el que metían en tripas y lo ponían a orear, la carne de res también
era todo un arte el orearla salada en grueso. Formaban grandes pacas de carne
seca y también su padre la traía a vender
a la paz a los tendejones de aquellos tiempos, entre los principales
comerciantes de La Paz, además de la casa Ruffo, a Don Esteban Talamantes.
Cuando Doña Chuy tenía seis años se vino la familia a La Paz...fue en 1929 ella
escuchaba a los mayores que había problemas económicos mundiales en todo el
país y en la península, a su corta edad ella no comprendía pero lo que si le
gustó mucho fue este hermoso puerto de La Paz.
El calesín que las transportaba al trote de mulas, y el
chasquido de látigo, entre brechas y
pedregosos caminos, al pasar por la animita, la que en ese tiempo era un
promontorio de tierra solamente, su padre quiso enseñarles la hermosa bahía de
La Paz, la que estaba inundada de barcos mercantes armadas perleras y aves del
cielo, así como el malecón y el kiosco recién construido apenas 4 años atrás
durante el gobierno de Don Manuel Esquerro, María de Jesús al fin niña estaba
admirada por todo lo que sus ojos deleitaba. El ruido que hacían las ruedas del
calesín parecían alegres castañuelas a sus tiernos oídos. Al fin llegaron a lo
que sería su nuevo hogar, donde estuvieron algún tiempo y regresaron a la
tierra minera de San Antonio, el que fue fundado por Don Manuel de Ocio a
mediados del siglo XVIII, donde cursó su primaria y luego de un tiempo
regresaron nuevamente a La Paz, donde su padre trabajaba de huertero. ¡Había
tantas huertas y molinos de viento en La Paz! que espectáculo tan maravilloso
hacían los molinos con el aire fresco del Coromuel cuando por las tardes
sacaban las rechinadoras poltronas a la banqueta a esperar el Coromuel como era
la costumbre entre aquellos aromas a café de grano y pan calientito. Ella desde
su juventud trabajó en casa de Doña Aida a quien le tiene especial respeto y
cariño. Dios la bendijo con tres hijos, Juan Manuel, Rosa María y José de Jesús
por quienes luchó tenazmente vendiendo tortas toda su vida para formarlos y de
quienes está muy orgullosa, y le han dado una docena de nietos.
Doña Chuy continua diciendo que la gente de La Paz es muy
bondadosa y caritativa que ella ha tenido la fortuna de contar con muchos y muy
buenos amigos quienes en su momento le han tendido la mano, entre ellos el
sastre de reconocido prestigio en La Paz Don Julián Pérez y su esposa, sacaron
de su cochera su carro, y quienes le prestaron un espacio junto al cine Juarez
para que vendiera las tradicionales tortas Chuy, las que fueron toda una
época en aquella Paz de antaño en el
cine Juarez...eran contadas las personas que iban al cine Juarez a disfrutar con
toda la familia aquellas películas de la cinematografía mexicana que eran una
joya por su contenido y mensaje y que no
se comieran su torta chuy...con añoranza Doña Chuy recuerda que esa arteria del
cine Juarez fue la más importante en La Paz. Era la calle más concurrida, y
donde se llevaban a cabo los eventos más importantes. Es evocador recordar el
mercado madero con todas sus voces y ruidos tan propios, como olvidar los
gritos del baratero cumbre que se escuchaba todo el día de puerta a puerta del
antiguo mercado....el zumbar de chocomiles del español que eran una
novedad...el raspador de hielo de Don Trino Osuna, con sus sabrosos raspados de
colores....el ruido de las pesas en la balanza romana en la tienda del Chinito
frente al cine Juarez...el tris tras de las tijeras en la peluquería el
zurdo....el zumbar de máquinas de coser, de los sastres Julián Pérez y Manuel
Wong, en el marco de las notas musicales de la romancera nevería flor de la Paz
y de la escuela de música...notas que se confundían con las rechiflas y el
fuerte zapateo en el tablado de la galería del cine Juárez que hacia el publico
inconformes cuando cortaban las películas (que tiempos!).
Platicar con doña chuy mientras se saborea una exquisita
torta, bajo la fronda del árbol en el marco del alegre trino de los pájaros
canores, es revivir el pasado...aquel añorado pasado de la paz que se perdió es
rememorar muchas cosas costumbres y tradiciones que se perdieron, es
sencillamente una delicia. Después al
paso de los años cerraron el cine Juárez un popular e histórico cine que reunía
a la mayoría de las familia de La Paz que reunía a la mayoría de las familias
de La Paz de todos los niveles sociales y por consiguiente cerró también el
puesto de tortas quedando esa arteria en silencio...por la década de los 80
doña chuy con esa férrea voluntad que la caracteriza abrió nuevamente su puesto
de tortas chuy bajo la fronda del árbol de la india sobre la banqueta del
frente de su casa con el mismo sabor y sabrosura de hace 71 años y donde acuden
gente de todos los niveles sociales a comprar sus tortas y los deliciosos
dulces regionales preparados en el rancho de su hermano Ramón Cota, EL Coro, la
tierra del mejor mango.
...en el invierno de su
vida...aunque su rostro luce ya como una sonreida margarita, y en su cabeza
florecieron los lirios, doña chuy continúa vendiendo sus exquisitas tortas que
ya son una tradición en La Paz.
…Por el placer de escribir…Recordar…Y
compartir…
*Esta crónica fue publicada
hace más de 15 años en el periódico sudcaliforniano, revista compás, en el
programa de radio contacto directo XENT radio La Paz*
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