LA PAZ QUE SE PERDIO
POR
MANUELITA LIZARRAGA
“EL
MACHO DE PICHILINGUE...EL NIÑO Y EL PERRO”.
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OCHO AÑITOS TENIA LORENZO Y SUS GRANDES
AMIGOS FUERON EL MACHO DE PICHILINGUE, “EL TORDILLO”, Y “LOBO”, SU PERRO.
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EL MACHO DE PICHILINGUE PARECIA
OBRERO...DICE DON LORENZO VERDUGO, AÑORANDO AQUEL AYER.
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EL TORDILLO ERA MAS INTELIGENTE QUE
CUALQUIER INGENIERO DICE DON LORENZO, PUES ESTE HABLABA CON LAS OREJAS Y LOS
OJOS.
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“ERES MAS MAÑOSO QUE EL MACHO DE
PICHILNGUE”, ERA UN DICHO MUY COMUN EN AQUELLA EPOCA POS ESTE MACHO ERA
CELEBRE, ESTA LLENO DE MAÑAS.
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CUANDO YO MUERA, DICE DON LORENZO, LE PIDO
A DIOS ME PERMITA ENCONTRARME CON MIS AMIGOS EL MACHO Y EL PERRO.
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AL TOQUE DE LA CAMPANA DE JUAN LUCERO QUE
SEÑALABA LAS HORAS DE LABOR, DESDE LAS OCHO DE LA MAÑANA...UNAS TROPELADAS
TRAIA EL MACHO ENVUELTO EN UNA NUBE DE POLVO BAJANDO DEL CERRO Y SOLITO SE
METIA A LOS APAREJOS DEL CARRETON CARGADOS DE SAL Y LORENZO LE PONÍA LA LANZA.
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A LAS SEIS DE LA TARDE SONABA LA CAMPANA,
Y EL MACHO SOLITO SE MANEABA Y AHÍ SE QUEDABA AMACHADO ¡YA NO LO HACIAN
TRABAJAR POR NADA DEL MUNDO!, ERA UN OBRERO QUE HABIA TERMINADO SU LABOR.
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SU TIO LORETO MARTINEZ PLATICABA CON EL
MACHO EL QUE MOVIA OJOS Y OREJAS, Y HASTA PARECIA QUE SE REIA... ERAN TAN
HERMOSOS Y BUENOS MIS INSEPARABLES AMIGOS, Y QUE FELICES ERAMOS ALLA EN LA
SALINERA DE DON MIGUEL CORNEJO, EN SAN JUAN NEPOMUSENO, EN PICHILINGUE.
Dicen
con Lorenzo Verdugo mirando lejos, con gran nostalgia, deleitándose, recordando
su feliz infancia al lado de su tío Loreto, sus amigos, el Macho de
Pichilingue, el Tordillo y su perro Lobo, el macho era de color blanco con
negro, era de bella estampa, “El tordillo se llamaba”, ¡era tan hermoso!, nomás
relumbraba su pelaje y tenía las orejas paradas y los ojitos muy pelones con
unos pestañones, y cuando llovía en la salina, porque llovía mucho, dice, el
macho se ponía muy contento, bajaba a tropeladas del cerro revestido de pastura
y parecía que hasta se reía, hablaba con las orejas y los ojos, y él al fin
niño, lo entendía perfectamente... ¡qué grandes aventuras pasaron juntos
Lorenzo, el macho de Pichilingue, y su perro Lobo!.
Al
niño Lorenzo le gustaba bañarlo, darle su agua dulce y amarrarle el hocico su
morral de maíz...Juan Lucero sonaba la campana a las ocho de la mañana y el
macho de Pichilingue bajaba a tropeladas del cerro envuelto en una nube de
polvo muy contento solito se metía a los
aparejos del carretón...él sabía que empezaba su labor, pues era todo un obrero
de la salinera. A Lorenzo le encantaba ponerle la tranca o lanza, y el macho se
enojaba muchísimo pero se tenía que aguantar, porque Lorenzo también empezaba
labor de arrear el carretón con la sal. Y de un salto se subía a darle a la
dura jornada diaria de acarrear la sal.
A
las doce del día sonaba otra vez la campana y el macho se amachaba, ya no lo
hacían trabajar ni por nada del mundo, entonces Lorenzo lo soltaba y agarraba
muy contento para el cerro; luego, sonaba la campana a las dos de la tarde y
allá venía el macho a tropeladas envuelto en una polvareda a continuar la jornada,
y a las seis de la tarde que sonaba el tolón tolón, la campana, el macho se
maneaba y ya no lo hacía trabajar, él sabía que había terminado la jornada, y
entonces si venía lo bueno, dice Don Lorenzo, los tres amigos, el niño, el
macho y el perro agarraban para el cerro y se revolcaban en el pasto... ¡qué
felicidad para un niño de ocho años!.
Era
un silencio tan bonito en la isla de San Juan Nepomuceno, roto solo por los
ladridos del perro, los relinchidos del macho, el trinar de las aves y el rumor
del oleaje del mar...hasta allá se escuchaba el alegre tintineo de las campanas
de la parroquia. Nunca olvidaría aquel momento, cuando para enseñarlo a nadar
su tío lo aventó en lo profundo del mar amarrado de un chicote y su perro el
Lobo se lanzó tras él...estaba tan profundo, había tanto pescado y así fue como
aprendió a nadar.
Era
mucha la sal que sacaban en la salinera, la echaban en costales y las cargaban
al carretón tirado por el macho, o simplemente a granel. Don Miguel Cornejo le
pagaba a su tío con arroz, frijol y tequila. Momentos hermosos e inolvidables
vivió también en la base naval norteamericana que ahí estaba, la carbonera de
Pichilingue. Esta base, dice Don Lorenzo, estaba dividida; a un lado ondeaba la
bandera americana, y por el otro la mexicana, había tres grandes almacenes
retacados de carbón de piedra, el que traían en barcos de vapor para las
calderas; había días para trenecitos para acarrear el carbón hasta los
almacenes, también había dos molinos de viento a la orilla de la playa y llave
de agua, aljibe en los galerones y de allí se llenaba barriles y los llevaban
en pangos a la salinera remolcado por un bote...y el carajo macho y el perro se
ponían recontentos cuando el agua llegaba...si hasta parece que escucho los
ladridos del perro y los relinchos del macho.
Allí
en la base naval americana, vivía el jefe John Black, Mister Black, le decían,
era buena gente él y su esposa, la que tenía un perrito de esos peluditos, el
que Lorenzo bañaba y le daba de comer, aunque se pegaba sus enceladas el macho
y e perro...la señora era buena gente, dice, le daba cositas buenas de comer y
hasta para que le llevara a su
mamá....había tanto pescado que hasta se varaba solo.
Cuanto
sufrió Lorenzo cuando se lo trajeron de la isla!, dejar al tordillo, su querido
amigo, el macho de Pichilingue, era lo peor que le podía pasar...pero eso sí,
les dijo, yo no me voy sin el perro... y se amachó igual que el macho cuando
este ya no quería trabajar, y se trajo al Lobo, su perro....era una tarde
nublada de 1918 la pequeña barca de vela se perdía en el oleaje trasportando a
un niño triste, a Lorenzo, y su perro, así como a su tío Loreto Martínez...la
salinera iba quedando atrás perdiéndose en la lejanía, en el tiempo y la
distancia las tropeladas y relinchos del macho de Pichilingue despidiendo a su
pequeño amigo, el niño Lorenzo.
Don
Lorenzo, nació en los encinos el primero de mayo de 1909, sus padres fueron
Guadalupe Verdugo Castro y Carlota Martínez Talamantes, sus hermanos Santos,
Guadalupe, Carlota, Gracia, Leonor y Amadeo. Don Lorenzo se crio en el
legendario barrio El esterito, con su tía Rosario Girasol, entre pescadores,
sus bonitas costumbres y tradiciones, rodeado del cariño de sus tíos hermanos,
primos y demás familia.
....cuando
yo muera, dice Don Lorenzo, a sus 96 años de edad, le pido a Dios encontrarme
con mis queridos e inolvidables amigos el macho de Pichilingue, el tordillo, y
Lobo su perro.
…Por
el placer de escribir…Recordar…Y compartir…
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